sábado, 30 de diciembre de 2017

RECIBIENDO A LA NADA


A un rabino se le pidió en cierta ocasión que resumiera brevemente todo el mensaje de la Biblia. El contestó que todo el mensaje de la Biblia era muy simple y corto. Es Dios gritándole al hombre: " ¡Entróname!".

Esto es lo que pasó aquella mañana en el río Jordán en que Jesús, desapareció y Dios fue entronado. Jesús abandonó la casa, y Dios entró. O tú eres o Dios es; ambos no pueden existir al mismo tiempo. Si insistes en existir, entonces abandona la búsqueda de Dios; no va a completarse. Así es imposible, absolutamente imposible. Si estás ahí, Dios no puede estar; tu mismo ser, tu misma presencia son el obstáculo. Desapareces y Dios es. Siempre ha estado ahí.

El hombre puede vivir como una parte, separado de lo absoluto. El hombre puede crear a su alrededor ideas, sueños, ego, personalidad, y puede concebirse a sí mismo como una isla, desconectado de lo absoluto, sin relación alguna con la totalidad. ¿Te has sentido alguna vez relacionado con los árboles? ¿Has visto alguna vez una relación entre tú y las rocas, has visto alguna relación entre tú y el mar? Si no ves la relación, nunca podrás llegar a conocer lo que Dios es. Dios no es otra cosa que lo absoluto, lo total, el único. Si existes como una parte separada, existes innecesariamente como un mendigo. Podrías haber sido lo absoluto. Y aún cuando creas que estás separado, no lo estás, ése es sólo un pensamiento es sólo una barrera para que tus ojos se abran.

Aquella mañana en el río Jordán en que Juan el Bautista inició a Jesús, lo mató completamente: Jesús desapareció. Y en ese instante de nada, un Buda, lo que Buda llama sunyata, vaciedad ... los cielos se abrieron y el espíritu de Dios, a manera de paloma, descendió sobre Jesús, se posó sobre él.

Esto es sólo simbólico. Jesús murió, Dios fue entronizado. Esto es lo que en Zen llaman una transmisión especial, fuera de las escrituras. Juan el Bautista no le entregó ningún conocimiento a Jesús, ninguna escritura fue transmitida, no se pronunció ni una sola palabra. No hubo dependencia de palabras o cartas, sólo se apuntó directamente al alma del hombre: ver la propia naturaleza, el alcanzar el estado del Buda.

Esto es lo que pasó aquel día. Los Cristianos han pasado por alto ese detalle; lo que fue transferido de Juan el Bautista a Jesús no fue conocimiento, fue una visión. No fue verbal, fue existencial. Era más bien un saber que un conocimiento. Juan el Bautista le dio ojos a Jesús, una nueva manera de ver el mundo y estar en el, mundo. Una transmisión especial, fuera de las escrituras.

Por eso Jesús inmediatamente se sintió uno con Dios, pero desconectado de los judíos. Los judíos “son la gente del libro". La Biblia no significa otra cosa: simplemente, significa "el libro". Los Judíos son la gente del libro, los que han creído tremendamente en las escrituras, los que han amado y confiado en las escrituras durante siglos.

Jesús llegó a ser uno con Dios, pero de inmediato se desconectó de su propia tradición. Entonces intentó permanecer como parte de la comunidad de mil y una maneras, pero fue imposible. No pudo ser parte de las Escrituras, no pudo ser parte de la tradición. Algo del más allá penetró en él; y cuando Dios penetra, todas las escrituras se vuelven inútiles. Cuando tú mismo has llegado a saber, todo el conocimiento es una tontería.

Esa fue la lucha entre Jesús y los rabinos. Ellos tenían conocimiento, Jesús sabía y los dos nunca se encontraron. El hombre que sabe es rebelde, el hombre que sabe tiene sus propios ojos; dice todo lo que ve. El hombre de conocimiento está ciego; lleva las escrituras, nunca mira a su alrededor; sólo sigue repitiendo las escrituras. El hombre de conocimiento es mecánico, no tiene contacto personal con la realidad.

Tu mente es sólo una grabadora y las escrituras son viejos dictáfonos, un medio antiguo, pero es lo mismo de todas maneras. Alguien ha dicho algo; se graba allí. Después lo lees y queda registrado en tu propia grabadora, pero no hay nada personal.

El saber es personal, el conocimiento es mecánico. Nunca podrás llegar a descubrir la realidad, la verdad, a través de una aproximación mecánica. Va a ser una cosa muerta. Obtendrás mucha información, pero nunca tendrás una transformación. Puede que llegues a saber muchas cosas, pero nunca llegarás a saber lo que necesitas saber: el ser que eres y el ser que te rodea y lo que te rodea es lo mismo que tienes en tu interior.

Es necesario un contacto personal profundo. Aquella mañana, en el río Jordán, Jesús entabló contacto personal con lo divino. Juan el Bautista le inició en ser una nada.

Cuando eso ocurra, no habrá nadie dentro de ti que sepa y ese " no ser nadie " es la única manera de saber. En esa nada tu corazón está abierto, en esa nada la isla desaparece y te conviertes en el continente. En esa nada la separación desaparece: te transformas en lo absoluto. Y entonces lo absoluto existe a través de ti.

sábado, 23 de diciembre de 2017

ARREPENTIRSE O REGRESAR


Dios está a tu alcance, pero no puedes agarrarle. Puedes extender tus manos. Èl está a tu alcance, pero no puedes agarrarle. Èl deja que le agarres porque Èl también te está buscando. Èl puede buscarte en forma inmediata y directa. Sabe exactamente dónde estás. Pero no puede buscarte a menos que tú estés en su bùsqueda. Sólo puede buscarte cuando tú estás buscando, cuando estás haciendo todo lo que es posible hacer, cuando no te estás guardando nada, cuando tu búsqueda es total. Cuando tu búsqueda es total, los cielos se abren de inmediato y el espíritu de Dios desciende sobre ti. Èl está esperando, esperando con profundo apremio por encontrarte.

Esto debería ser así, porque la existencia es una historia de amor. Es un juego del escondite, un juego. La madre está jugando al escondite con el niño. La madre está esperando; y si el niño no viene, la madre comenzará a buscarle. Pero Dios te da libertad total: si no quieres buscar, Èl no se entrometerá; no será un intruso. Sólo llamará a tu puerta si tù deseas buscarle.

Si tú has invitado, sólo entonces acude el visitante. Este puede estar esperando sólo una seña de tu parte para llamar a la puerta; sólo tu invitación es necesaria. De otro modo, Èl puede esperar durante toda la eternidad; no hay prisa. Dios no tiene prisa.

Simplemente, dice que te has ido lejos, que has estado jugando demasiado tiempo, por favor vuelve. El niño ha estado jugando afuera y está cayendo la noche. El sol se está poniendo y la madre llama: "Por favor vuelve". Un sentido totalmente diferente, una connotación totalmente diferente. No hay condenación en ella, sólo una llamada de profundo amor: "¡Regresa!".

Sólo escucha la frase si, en lugar de decir “arrepiéntete…”, la digo así: "Regresa, pues está cerca el reino de los cielos". Toda la condenación, todo el pecado y todo el disparate que ha creado culpa en el hombre, desaparecen con sólo traducir una palabra en forma adecuada. Una sola palabra puede ser significativa, pero la cristiandad entera desaparecerá si traduces arrepentimiento como "retorno". Todas las iglesias, el Vaticano, todo desaparecerá, porque dependen del arrepentimiento.

Si se trata de un retorno y no eres condenado y no has cometido ningún pecado, la culpa desaparece. Y sin culpa no puede haber iglesias, sin culpa el sacerdote no puede vivir. El explota la culpa, te hace sentirte culpable, ése es su secreto profesional. Una vez que se las arregla para que te sientas culpable, tienes que buscar su ayuda porque pedirá perdón para ti, rezará para ti; él sabe la forma de rezar. Èl se encuentra en una relación más profunda con Dios: te defenderá, conseguirá que Dios te perdone y te mostrará cómo dejar de ser un pecador, cómo ser virtuoso. Te dará los mandamientos: haz esto, no hagas aquello.

El fundamento de todas las iglesias del mundo es la palabra "arrepentimiento". Si es sólo cuestión de retorno, el sacerdote no será necesario; puedes regresar a casa. No es cuestión de condenación: no necesitas a nadie para que te purifique, nunca has sido malo. Sí, te alejaste demasiado, pero no hay nada malo en ello. De hecho, no podrías haberte alejado tanto si no hubiese sido ésa la voluntad de Dios. Debe haber algo en ello: ese alejarse debe ser una manera de regresar, porque cuando vuelves a casa después de haberte alejado mucho, te das cuenta por primera vez de lo que es el hogar.

Se dice que los que viajan a países extranjeros se dan cuenta por primera vez de lo hermoso que es el hogar. Es difícil darse cuenta de eso cuando estás en casa; todo se da por sentado. Pero cuando te vas lejos, todo se vuelve difícil. Ya no estás en casa, no puedes dar nada por sentado. Hay mil y un inconvenientes, incomodidades y no hay nadie que te cuide, tú mismo tienes que cuidarte. A nadie le importas; te mueves en un mundo extraño, eres extranjero.

En contraste con eso, de pronto surge por primera vez el hogar, el significado del hogar. Antes era sólo una casa para vivir; ahora es un hogar. Ahora sabes que las casas son diferentes de los hogares. Una casa es sólo una casa; un hogar no es sólo una casa, es algo más. Ese algo más es el amor. Quizás sea necesario que el hombre se descarríe un poco fuera del camino, en la intemperie de modo que, por contraste, el volver al hogar pueda resultar significativo, lleno de sentido.

Digo "retorna", no digo "arrepiéntete". Jesús nunca dijo "arrepentíos". Se reiría de la palabra, porque todo el sentido está corrompido por la palabra. Las iglesias saben ahora muy bien que la palabra es una traducción errónea, pero aún así insisten en ella, porque se ha convertido en su fundamento. "Retornar" es tan simple: depende de ti y de tu Dios; no necesitas a ningún mediador, no necesitas a ningún agente. Desde entonces, comenzó Jesús a predicar y a decir: Regresen, pues está cerca el reino de los cielos.

En el momento en que el niño dice: "Sí, ya voy", ya ha emprendido el regreso. ¿Has oído la pregunta? Si aún no la has oído, ¿cómo vas a poder contestarla?

La gente viene a mi y me pregunta: "¿Dónde está Dios?".
Yo les digo: "Olvídense de Dios ¿han oído la pregunta?".
Ellos dicen: "¿Qué pregunta?".
" ¡La pregunta que hace Dios! ".

Si no has oído la pregunta, no puedes saber dónde está Dios. Apenas oyes la pregunta, la dirección está clara apenas oyes la pregunta que surge en lo profundo, de tu ser, en el centro más profundo, ésta se transforma en una obsesión constante en tu corazón: ¿quién eres, por qué estás aquí, por qué existes? ¿Para qué?

Si la pregunta ha surgido en el corazón, sabrás que Dios es, porque ¿quién está formulando la pregunta? Tú no puedes preguntarla. Tú eres inconsciencia, eres un profundo sueño, no puedes preguntar. En algún lugar en lo más profundo de ti Dios está preguntando, ''¿Quién eres?". Si has oído la pregunta, sabes la dirección. Y la respuesta sólo puede ser: "Regresa. Sigue esa dirección, vuelve".

Pero tus preguntas son falsas. No las has oído; alguien te las ha enseñado. Tus preguntas son falsas, y tus respuestas son entonces, también falsas. Aprendes la pregunta de otros, aprendes la respuesta de otros y permaneces falso,

Cada día me cruzo con alguien que dice: "Quiero meditar, quiero buscar, pero no pasa nada". Se está quejando, como si la existencia no hubiese sido justa con él "No pasa nada". Pero yo le miro a los ojos: su deseo es falso. En primer lugar, él nunca quiso meditar: ha venido formando parte de una muchedumbre. Alguien venía, un amigo, y le siguió. O bien, estaba de vacaciones y pensó, "Voy a ir a ver". Y ahora no está pasando nada.

Nada puede pasar, porque la meditación, Dios y la oración no son cuestiones de técnica. Puedes aprender la técnica, pero nada pasará a menos que primero oigas la pregunta, a menos que ésta se transforme en un deseo profundo en tu interior, por el cual puedas arriesgar tu vida, a menos que llegue a ser cuestión de vida o muerte, a menos que te penetre hasta el mismo centro de tu ser, a menos que se transforme en una espina en tu corazón, a menos que se vuelva una profunda angustia y dolor.

Y el reino de los cielos siempre está cerca, ésa es su naturaleza. No tiene nada que ver con la época de Jesús; eso es verdad ahora mismo, tal como fue entonces. Fue verdad antes de Jesús y lo será siempre.

El reino de Dios siempre está cerca, sólo búscalo. Su mano siempre te ha estado buscando, pero tu mano no está buscando. Responde, regresa, y Èl está a tu alcance. Todo lo que necesitas está a tu alcance; es sólo que tú no estás dispuesto a moverte hacia ello. Tienes miedo de perder algo que no tienes, y debido a ese miedo no puedes alcanzar aquello que siempre ha sido tuyo.

sábado, 16 de diciembre de 2017

OBSERVANDO A LA MENTE


No puedes detener la mente, porque no la has puesto a funcionar. No puedes detener lo que no has iniciado. No lo intentes: de lo contrario, simplemente estarás perdiendo tiempo, energía, vida. Puedes simplemente observar, y al observarla se detiene. No es que tú la detengas: al observarla, se detiene. La detención es una función de observar, es una consecuencia de observar.

No es que tú la detengas; no hay manera de detener la mente. Si tratas de detenerla, irá más de prisa; si tratas de pararla, luchará contra ti y te creará mil y un problemas. Nunca trates de detenerla.

Esta es la verdad: tú no la has puesto a funcionar; por lo tanto, ¿quién eres tú para detenerla? Ha llegado a través de tu inconsciencia; se irá a través de tu consciencia.

No tienes que hacer nada para detenerla, excepto volverte más y más alerta. Incluso el querer detener la mente será una barrera, porque dices: "De acuerdo; ahora trataré de estar consciente, y así podré detenerla". Entonces yerras el punto. Entonces, ni siquiera tu consciencia será de mucha ayuda, porque la misma idea está nuevamente presente: cómo pararla. Después de unos días de esfuerzo vano vano porque la idea está allí, de modo que no ocurrirá vendrás a mí y dirás: "He estado tratando de estar consciente, pero la mente no se detiene".

No puede ser detenida; no existe método para hacerlo. ¡Pero se detiene! No es que tú la detengas; se detiene por sí sola. Tú simplemente observa. Observando, retiras la energía que la ayuda a correr. Observando, la energía se invierte en la observación, y el pensamiento se debilita automáticamente más y más. Los pensamientos están ahí pero se vuelven impotentes, porque la energía no está para ellos. Girarán a tu alrededor, medio muertos, pero poco a poco irá llegando más y más energía a la consciencia. De repente, un día, la energía ya no va a los pensamientos. Estos han desaparecido. No pueden existir sin tu energía. Así que por favor olvídate de pararlos. Eso no es asunto tuyo.

Tal como tu corazón late constantemente, tu mente está pensando constantemente; tal como tu cuerpo está respirando constantemente, tu mente está pensando constantemente; tal como tu sangre está circulando constantemente y tu estómago digiere continuamente, la mente piensa todo el tiempo. No hay problema en ello; es simple. Pero no estás identificado con la circulación de la sangre; no piensas que tú estás circulando. De hecho, ni siquiera estás consciente de que la sangre circula; sigue circulando, no tienes nada que ver en ello. El corazón sigue latiendo; no piensas que tú estás latiendo.

Con la mente, el problema surge porque piensas que tú estás pensando; la mente se ha transformado en el foco de la identidad. Simplemente, esa identidad debe romperse. No es que cuando la mente se ha detenido, no volverá a pensar nunca más, no. Pensará solamente cuando sea necesario; y no pensará cuando no sea necesario. El pensamiento estará ahí, pero ahora será natural: una respuesta, una actividad espontánea, no una obsesión.

Por ejemplo, comes cuando tienes hambre. Pero te puedes obsesionar y puedes estar comiendo el día entero. Y entonces te volverás loco; te estarás suicidando. Caminas cuando quieres caminar. Cuando quieres ir a alguna parte, mueves tus piernas. Pero si sigues moviendo tus piernas cuando estás sentado en una silla, la gente pensará que estás loco y que algo hay que hacer para detenerte. Si preguntas cómo hacer que tus piernas dejen de moverse y alguien te dice: "Detenlas agarrándolas con tus manos. ¡Fuérzalas!", tu problema será aún más grave. Las piernas se están moviendo y ahora las manos también están ocupadas, y todos tus esfuerzos están invertidos en detenerlas. Tu energía está luchando contra sí misma.

Te has identificado con la mente, eso es todo. Es natural, porque la mente está muy cerca de ti y es mucho lo que tienes que usarla. Uno está constantemente en la mente.

Tú sólo eres el conductor de la mente. Es un mecanismo a tu alrededor, tu conciencia la utiliza. Pero nunca has salido fuera de tu cabeza. Por eso, insisto: sal un poco fuera de la cabeza, ve al corazón. Desde el corazón tendrás una mejor perspectiva de que la mente está separada de ti. O bien, trata de salir del cuerpo. Eso también es posible. Fuera del cuerpo estarás totalmente fuera de la mente. Te será posible ver que no eres ni el cuerpo ni el corazón ni la mente; tú estás separado.

Ahora mismo, sigue recordando sólo una cosa: que estás separado. De todo lo que te rodea, estás separado. El que conoce no es lo conocido. Sigue sintiéndolo más y más, de modo que llegue a ser una cristalización sustancial dentro de ti el saber que el que conoce no es lo conocido. Tú conoces el pensamiento, ves el pensamiento ¿cómo puedes ser el pensamiento? Tú conoces la mente, ¿cómo puedes ser la mente? Sólo aléjate; necesitas un poco de distancia. Un día, cuando estés realmente alejado, el pensamiento cesa. Ahora podrás pensar cuando quiera que necesites hacerlo.

La mente no ha perdido su capacidad de funcionar. Y en realidad, ahora su capacidad para funcionar y para hacerlo adecuadamente es mayor. Dado que no está funcionando constantemente, acumula energía; se vuelve màs clara. Por lo tanto, “cuando la mente se detiene" no quiere decir que no te sea posible volver a pensar. En realidad, sólo después de eso te será posible pensar por primera vez. El estar comprometido a propósito en pensamientos irrelevantes no es pensar. Es una cosa insana. Estar claro, limpio, inocente, es estar en el sendero adecuado para pensar.

Entonces, cuando un problema surge, no estás confuso; no miras el problema a través de prejuicios. Lo miras directamente, y en esa mirada directa el problema empieza a derretirse. Si el problema es un problema, se disolverá y desaparecerá. Si el problema no es un problema sino que es un misterio se disolverá y profundizará. Entonces te será posible ver en qué consiste un problema.

Un problema es algo que se puede resolver con la mente; un misterio es algo que no se puede resolver con la mente. Un misterio tiene que ser vivido; un problema debe ser resuelto. Pero cuando estás demasiado involucrado en tus pensamientos, no puedes distinguir entre un misterio y un problema. A veces confundes un misterio con un problema. Entonces luchas toda tu vida, y éste nunca se resuelve. Y otras veces confundes un problema con un misterio y esperas tontamente: podría haberse resuelto.

Es necesaria una claridad, una perspectiva. Cuando el pensamiento esta constante charla interior se detiene, y llegas a estar alerta y consciente te es posible ver las cosas como son, te es posible encontrar soluciones también serás capaz de saber qué es un misterio. Y cuando llegas a sentir que algo es un misterio, sientes reverencia, sientes temor reverente.

Esa es la cualidad religiosa del ser. Sentir reverencia es ser religioso; sentir temor reverente es ser religioso. Estar tan profundamente maravillado que eres nuevamente un niño es entrar en el reino de Dios.

sábado, 9 de diciembre de 2017

BUSCANDO LO DIVINO


Me gustaría contarles una historia acerca de un místico Sufi el Sheikh Farid. Un día, se dirigía hacia el río a tomar su baño matutino. Un buscador le siguió y le preguntó: "Por favor, espera un minuto. Pareces tan lleno de lo divino; pero yo ni siquiera siento un deseo por ello. Pareces tan loco, y observándote he sentido que debe haber algo en ello. Eres tan feliz y extático y yo soy tan desgraciado; pero aún así no aparece el deseo de buscar lo divino. Entonces, ¿qué hacer? ¿Cómo crear el deseo?".

Farid miró al hombre y dijo: "Ven conmigo. Voy a tomar mi baño matutino. Báñate conmigo en el río y quizás la respuesta pueda ser dada mientras te bañas. De otra forma, veremos después del baño. Ven conmigo".

El hombre se quedó un poco intrigado. Este Sheik Farid parecía un poco loco; ¿cómo iba a responderle mientras se bañaba? Pero nadie sabe cómo actúan los místicos, así que le siguió.

Ambos se metieron en el río, y cuando el hombre se estaba sumergiendo, Farid saltó sobre él y le hundió bajo la superficie del agua. El hombre empezó a inquietarse. ¿Qué clase de respuesta era ésta? Al principio pensó que Farid estaba bromeando, pero después la cosa se puso seria. ¡No lo iba a soltar! Se puso a luchar con él.

Farid era un hombre muy pesado y fuerte y el buscador era muy delgado, como son los buscadores. Pero cuando tu vida está en peligro ... Hasta ese hombre tan delgado arrojó a Farid a un lado, saltó sobre él y dijo: "¿Eres un asesino? ¿Qué estás haciendo? Soy un pobre hombre. Sólo he venido a preguntarte cómo puede surgir en el corazón el deseo de buscar lo divino, ¡y tú ibas a matarme!".

Farid le dijo: "Espera. Primero unas preguntas. Cuando te empujaba hacia abajo y te estabas asfixiando, ¿cuántos pensamientos había en tu mente?".

El hombre contestó, "¿Cuántos? Sólo uno, cómo salir afuera a respirar".

Farid preguntó, "¿Cuánto tiempo se prolongó ese pensamiento?".

El hombre respondió, "Tampoco eso permaneció allí durante mucho tiempo, porque mi vida estaba en peligro. Puedes permitirte el pensar cuando no arriesgas nada. Mi vida estaba en peligro, hasta ese pensamiento desapareció. Entonces, el salir fuera del agua no era un pensamiento: era todo mi ser".

Farid le dijo: "Lo has comprendido. Esta es la respuesta. Si te sientes asfixiado en este mundo, presionado por todos lados, y si sientes que nada va a pasar en este mundo excepto la muerte, entonces, el deseo de buscar la verdad, o Dios, o como quieras llamarlo, surgirá. Y eso tampoco durará mucho. Poco a poco ese deseo deja de ser un deseo, se convierte en tu ser. La sed misma se transforma en tu ser. Te he mostrado el camino", dijo Farid. "Ahora puedes irte".

Sólo trata de entender la situación total en el mundo. Si ya te está destruyendo, salta fuera de él. En realidad, no se trata de cómo buscar a Dios; de lo que se trata es de entender que donde crees que hay vida, no hay vida, sino sólo muerte.

Juan el Bautista o cualquiera que alguna vez haya bautizado a alguien, que alguna vez haya iniciado a alguien, que haya llevado a alguien al mundo de la verdad desde el mundo de los sueños, tiene que prepararte para la muerte. Sí, ése es el significado. Por bautismo, él se refería a: "El río se ha llevado tu viejo yo; ya no eres el mismo. Ha surgido una nueva identidad, ahora tienes un nuevo núcleo. Funciona a través de él, y no funciones a través del pasado".

La muerte es la cuestión. Uno tiene que morir para obtener la vida en abundancia, uno tiene que llevar su propia cruz. Nadie más te puede iniciar, sólo la muerte. La muerte es el Maestro. O bien, el Maestro es la muerte.

Si estás dispuesto a morir, nadie podrá impedir tu resurrección. Pero esta muerte no debería ser suicida. Mucha gente se suicida. Ellos no resucitan. Una muerte suicida no es una muerte a través de la comprensión; una muerte por suicidio es una muerte a través del malentendido. Mueres confundido, en agonía. Mueres obsesionado por el mundo, mueres ligado al mundo. Mueres como una queja.

Observa a la gente que piensa en suicidarse. No están en contra de la vida. De hecho, al contrario: están tan apegados a la vida que ésta no les puede satisfacer. Toman venganza, se quejan. Asesinan, se asesinan a sí mismos, sólo para albergar una queja contra toda la existencia, que no fue una realización. Están descontentos, están diciendo: la vida no vale la pena.

Pero, ¿por qué la vida no merece vivirse? Porque esperaban demasiado; por eso no valía la pena. Pidieron demasiado; nunca se lo ganaron. Pidieron demasiado y no les fue entregado. Están frustrados.

Uno que está dispuesto a morir sin frustración... viendo la verdad de la vida, viendo que, en verdad, la vida es sólo un sueño... que no puede llenar nada y que tampoco puede frustrar. Colmar, frustrar, ambas son partes de la ilusión de que la vida es real. Uno que ve que la vida es irreal, tal como un sueño, se despega. Surge una renuncia.

Los Upanishads tienen un dicho muy vital: "Ten tykten bhunjitha ... aquéllos que se han entregado a todos los placeres de la vida siempre han renunciado". Es muy revolucionaria; la implicancia es tremenda. Dice: aquellos que se han entregado a los placeres de la vida están destinados a renunciar, porque han visto la verdad, que la vida es falsa. La han mirado y no han encontrado nada. No es que estén frustrados; porque si lo estás, eso sólo demuestra que aún esperas algo. La frustración demuestra la existencia de profundas expectativas.

Aquél que ha llegado a darse cuenta de que la vida sólo puede prometer pero nunca puede dar -¡es un sueño! ni se frustra ni se realiza en la vida. Entonces llega la renuncia. La renuncia no significa dejar la vida; la renuncia es ver la vida tal cual es. Entonces uno está dispuesto a morir, porque en la vida no hay nada.

Esa disposición a morir es el punto hacia el cual Juan el Bautista estaba llevando a sus discípulos. Cuando estaban dispuestos, los llevaba al río Jordán y procedía al ritual, al último toque. El ego, la vieja personalidad, se iba junto con el agua que caía sobre tu cabeza y luego al río. La esencia pura había nacido, bañado en una nueva sensación de ser, con un nuevo misterio en el estar vivo, con una nueva sensación de la existencia.

Naturalmente, la muerte puede ser una experiencia terrorífica o algo tremendamente hermoso. Depende de la actitud. Si te sientes aterrorizado por la muerte, morirás pero no resucitarás. Si la muerte se transforma en una experiencia hermosa, estarás muriendo y al mismo tiempo resucitando.

Generalmente, la muerte es terror; por eso le temes tanto a la muerte. En la vida no sucede nada hermoso hasta que mueres; pero aún así, estás aterrorizado.

Un Maestro tiene que convencerte, poco a poco, de la belleza de la muerte. Tiene que cantar las glorias de la muerte. Tiene, poco a poco, que convencerte y crear una confianza en la muerte, de modo que puedas dejarte ir. Una vez que te dejas ir nada muere, sólo el ego. Tú permaneces para siempre.

Eres eternidad, no puedes morir el miedo es absolutamente vano y sin fundamento pero el ego tiene que morir. El ego es un fenómeno creado. No estaba ahí cuando naciste, lo creó la sociedad. La sociedad te ha dado el ego y ese ego puede ser quitado por la sociedad ... y ese ego se lo va a llevar, con toda seguridad, la muerte. Te irás tal como viniste: llegaste con las manos vacías, con las manos vacías te vas, el ego es sólo una ilusión que vives en el entreacto.

Ese ego le teme a la muerte. Una vez que comprendes que no vas a morir y que sólo el ego, sólo la enfermedad morirá, entonces estás dispuesto.

sábado, 2 de diciembre de 2017

LA SERIEDAD


Si puedes reírte de ti mismo, todo estará bien. La gente se ríe de los demás, pero nunca de sí mismos. Deben aprender a hacerlo. Si puedes reírte de ti mismo, la seriedad ya se ha ido. Si eres capaz de reírte de ti mismo, la seriedad no podrá morar dentro de ti.

En los monasterios Zen, cada monje tiene que reír. Lo primero que hay que hacer por la mañana es reír, lo primero. En el momento en que el monje se da cuenta de que ya no está dormido, tiene que saltar de la cama, pararse en actitud de bufón, como un payaso de circo, y empezar a reír, a reírse de sí mismo. El día no puede comenzar en mejor forma.

Reírse de uno mismo mata el ego; y, cuando te mueves en el mundo, te vuelves más transparente, más ligero. Y si te has reído de ti mismo, no te molestará que los demás se rían de ti. De hecho, están simplemente cooperando, están haciendo lo mismo que tú estabas haciendo. Te sentirás contento.

Reírse de los demás es egoísta; reírse de uno mismo es muy humilde. Aprende a reírte de ti mismo, de tu seriedad y cosas así. Puedes ponerte serio respecto a la seriedad: entonces, en vez de una enfermedad, has creado dos.

Entonces te puedes poner serio también por eso, y esto puede seguir y seguir. Y en esto no hay fin.

Por lo tanto, toma las riendas desde el principio. En el momento en que te sientas serio, ríete de ello y observa de dónde proviene la seriedad. Ríete, deja que surja una buena carcajada, cierra los ojos y observa de dónde viene. No la encontrarás. Solamente existe en un ser que no puede reír.

No se puede imaginar una situación menos afortunada, no puede concebirse a un ser más pobre que aquél que no puede reírse de sí mismo. Así que comienza la mañana riéndote de ti mismo, y cuando encuentres un momento en el día en que no tienes nada que hacer, suelta una buena carcajada. Sin ningún motivo en particular, sólo porque el mundo entero es tan absurdo, sólo porque la manera en que eres es tan absurda. No es necesario encontrar ninguna razón especial. Todo el asunto es tan absurdo que uno se tiene que reír.

Deja que la risa provenga del vientre, no de la cabeza. La risa puede venir de la cabeza; entonces está muerta. Todo lo que viene de la cabeza está muerto; la cabeza es absolutamente mecánica. Puedes reír desde tu cabeza; y entonces, tu cabeza creará la risa, pero ésta no irá a lo profundo del vientre. No se extenderá a los dedos de los pies, no se extenderá a todo tu cuerpo. Una verdadera risa es tal como la risa de un niño. Observa su vientre sacudirse, todo su cuerpo late con él: quiere revolcarse en el suelo. Es cuestión de compromiso total. Ríe tanto que empieza a llorar; ríe tan profundamente que la risa se convierte en làgrimas, las lágrimas brotan de él. La risa debiera ser profunda y total. Esta es la medicina que yo prescribo para la seriedad.

Te gustaría que te diera alguna medicina seria. Eso no ayuda. Tienes que ser un poco tonto. De hecho, el más alto pináculo de la sabiduría siempre lleva consigo un poco de necedad; los hombres más sabios del mundo fueron también los tontos más grandes.

Puede ser difícil entenderlo. No puedes imaginarte que puedan ser tontos, porque tu mente siempre divide: un sabio nunca puede ser un tonto y un tonto nunca puede ser un sabio. Ambas actitudes están equivocadas. Ha habido grandes necios que fueron muy sabios.

Antiguamente, en la corte de cada rey, había un gran tonto: el bufón de la corte. El bufón producía el equilibrio, porque demasiada sabiduría puede resultar absurda, demasiado de cualquier cosa puede resultar absurdo. Se requería a alguien que pudiera traer las cosas nuevamente a la tierra. En la corte de los reyes, era necesario un tonto que les ayudara a reír; de lo contrario, la gente sabia tiende a ponerse seria, y la seriedad es una enfermedad.

Con la seriedad pierdes las proporciones, pierdes la perspectiva. Así que en la corte de cada rey había un bufón, un gran tonto, que decía cosas y hacía cosas y bajaba todo a la tierra.

He oído una historia. Un emperador tenía un bufón. Un día, el emperador se estaba mirando en el espejo. El bufón llegó, saltó, y le golpeó con los pies en la espalda. El emperador cayó contra el espejo. Naturalmente, estaba muy furioso, y dijo: " A menos que para tu estúpido acto des un motivo que sea aún más criminal que el acto mismo, serás sentenciado a muerte".

El bufón dijo: "Mi Señor, nunca pensé que estuvieras aquí. Creí que la reina era la que estaba aquí".

Tuvo que ser perdonado, porque dio una razón que era aún más estúpida. Pero para encontrar una razón así el bufón debió haber sido muy sabio. Cada gran sabio, LaoTzu, Jesús, tiene una cierta cualidad de sublime necedad. Esto tiene que ser así, porque de otra manera, un sabio será un hombre sin sal, tendrá un sabor horrible. También tiene que ser un poco tonto. Entonces las cosas se equilibran. Mira a Jesús, cabalgando sobre un burro y diciéndole a la gente, “¡Soy el hijo de Dios!". ¡Observa eso! Debió de haber sido ambos. La gente debió reírse: "¿Qué estás diciendo? Declarando estas cosas y comportándote de esa manera...”

Pero sé que así es como la perfecta sabiduría aparece. Lao Tzu dice: "Todo el mundo es sabio excepto yo. Yo parezco ser un bobo. Todo el mundo tiene la mente clara; sólo la mía parece ser oscura y embrollada. Todo el mundo sabe qué hacer y qué no hacer; sólo yo estoy confuso". ¿Qué quiere decir? Está diciendo que, "En mí, se unen la sabiduría y la tontería". Y cuando la sabiduría y la tontería se encuentran, hay una trascendencia.

Así que no te pongas serio respecto a la seriedad. Ríete de ella, sé un poco bobo. No condenes la tontería; tiene sus propios encantos. Si puedes ser ambas, tendrás algo de la trascendencia en tu interior.

El mundo se ha puesto más y más serio. De ahí que haya tanto cáncer, tanta enfermedad del corazón, tanta presión sanguínea alta, tanta locura. El mundo ha sido demasiado llevado, forzado, hacia un extremo. Sé también un poco tonto. Ríete un poco, sé como un niño.

Diviértete un poco, no lleves una cara seria a todas partes, y de repente encontrarás que surge en ti una salud más profunda, aparecen fuentes más profundas de tu salud.

¿Has oído alguna vez de algún tonto que se haya vuelto loco? Nunca ha sucedido. Siempre he buscado un caso de algún tonto que se haya vuelto loco, Nunca me he encontrado con ninguno. Naturalmente, un tonto no se puede volver loco, porque para estar loco necesitas ser muy serio.

También he investigado para ver si los tontos están de alguna manera más propensos a ser sanos que los mal llamados sabios. Y así es: los tontos son más sanos que los que llaman sabios. Viven en el momento y saben que son tontos; por lo tanto, no se preocupan de lo que los demás puedan decir de ellos. Esa preocupación se transforma en un fenómeno canceroso en la mente y el cuerpo. Ellos viven más y son los últimos en reírse.

Recuerda que la vida debería estar profundamente equilibrada, en un profundo equilibrio. Entonces, tú escapas justo por el medio. La energía sube en una oleada, te empiezas a mover hacia arriba. Y esto debería ser así con todos los opuestos. No seas un hombre y no seas una mujer: sé ambos, de modo de no ser ninguno. No seas sabio, no seas un tonto: sé ambos, y así trascenderás.

sábado, 25 de noviembre de 2017

LA MENTE FEMENINA


Este, por lo general, es el estilo de la mujer: Espera algo, atrae algo, invita algo; y cuando ese algo llega, le da miedo y escapa. Es el estilo de todas las mujeres. Y a menos que lo entiendas y te deshagas de ello, sufrirás toda tu vida.

Primero atraes, y cuando la cosa que has invitado se te acerca, tienes miedo y escapas. El juego del escondite sigue. Esta ha sido mi observación: que la mente femenina pide algo, pero cuando esto llega, nunca está ahí para recibirlo. La mente femenina se convierte entonces en una espera larga y sin fin. En cada instante, la satisfacción fue posible; pero siempre que ésta se acerca, la mujer tiene miedo.

La mujer pide amor y también tiene miedo del amor, pues cuando éste llega, trae la muerte consigo. El amor tiene que traer la muerte, porque sólo entonces puedes renacer. No hay otra manera.

No hay otro secreto en ello: es sólo la mujer. Y cuando digo "la mujer” no debes mal interpretarme. Muchos hombres se conducen como una mujer.

En el amor, todo el mundo se conduce como una mujer, le gustaría saltar a lo desconocido, pero no quieres renunciar a lo conocido. Te quieres mover en dos botes al mismo tiempo, y éstos se están moviendo en diferentes dimensiones, diametralmente opuestas. Quieres ser tú mismo y al mismo tiempo te gustaría tener una nueva vida. Pides lo imposible. Quieres aferrarte a lo que sea que tienes y también te gustaría crecer y el mismo aferrarte te está impidiendo crecer. No es posible tener las dos cosas al mismo tiempo.

A la gente le gusta la libertad, pero también tienen miedo. Cuando no tienen libertad piensan en ella, sueñan con ella, fantasean; pero cuando la libertad llega tienen miedo, porque la libertad trae consigo muchas más cosas de lo que imaginaron. La libertad trae inseguridad. La libertad trae aventura, pero también inseguridad. La libertad trae un ciclo más grande, te da alas, pero un cielo más grande también puede ser peligroso. La libertad es muy peligrosa. Vivir en libertad es vivir peligrosamente,

¿Has observado tu mente? Dices si / no al mismo tiempo. Quizás dices uno de los dos con más fuerza y el otro con menos énfasis; quizás eres muy astuto y no escuchas a uno cuando dices el otro, pero obsérvalo con más detenimiento. Cuando dices sí, a su lado se pasea el no. Te encuentras entonces en constante conflicto.

Recuerda siempre encontrar pequeñas causas por las cosas que te suceden y pasan a tu alrededor. A veces empiezas a pedir profundas y grandes razones que no existen, particularmente en Occidente, debido a los doscientos años de sicología y al entrenamiento en sicología y psiquiatría. El conocimiento de la sicología ha llegado a formar parte del conocimiento común: todo el mundo sabe de ello, acerca de pequeñas cosas sin importancia, simples hechos. La gente sigue escarbando profundo, sigue sacando cosas que no están en absoluto conectadas.

Esta mañana, precisamente, estaba leyendo una anécdota. Un sicoanalista y un amigo estaban parados al lado de una ventana, mirando el cielo y discutiendo algo. El sicoanalista dijo: " ¡Extraordinario! ¡Mira!". Se estaba haciendo un trabajo. Un edificio iba a ser demolido y algunos obreros estaban trabajando con carretillas. Dijo: "Mira, doce personas están trabajando con carretillas, once las empujan frente a ellos y uno está tirando de ella. Once empujando y uno tirando, tiene que haber una explicación a esto. Ese hombre debe tener una profunda inhibición. O bien, algo pasó en su infancia con sus padres, algo que guarda relación con su niñez. Debe haber algún problema profundamente enraizado en el asunto. Debemos ir a preguntar". Así que bajaron.

Detuvieron al obrero que estaba tirando la carretilla detrás de él, y el sicoanalista preguntó: "Por favor, ayúdenos a descubrir algo que usted tiene profundamente enraizado en su interior. Once personas están empujando sus carretillas frente a ellos; sólo usted tira de ella. Esto debe tener alguna explicación. Algo tremendamente traumático debe haber sucedido en su niñez, una profunda represión, obsesión, compulsión, algún complejo. Por favor, díganos algo acerca de ello. ¿Qué es lo. que siente?". El trabajador les miró y dijo: "¡Caramba! Sólo odio la vista de esa cosa, eso es todo. Por eso la llevo detrás de mi`. ¡Sólo odia la vista de esa cosa!

El hombre tiene que trascender su masculinidad y la mujer debe trascender su femineidad. Y cuando no seas ni hombre ni mujer, te será posible permitir el alcance del centro más profundo de tu ser. Entonces te será posible abrir tus puertas...

sábado, 18 de noviembre de 2017

EL ESPÌRITU SANTO


“Yo os bautizo con agua para moveros al arrepentimiento;
màs el que viene tras de mí es más grande que yo,
y no soy digno de llevar sus sandalias:
él os bautizará con Espíritu Santo y con fuego.”

El Espíritu Santo es sólo un símbolo del equilibrio. En el Cristianismo, el concepto de la tríada corresponde a la Trinidad. Dios, el padre; Cristo, el hijo, pero éstos son dos polos, padre e hijo. Algo tiene que equilibrar a los dos: el Espíritu Santo. Ni es hijo ni es padre, sólo puro espíritu entre los dos, es el equilibrio. Entre el fuego y el agua, ocurre el Espíritu Santo.

Estos son términos simbólicos; el Espíritu Santo no es un ser que se halle en algún sitio. El Espíritu Santo es la música, la armonía, entre los dos. El Espíritu Santo es el río entre dos orillas, Si lo buscas, no le encontrarás. El Espíritu Santo aparece cuando una dualidad desaparece en tu interior. La dualidad amor/ odio se extingue en tu interior, un equilibrio repentino. No puedes decir si es amor, no puedes decir si es odio, no es ninguno de los dos. Es algo totalmente desconocido, nunca lo has conocido antes ... el Espíritu Santo ha sucedido.

“Y en aquellos días llegó Jesús de Galilea al Jordán en busca de Juan, para ser por él bautizado.”

Este debió ser uno de los momentos más excepcionales en la historia de la consciencia humana, el Maestro iba a ser iniciado por el discípulo.

“Màs Juan se resistió a ello, diciendo: Yo debo ser por ti bautizado, ¿y tú vienes a mí?”

Unas pocas cosas antes de que podamos entender esto.

Hasta el momento, Jesús había vivido una vida muy corriente. Èl era sólo el hijo de José el carpintero, ayudaba a su padre en el taller, hacía las cosas corrientes que fuera necesario hacer. Nadie sabía nada de él, ni siquiera su familia se daba cuenta de lo que él era. Un velo le cubría, una nube que debía ser disipada.

Estaba esperando el momento adecuado. Cuando el trabajo de Juan estuvo listo, cuando el terreno estuvo preparado, pudo acercarse a él. Entonces rompería el velo, y la nube desaparecería. Necesitaba entablar una relación con Juan, porque ésta era la única manera de conectarse con los discípulos de Juan; de otra manera., no habría vínculo.

De inmediato, Juan se dio cuenta de la situación: "Este es el hombre que he estado esperando, éste es el hombre para quien he estado trabajando. Èl ha llegado".

“¿Y tú has venido a ser bautizado por mi", parece absurdo. Jesús está en un plano más elevado, el plano del fuego; Juan está en un plano inferior, el plano del agua. Juan aún no es un alma totalmente realizada. Ha obtenido su primer satori, de otra manera, no hubiera sido capaz de trabajar para Jesús; ha tenido su primer vislumbre, de otra manera, no le hubiera sido posible reconocer a Jesús, pero no ha obtenido la iluminación total, aún no es un Cristo.

Yo debo ser por ti bautizado, ¿ y tú vienes a mí? No, se resistió; no me pidas esto.

A lo cual respondió Jesús, diciendo: “Déjame hacer ahora, pues es así como conviene que nosotros cumplamos toda justicia. Entonces, Juan condescendió con él.”

Jesús dijo : "Deja que sea así, porque está escrito en las escrituras que sea de esta forma". Jesús vivió como judío y murió como judío, nunca fue un cristiano, y se esforzó mucho por integrarse al medio judío. Lo intentó de varias maneras:

En las viejas escrituras estaba escrito que el Mesías que viniera sería bautizado por un hombre llamado Juan, quien estaría bautizando a la gente cerca del Río Jordán. Esta profecía había sido sostenida durante mucho tiempo. Jesús dijo: "Deja que sea así, tal como está escrito en las escrituras". Se esforzó mucho por volverse parte de la tradición, de modo que la revolución interior que intentaban impulsar no se perdiera en el desierto de la política.

Sin embargo, a pesar de eso sucedió así; aún así se perdió en el desierto de la política, porque impulsar esa revolución interior casi equivale a pedirle lo imposible a la mente humana. La mente humana se aferra a lo viejo. Por eso es por lo que Jesús está diciendo: "Deja que sea así. Por favor bautízame, y así no pareceré un extraño y un intruso; así llegaré a formar parte de la tradición, y desde adentro podré trabajar hacia afuera, desde adentro podré crear una gran revolución. Me gustaría trabajar desde adentro".

Pero no es así como se iban a dar las cosas. Jesús lo intentó, pero fue imposible; Buda lo intentó, y fue imposible. Buda siguió siendo un Hindú toda su vida, sólo quería crear una revolución en la mente Hindú, desde adentro, pero apenas comenzó a decir cosas, la mente tradicional se puso alerta.

He oído una historia. Había una iglesia muy vieja, muy antigua, muy bella, venerada por la tradición, pero casi en ruinas. Existía el peligro de que se desmoronara en cualquier instante. Los fieles habían dejado de entrar, en cualquier momento podía caerse. Ni siquiera los fiduciarios de la iglesia se reunían en ella: se reunían en algún otro sitio para decidir las cosas de la iglesia.

Pero no querían destruirla. Consultaron a grandes arquitectos, pero todos sugirieron que el edificio era demasiado peligroso, que estaba más allá de toda reparación. Tenía que ser destruida, y debía construirse una nueva iglesia. Estaban muy reacios, no querían que se destruyera; era muy antigua, tenía una larga tradición, había llegado a ser parte de su ser; destruir la iglesia parecía una auto, destrucción, a regañadientes propusieron un encuentro de los fiduciarios, y llegaron a tres resoluciones. Son hermosas.

La primera resolución, que la iglesia, la vieja iglesia, debía ser destruida, y que debía construirse una nueva iglesia, fue aprobada unánimemente. La segunda resolución, que continuarían orando en la vieja iglesia hasta que la nueva fuera construida, fue aprobada unánimemente. Y la tercera resolución, que la nueva iglesia debía ser construida exactamente en el mismo punto donde estuvo la vieja ... ¡y con las piedras de la vieja iglesia!, fue aprobada unánimemente.

Así es como funciona la mente tradicional. Se aferra y se aferra, aunque resulte contradictorio, se sigue aferràndose. Rehuye ver la contradicción. Trata de no ver a la muerte, que ya ha hecho su aparición, evita ver que el cuerpo ya no está vivo, es un cadáver: apesta, se está deteriorando.

Jesús trató de relacionarse con la vieja mente. Le dice a Juan: "Bautízame. Deja que sea así. “Déjame hacer ahora, pues es así como conviene que nosotros cumplamos toda justicia" Entonces, Juan condescendió con él.”

Juan entendió su punto de vista; de otra manera, Jesús hubiera sido un extraño desde el principio y las cosas hubiesen sido casi imposibles.

Aún así, todo fue un imposible, pero nadie puede decir que Jesús no lo intentó; nadie puede decir que Buda no lo intentó. Hicieron todo lo que pudieron para convertirse en una continuación de lo antiguo, de lo viejo, de lo tradicional. No deseaban una revolución en contra de la tradición, sino en ella. Pero eso nunca sucedió; la vieja mente es, realmente, muy, muy obstinada, testaruda.

sábado, 11 de noviembre de 2017

LA CONVERSIÒN


Un Hindú puede convertirse en Mahometano, un Mahometano puede convertirse en Cristiano, un Cristiano puede convertirse al Hinduismo, eso no es conversión. Esto es un nuevo cambio de máscaras. Conversión no es cambiar de una religión a otra, porque no hay dos religiones en el mundo. No pueden haber dos. La religión es una.

La religiosidad es una cualidad; no guarda relación alguna con sectas, doctrinas y dogmas, iglesias, templos y mezquitas. Si estás en una mezquita y te vuelves religioso, dejarás de ser un Mahometano, simplemente, te transformarás en un ser puro que no tiene un adjetivo adjudicado. Si estás rezando en un templo, el templo desaparece; dejas de ser un Hindú, te has vuelto religioso. Esta es la conversión.

Estaba leyendo la vida de un obispo muy famoso. Fue a la iglesia de Santa María en Cambridge para pronunciar un sermón a una universidad. Èl había sido estudiante allí cuando joven, treinta, cuarenta años antes.

Estaba lleno de reminiscencias, recuerdos de su juventud. Miró a su alrededor ¿podía reconocer a alguien que estuviese allí cuando él era un estudiante?

Reconoció a un viejo sacristán. Después del sermón se le acercó y le dijo: "¿Me reconoces? Fui estudiante aquí hace cuarenta años. Todos los demás se han ido, sólo he podido reconocer tu cara. Gracias a Dios, tienes buena salud. Le has servido bien”

El sacristán dijo: "Sí, doy gracias a Dios. Le agradezco mucho, porque después de escuchar ... ¡y he escuchado todos y cada uno de los sermones que han sido pronunciados en esta iglesia durante cincuenta años! ... gracias a Dios, que después de escuchar toda clase de disparates durante cincuenta años, todavía soy Cristiano".

Es difícil ser Cristiano si escuchas todos los disparates que se han predicado en nombre del Cristianismo. Es difícil ser Hindú si conoces todas las tonterías que se han escrito en nombre del Hinduismo. Es difícil ser Mahometano si sabes lo que significa ser un Mahometano. Como no lo sabes, te resulta fácil. Sigues siendo un Hindú porque no sabes lo que eso significa; no sabes el odio que hay implicado en ello, no conoces la política que el Hinduismo implica.

Es fácil ser Cristiano si no sabes lo que el Cristianismo ha hecho en el pasado. Ha sido asesino; el Cristianismo ha matado más gente que el comunismo. Pero es fácil, si no lo sabes. Cuanto más sabes, más difícil será ser un Cristiano, un Mahometano, un Hindú. Y en realidad, entenderás que éstas son las formas de no ser religioso, que éstas son las formas que te impiden ser religioso, que éstos son los obstáculos. Te hacen creer que eres religioso, te dan una moneda falsa; es una falsificación. Ser religioso no es ser Mahometano, no es ser Cristiano, no es ser Hindú; ser religioso es sólo ser religioso, no es necesario nada más. Eso es conversión.

Sí te arrepientes, la conversión ocurre. La conversión es el producto secundario del arrepentimiento. No debes arrepentirte de tus actos, porque eso no es verdadero arrepentimiento. Debes arrepentirte de todo tu ser. Sólo entonces es posible la transformación.

sábado, 4 de noviembre de 2017

LA MUERTE Y LA MENTE


Juan el Bautista, y más tarde, Cristo, estaban diciendo que tú vas a terminar, pero es difícil que la mente comprenda eso. La mente puede concebir y creer que todo lo demás va a terminarse, pero no que ella vaya a desaparecer. La mente sigue preservándose a sí misma, defendiéndose a sí misma.

Alguien muere. Ves el cuerpo muerto, pero nunca se te ocurre, conscientemente, que tú vas a morir. Sientes compasión por la familia del muerto. Dices: "Pobre hombre. Pudo haber vivido un poco más. No era tan viejo. Su familia dependía tanto de él ¿qué pasará ahora?".

La esposa está llorando y lamentándose, los niños están desesperados. ¿Qué pasará? Piensas acerca del muerto, piensas en la familia del muerto, piensas en el futuro de los niños huérfanos, piensas en la esposa viuda, pero nunca piensas que esta muerte es también tu muerte. Siempre te escondes, siempre te defiendes. Para sus adentros, nadie, conscientemente, cree que vaya a morir. Siempre son los demás los que se mueren.

La mente interpreta de tales maneras que yerra totalmente el punto. El mundo va a continuar; siempre ha estado ahí y lo seguirá estando. Sólo tú ya no estarás; la muerte te llevará consigo. Así como entraste, con las manos vacías, tendrás que marcharte. Sólo si esa comprensión penetra en tu ser será posible el arrepentimiento. El arrepentimiento no es otra cosa que obtener esta claridad de visión.

Esta palabra, "arrepentimiento", es muy, muy significativa. No hay otra palabra que sea más importante en la terminología de Jesús, porque el arrepentimiento abrirá la puerta de lo divino. ¿Qué es este arrepentimiento?

Por lo tanto, todo lo que has creído que el arrepentimiento es, es absolutamente falso. Trata de entender. Cuando te arrepientes, no te arrepientes verdaderamente. Cuando te arrepientes estás, en realidad, tratando de reparar la imagen. No es arrepentimiento; es una reparación de la imagen que tenías de ti mismo, que se ha roto.

Te enfureciste y luego te arrepientes. Lo sientes; te has comportado mal con alguien. Te arrepientes y pides perdón. ¿Este es el arrepentimiento a que se refieren Jesús y Juan el Bautista? Si es así, no es gran cosa, porque te has arrepentido muchas veces y no has cambiado. ¿Cuántas veces te has arrepentido? ¿Cuántas veces te has sentido furioso, codicioso, violento, agresivo, y te has arrepentido de ello? Pero tu arrepentimiento no te ha transformado, no te ha acercado al reino de Dios. No ha abierto nuevas puertas, nuevas dimensiones, sigues siendo el mismo. Tu arrepentimiento y el de Jesús no son iguales. En realidad, son casi diametralmente opuestos.

Por ejemplo: estuviste iracundo y dijiste muchas cosas. Màs tarde, cuando la ira se ha ido la locura se ha ido, te enfrías y miras hacia atrás. Ahora hay un problema. El problema consiste en que siempre has pensado que eras muy pacífico, un hombre amante de la paz; nunca creíste que podías enfurecerte. Ahora la imagen se ha roto. Tu ego se tambalea; ahora sabes que todo lo que has creído hasta ahora era erróneo. Estuviste furioso, estuviste muy enfadado, e hiciste y dijiste cosas que van en contra de tu ego. Has destrozado tu propia auto imagen. Ahora tienes que repararla.

La única manera de repararla es arrepintiéndote. Vas y te arrepientes, dices cosas bonitas. Dices: "Todo ocurrió en contra de mí voluntad. Nunca quise que, esto ocurriera. Estaba enfadado; no estaba en mis cabales. La ira se posesionó tanto de mí que estaba casi inconsciente; por lo tanto, perdóname por todo lo que he dicho, no hablaba en serio. No quise decir lo que dije".

¿Qué estás haciendo, arrepentirte? Simplemente estás reparando. El otro se relaja; cuando alguien pide ser perdonado, debe ser perdonado. Si no puede perdonarle, no es un buen hombre. Estaba furioso contigo, estaba planeando tomar venganza, pero ahora has llegado a pedir perdón. Si no te perdona, no le será posible perdonarse a sí mismo. Y entonces su propia imagen se romperá.

Y ésa es la trampa que le tiendes. Ahora, si él no te perdona, tú serás el bueno y él será el malo. Todo el asunto se ha volcado hacia él. Esto es un truco, un truco muy astuto. Si él no te perdona, es un mal hombre. Ahora estás tranquilo, tu imagen ha sido reparada; toda la culpa recae sobre él. Se sentirá culpable si no puede perdonarte; un hombre bueno tiene que perdonar. Si perdona, está bien; si no perdona también eso es bueno para ti. Ahora la decisión es suya.

Esto no es arrepentimiento. Cuando Juan el Bautista y Jesús dicen: "¡Arrepiéntete!", se refieren a algo total y absolutamente diferente. ¿A qué se refieren? Quieren decir: trata de ver, trata de comprender lo que has estado haciendo. Observa una y otra vez, examina las raíces mismas de tu existencia, de tu ser, de tu comportamiento y mira lo que has estado haciendo, qué es lo que has estado siendo. No es que tengas que arrepentirte de ningún acto en particular; se trata de tu forma total de ser. Ni ira, ni avaricia, ni odio, no, ni enemistad, nada. No se refiere a ningún acto determinado: se refiere a tu ser mismo, la forma, el estilo de tu existencia. No guarda relación con ningún acto aislado.

Cuando te arrepientes, te arrepientes de cierto acto. Tu arrepentimiento siempre se refiere a actos determinados. El arrepentimiento que menciona Jesús no se refiere a actos determinados, se refiere a tu ser. La manera en que has sido, ha sido absolutamente equivocada. Puede que no hayas sentido ira, aún así has estado equivocado. Puede que no te hayas llenado de odio, aún así has estado equivocado. Puede que no hayas poseído muchas riquezas, aún así has estado equivocado. No se trata de lo que has hecho; se trata de cómo has sido. Has estado dormido, has estado inconsciente. No has vivido con luz interior; has vivido en la oscuridad. Cuando dicen: "¡Arrepentíos!", quieren decir, arrepiéntete de toda la forma en que has vivido hasta ahora, de tu forma de ser.

No es cuestión de pedirle perdón a alguien, no, en absoluto. es sólo un retorno. La palabra "arrepentirse" significó, originalmente, "retornar". En Arameo, el idioma que utilizaban Jesús y Juan, "arrepentirse" significa ''retorna, retorna a tu fuente; regresa a tu ser original".

Lo que dicen los Maestros zen: busca tu rostro original", significa arrepiéntete. Abandona todas tus máscaras. Esto no es un asunto entre tú y los demás, es un asunto entre tú y tu Dios. Arrepiéntete significa, abandona todas las máscaras y párate frente a Dios con tu rostro original tal como Èl te creó. Permite que ese sea tu único rostro: la forma en que Èl quería que fueses. Deja que ése sea tu único ser. Retorna a la fuente original, regresa al centro más profundo de tu ser. El arrepentimiento es un retorno; es uno de los más grandes giros espirituales.

sábado, 28 de octubre de 2017

EL SUEÑO DE LA VIDA


Llegas con las manos vacías y te vas con las manos vacías… Una vez que te das cuenta de esto, todo se aclara como en un destello de luz. Este mundo no puede ser tu hogar, a lo más, el alojamiento de una noche. Por la mañana nos vamos.

Una vez que tienes la sensación de que sólo estás aquí de momento y que aquí no puedes poseer nada, no puedes tener nada, todo se convierte en un sueño, lo que los Hindúes llaman maya. Se vuelve ilusorio. Esa es la definición de maya: algo que parece ser tuyo y no lo es; algo que parece ser real y no lo es; algo que parece ser eterno y sólo es momentáneo, algo que está hecho del mismo material del que están hechos los sueños.

A menos que uno comprenda esto, sigue haciendo cosas a las que, eventualmente, no se les verá sentido alguno. El día que llega la muerte, se demuestra que tu vida entera no tiene sentido. Al enfrentarte a la muerte, verás que tus manos están vacías ¡y trabajaste duro! Viviste tanta angustia y ansiedad por cosas que no se pueden poseer.

No está en la naturaleza de las cosas que éstas puedan ser poseídas. La posesión es imposible, porque solamente estás aquí por unos pocos instantes. Las cosas estaban aquí antes que tú aparecieras; las cosas estarán aquí después que te vayas. Tú vas y vienes, y el mundo permanece.

Sé un invitado, y no comiences a sentir y a creer que eres el dueño aquí. Y entonces, tu vida cambia de inmediato; tu vida toma un nuevo cariz, un nuevo color, una nueva dimensión. Esa dimensión es la religión.

Una vez que entiendes esto, necesitas una iniciación, iniciación para el otro mundo. Está allí, a la vuelta de la esquina. Una vez que comprendes que este mundo es sólo un sueño, el otro mundo se pone A tu alcance.

Este era todo el mensaje de Juan el Bautista cuando dijo:

Arrepentíos, pues está cerca el reino de los cielos.

Esto ha sido tremendamente, terriblemente malinterpretado por los Cristianos. El mensaje fue malinterpretado desde un principio. La gente pensó que el mundo se iba a acabar y que Juan el Bautista estaba pronosticando, estaba prediciendo, el fin del mundo.

“…pues está cerca el reino de los cielos.” La gente creyó que el mundo estaba llegando a su fin, eso fue lo que creyeron entender, así que esperaron. Juan el Bautista murió, y aún no aparecía ninguna señal del advenimiento del reino. Este reino continuó, y aquél reino nunca llegó. Y entonces, Jesús apareció hablando nuevamente de lo mismo: “Arrepentíos, pues está cerca el reino de los cielos”. Y entonces esperaron...después, él fue crucificado ... y el reino nunca llegó.

Y desde entonces, los Cristianos han esperado durante màs de veinte siglos.

Ahora han surgido muchas dudas en la mente. En el púlpito, el sacerdote sigue repitiendo estas palabras, pero ya no tienen significado. El mismo sabe que no tienen significado. Sigue diciendo: "Arrepentíos, pues está cerca el reino de los cielos", pero él sabe que en veinte siglos no ha sucedido, y que el mundo sigue estando aquí.

Pero éste no era en absoluto el significado. El mundo no va a terminar; tú vas a terminar. Cuando Juan el Bautista dijo: "Arrepentíos, pues está cerca el reino de los cielos", nunca quiso decir que este mundo fuese a llegar a su fin. Simplemente, quiso decir que tú vas a desaparecer, y que debes tomar contacto con el otro mundo antes de morir. Arrepiéntete de todo lo que has hecho para poseer este mundo, arrepiéntete de la manera en que has vivido este sueño como si fuera la realidad, arrepiéntete de todo lo que has estado haciendo y pensando, porque todo eso no tiene fundamento.

A menos que te arrepientas, no podrás ver que el reino de Dios está a la vuelta de la esquina. Tus ojos seguirán llenos de este mundo; no te será posible ver el otro. Antes de que te sea posible ver el otro, tus ojos deben ser lavados totalmente de este mundo, el mundo de las cosas; el mundo de la materia; el mundo de la codicia, de la posesión; el mundo de la avaricia y la ira; el mundo de los celos y la envidia; el mundo del odio; el mundo del ego. Tus ojos deben ser limpiados, lavados totalmente antes de que puedas ver el reino de Dios. De hecho, en el momento en que tus ojos alcanzan la claridad, este mundo desaparece, tal como en la mañana, cuando te despiertas, el mundo de los sueños desaparece y otro mundo abre sus puertas. El reino de Dios es una realidad y éste mundo es sólo un producto de tu mente.

sábado, 21 de octubre de 2017

COMPRENDIENDO AL BAUTISMO


Escucha estas palabras del evangelio:

“Yo os bautizo con agua para moveros al arrepentimiento,
màs el que viene tras de mí es más grande que yo,
y no soy digno de llevar sus sandalia:
él os bautizará con Espíritu Santo y con fuego”.

El nombre de Juan se ha convertido en Juan el Bautista. En toda la historia de la humanidad, ningún otro nombre ha llegado a estar tan conectado con el bautismo. Inició a cientos de buscadores, y su forma de iniciación era algo único. Los iniciaba en el Río Jordán. Primero meditaban con él por unos pocos días, pocos meses, o a veces, durante algunos años. Cuando estaban listos, les llevaba al río. Se paraban en el río y él derramaba agua sobre sus cabezas y algo transpiraba, algo sucedía en su ser más recóndito, y ya no eran los mismos que eran antes. Era un rito secreto, una ceremonia secreta. Algo era transferido del Maestro al discípulo. El agua era utilizada como instrumento.

Han habido dos tipos de iniciación en el mundo. En una forma de iniciación se ha utilizado siempre el agua, y en la otra forma de iniciación se ha utilizado el fuego.

En la India, el fuego ha sido utilizado durante siglos como medio de iniciación. Zaratustra empleaba el fuego como medio de iniciación.

Juan el Bautista usó agua. Ambos se pueden usar, y ambos deben ser comprendidos. El agua y el fuego tienen cualidades diferentes; y sin embargo, están profundamente conectados. Son opuestos, pero complementarios. Si pones un recipiente con agua sobre el fuego, el agua desaparece, se evapora. Si arrojas agua sobre el fuego, el fuego desaparece.

Son opuestos, pero en una profunda unidad. El agua fluye hacia abajo, el fuego fluye hacia arriba. En forma natural, el agua nunca irá hacia arriba; y en forma natural, el fuego nunca se dirigirá hacia abajo. Se mueven en diferentes dimensiones, en diferentes direcciones. Si algo debe descender sobre ti, el agua debe ser utilizada como instrumento, como vehículo. Si algo en ti debe ascender, el fuego será el instrumento, el vehículo.

Juan el Bautista derramaba agua, y con el agua que caía ... después de una larga preparación y meditación, todo tu ser se concentraba en el agua que caía y su frescura, que te refrescaría también por dentro. Y por medio del agua, el magnetismo de este hombre, Juan el Bautista, fluirá dentro de ti. El agua es un vehículo muy, muy vulnerable. Si un hombre que tiene poderes curativos en sus manos tan sólo toca el agua, el agua se convierte en una medicina curativa. Y el agua está profundamente relacionada con tu cuerpo; el ochenta por ciento o más de tu cuerpo no es otra cosa que agua.

¿Y has observado lo que la respiración produce en ti? La respiración trae fuego, es oxidación. Tu cuerpo es agua, tu respiración es fuego; existes con estas dos cosas. Cuando la respiración se detiene, el fuego desaparece: el cuerpo pierde calor y muere. Si el cuerpo pierde su agua, se pondrá demasiado caliente, enfebrecido y pronto morirás. Es necesaria una permanente y profunda comunión entre agua y fuego, un profundo equilibrio.

Ingieres alimento a través de la comida, el fuego del sol llega a tu cuerpo. Respiras a través de la respiración, el oxígeno llega a tu cuerpo. Bebes agua; el cuerpo reemplaza continuamente su agua. Existes entre el fuego y el agua.

Juan el Bautista usó el agua para traer algo desde lo alto a tu interior. Esa es una forma de iniciación. Hay una forma más elevada; llevar algo de tu interior hacia lo alto. Esa es la iniciación por fuego.

Juan el Bautista preparó a la gente para que Dios pudiera descender en ellos. Después, Jesús preparó a la gente para que Dios pudiera ascender en ellos. Estas dos son las posibilidades: o asciendes hacia Dios o Dios desciende a ti. El descenso es más fácil, porque simplemente esperas receptivo, como un útero.

Debes haberlo observado : Lao Tze nunca menciona el fuego, siempre habla del agua. Su método de iniciación era como el de Juan el Bautista. Por eso habla acerca de la mente femenina; uno tiene que volverse femenino para recibir. Tal como el agua desciende desde las nubes, así desciende Dios.

Jesús dice: “Juan el Bautista les bautizará con fuego”. Es decir, les guiará a Dios; les ayudará a ir hacia arriba". Es difícil vas de subida. Antes de poder ascender, debes primero aprender cómo ir hacia abajo. Antes de que uno esté listo para ser bautizado por fuego, tiene que estar dispuesto al bautismo por agua y haberlo llevado a cabo. Si no puedes ir hacia abajo, no podrás ir hacia arriba. Ir hacia abajo es muy fácil, esperar y recibir es fácil, pero si incluso eso te resulta difícil, ¿para qué hablar de ascender? Va a ser muy difícil.

Por lo tanto, permite primero que Dios descienda a ti. En el momento en que Dios descienda en ti te volverás muy poderoso, porque ya no serás el mismo. Entonces, ir hacia arriba se vuelve muy fácil; puedes volar, puedes convertirte en fuego.

Juan el Bautista preparó a la gente, preparó el terreno para que descendiera la semilla. Mira, cuando tiras una semilla sobre la tierra, ésta desciende al interior de la tierra. Una vez que se rompe, comienza a subir hacia arriba. El primer acto es bautismo por agua; pones la semilla en la tierra, en donde desciende profundamente y descansa. La semilla no tiene nada que hacer; sólo tiene que descansar y todo sucede. Entonces una energía ascendente: la semilla empieza a moverse, brota, se convierte en un gran árbol, se dirige hacia el cielo.

El árbol necesita agua todos los días, de modo que las raíces puedan hundirse más y más profundamente dentro de la tierra; y el árbol necesita sol, el fuego, de modo que las ramas puedan subir más y más. En los espesos bosques de África, los árboles crecen muy alto, porque los bosques son tan densos que si los árboles no crecen a gran altura, no alcanzan el fuego. Tienen que subir más y más, de modo de poder abrir su ser al sol y recibir el fuego. Si sólo le das agua al árbol, éste morirá; si sólo le das fuego, también morirá. El árbol no puede existir sólo con agua y no puede existir sólo con fuego, en un desierto. Requiere de una estrecha combinación.

Por lo tanto, al principio es necesario un bautismo de agua; ésa es la primera iniciación. Después, es necesario un bautismo de fuego; ésa es la segunda iniciación. Y entre ambos, cuando se obtiene el equilibrio, está la trascendencia.

Cuando el equilibrio está totalmente logrado, y ninguno de los dos es demasiado grande o demasiado pequeño justo en la debida proporción de pronto surge la trascendencia. En el equilibrio está la trascendencia.

sábado, 14 de octubre de 2017

JESÙS Y EL AMOR


El amor no puede ser probado en ningún laboratorio, y el amor no puede ser probado por ninguna lógica. Si tratas de probarlo por lógica, llegarás a la conclusión de que no existe eso que llaman amor, que el amor es imposible. No puede existir ¡pero existe! Hasta los grandes científicos se enamoran. No pueden probarlo en sus laboratorios, no pueden argumentar a su favor, pero también se enamoran. Hasta un Einstein se enamora.

El amor llena de humildad a todo el mundo. Incluso a Einstein, tan orgulloso de su lógica, sus argumentos, su ciencia, de repente, un día, se enamora de una mujer corriente: Frau Einstein. Repentinamente, toda su ciencia desapareció, y comenzó a creer en lo imposible. Hasta sus últimos años solía encogerse de hombros: "Sucede, pero si me preguntas como científico, no lo puedo comprobar o avalar. Pero si me preguntas como hombre sí, sucede".

En sus últimos días dijo: "Si el amor existe, también Dios debe existir. Si un imposible es posible, ¿por qué no el otro?. Murió siendo un hombre profundamente humilde y religioso.

Alguien le preguntó: "Sí nacieras de nuevo, ¿Qué te gustaría ser?.

El contestó: no serìa un científico nuevamente. Más bien, sería un plomero".

¿Qué está diciendo? Está diciendo que ha visto la falsedad de toda lógica y que se ha dado cuenta de la inutilidad de todo argumento científico. Lo que está diciendo es que ha visto una y otra vez que causa y efecto pueden ser el cimiento, pero no son los pináculos. El verdadero templo, el verdadero misterio de la vida, aparece a través del amor, la oración, la felicidad, todos imposibles. Si piensas en ellos, no te es posible creer; pero si les permites que sucedan, surgirán gran confianza y gracia en ti.

La sociedad no puede existir sin Moisés él es imprescindible. La sociedad no puede darse el lujo de prescindir de él; la sociedad sería un caos sin Moisés. El es totalmente necesario, es el cimiento mismo. Pero Jesús es amor. Moisés es necesario; necesario, pero no suficiente. Si sólo Moisés fuese el que dirige al mundo, el mundo no valdría la pena.

Jesús. Una brisa que proviene de lo desconocido, nadie sabe de dónde viene, nadie sabe dónde va. Una penetración de la eternidad en el mundo del tiempo, la entrada de lo misterioso en lo conocido.

Jesús no puede venir sin Moisés, recuérdalo. Moisés será necesario. Èl es el pan; Jesús es el vino. Puedes vivir de pan, pero el pan no tiene nada romántico. El vino, ése es el romance, la poesía, la danza, la celebración, el goce, el éxtasis.

Sí, Moisés puede existir sin Jesús ... Jesús no puede existir sin Moisés. Por eso, Jesús dice una y otra vez: "He venido a completar, no a destruir". Moisés era sólo el cimiento. Jesús levantó el templo de Dios sobre ese cimiento.

Moisés es el ciudadano totalmente correcto, el buen hombre. Jesús no es tan bueno. A veces, uno no sabe si es bueno o malo; él produce confusión. Anda con borrachos, se queda con una prostituta. No, nunca, no puedes imaginarte a Moisés haciendo eso. Moisés es un hombre totalmente recto; pero ahí es donde algo le falta: la belleza, la libertad. Siempre se mueve en la senda adecuada, es como la línea del ferrocarril. Jesús es como un río. Cambia, a veces a la izquierda, otras a la derecha, y a veces cambia totalmente de dirección.

Moisés es absolutamente creíble; Jesús no lo es. Y ocurre a veces que uno no sabe si este hombre tiene razón o está equivocado. Ese fue el problema para los judíos. Ellos habían vivido con el pan de Moisés, habían seguido a Moisés y sus Diez Mandamientos, y de pronto llega este hombre y dice: "Soy la culminación de todo lo que me ha precedido" y "No he venido a destruir, sino a completar".

Pero, ¿qué tipo de culminación es ésta? Èl no se parece a Moisés en absoluto.

No condena el mal. Dice, ¡No juzguéis!". Moisés es un gran juez, y Jesús dice,
"No juzguéis, de modo de no poder ser juzgados". Moisés dice: "No hagáis el mal", y Jesús dice, "No resistáis al mal, produce mucha confusión. Debe haber creado un gran caos. Donde quiera que fue debe de haber traído confusión y conflicto a las mentes de la gente, debe haber creado ansiedad. Por eso es por lo que tomaron venganza y le mataron; es absolutamente lógico.

Buda no fue asesinado en la India, Mahavir tampoco lo fue, algunas veces les arrojaron piedras o cosas así, pero no fueron asesinados, crucificados. Nunca produjeron tanta confusión en la mente como Jesús. Había en ellos algo de Moisés, Y Jesús no tiene nada de Moisés. Mahavir tiene mucho de Moisés. Tiene algo de la ley y algo del amor, ambas cosas.

Jesús es puro amor. Por eso fue crucificado. Tenía que ser crucificado, un amor tan puro no puede ser tolerado, una gracia tan pura es totalmente insoportable; su sola presencia es intolerable, porque duele. La sola presencia de Jesús te sume en la confusión, y la única manera de protegerte y defenderte es matando a este hombre, destruyéndole.

Al destruir a Jesús, la gente trató de vivir sólo con Moisés y con la ley, y olvidarse del amor. El día que Jesús fue crucificado no fue otra cosa que una indicación de que a la mente corriente le gustaría vivir sin amor. El amor fue crucificado, no Jesús. El es un mero símbolo.

Existen muchas complicaciones. Los judíos nunca han logrado entender por qué este hombre, Jesús, influyó tanto al mundo entero y no logró influir en absoluto a los Judíos. Los Judíos son grandes eruditos, sus rabinos son grandes sabiondos; han intentado probar que Jesús no dijo ni una sola palabra nueva, que todo lo que dijo está en las escrituras judías. De ser así, ¿Por qué este hombre se ha convertido en el eje mismo de la humanidad? ¿Qué sucedió? parece increíble.

En parte tienen razón: Jesús no ha dicho una sola palabra que no pueda ser encontrada en los dichos de los viejos rabinos. No, no ha dicho ni una sola palabra nueva. Pero no es por eso que él es único; es único por la forma en que las ha dicho, no por las palabras, sino la forma en que las ha afirmado. En el Viejo Testamento, te cruzas una y otra vez con la expresión: "El Señor ha dicho ... ... Pero eso no es característico de Jesús. Cuando él dice esto, dice: "Yo os digo ... ", no "El Señor ... ..”. Èl es el Señor. El Viejo Testamento dice: "El Señor dice esto"; Jesús dice, "Yo os digo". Los viejos rabinos tartamudean, Jesús habla; la gloria de los viejos rabinos es prestada, la de Jesús es suya propia. Los viejos rabinos hablan desde la autoridad y Jesús habla con autoridad y ésa es una gran diferencia.

Se cuenta que una vez los enemigos de Jesús enviaron a un hombre a prenderle y llevarle al templo. Èl estaba enseñando cerca del templo, y una multitud se había reunido. El hombre fue a prenderle, a tomarle prisionero, pero había mucha gente y tuvo que abrirse paso en medio de la multitud para llegar hasta él y le llevó tiempo. Mientras se habría paso, tuvo que oír lo que este hombre estaba diciendo. De pronto se detuvo, y olvidó por qué había venido. Y entonces le resultó imposible apresar a este hombre. Regresó.

Los enemigos preguntaron: "¿Por qué has vuelto? ¿Por qué no le has apresado?".

El contestó: “Iba a hacerlo, pero sus palabras se quedaron en mis oídos. ¡Y les digo que nadie ha hablado nunca como lo hace este hombre! Me subyugaron la calidad, la autoridad, el poder con que habla. Estaba hipnotizado; me resultó imposible apresarle".

Jesús es amor. El amor tiene autoridad propia, no es algo prestado. Los viejos rabinos y la gente del Viejo Testamento son como la luna, la luz es prestada. Jesús es el sol; él tiene su propia luz. El amor tiene su propia autoridad; la ley nunca tiene su propia autoridad. La autoridad es de Moisés, Manu, Marx; la autoridad es de las escrituras, la tradición, la convención. La autoridad siempre proviene de lo viejo, nunca es fresca y nueva.

Toda moralidad, toda ley, es buena para el fin para el cual está creada, pero no va lo bastante lejos. El amor es necesario. El amor es una forma de locura: lógico e irracional.

sábado, 7 de octubre de 2017

DISFRUTAR LA VIDA


El goce no está permitido; estás condicionado en contra del goce. Desde tu infancia misma te han enseñado que si estás contento, significa que algo anda mal, si eres desgraciado, todo está bien. Nadie se preocupa si eres desgraciado; pero si estás demasiado contento, todo el mundo se inquieta por ti. Debes haber hecho algo malo.

Cuando quiera que un niño está contento, los padres empiezan a buscar la causa: debe haber hecho alguna fechoría o algo. ¿Por qué está tan alegre? los padres no están contentos. Sienten profunda envidia de la alegría del niño. Puede que no se den cuenta de ello, pero están envidiosos. Es fácil tolerar la desgracia de otros, pero es casi imposible tolerar la felicidad de los demás.

Pero desde muy al principio, a cada niño le enseñan a no ser tan alegre. Ser alegre es ser infantil. Ser alegre es ser natural, pero no civilizado; ser alegre equivale, de algún modo, a ser primitivo, inculto. Por lo tanto, has sido educado para no ser alegre, y todo lo que siempre has disfrutado fue condenado una y otra vez. Sí te divertías corriendo y gritando alrededor de la casa, siempre había alguien que estuviese ahí diciendo: "!Deja de hacer tonterías! ¡Haz silencio! ¡Estoy leyendo el periódico!" como si el periódico fuera algo muy valioso.

Un niño gritando y corriendo es una vista mucho más hermosa que cualquier periódico. Y el niño no puede entender: ¿Por qué tengo que detenerme? ¿Por qué no dejas de leer tu periódico?. El niño no puede entender: "¿Qué hay de malo en que corra y esté alegre?".

¡Detente! toda la jovialidad es suprimida, el niño se pone serio. Ahora se sienta en una esquina y se siente infeliz. La energía necesita movimiento: el niño es energía, se deleita en ella. Quiere moverse y bailar y gritar y chillar. Está tan lleno de energía que desea rebalsarse, pero todo lo que hace es malo. O la madre le dice: "Quédate tranquilo", o se lo dice el padre, o la sirvienta, o los hermanos o los vecinos. Todo el mundo parece estar en contra de ese fluido de energía.

Todo el mundo le persigue. El exceso de energía les resulta molesto. Y eso es una delicia para el niño. El no pide mucho; simplemente, pide un poco de libertad para ser feliz y ser él mismo. Pero eso no se le concede.

"Es hora de ir a dormir". Cuando él no tiene ganas de ir a dormir, es hora de hacerlo. Tiene que obligarse a sí mismo. Y cómo vas a forzar el sueño ¿has pensado alguna vez en ello? El sueño no es algo voluntario, ¿cómo puedes forzarlo? Se da vueltas en su cama infeliz, desgraciado y no se imagina cómo va a conciliar el sueño. Pero ya es hora; hay que producir sueño, porque de otro modo, irá en contra de las reglas.

Y entonces, por la mañana, cuando quiere dormir un poco más es entonces cuando tiene que levantarse. Cuando quiere comer algo, se lo impiden; cuando no quiere comer nada, se le fuerza. Y esto sigue y sigue. Poco a poco, el niño llega a la conclusión de que todo lo que le produce alegría tiene algo malo. Todo lo que le hace feliz es malo, y todo lo que le pone triste y serio está bien, es bueno y es aceptado.

Ese es el problema. "¿Por qué se vacila en disfrutar cualquier cosa?". Porque tus padres, tu sociedad, todavía te persiguen.

Si estás realmente conmigo, arroja ese disparate que te han forzado a asimilar. Sólo hay una religión en el mundo y esa religión es, ser feliz. Todo lo demás es inmaterial e irrelevante. Si eres feliz, estás en lo correcto; si eres desgraciado, estás equivocado.

De hecho, siempre que veas a alguien rezando puedes sospechar que algo ha ido mal. Estará rezando por una mujer, rogando por dinero, rogando por algo, rogando por la felicidad. Una persona realmente feliz no reza. La felicidad es su oración, y no puede haber una oración más alta o mayor que el ser feliz.

Una persona feliz no sabe nada acerca de Dios, no sabe nada acerca de la oración. Su felicidad es su Dios, su felicidad es su oración, está realizado. Sé feliz y serás religioso; la felicidad es la meta.

Cada día viene gente a verme, viene la esposa o viene el marido, y la esposa dice ser muy desgraciada porque el marido está haciendo algo malo. Siempre le digo a esa gente que si el marido está haciendo algo malo, lo deje a él ser infeliz. "¿Por qué sufres? El mal, por sí solo, le llevará a ser infeliz ¿Porqué te preocupas tù?".

Pero la esposa dice: "Pero él no es desgraciado. Se va a la taberna y se divierte. No es en absoluto desgraciado".

Entonces yo digo: "Hay algo mal en ti, no en él. La infelicidad es el índice. Tú eres la que debe cambiar; olvídate de él. Si èl es feliz, está en lo correcto .

Te digo: es mejor ir feliz a la taberna que ser infeliz yendo al templo, porque finalmente, uno descubre que la felicidad es el templo. Por lo tanto, lo que hagas no es el problema sino la calidad que traes al acto mientras lo haces.

Sé feliz y serás virtuoso; sé infeliz y cometerás lo que la gente religiosa llama pecado. Debes haberles oído decir que el pecador sufrirá algún día en el futuro, en alguna vida futura, y que el santo será feliz en algún momento futuro, en una vida futura. Yo digo que esto es absolutamente falso. El santo es feliz aquí y ahora, y el pecador es infeliz. La vida es inmediata, no espera tanto.

Por lo tanto, si te sientes infeliz, significa que has estado haciendo algo malo contigo mismo. Si no puedes disfrutar, si aparece algún tipo de vacilación, si sientes temor o culpa, quiere decir que la sombra de tus padres aún acecha desde algún rincón. Puede que estés disfrutando o tratando de disfrutar un helado, pero en lo profundo del inconsciente acecha la sombra del padre o de la madre. "Esto es malo. No comas demasiado, va a hacerte daño". Estás comiendo, pero la vacilación está allí. La vacilación demuestra que existe contradicción.

Trata de entender tu vacilación y tírala a un lado.

Y éste es uno de los fenómenos más increíbles: si arrojas la vacilación, puede ocurrir que dejes automáticamente de comer demasiado helado (porque comer demasiado puede ser parte de ello). Cuando ellos lo prohibieron, crearon simultáneamente cierta atracción. Cada prohibición produce atracción. Ellos dijeron: "No lo comas", y eso ha producido una atracción hipnótica, magnética, hacia el helado.

Si dejas de estar indeciso, dejas a un lado todas las voces paternales, toda la educación a que te obligaron a someterte. Puede que repentinamente comiences a ver el helado como una cosa corriente. A veces uno puede disfrutarlo, pero no es un alimento. No tiene valor nutritivo, puede ser hasta perjudicial. Pero entonces entiendes. Si es perjudicial, comprendes y no lo comes. Y siempre puedes comerlo de vez en cuando, a veces, hasta las cosas perjudiciales no lo son tanto. De vez en cuando puedes disfrutarlo, pero no existe la obsesión de comer grandes cantidades, Esa obsesión forma parte de la represión.

Arroja las vacilaciones. La gente viene a mí y me asegura que quieren amar, pero dudan; quieren meditar pero dudan; les gustaría bailar, pero dudan. Si esta indecisión está ahí y sigues alimentándola, toda tu vida será un desperdicio. Ya es hora: ¡arrójala! Y no es necesario hacer nada más; sólo toma consciencia de que ésta es solamente la forma en que te criaron, nada más.

Con consciencia, puedes deshacerte de ella; no forma parte de tu ser. Está solamente en tu mente, es sólo una idea que ha sido forzada sobre ti. Se ha convertido en un viejo hábito y un hábito muy peligroso, porque si no puedes disfrutar, ¿para qué está la vida? Y esta gente que no puede disfrutar nada: amor, vida, comida, una bella escena, un crepúsculo, una mañana, hermosa ropa, un buen baño, pequeñas cosas, cosas corrientes ... si no puedes disfrutar estas cosas, y hay gente que no puede disfrutar nada: comienzan a interesarse en Dios. Son la gente más difícil; nunca pueden alcanzar a Dios. Dios disfruta con estos árboles; de otra manera, ¿por qué sigue creándolos? El no está harto en absoluto, en absoluto. Durante milenios, El ha estado trabajando en árboles, flores y aves, y sigue escuchando, sigue reemplazando: nuevos seres, nuevas tierras, nuevos planetas. ¡El está, realmente, lleno de color! Mira la vida, obsérvala, y verás el corazón de Dios tal como es.

La gente muy rígida, incapaz de disfrutar nada, incapaz de relajarse, incapaz siquiera de disfrutar un buen sueño, son aquellos que se interesan en Dios. Y se interesan por razones equivocadas. Piensan que tienen que buscar a Dios porque la vida es inútil y vana. Recuérdalo: su Dios está en contra de la vida.

Gurdjieff solía decir: "He buscado en todas las religiones, en todas las iglesias, mezquitas y templos, y he concluido que el Dios de la gente religiosa está en contra de la vida". ¿Y cómo va a estar Dios en contra de la vida? Si Èl está en su contra, no hay motivo por el cual la vida deba existir, o por el cual se permita que ésta exista. Por lo tanto, si tu Dios está en contra de la vida, significa que tú, para tus adentros, estás en contra del Dios verdadero. Estás siguiendo a un Godot, no a Dios.

'Dios es la plenitud misma, Dios es la fragancia misma de la vida, Dios es la unidad orgánica total de la vida. Dios no es algo que exista como una roca muerta, Dios no es estático. Dios es un fenómeno dinámico. Dios no existe, sucede. Cuando estás listo, sucede. No pienses que Dios existe en alguna parte y que tú encontrarás una manera de llegar a Èl. No, no hay ningún sitio, y no hay ningún Dios que te esté esperando en alguna parte.

Dios es algo que te sucede cuando estás listo. Cuando estás listo, cuando la tristeza ha desaparecido y puedes bailar, cuando la pesadez ha desaparecido y puedes cantar, cuando la pesada carga del condicionamiento ya no está en tu corazón y puedes fluir, Dios sucede. Dios no es una cosa que exista; Èl es algo que sucede. Es una unidad dinámica y orgánica.

Sólo hay una esperanza: puedes traer la luz a tu ser. Y eso está a tu alcance ahora mismo, no es nada del otro mundo. ¿Has visto alguna vez a una serpiente deslizarse fuera de su vieja piel? es igual. Simplemente te escurres fuera: perdona y olvida. No te enfurezcas contra tus padres; ellos también fueron víctimas. Siente compasión por ellos.

No te resientas contra la sociedad, no podía haber sido de otra manera. Pero hay algo que sí es posible: puedes deslizarte fuera ahora mismo. Empieza a ser feliz desde este mismo instante. Todo está a tu alcance, sólo es necesario un profundo cambio de actitud: que desde ahora consideres a la felicidad como lo bueno y al sufrimiento como el pecado.

sábado, 30 de septiembre de 2017

LA LEY Y EL AMOR


El Evangelio dice:
“…Pues la ley fue dada por Moisés;
pero la gracia y la verdad
vinieron a través de Jesús, el Cristo”.

La Ley fue dada por Moisés. Moisés es el fundamento del judaísmo. Naturalmente, esto era necesario, porque a menos que la ley sea establecida, el amor no será posible. La ley es imprescindible, es una necesidad, pero no es suficiente.

Moisés le entregó la ley al mundo. La gente era primitiva, inculta; no tenían sentido social. Moisés creó una sociedad, y una de las más perdurables: la judía. Y en realidad, Moisés debe haber sido realmente genial, porque proporcionó la ley, y los judíos han sobrevivido a todo tipo de catástrofes. Debe haberles dado una base muy estable. Pero él era un legislador, al igual que Manu fue el legislador para los Hindúes. Moisés es el Manu de los Judíos; él trajo la ley.

Permítanme contarles una pequeña historia. En cierta ocasión, Moisés se cruzó con un hombre que estaba rezando. Pero su oración era tan absurda no sólo absurda, sino un insulto a Dios que Moisés se detuvo. Era absolutamente ilegal. Era preferible no rezar que hacerlo de esa manera, porque este hombre estaba diciendo cosas increíbles. Decía, "Déjame acercarme a ti, Dios mío, mi Señor, y prometo que limpiaré tu cuerpo cuando esté sucio. Incluso si tienes piojos, yo te los quitaré ... Y soy un buen zapatero, te haré zapatos perfectos. Andas con zapatos tan viejos y tan sucios, están totalmente sucios ... Y nadie cuida de ti, mi Señor. Yo cuidaré de ti. Cuando estés enfermo, te serviré y te daré medicina. ¡Y también soy un buen cocinero!".

¡Así es como estaba orando! Así que Moisés le dijo "¡Detente ! ¡Detén este absurdo! ¿Qué estás diciendo ? ¿A quién le estás hablando a Dios? ¿Y El tiene piojos en Su cuerpo ? ¿Y Sus ropas están sucias y tú las limpiarás? ¿Y no hay nadie ahí para cuidarle, y tú serás Su cocinero? ¿De quién has aprendido esta oración?".

El hombre contestó, "No la he aprendido en ninguna parte. Soy un hombre muy pobre e ignorante, y no sé cómo rezar. La he inventado yo mismo, y éstas son las cosas que conozco. Los piojos me molestan mucho; por lo tanto, le deben molestar a Èl. Y a veces la comida no es buena mi esposa no es una buena cocinera y me duele el estómago. El también debe estar sufriendo. Esta es sólo mi propia experiencia, que se ha transformado en mi oración. Pero si conoces la oración adecuada, enséñamela".

Entonces Moisés le enseñó la oración adecuada. El hombre se inclinó frente a Moisés, le dio las gracias con lágrimas de profunda gratitud, y se alejó. Moisés estaba muy contento. Pensò que había hecho una buena obra. Miró al cielo para ver lo que opinaba Dios del asunto.

¡Y Dios estaba furioso! y le dijo: "Te he enviado ahí para que acerques a la gente a mí, pero has alejado a uno de los que más me ama. Ahora, él orará en forma adecuada, pero no será una oración en absoluto porque la oración no tiene nada que ver con la ley. Es amor. El amor es ley en sí mismo; no necesita otra ley".

Pero Moisés es el legislador. El fundó la sociedad: trajo los diez mandamientos. Esos Diez Mandamientos han sido los cimientos de todo el mundo occidental: judaico, Cristiano, Mahometano, las tres religiones dependen de la ley de Moisés.

Por lo tanto, el mundo entero ha conocido sólo a dos legisladores: el Oriente conoce a Manu y el Occidente conoce a Moisés. Hindúes, Jainas, Budistas: Manu les ha proporcionado la ley, la ley les ha sido dada por Manu; y Moisés se la ha entregado a Mahometanos, Cristianos y judíos.

“Pues la ley fue dada por Moisés ...”
La ley es para la sociedad; el amor es para el individuo. La ley se refiere a cómo te comportas con los demás; el amor se refiere a cómo te comportas contigo mismo. El amor es un florecimiento interior; la ley es la conducta externa. Dado que vives con gente, debes respetar las leyes, pero eso no es suficiente, es bueno, pero no es suficiente. Si una persona se limita a respetar las leyes, estará muerta. Será un buen ciudadano, pero estará muerto. La ley puede ser el fundamento de la sociedad, pero no puede ser el edificio mismo. Puedes vivir según la ley, pero no puedes vivir en ella. No te da suficiente espacio. Para eso, el amor es necesario.

Jesús fue la realización de Moisés. Jesús estaba completando lo que inició Moisés, pero los judíos le negaron; lo que Manu inició lo estaba completando Buda, pero los Hindúes le negaron.

Comienzan a centrarse en la ley. Y desde ese punto de vista, el amor parece estar en contra de la ley. Y en realidad, la ley sólo es necesaria para que el amor pueda llegar a ser posible. La ley es necesaria para que la gente pueda vivir en paz y en amor; la ley no es, en sí, el fin. Es el medio; el amor es el fin. Pero cuando la gente se vuelve demasiado obediente de la ley, hasta el amor mismo parece ilegal. Y se vuelven temerosos del amor, porque ¿quién sabe? estás recorriendo un sendero peligroso.

El amor es locura; la ley, cálculo. La ley es confiable, la sociedad puede decidir con ella. Pero el amor no es confiable ¿quién decidirá? El amor no conoce reglas: no es aritmética, es poesía. Es peligroso. El amor es siempre salvaje, y la ley es social.

Recuerda esto: respeta la ley, pero no te limites a eso; de otra manera, habrás vivido en vano. De hecho, no habrás vivido. Respeta la ley, porque si no lo haces tendrás problemas. Debes vivir en una sociedad, tienes que seguir ciertas reglas, pero sólo son reglas. No hay nada supremo respecto a ellas, no hay nada de Dios en ellas.

Déjame decirte esto: los Diez Mandamientos fueron creados por Moisés. No provienen de Dios, eso no es posible. Esos Diez Mandamientos son reglas humanas del juego. "No robarás", …porque la propiedad es individual.

Pero si el juego cambia y la propiedad llega a repartirse, "No robarás" no tendrá sentido como ley. O bien, si algún día el mundo llega a ser realmente opulento, habrá tanto que nadie robará. Sólo si hay pobreza es posible el robo. La gente está hambrienta y es pobre y entonces roba. Pero si la sociedad es rica como podrìa ser algún día y hay demasiadas cosas: todo lo que necesites, hay más disponible ... entonces, ¿quién será ladrón? El mandamiento desaparecerá en ese momento. Ya no será necesario.

Los Diez Mandamientos son sociales. Moisés trae la ley; Jesús trae la verdad, la gracia, el amor. El amor viene de Dios, la ley viene de la mente. El amor es de Dios, la ley es del hombre.

Y con amor, la gracia y la verdad ocurren. Recuerda esto, porque entender a Jesús es entender el fenómeno del amor. Entender a Jesús es entender los detalles de la gracia. Entender a Jesús es entender la verdad. Recuerda: si puedes entender la verdad, la verdad libera. Y no existe otra liberación.

sábado, 23 de septiembre de 2017

QUIÈN PREPARA EL CAMINO?


Nadie me preparó el camino, ni tampoco yo le estoy preparando el camino a nadie. Esto tiene que ser entendido.

Hay cuatro posibilidades. Una, la más vieja y la más usada, es la que se dio en el caso de Jesús. Juan el Bautista preparó el camino; el discípulo precedió al Maestro. Esto tiene ventajas, pero también tiene limitaciones y defectos, eso es necesariamente así. Cuando el discípulo precede al Maestro, creará limitaciones que le son propias y el Maestro tendrá que funcionar dentro de esas limitaciones. Tiene sus ventajas, pues cuando llega el Maestro, no tendrá que preocuparse de preparar el terreno el terreno ya estará dispuesto, puede comenzar de inmediato a sembrar las semillas pero el terreno estará dispuesto a la manera del discípulo. No puede estarlo al estilo del Maestro; por lo tanto, éste tendrá que funcionar dentro de ciertas limitaciones. Eso es lo que produjo todo el problema en la historia de Jesús.

Juan el Bautista es un tipo de hombre diferente de Jesús, un hombre muy fiero, casi en llamas y siempre enardecido. Usa un lenguaje que le es apropiado, pero que nunca podrá ser apropiado para Jesús. Jesús es muy silencioso, muy apacible. Juan el Bautista no es ese tipo de hombre.

Juan es un profeta y Jesús es un Mesías; y la diferencia entre un profeta y un Mesías es grande. Un profeta es un hombre religioso, profundamente religioso, pero funciona como un político: utiliza el lenguaje de la revolución, utiliza un lenguaje muy violento, excitando los corazones y el ser de los hombres, agitándolos. Un profeta es como un terremoto. Un Mesías es muy tranquilizante, silencioso como un valle del Himalaya, perezoso, adormecido. Puedes descansar con un Mesías. Con un profeta, siempre estarás en movimiento.

Debido a esto, Juan el Bautista usó la terminología de la política: la revolución, el reino de Dios. E incluso ese "reino'' debe ser tomado por la fuerza. Tiene que ser, de hecho, atacado. El no fue comprendido, pues siempre serás mal interpretado si utilizas el lenguaje del mundo exterior para referirte al mundo interior. Los políticos tuvieron miedo: "¿De qué reino está hablando este hombre? ¿De qué revolución? ¿ A qué se refiere cuando dice que el reino debe ser tomado por la fuerza?".

Juan el Bautista es muy impaciente. Desea cambio inmediato; no puede esperar. El creó la atmósfera en que Jesús tuvo que funcionar. Juan el Bautista murió en prisión, fue decapitado por los gobernantes fue absolutamente mal interpretado pero nadie tuvo la culpa: él mismo la tuvo.

Pero debido a él ... y Jesús le iba a seguir, Jesús fue discípulo de su propio discípulo. Fue iniciado por Juan el Bautista, porque éste le precedió. Se creó un vínculo. Fue así como tuvo que utilizar la misma terminología. Era casi seguro que no le comprenderían.

Juan el Bautista murió en prisión, decapitado. Jesús murió en la cruz asesinado. Juan el Bautista también estaba hablando del reino de Dios. Naturalmente, él no era agresivo, pero la terminología en sí parecía política. El era un hombre muy inocente, no tenía nada que ver con política.

Pero Juan el Bautista ayudó, en cierta forma. Jesús pudo trabajar porque todos los discípulos de Juan el Bautista estaban listos para recibirle, él no era un extraño. Juan el Bautista había producido una pequeña abertura, había creado una pequeña claridad en la oscuridad de la humanidad. Cuando llegó fue recibido; había una casa lista para él unas pocas personas receptivas a él. Eso no hubiera sido posible si hubiese venido solo, sin un predecesor. Pero la casa fue construida por Juan el Bautista, y los discípulos que éste atrajo fueron. atraídos por él. Eso produjo el conflicto.

Este es el formato más antiguo: el Maestro es precedido por un discípulo que cumple el rol de predecesor y prepara el terreno. Debido a sus defectos y limitaciones, ha habido otra forma: la opuesta.

Ramakrishna es sucedido por Vivekananda; no es precedido por nadie. El Maestro viene primero, y entonces le sigue el discípulo. Esto tiene sus ventajas, porque el Maestro crea toda la atmósfera, el Maestro es quien crea la situación completa en que va a producirse el crecimiento, cómo van a desenvolverse las cosas. El da el lenguaje, el patrón, la dirección, la dimensión.

Pero esto tiene defectos, porque el Maestro es infinito; y cuando llega el discípulo, éste resulta ser muy finito. Y entonces el discípulo tiene que elegir, porque no puede moverse en todas direcciones. El Maestro puede estar mostrando todas las direcciones, te puede estar guiando hacia el infinito; pero cuando el discípulo llega, debe elegir, debe seleccionar, y entonces fuerza su propio patrón en ello.

Ramakrishna fue sucedido por Vivekananda. Ramakrishna es uno de los florecimientos más grandiosos que hayan ocurrido nunca; Vivekananda es el profeta. Ramakrishna es el Mesías, pero Vivekananda determinó todo el rumbo. Las inclinaciones de Vivekananda eran de tipo extrovertido, no de tipo introvertido. Sus propias inclinaciones apuntaban más hacia la reforma social, hacia el cambio político. Estaba más interesado en traer riquezas a la gente, en destruir la pobreza y el hambre. Cambió enteramente el rumbo.

La Misión Ramakrishna no es fiel a Ramakrishna; la Misión Ramakrishna es fiel a Vivekananda. La Misión Ramakrishna funciona ahora como un servicio social. Siempre que hay hambruna, están allí para servir a la gente. Cuando hay un terremoto, están ahí para servir a la gente. Cuando hay una inundación y ninguna de estas cosas falta en la India ellos están ahí. Son buenos servidores, pero la revolución interior de Ramakrishna ha desaparecido completamente dentro del desierto de Vivekananda.

Ramakrishna funcionó más libremente que Jesús, porque no tuvo un patrón preconcebido. Vivió más espontáneamente que Jesús. No tuvo ningún límite; pudo funcionar en cualquier dirección. Podía volar como un pájaro en el cielo, no había ninguna limitación. Pero luego llega el discípulo. El organiza, y, naturalmente, lo organiza a su manera.

Las dos maneras tienen ventajas, y las dos tienen defectos. También existe una tercera posibilidad, que nunca ha sido utilizada antes. Krishnamurti es el primero en el mundo en utilizar esta tercera posibilidad. La tercera posibilidad consiste en negar a ambos: predecesores y sucesores, ambos. Es negativa.

El método de Krishnamurti es vía negativa. Así entonces, primero negó a aquellos que le prepararon el terreno. Esa era la única forma de desembarazarse de las limitaciones. Negó a todo el Movimiento Teosófico: Annie Besant, Leadbeater, ellos fueron los que prepararon todo el terreno, y trabajaron duro para Krishnamurti. Ellos fueron los que cumplieron el rol de Juan el Bautista para él. Crearon para él una extensa oportunidad en el mundo; pero entonces, cuando él estuvo listo, miró, vio los defectos y las limitaciones: ocurriría lo mismo que en el caso de Jesús. Y entonces, simplemente negó. Negó que ellos prepararan el terreno o que hubiera alguna necesidad de prepararlo.

Al negarles, él estaba consciente de que también tenía que negar su calidad de Mesías, porque si él decía que era el Mesías, podía negar a los predecesores, pero entonces vendrían los sucesores. Y entonces se plantearía el mismo problema que se había presentado con Ramakrishna. Así que negó: "Nadie me ha precedido y nadie va a sucederme". Negó a Leadbeater, a Annie Besant y al Movimiento Teosófico, y durante toda su vida ha negado que alguien vaya a convertirse en su heredero o sucesor.

Esto tiene su belleza propia, pero también sus problemas. Puedes ser libre, muy libre, absolutamente libre porque no. hay limitaciones por ningún lado, ni antes ni después pero tu libertad está en la negatividad. No creas. Tu libertad no alcanza ninguna realización, es vana, no ayudas. Es como si alguien estuviese tan pendiente de no enfermar, trabajando continuamente y pendiente de no caer enfermo, que olvida que a veces también tiene que disfrutar de la salud. De otra manera, puede que no enfermes, pero el sólo estar pendiente de que "Uno no debe enfermarse y debe permanecer alerta" se convierte en un tipo de enfermedad.

Krishnamurti está tan alerta al respecto que ningún tipo de cautiverio debería crearse en ninguna parte, que no debiera existir ninguna atadura. Trabajó duro, pero no pudo ayudar a nadie. Ha sido hermoso para él mismo, pero no ha sido beneficioso para la humanidad. El es un hombre libre, pero su libertad es sólo para él. Esa libertad no pudo llegar a ser saboreada en miles y miles de gargantas; no pudo crear un impulso. El se ha mantenido como un pináculo de la libertad pero no existe puente. Puedes mirarle, es como una hermosa pintura o una hermosa poesía, pero nada se puede hacer al respecto, no te transforma. Ha roto todos los puentes. Esta es la tercera posibilidad, nunca se probó antes. El fue el primero.

Yo he probado la cuarta. Que tampoco ha sido usada. La cuarta consiste en que durante la mitad de mi vida yo mismo he trabajado como Juan el Bautista; y ahora, durante la otra mitad funcionaré como un Cristo. Esta es la cuarta posibilidad: preparar el terreno y también sembrarlo, sembrar las semillas.

También tiene sus inconvenientes; es imposible encontrar un camino que no los tenga. Tiene cualidades y tiene defectos. La ventaja es que soy ambos: por lo tanto soy, en cierta forma, totalmente libre. Todo lo que he hecho en mi primer paso lo hice sabiendo perfectamente bien cuál iba a ser el segundo paso. El Juan el Bautista que había en mí conocía perfectamente bien al Cristo que iba a seguirle: ambos se hallaban en profunda armonía. Son una persona; no hay problema en ello. Por lo tanto, el Juan el Bautista que había en mí no podía crear ninguna limitación para el Jesús que iba a seguirle, libertad total.

Y ningún Vivekananda me va a seguir. Yo soy mi propio Vivekananda y soy mi propio Juan el Baustista; por lo tanto, nadie puede limitarme en forma alguna cuando me haya ido. Y soy positivo: si Krishnamurti es vía negativa, yo soy vía positiva. He aceptado ambos papeles, y tengo una cierta libertad que ni siquiera Krishnamurti puede tener. El tiene que negar constantemente, y la negación en sí se convierte en una preocupación, en una profunda ansiedad. No tengo nada que negar; sólo tengo que decir que sí a la totalidad.

Pero existen problemas, y el problema más grande es que siempre seré contradictorio. Todo lo que ha dicho Juan el Bautista, tendrá que contradecirlo el Cristo que hay en mí. Siempre seré contradictorio.

Durante muchos años me estuve moviendo, llegando a cada persona, a cualquiera que tuviera alguna capacidad de crecimiento. Nunca nadie pensó que algún día el vagabundo que había en mí simplemente se sentaría en su habitación cerrada y que ni siquiera saldría de esa habitación ¡contradictorio! Durante años hablé en términos de revolución: naturalmente Juan el Bautista tiene que hablar de esa manera. Entonces, de repente, dejé de hablar de la revolución, de la sociedad, del bienestar de la humanidad; olvidé todo al respecto. Ahora sólo existe el individuo.

Contradictorio. Si observas, puedes encontrar dos corrientes paralelas, y la primera corriente ha estado en constante contradicción con la otra corriente. Durante esos muchos años, el Acharya, el Juan el Bautista, estaba haciendo una cosa. Ahora el Bhagwan, algo completamente diferente, está haciendo algo totalmente contradictorio.

Más tarde, será imposible decidir si este hombre era uno solo o dos. Y me figuro que algún día alguien sospechará que este hombre eran dos, porque las contradicciones son obvias, y no hay manera de resolverlas. Este es el problema conmigo, pero alguien tenía que probar la cuarta posibilidad, y estoy feliz de haberla probado yo. Cada cosa en esta tierra tiene sus inconvenientes, así que no puedes escapar de los inconvenientes. Por una u otra parte aparecerá el problema; por lo tanto, es solamente cuestión de elección, lo que a ti te acomode.

Esto me acomoda perfectamente. Ser libre para contradecirse es un gran prodigio, porque así no me preocupo en absoluto de lo que digo. No guardo cuentas, no necesito preocuparme acerca de lo que dije ayer. Puedo contradecirme: ésta es una gran libertad.

Y si me amas, sé que encontrarás en lo profundo de mí que las contradicciones ya están resueltas. Pero eso le ocurrirá sólo a aquellos que confían, eso sólo les sucederá a aquellos que se acerquen más y más a mí. Todas las contradicciones están en la superficie: en mi interior ya están resueltas, porque soy uno.

Funcioné como Juan el Bautista; ahora funcionaré como Cristo. Así que nadie me ha precedido, y nadie será mi sucesor.

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