sábado, 26 de marzo de 2011

ESCUCHA A TU "SENTIDO INTERNO"

Había un niño que siempre se estaba rascando la cabeza. Un día, su padre le miró y le preguntó —Hijo, ¿por qué te rascas siempre la cabeza?

—Bueno —dijo el niño—, supongo que porque soy el único que sabe que me pica.

¡Esto es sentido interno! Sólo tú lo sabes. Nadie más puede saberlo. No se puede observar desde el exterior. Cuando te duele la cabeza, sólo tú lo sabes, no puedes demostrarlo. Cuando estás feliz, sólo tú lo sabes, no puedes demostrarlo. No puedes ponerlo encima de la mesa para que todo el mundo lo examine, lo diseccione, lo analice.

De hecho, el sentido interno es tan interno que ni siquiera puedes demostrar que existe. Por eso la ciencia sigue negándolo, pero es una negación inhumana. Hasta un científico sabe que, cuando se enamora, tiene una sensación interna. ¡Le ocurre algo! No es una cosa y no es un objeto, no es posible enseñárselo a los demás, y sin embargo, existe.

El sentido interno tiene su propia utilidad. Por culpa de la educación científica la gente ha perdido la confianza en el sentido interno. Dependen de los demás. Dependen tanto de los demás, que si alguien dice: «Pareces estar muy feliz», empiezas a sentirte feliz. Si veinte personas deciden que seas infeliz, pueden hacerte infeliz. Sólo tienen que repetírtelo todo el día, sólo tienen que decirte cada vez que te los encuentres: «Tienes un aspecto muy triste, muy infeliz. ¿Qué te ocurre? ¿Se ha muerto alguien o algo así?» Empiezas a sospechar; si tanta gente dice que estás triste, debe de ser que estás triste.

Dependes de las opiniones de los demás. Has estado dependiendo tanto de las opiniones de los demás, que has perdido el rastro de tu sentido interno. Tienes que volver a descubrir tu sentido interno, porque todo lo hermoso lo bueno y lo divino sólo se puede sentir con el sentido interno.

Deja de estar influenciado por las opiniones de los demás. En su lugar, empieza a mirar hacia dentro... permite que tu sentido interno te hable. Confía en él. Si confías en él, crecerá. Si confías en él estarás alimentándolo, se fortalecerá.

El sentimiento absoluto —existencial— de que, «la totalidad y yo no estamos separados. Esta experiencia es Dios. Pero esta experiencia sólo es posible si permites que funcione tu sentido interno.

¡Empieza a permitirlo! Dale todas las oportunidades que sean posibles. No busques una autoridad fuera, no busques opiniones fuera. Mantente un poco más independiente. Siente más, piensa menos.

Sal y mira una rosa, y no repitas como un loro: «Es bonita. » Puede ser sólo una opinión, te lo ha dicho la gente; desde la infancia has estado oyendo: «La rosa es bonita, es una gran flor. » Cuando ves una rosa simplemente lo repites, como un ordenador: «Esta rosa es bonita. » ¿Lo sientes de verdad? ¿Es tu sensación interna? Si no lo es, no lo digas.

Cuando miras a la luna no digas que es bella... a menos que sea tu sentido interno. Te sorprenderás al darte cuenta de que el noventa y nueve por ciento de las cosas que tienes en tu mente son prestadas. Y dentro de ese noventa y nueve por ciento de cosas, de basura inservible, el uno por ciento del sentido interno se ha perdido, se ha ahogado. Abandona tus conocimientos. Recupera tu sentido interno.

Conoces a Dios por medio de tu sentido interno.

Hay un sexto sentido que tenemos, es el sentido interno, que te muestra y te habla de ti mismo y del origen supremo de todas las cosas. Tienes que descubrir ese sentido. La meditación no es sino el descubrimiento del sentido interno.

El mayor miedo del mundo es el miedo a las opiniones de los demás. En cuanto dejas de tener miedo a la multitud dejas de ser una oveja te conviertes en un león. De tu corazón sale un gran rugido, el rugido de la libertad.

No debes tener miedo a la multitud o a un dios imaginario que, cuando se acabe el mundo, te vaya a preguntar qué has hecho y qué no. Ya te ha juzgado —esto es muy importante—, eso ya sucedió, de modo que eres libre. En cuanto te das cuenta de que tienes libertad total para ser tú mismo, la vida empieza a tener una cualidad dinámica.

El miedo te encadena, la libertad te da alas.

sábado, 19 de marzo de 2011

LA NOCHE OSCURA EN EL SER

Nadie es lo que la existencia había dispuesto para el niño. La sociedad, la cultura, la religión y la educación han estado conspirando contra la inocencia de los niños. Tienen poder para hacerlo, el niño es impotente y dependiente, por tanto pueden hacer con él lo que quieran. No permiten que el niño desarrolle su destino natural. Se esfuerzan en transformar a los seres humanos en algo productivo. Si se deja que el niño crezca por su cuenta, ¿quién sabe si será útil a los intereses creados? La sociedad no está dispuesta a arriesgarse. Se apodera del niño y lo empieza a moldear hasta obtener algo que la sociedad necesita.

En cierto sentido, mata el espíritu del niño y le da una falsa identidad para que no eche de menos su espíritu, su ser. La falsa identidad es un sustituto. Pero ese sustituto sólo sirve cuando estás entre la multitud que te lo ha dado. En cuanto estás solo, lo falso se rompe en pedazos y la verdad reprimida se empieza a expresar. De ahí el miedo a estar solo.

Nadie quiere estar solo. Todo el mundo quiere pertenecer al grupo, no a un solo grupo, sino a muchos. Alguien pertenece a un grupo religioso, a un partido político, a un club social... y hay multitud de grupos pequeños a los que puedes pertenecer. Necesitas que te respalden veinticuatro horas al día, porque lo falso no puede mantenerse sin respaldo. En cuanto estás solo, empiezas a sentir una especie de locura. Durante tantos años has creído que eras alguien, y de repente, en un momento de soledad, empiezas a sentir que no eres eso. Te da miedo, entonces, ¿quién eres?

Años de represión... costará un tiempo hasta que la verdad se exprese. El intervalo entre ambos es lo que los místicos han llamado «la noche oscura del alma», una expresión muy apropiada. Ya no eres lo falso, pero todavía no eres lo verdadero. Estás en el limbo, no sabes quién eres.

El problema se complica aún más, particularmente en Occidente, porque no se ha desarrollado ningún método para descubrir la verdad cuanto antes, para que la noche oscura del alma se acorte. En Occidente no se sabe nada sobre la meditación. Meditación sólo es una forma de decir estar solo, en silencio, esperando a que se imponga la verdad. No es un acto, es una relajación silenciosa, porque cualquier cosa que «hagas» provendrá de tu falsa personalidad... desde hace muchos años, todos tus actos provienen de ahí. Es un viejo hábito.

A los hábitos les cuesta morir. Tantos años viviendo con una personalidad falsa que te han impuesto las personas que te quieren, que te respetan... y no querían hacerte nada malo intencionadamente. Sus intenciones son buenas, pero su conciencia es nula. No eran personas conscientes —tus padres, tus profesores, tus sacerdotes, tus políticos—, no eran personas conscientes sino inconscientes. Incluso la buena intención en manos de una persona inconsciente se vuelve venenosa.

La multitud es esencial para que pueda existir el falso yo. En cuanto te quedas solo, empiezas a entrar en pánico. Aquí es donde deberíais saber algo acerca de la meditación.

Todas las técnicas de meditación son una ayuda para destruir lo falso. No te dan lo verdadero, lo verdadero no puede ser dado. Lo que te pueden dar no es verdadero. Lo verdadero ya lo tienes; sólo tienes que quitar lo falso.

La meditación es el coraje de estar solo y en silencio, Poco a poco, empiezas a notar que tienes una cualidad nueva, una vitalidad nueva, una belleza nueva, una inteligencia nueva, que no te ha prestado nadie, que nace de ti. Tiene sus raíces en tu existencia. Y si no eres un cobarde, fructificará, florecerá.

Cuando naces, llegas al mundo con sensibilidad. Fíjate en un niño, mírale a los ojos, qué frescura. Todo eso ha sido cubierto con una falsa personalidad.

No hay que tener miedo. Sólo puedes perder lo que tienes que perder. Y es mejor perderlo pronto, porque cuanto más tiempo se queda, más fuerte se vuelve.

Y no sabes qué puede pasar mañana….

sábado, 12 de marzo de 2011

LA INFINITUD DEL AMOR

El amor es abrirse a un mundo sin fronteras, un mundo que no termina en ninguna parte. El amor empieza pero no acaba; tiene principio pero no tiene fin.

Recuerda una cosa: normalmente, la mente interfiere y no le deja al amor su infinidad y su espacio. Si realmente amas a una persona, dale espacio infinito. Tu propio ser es un espacio para que pueda crecer, con el que puede crecer. La mente interfiere e intenta poseer a la persona, entonces destruye el amor. La mente es muy avariciosa, la mente es avaricia. La mente es muy venenosa.

Si alguien quiere entrar en el mundo del amor, tendrá que renunciar a la mente. Hay que vivir sin que interfiera la mente. La mente está bien en su sitio. Es necesaria para estar en la calle, pero no para el amor. Es necesaria para hacer un presupuesto, pero no para ir al espacio interior. Es necesaria para las matemáticas; pero si hay meditación no la necesitas. La mente tiene su utilidad, pero es una utilidad para el mundo exterior. Para el mundo interior es absolutamente irrelevante. Vuélvete cada vez más amoroso... incondicionalmente amoroso. Vuélvete amor. Vuélvete una abertura... vuélvete amoroso.

Los pájaros y los árboles, la tierra y las estrellas, los hombres y las mujeres... todo el mundo lo comprende. Negro y blanco, sólo hay un idioma, y es el idioma del universo: ese idioma es el amor. Vuélvete ese idioma. Y cuando te hayas vuelto amor, se abrirá ante ti un mundo totalmente nuevo y sin fronteras.

Recuerda que la mente es la responsable de que la gente esté cerrada. La mente tiene mucho miedo de abrirse, porque, básicamente, existe gracias al miedo. Cuanto menos miedo tiene una persona, menos usa su mente. Cuanto más cobarde es una persona, más usa su mente.

Quizá hayas observado que cuando tienes miedo, cuando hay ansiedad, cuando hay algo que te preocupa, la mente aparece en primer plano. Cuando estás preocupado, la mente está demasiado presente. Cuando no estás preocupado, la mente no está tan presente.

Cuando todo va bien y no tienes miedo, la mente se queda atrás. Cuando las cosas no van bien, la mente da un salto y se coloca delante de ti, se convierte en el líder.

La meditación no es sino crear una situación en la que la mente cada vez pueda hacer menos cosas. Eres tan valiente, tan amoroso, tan pacífico, estás tan satisfecho con cualquier cosa que sucede que la mente no puede decir nada. Poco a poco, la mente se va quedando atrás y se va distanciando más.

Llega un día en que la mente se esfuma, entonces te vuelves el universo. Ya no estás recluido en tu cuerpo, ya no estás limitado, eres espacio puro. Dios es así. Dios es espacio puro.

El amor es el camino hacia ese espacio puro. El amor es el medio y Dios es el fin.

Siempre sucede: cuanto más quieres, más miedo tienes. Por eso las mujeres tienen más miedo que los hombres, porque tienen más capacidad para el amor. En este mundo tienes pocas posibilidades de que tu amor sea una realidad, de modo que se queda merodeando a tu alrededor. Y si se queda merodeando en potencia, se convierte en lo contrario. Se puede convertir en celos; también son parte del miedo. Se puede convertir en posesividad; también es parte del miedo. Se puede convertir en odio; también es parte del miedo. Sé cada vez más amoroso. Ama incondicionalmente, y ama de todas las formas que puedas. Se puede amar de millones de formas.

Puedes amar a un transeúnte que pasa por la calle. Puedes sentir amor por él, y seguir tu camino. No necesitas hablar. No necesitas comunicarlo. Basta con que lo sientas y sigas tu camino. Puedes amar a una piedra. Puedes amar a los árboles, puedes amar al cielo, puedes amar a las estrellas. Puedes amar a un amigo, a tu marido, a tus hijos, a tu padre, a tu madre. Puedes amar de millones de formas.

Para amar hay que tener agallas. Es preciso ser capaz de adentrarse en el amor a pesar de todos los miedos que buscan el protagonismo.

Cuanto mayor es el riesgo, mayor es la posibilidad de crecimiento; nada ayuda más al hombre en su crecimiento que el amor. Las personas que tienen miedo de amar seguirán siendo infantiles, inmaduras, verdes. Sólo el fuego del amor te dará madurez.

sábado, 5 de marzo de 2011

EL ESTADO NATURAL DEL AMOR

El amor es un estado natural de conciencia. No es fácil ni difícil, no se pueden aplicar esos términos. No es un esfuerzo, por tanto, no puede ser fácil ni difícil. ¡Es como respirar! Es como el latido de tu corazón; es como la sangre que circula por tu cuerpo.

Tú propio ser es amor... pero ese tipo de amor es casi imposible. La sociedad no lo permite. La sociedad te condiciona hasta tal punto que el amor se vuelve imposible y sólo acaba siendo posible el odio. Es fácil odiar; amar no sólo es difícil, sino que es imposible. El hombre se ha descarriado. No se puede reducir al hombre a la esclavitud si antes no se ha descarriado. Los políticos y los sacerdotes tienen una grave conspiración desde hace siglos. Han estado reduciendo la humanidad a un montón de esclavos. Están destruyendo cualquier posibilidad de rebelión por parte del hombre; y el amor es rebelión, porque el amor sólo escucha al corazón y no le importa nada lo demás.

El amor es peligroso porque te convierte en un individuo. El Estado y la Iglesia no quieren individuos en absoluto. No quieren seres humanos, quieren un rebaño. Quieren personas que parezcan seres humanos, pero sus espíritus están tan demolidos, tan deteriorados, que el daño es casi irreparable.

La mejor forma de destrozar a un ser humano es destruir la espontaneidad de su amor. Si un ser humano tiene amor, no podrá haber naciones; las naciones existen gracias al odio. Los indios odian a los paquistaníes, los paquistaníes odian a los indios... sólo así pueden existir los dos países. Si aparece el amor, desaparecerán las fronteras. Si aparece el amor, desaparecerán las religiones. Si aparece el amor, ¿quién será católico y quién será judío? Si aparece el amor, desaparecerán las religiones.

Si aparece el amor, ¿quién irá al templo? ¿Para qué? Estás buscando a Dios porque no tienes amor. Porque no estás dichoso, porque no estás en paz, porque no estás en éxtasis, por eso estás buscando a Dios, si no, ¿a quién le interesa? ¿A quién le importa. ? Si tu vida es un baile, ya has descubierto a Dios. El corazón amoroso está lleno de Dios. No es necesario buscar, no es necesario rezar, no es necesario ir al templo o a un sacerdote.

Por tanto, los sacerdotes y los políticos, ambos, son los enemigos de la humanidad. Están conspirando, porque el político quiere gobernar tu cuerpo, y el sacerdote quiere gobernar tu espíritu. Y el secreto es el mismo: destruir el amor. Así el hombre no tendrá más que una existencia vacía, hueca,' insignificante. Así pueden hacer lo que quieran con la humanidad, nadie se rebelará, nadie tendrá coraje suficiente para rebelarse.

El amor te da coraje, el amor te quita el miedo; y los opresores dependen de tu miedo. Te meten miedo, miles de clases de miedo. Estás rodeado de miedos, tu psicología está llena de miedos. En el fondo estás temblando. En la superficie mantienes una fachada, pero por dentro hay capas y capas de miedo.

Un hombre lleno de miedo sólo puede odiar, el odio es la consecuencia natural del miedo. Un hombre lleno de miedo también está lleno de rabia, y un hombre lleno de miedo está más en contra de la vida que a favor. Del mismo modo que el cuerpo necesita respirar para vivir, el espíritu necesita amar. Y el amor está absolutamente envenenado.

Al envenenar tu energía de amor, han provocado en ti una división; han creado un enemigo dentro de ti, te han dividido en dos. Han creado una guerra cruel, y siempre estás en conflicto. En el conflicto disipas tu energía; por eso en tu vida no hay entusiasmo, no hay alegría. No está rebosando energía, está apagada, insípida, no es inteligente.

El amor agudiza la inteligencia, el miedo la apaga. ¿A quién le interesa que seas inteligente? A las personas que están en el poder, no. ¿Cómo van a querer que seas inteligente? Si eres inteligente te darás cuenta de su estrategia, de sus jugadas. Quieren que seas estúpido y mediocre.

Evidentemente, quieren que seas eficiente en lo que se refiere al trabajo, pero no inteligente; por eso, la humanidad vive con el mínimo, con lo más bajo de su potencial.

Los investigadores científicos dicen que el hombre ordinario sólo usa el cinco por ciento de su inteligencia potencial durante toda su vida. El hombre ordinario, sólo el cinco por ciento, ¿y el extraordinario? ¿Qué hay de un Albert Einstein, un Mozart, un Beethoven? Los investigadores dicen que incluso los que tienen mucho talento, no usan más del diez por ciento.

Imagínate un mundo donde todos usasen el cien por cien de su potencial... los dioses tendrían envidia de la Tierra, los dioses querrían nacer en la Tierra. Entonces, la Tierra sería un paraíso, un superparaíso. Ahora mismo es un infierno.

Si el hombre permanece intacto, si no se le envenena, el amor será sencillo, muy sencillo. No habrá ningún problema. Será como el agua que fluye hacia abajo, o el vapor que va hacia arriba, o los árboles brotando, o los pájaros cantando. ¡Será natural y espontáneo!

Sólo conoces una forma de amor: odiar a los demás. Demuestras el amor a tu país odiando a los demás países, y demuestras tu amor hacia tu Iglesia odiando a las demás Iglesias. ¡Estás confundido!

Las supuestas religiones hablan del amor, pero lo único que hacen es crear más odio en el mundo. Los católicos hablan de amor, pero han provocado guerras, cruzadas. Los musulmanes hablan de amor pero han estado provocando jihads, guerras religiosas. Los hindúes hablan de amor, pero si te fijas en sus escrituras... están llenas de odio, odio hacia las demás religiones. ¡Y estamos de acuerdo con todas estas tonterías! Las aceptamos sin resistimos porque nos han condicionado para aceptarlo, nos han enseñado que las cosas son así. Estás negando tu propia naturaleza.

El amor ha sido envenenado, pero no lo han destruido. Puedes arrojar el veneno fuera de tu organismo, puedes limpiarlo. Puedes vomitar todo lo que la sociedad te ha inculcado. Puedes perder todas tus creencias y condicionamientos y ser libre. Si decides ser libre, la sociedad no puede tenerte esclavizado toda la vida.

Ya es hora de que abandones todos los viejos patrones y empieces una vida nueva, una vida natural, una vida no represiva, una vida de júbilo y no de renunciación. Cada vez será más imposible odiar. El odio es el polo opuesto al amor, del mismo modo que la enfermedad es el polo opuesto a la salud. Pero no tienes que escoger la enfermedad.

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