sábado, 31 de marzo de 2018

LA POESÌA DE LOS EVANGELIOS


En política, en ciencia, en economía, en historia, las palabras debieran ser lineales, unidimensionales. Pero si todo el lenguaje se vuelve unidimensional, la religión se resentirá mucho, la poesía se resentirá mucho, el romance se resentirá mucho. En poesía, la palabra debiera ser multidimensional, debiera significar muchas cosas, de modo que la poesía tenga profundidad y puedas seguir y seguir.

Esa es la belleza de los viejos libros. Puedes leer el Gita todos los días, puedes leer los evangelios todos los días, y cada vez puedes encontrarte con un significado nuevo y fresco. Puede que hayas leído el mismo párrafo mil veces, y nunca antes se te había ocurrido que éste podía ser el significado. Pero esta mañana ocurrió, estabas en un estado de ánimo diferente. Estabas contento, fluido: surgió un nuevo significado. En otra ocasión, no estás tan contento ni tan fluido, y el significado cambia. El sentido cambia dependiendo de ti, según tu estado de ánimo y clima.

Llevas un clima interno que varía constantemente, tal como el clima externo. ¿Lo has observado? A veces estás triste y miras a la luna y la luna parece triste, muy triste. Estás triste, y una fragancia te llega desde el jardín, y parece muy triste. Miras las flores: más que hacerte feliz, te ponen melancólico.

Y entonces, en otro momento, estás feliz, vivo, fluido, sonriente: la misma fragancia llega y te rodea, baila a tu alrededor y te hace tremendamente feliz. La misma flor... y cuando la ves abrirse, algo también se abre en ti. La misma luna, y no puedes creer cuánto silencio y cuánta belleza desciende sobre ti.

Hay una profunda participación: se transforman en compañeros en un profundo misterio. Pero depende de ti. La luna es la misma, la flor es la misma: depende de ti.

Las viejas lenguas son muy fluidas. En Sánscrito hay palabras... una palabra puede tener doce significados. Puedes jugar con ella., y te revelará muchas cosas. Cambiará junto contigo, siempre se ajustará a ti. Es por ese motivo que las grandes obras de la literatura clásica son eternas. Nunca se agotan.

Pero el periódico de hoy no tendrá valor mañana, porque su significado no tiene vitalidad. Simplemente, dice lo que dice; no hay nada más en él. Parecerás un tonto si lo lees mañana. Es prosa común; te da información, pero no tiene profundidad, es plana.

Dos mil años han pasado desde que habló Jesús, y sus palabras están tan vivas y frescas como nunca. Nunca van a envejecer. No envejecen, permanecen frescas y jóvenes. ¿Cuál es su secreto?

El secreto consiste en que significan tantas cosas que siempre puedes encontrar una nueva puerta en ellas. No es un departamento de un solo cuarto. Jesús dice: "La casa de mi Dios tiene muchas mansiones". Hay muchas puertas, y siempre hay nuevos tesoros por ser revelados, por ser descubiertos. Nunca te encuentras de nuevo con el mismo paisaje. Tiene una cierta infinidad.

Es mucho lo que se ha perdido al traducir la Biblia del Hebreo al inglés. Al traducir el Gita a las lenguas modernas, es mucho lo que se ha perdido. Al traducir el Corán, toda la belleza se ha perdido, porque el Corán es poesía. Es algo que deberías cantar, es algo con lo cual deberías bailar. No es prosa. La prosa no es el estilo de la religión; la poesía lo es.

Recuerda esto siempre, y no te limites. Jesús es vasto, y la Biblia inglesa es muy pequeña. Puedo entender lo reacios que son algunos viejos autores respecto a que sus libros se traduzcan. Esto tiene una profunda significación.

Puedes traducir prosa; no hay problema. Puede que resulte difícil traducir a cualquier lengua un libro sobre la teoría de la relatividad, pero la dificultad no es la misma que existe con la Biblia, el Gita o el Corán. Puede ser traducido, nada se perderá; no tiene poesía.

Pero cuando traduces poesía, es mucho lo que se pierde, porque cada lengua tiene su propio ritmo, cada lengua tiene sus propias formas de expresión. Cada lengua tiene su propio compás y música; no puede ser traducida a otra lengua. Se perderá esa música, se perderá ese ritmo. Tendrás que reemplazarlas por otro ritmo y otra música.

Por lo tanto, es posible: la poesía corriente se puede traducir. Pero cuando la poesía es realmente extraordinaria, de otro mundo... cuanto más grande y profunda es, más difícil resulta casi imposible.

Yo trato a Jesús como a un poeta. Y lo es. Van Gogh ha dicho respecto a él que es el artista más grandioso que haya pisado la tierra. Y lo es. Habla con parábolas y con poesía, y quiere decir muchas más cosas de lo que sus palabras pueden expresar. Permíteme que te transmita la sensación de esa infinidad de significados.

La poesía no es tan clara, no puede serlo. Es un misterio. Es muy temprano por la mañana; por todas partes ves una bruma, fresca, acaba de nacer. Pero hay nubes, no puedes ver muy lejos. No hay necesidad; la poesía no es para lo lejano. Te da una percepción para mirar lo cercano, lo próximo y lo íntimo.

La ciencia investiga e investiga lo lejano; la poesía sigue revelando, de una nueva manera, lo íntimo, lo cercano, aquello que siempre has conocido, aquello que es familiar: el mismo sendero que has estado pisando toda tu vida. La poesía revela el mismo sendero, pero con un nuevo matiz, un nuevo color, una nueva luz. Eres repentinamente transportado a un nuevo plano.

Trato a Jesús como a un poeta. Y esto ha sido muy malinterpretado. La gente le sigue tratando como a un científico. Están locos si le tratan como a un científico. Entonces parecerá absurdo; todo el asunto parecerá milagroso. Si en esas condiciones quieres creer en él, tienes que ser muy supersticioso. O tienes que deshacerte de él completamente: el bebé junto con el agua del baño.

Èl es tan absurdo. Puedes creer en Èl, pero tienes que creer muy ciegamente. Esa creencia no puede ser natural, espontánea. Tienes que forzarla. Tienes que creer por creer, y tienes que forzarte a ti mismo. O bien, tienes que alejarte completamente. Ambas actitudes son erróneas. Debieras amar a Jesús, no creer en él. No hay necesidad de pensar en pro o en contra de él.

¿Has observado?, nunca piensas en pro o en contra de Shakespeare. ¿Por qué? Nunca piensas en pro o en contra de Kalidas. ¿Por qué? Nunca piensas en pro o en contra de Rabindranath. ¿Por qué? Porque sabes que son poetas. Disfrutas con ellos, no estás ni en pro ni en contra.

Pero con Jesús, Krishna, Buda, piensas en pro o en contra, porque crees que están polemizando. Déjame decirte esto: no están argumentando. No tienen tesis que probar, no tienen dogma. Son grandes poetas: más grandes que Rabindranath, más grandes que Shakespeare, más grandes que Kalidas, porque lo que les ha ocurrido a Rabindranath, Kalidas y Shakespeare es sólo un vislumbre. Lo que les ha pasado a Jesús, a Krishna, a Buda, es una comprensión.

Lo que para un poeta es un vislumbre, para un místico es una realidad. Ellos han visto. No sólo visto, han tocado. No sólo tocado, han vivido. Es una experiencia vivida.

Siempre considéralos como grandes artistas. Un pintor simplemente pinta un cuadro; un poeta simplemente escribe un poema... un Jesús crea un ser humano. Un poeta cambia un lienzo: era llano, corriente, pero su toque lo hace precioso.

Pero, ¿no puedes acaso ver que Jesús toca a gente muy corriente, un pescador, Simón llamado Pedro, a él le toca, y por su mero contacto este hombre es transformado en un gran apóstol, un gran ser humano? Surge una cima, se abre una profundidad. Este hombre ya no es corriente. Era sólo un pescador que arrojaba su red al mar; y hubiera hecho esto toda su vida, quizás por muchas vidas, y nunca hubiera pensado, imaginado, soñado, lo que Jesús transformó en realidad.

En la India, tenemos un mito acerca de una piedra llamada paras. La piedra paras es alquímica. Tocas hierro con la paras y se convierte en oro. Jesús es un paras. Toca metal corriente, e inmediatamente el metal es transformado: se convierte en oro. Transforma seres humanos corrientes en deidades, y no ves el arte en ello. No es posible concebir arte más grande.

Para mí, los evangelios son poéticos. Si hablo de nuevo acerca del mismo evangelio, no diré lo mismo, recuerda. No sé en qué estado de ánimo, en qué clima, estaré entonces. No sé por qué puerta entraré entonces. Y la casa de mi Dios tiene muchas mansiones. No es finita.

sábado, 24 de marzo de 2018

JUDAS


Cuando plantas un jardín, también brotan malezas. Las malezas también forman parte. Cuando un Jesús llega, habrá también un judas, porque todo el asunto es tan tremendamente significativo que necesariamente alguien lo traicionará. Tiene tanta altura que alguien se sentirá necesariamente muy herido por ello: el ego.

Judas sufrió mucho daño. Y no era un mal hombre, recuérdalo. De hecho, era el único entre todos los discípulos de Jesús que era educado, cultivado, que pertenecía a una sociedad y a una familia sofisticada. Era, naturalmente, el más egoísta. Los otros eran sólo pescadores, granjeros, carpinteros, gente así, gente corriente, del estrato más corriente de la sociedad. Judas era especial. Y siempre hay conflicto cuando alguien se siente especial. El quería guiar hasta a Jesús. Lo intentó muchas veces. Y si le escuchas, existe la posibilidad de que Judas te convenza más que Jesús.

Sucedió: Jesús llegó a visitar la casa de María Magdalena. María estaba profundamente enamorada. Derramó un perfume precioso, muy precioso, en sus pies, toda la botella. Era un perfume muy escaso: se podría haber vendido.

Judas objetó de inmediato. Dijo: "Deberías prohibir a la gente que hiciera tales tonterías. Todo se ha desperdiciado, y en la ciudad hay gente pobre, que no tiene nada que comer. Podríamos haber distribuido el dinero entre la gente pobre".

Parece un socialista, un precursor de Marx. Mao, Lenin, Trotsky: todos ellos estarían de acuerdo con él.

¿Qué es lo que dijo Jesús? Dijo: “…no te preocupes por esto. El pobre y el hambriento siempre estarán aquí, pero yo me habré ido. Puedes servirles siempre y siempre no hay prisa pero yo me habré marchado. Mira el amor, no el valioso perfume. Mira el amor de María, su corazón”.

¿Con quién estarás de acuerdo? Jesús parece ser muy burgués, y Judas parece ser perfectamente económico. Judas está hablando acerca de los pobres, y Jesús simplemente dice: "Está bien. Yo me iré pronto, así que permite que ella me dé la bienvenida como quiera. Permite que su corazón haga todo lo que desee, y no pongas tu filosofía entremedio. La gente pobre siempre estará ahí; yo no estaré aquí para siempre. Sólo estoy aquí por un breve lapso de tiempo".

Normalmente, tu mente estará de acuerdo con Judas. Parece tener toda la razón. Era un hombre cultivado, de modales pulcros, sofisticado, un pensador.

Y traicionó. Sólo él podía traicionar, porque su ego fue herido a cada paso. Siempre se sintió superior a todos los otros discípulos de Jesús. Siempre se mantuvo aparte, no se mezcló con la multitud. Siempre pensó que él no formaba parte de la multitud. A lo más era un segundo, sólo después de Jesús y eso también, de mala gana. En el fondo, debió creer que él era el primero. No podía decirlo, pero estaba en su corazón.

El fue terriblemente dañado. Jesús estaba dañando continuamente sus egos. Un Maestro tiene que hacerlo, porque si un Maestro mima los egos, no será de ninguna ayuda, lo envenenará todo. Entonces puedes suicidarte a través de él, pero no podrás resucitar.

Judas fue el más dañado, porque era el más egoísta. Y Jesús tenía que herirle más. El tomó venganza. Y era un buen hombre; no hay duda de eso. Ese es el problema con la gente buena.

Vendió a Jesús por treinta rupias. Estaba tan preocupado por el perfume y lo que costaba ¡fíjate en su mente! y vendió a Jesús por treinta rupias, treinta piezas de plata. Jesús ni siquiera era tan costoso.

Pero después, cuando Jesús fue asesinado, crucificado, empezó a sentirse culpable. Así es como funciona un buen hombre. Empezó a sentirse muy culpable, su conciencia empezó a remorderle. Se suicidó. El era un buen hombre, tenía conciencia moral. Pero no tenía consciencia (*)
(*) En español no parecen existir palabras diferentes para los conceptos de "consciousness" (aludiendo a lo nuclear del ser humano, al testigo que hay en todos nosotros), y “conscience" (los códigos de conducta implantados por la sociedad, reflejados en nuestra conciencia moral). Por tanto, "consciousness" se traducirá como consciencia, y "conscience", como "consciencia moral" o sólo como "conciencia" (Nota del Traductor).

Esta distinción tiene que ser captada profundamente. La conciencia moral es prestada, dada por la sociedad; la consciencia es tu logro. La sociedad te enseña qué es lo que está bien y qué es lo que está mal; haz esto y no hagas aquello. Te da la ley, la moralidad, el código, las reglas del juego. Esa es tu conciencia moral. Fuera, el policía; dentro, la conciencia. Esa es la manera como la sociedad te controla.

Si vas a robar, el policía está fuera para impedírtelo. Pero puedes engañar al policía, puedes encontrar la forma. Por lo tanto, la sociedad ha implantado un electrodo, profundamente dentro de ti: la conciencia moral. Tu mano empieza a temblar, todo tu ser interno, sientes que tu ser interno está diciendo: "No hagas esto; es malo".

Es la sociedad hablando a través de ti. Es sólo la sociedad, implantada dentro de ti.

Judas tenía una conciencia, pero Jesús tenía consciencia. Esa fue la fisura. Un hombre de conciencia moral nunca puede entender al hombre de consciencia, porque el hombre de consciencia vive momento a momento, no tiene reglas que seguir.

Jesús estaba más interesado en el amor de la mujer, María. Era algo tan profundo que impedir su acto hubiera significado herir su amor; se hubiera encogido dentro de sí misma. Derramar el perfume a los pies de Jesús era sólo un gesto. Detrás de esto, María Magdalena estaba diciendo: "Me gustaría derramar el mundo entero a tus pies. Esto es todo lo que tengo: lo más precioso que poseo. Derramar agua no será suficiente; es algo demasiado barato. Esta es la cosa más preciosa que tengo; pero aún así, esto no es nada. Me gustaría derramar mi corazón, me gustaría derramar todo mi ser ......

Pero Judas estaba ciego a aquello. Era un hombre de conciencia: vio el perfume y dijo "Es muy costoso". Estaba completamente ciego a la mujer y a su corazón, a la expansión de consciencia que había en ese gesto. El perfume le pareció demasiado precioso, y el amor, era completamente desconocido para él.

El amor estaba ahí. Lo inmaterial estaba ahí, y también estaba allí lo material. Lo material es el perfume, lo inmaterial es el amor. Pero Judas no pudo ver lo inmaterial. Para eso, necesitas los ojos de la consciencia.

Un hombre de conciencia moral estará siempre en conflicto con un hombre de consciencia, porque el hombre de consciencia ve cosas que el hombre de conciencia no puede ver. Y el hombre de consciencia sigue su consciencia; no tiene reglas que deba seguir.

Siempre serás consistente si tienes reglas, porque las reglas están muertas. Con ellas, tú también estás muerto: eres predecible. Pero si tienes consciencia, eres impredecible. Uno nunca sabe.

sábado, 17 de marzo de 2018

LA MENTE HUMANA


Cuando al tercer día Jesús revivió, resucitó, trató de acercarse a sus discípulos varones. No le pudieron ver, porque para ellos, el hecho de que estaba muerto ya estaba establecido, y sólo ves las cosas que esperas ver. Si no esperas algo, no lo ves.

Tus ojos seleccionan mucho. Si estás esperando a un amigo, podrás verle hasta en una multitud. Pero si no le estás esperando, si le has olvidado completamente, estarás por un momento desconcertado cuando llegue y llame a tu puerta: ¿quién es esta persona?

Habían establecido el hecho de que Jesús estaba muerto; por lo tanto, cuando Jesús se cruzó en su camino, no pudieron reconocerle, no pudieron verle. Hasta se ha dicho que caminó varias millas con dos discípulos mientras ellos hablaban de la muerte de Jesús. Su muerte les hacía sentir muy desgraciados: ¡y Jesús estaba caminando con ellos, estaban hablando con él! Pero no pudieron reconocerle.

Jesús fue primero reconocido por María Magdalena, una prostituta. Ella fue corriendo a ver a los discípulos varones, que se encontraban en gran conferencia: ¿qué hacer? ¿cómo extender el mensaje al mundo entero? ¿cómo crear la iglesia? Mientras ellos planeaban el futuro, ella llegó corriendo y dijo:" ¿Qué están haciendo? ¡Jesús está vivo!".

Ellos se rieron. Le dijeron: "Mujer loca, has debido imaginártelo" la mente masculina siempre piensa que esas cosas son imaginaciones. Empezaron a hablarse unos a otros: "Esta pobre mujer, María Magdalena. Se ha vuelto loca. La crucifixión de Jesús ha sido tal conmoción para ella". Sintieron lástima por ella.

Ella insistió: "No sientan pena por mí. ¡Jesús ha resucitado!

Ellos se rieron y dijeron: "Lo entendemos. Necesitas descanso, estás demasiado conmovida por su muerte. Es tu imaginación".

Siempre ha habido gran cantidad de mujeres en torno a Buda, Krishna, Jesús, Mahavir. Fueron las primeras en llegar, fueron los primeros discípulos. Es natural.

Por lo tanto, no te sorprendas. Dos mil o dos millones de años... la mente humana siempre seguirá siendo la misma. La humanidad entera sigue siendo la misma; la revolución es individual. Puedes ser transformado como individuo. Entonces, trasciendes la multitud.

Sólo, la otra noche estaba leyendo una obra de Samuel Beckett: un pequeño libro, el más pequeño que puedas imaginar una obra breve. El nombre de la obra es Aliento. La duración de toda la obra es sólo de treinta segundos... treinta segundos. No hay ningún actor en ella, no hay diálogo. Sólo un escenario.

Sube el telón. Muchas cosas están por el suelo. Cachivaches, como si alguien hubiera salido con mucha prisa de la casa. Todo tipo de cosas se hallan revueltas, sin orden. Y desde atrás, se oye un suspiro de un niño pequeño, recién nacido. Entonces, después de treinta segundos, el jadeo de un anciano al morir. Eso es todo; pero esto es todo lo que la vida es. Treinta segundos: un suspiro y un jadeo. El primer esfuerzo para inhalar y el último esfuerzo para aferrarse al aliento... y todo se acaba.

La vida es corta: ni siguiera dura treinta segundos. Ùsala, ùsala como una oportunidad para crecer, úsala como una oportunidad para ser, y no te preocupes de otras cosas: el resto es porquería. Sólo esto es verdad: el suspiro y el jadeo, y todo lo demás es sólo porquería. Olvídate de ello ¿qué tienes tú que ver con eso?

No deberías preocuparte de que el mundo haya o no cambiado. El mundo es el mismo, tiene que ser el mismo. Sólo tú puedes ser diferente; el mundo nunca será diferente. Cuando te vuelves alerta, consciente, trasciendes el mundo.

sábado, 10 de marzo de 2018

LA INFELICIDAD


Sigo diciendo que sean felices, y cuanto más digo: "Sean felices", más conscientes se vuelven de su infelicidad. Si no les digo que sean felices, nunca alcanzarán la cima del dolor y la angustia.

Cuanto más me escuchen, más angustia verán surgir. Esa es la única manera de hacerles infelices, forzarles constantemente: ¡sean felices! No pueden serlo; por lo tanto, sienten la infelicidad a su alrededor. Incluso lo que solían creer que era felicidad: hasta eso desaparece, y se sienten absolutamente desesperados. Hasta la felicidad momentánea desaparece, y el desierto llega a ser total. Todas las esperanzas y todos los oasis desaparecen.

Pero ahí es donde el salto ocurre. Cuando eres realmente infeliz, totalmente infeliz, sin siquiera un rayo de esperanza, de pronto tiras por la borda toda la infelicidad. ¿Por qué? ¿porqué sucede esto? Sucede porque la infelicidad no se aferra a ti; tú te aferras a la infelicidad. Una vez que sientes su angustia en forma total, la tiras; no hay nadie más que la lleve por ti.

Pero nunca la has sentido tan intensamente; siempre te has mantenido a medio camino. Te sientes un poco desgraciado, pero siempre hay una esperanza para el futuro: "La felicidad vendrá mañana. Un pequeño desierto, pero el oasis está cerca". A través de esta esperanza, te mantienes.

La infelicidad permanece a través de tu esperanza. Todo mi esfuerzo consiste en matar la esperanza, en dejarte en una oscuridad tan total que ya no puedas permitir ningún otro sueño.

Una vez que esta intensidad alcanza los cien grados, te evaporas. Entonces ya no puedes aguantarla más; de pronto, como sea que la llames: infelicidad, ego, ignorancia, inconsciencia, o lo que tengas: como quieras llamarlo se derrumba.

Te contaré una historia.

Sucedió: Un granjero tenía un carnero con pedigrí. Era un hermoso animal; pero a veces se volvía loco, y el pastor que le cuidaba estaba muy preocupado. Siempre quería deshacerse de él, pero el granjero le tenía mucho aprecio.

Un día llegó a ser demasiado para el pastor, y entonces dijo: "Ahora elija: o el carnero o yo. Renuncio... o bien, este carnero se va. Es un animal loco y crea problemas todo el tiempo. Se pone tan furioso y tan peligroso que a veces uno siente que va a matar".

El granjero tenía ahora que tomar una decisión, así que preguntó a sus amigos qué podía hacer. En ningún caso quería que el carnero fuera vendido. Sugirieron a un psicólogo de animales.

Vino el psicólogo. El granjero estaba escéptico, pero quería hacer lo posible para salvar al carnero. El psicólogo se quedó cuatro días. Miró, observó, tomó notas, analizó; entonces dijo: "No habrá problema. Anda al mercado, adquiere un gramófono y traes discos de Beethoven, Mozart, Wagner: música clásica.

Cada vez que el carnero se vuelva loco, furioso, pon un disco clásico. Tócalo y eso le calmará; quedará completamente tranquilo".

El granjero no podía creer que todo pudiera arreglarse así; pero había que probar, así que lo hizo. ¡Resultó! El carnero se silenciaba y tranquilizaba de inmediato.

Durante un año no hubo problemas. Un día, el pastor llegó de pronto corriendo, y dijo: "Algo ha ido mal, no sé qué. ¡El carnero se ha matado! Como de costumbre, viendo que se ponía furioso de nuevo, le puse un disco. Pero se puso aún peor. Entonces se volvió totalmente loco y simplemente embistió contra la pared. Se rompió el cuello y murió".

El granjero fue allí. El carnero yacía muerto cerca de la pared. Entonces miró al gramófono para ver qué disco era el que estaba puesto. Había habido una terrible equivocación: no era un disco de música clásica, sino uno de Frank Sinatra... cantando. "Nunca habrá otro como tú". Eso produjo el problema.

"Nunca habrá otro como tú", el ego es el que causa toda locura, infelicidad, sufrimiento. Esa va a ser la causa de tu muerte, eso va a ser lo que te romperá el cuello.

Puedes soportarlo si no le das toda su intensidad. Todo mi esfuerzo está en llevarte a una cima en donde no puedas aguantarlo. O lo tiras o te tiras a ti mismo. Y siempre que surge esa elección, que tienes que tirar tu sufrimiento o tirarte a ti mismo, tirarás el sufrimiento.

Y con el sufrimiento: el ego, la ignorancia, la inconsciencia, todas ellas desaparecen. Son diferentes nombres del mismo fenómeno.

domingo, 4 de marzo de 2018

NEGARSE A SI MISMO


Y dijo Jesùs: “ Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo y tome cada día su cruz a cuestas, y sígame.”

“Si alguno quiere venir en pos de mí..” Si has decidido venir en pos de mí, entonces esto es lo que tienes que hacer. Esta es la disciplina, la única disciplina que Jesús dijo: niégate a tí mismo.

Cuando llegas ante un hombre como Jesús, tienes que tirar tus propias ideas y tu ego. Tienes que abandonar totalmente tus propias decisiones, porque solamente si tiras tus ideas, tus decisiones, tu ego, puede Jesús penetrar dentro de ti. Al poco tiempo, no necesitarás a Jesús una vez que has tirado tu ego, las cosas empezarán a pasarte por sí solas pero como primer paso: niégate a tí mismo.

Y la segunda cosa: “…y tome cada día su cruz a cuestas..”. Una vida con Jesús es una vida momento a momento. No es un planeamiento del futuro. No hay plan; es algo espontáneo. Uno tiene que vivir momento a momento y tomar cada día su cruz a cuestas.

¿Y por qué una cruz?, porque entregarse equivale a morir. ¿Y por qué una cruz?, porque entregarse es dolor, es sufrimiento. Todo tu ego sufrirá y arderá. Tus ideas, tu pasado, tu personalidad, estarán ardiendo continuamente. De ahí la cruz. La cruz es un símbolo de muerte y hasta que mueras, nada es posible; antes de que mueras, la resurrección no será posible.

“…niéguese a sí mismo, y tome cada día su cruz a cuestas..”. Esto tiene que hacerse cada mañana, diariamente. No puedes pensar que: "Sí, me he entregado una vez. Ya se acabó". No es tan fácil. Tendrás que entregarte un millón de veces. Tendrás que entregarte a cada momento, porque la mente es muy astuta. Tratará de recuperarte. Si piensas que te has entregado una vez y que con ello has liquidado el asunto, la mente te envolverá de nuevo. Tiene que hacerse a cada momento hasta que estés totalmente muerto y una nueva entidad haya surgido, hasta que un nuevo hombre haya nacido en tu interior, hasta que no tengas continuidad con el pasado: cuando haya ocurrido una ruptura.

Lo sabrás, porque no te reconocerás a ti mismo. ¿Quién eres? No te será posible ver en qué forma estabas conectado con el pasado. Reconocerás sólo una cosa: que ha surgido un repentino intervalo. La línea se ha roto, el pasado ha desaparecido, y algo nuevo, que no tiene nada que ver con el pasado, que no está conectado con él en absoluto, ha entrado en ti. El hombre religioso no es un hombre modificado, el hombre religioso no es un hombre con un nuevo decorado. El hombre religioso no guarda ninguna relación con el pasado. Es absolutamente nuevo.

Tambièn dijo: “…Pues quien quisiera poner a salvo su vida, la perderá; mas quien perdiera su vida por mí, la salvará.”

Piérdela y la tendrás; aférrate a ella y la perderás. Parece paradójico, pero es una simple verdad. La semilla muere en la tierra, y se transforma en un gran árbol. Pero la semilla puede aferrarse a su propio ser, protegerse y defenderse a sí misma, porque para la semilla lo que viene aparece como la muerte. A la semilla nunca le será posible ver la planta; por lo tanto, es una muerte.

Nunca podrás ver al hombre del que estoy hablando; por lo tanto, es una muerte perfecta. Ni siquiera te puedes imaginar a ese hombre, porque si te lo imaginas, éste será un continuo de lo que eres ahora. No puedes tener esperanzas respecto a ese hombre, porque si son tus esperanzas, entonces tus esperanzas serán el puente . No, estás en total oscuridad respecto a ese nuevo hombre: por eso, la confianza es necesaria.

No puedo probártelo, no puedo discutir respecto a eso, porque mientras más discuta acerca de eso y trate de probarlo, más imposible te resultará. Si llegas a estar convencido, la barrera será perfecta, porque tu convicción será tu convicción y lo nuevo llegará solamente cuando tú te hayas ido totalmente. Todas tus convicciones, ideologías, argumentos, pruebas, se han ido y sólo se ha quedado la ausencia. Y en esa ausencia, los cielos se abren y el espíritu de Dios desciende como una paloma y se posa sobre ti.

“…màs quien perdiera su vida por mí, la salvará.”

¿Por qué Jesús insiste en: “por mí”? Mira bien el problema: si vas a morir completamente y un nuevo hombre va a surgir sólo cuando tú ya no estés ... ¿quién será el puente entre lo que eres ahora y lo que vendrá? ¿Quién será el puente? Tú no puedes ser el puente; de lo contrario, el nuevo no será nuevo: será sólo una modificación de lo viejo.

El Maestro se transforma en el puente. Êl dice: "Muere silenciosamente. Estoy aquí para cuidar de ti. Entra en la muerte; me ocuparé de que lo nuevo pueda surgir. No te preocupes, relájate ... por mi.

Es por ese motivo que la verdadera religión nunca se convertirá en filosofía, nunca se transformará en una teología. Nunca estará basada en argumentos; no puede estarlo. Su misma naturaleza lo prohíbe. Seguirá siendo una confianza. Si confías en mí, puedes morir fácilmente, sin miedo. Sabes que estoy ahí. Me amas y sabes que te amo; por lo tanto, ¿de qué tener miedo?

Sucedió una vez: un joven, recién casado, estaba pasando su luna de miel. Era un Samurai, un guerrero japonés. Se dirigían hacia una isla en un bote, cuando de repente vino una tormenta. El bote era pequeño y la tormenta tremendamente violenta, así que era muy probable que se ahogaran.

La esposa se asustó muchísimo. Empezó a temblar. Miró al Samurai, su marido, pero éste estaba sentado en silencio. Era como si nada estuviera pasando. ¡Y estaban al borde de la muerte! En cualquier momento el barco se hundiría.

La mujer dijo: "¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estás sentado como una estatua?".

El Samurai desenvainó su espada, la esposa no lo podía creer: ¿qué es lo que estaba haciendo? y puso la espada desnuda cerca de la garganta de su mujer.

Ella empezó a reír, y él dijo: "¿Por qué te ríes? La espada está tan cerca de tu garganta ... sólo un pequeño movimiento y tu cabeza caerá".

La mujer le dijo: Pero está en tus manos; por lo tanto, no hay problema. La espada es peligrosa, pero está en tus manos".

El samurai volvió a poner la espada en su sitio y dijo: "La tormenta está en las manos de mi Dios. La tormenta es peligrosa, pero está en manos de alguien que amo y que me ama. Por ese motivo, no tengo miedo".

Cuando la espada está en las manos de tu Maestro y él va a matarte ... sólo si confías en él morirás en paz, con amor, lleno de gracia. Y de esa gracia ... y de esa paz ... y de ese amor ... crearás la posibilidad de que lo nuevo pueda llegar. Si mueres con miedo, lo nuevo no llegará. Simplemente morirás. Por eso, Jesús dice: “por mí”, deja que yo sea el puente.

Y continuò Jesùs diciendo: “… Pues ¿qué provecho saca el hombre obteniendo el mundo entero, si se pierde o perjudica a sí mismo?”

Y recuerda, puedes adueñarte del mundo entero y perderte a ti mismo, tal como la gente lo está haciendo en todo el mundo, a través de los tiempos: obteniendo el mundo y perdiéndose a sí mismos. Entonces, un día, repentinamente descubren que todo lo que han ganado no es suyo. Vienen con las manos vacías; con las manos vacías se van. Nada les pertenece. Entonces la angustia se posesiona de ellos.

La única manera de ser realmente inteligente en el mundo es ganarse primero a sí mismo. Aunque vayas a perder el mundo entero, vale la pena. Si obtienes tu propio ser, tu propia alma, tu centro más interno, y pierdes el mundo entero, vale la pena.

Para obtener ese centro más interno, no sólo tendrás que perder el mundo, tendrás que perder el concepto de ti mismo, porque ésa es la barrera más interna: el ego. El ego es una falsa identidad. Sin saber quién eres, sigues pensando que eres alguien. Ese alguien, la falsa identidad, es el ego. Y a menos que lo falso se vaya, lo verdadero no puede entrar.

Deja que lo falso se vaya y lo verdadero estará cerca. Arrepiéntete, retorna, responde; el reino de Dios está a tu alcance.

Buscar este blog