sábado, 31 de diciembre de 2022

PENSAR Y MEDITAR


 Hay necesidades sociales y necesidades existenciales que deben ser satisfechas. No digo: "No condicionéis a los niños". Si se les deja totalmente sin condicionar, serán salvajes. No serán capaces de sobrevivir. La supervivencia precisa del condicionamiento, pero sobrevivir no es la meta.

En consecuencia debes ser capaz de activar tus condicionamientos o quitártelos de encima a voluntad. Al igual que con la ropa, has de poder ponértelas. salir a la calle y hacer tu trabajo, y después volver a casa y quitártelos. Entonces ... eres".

Si no estás identificado con tu ropa, con tu condicionamiento, si no dices, por ejemplo, "Soy mi mente", la cosa no es difícil. Podrás cambiar fácilmente. Pero si estás identificado con tus condicionamientos y dices: "Mi condicionamiento soy yo", y niegas todo cuanto no sean condicionamientos, dirás: "Todo lo que no está condicionado no soy "yo"; el inconsciente no soy ,.yo"; "yo" soy el consciente, la mente enfocada".

Esta identificación es peligrosa, y no debería ser así. Una educación apropiada no es condicionadora, pero está condicionada por "una condición": este condicionamiento es una necesidad práctica; debes ser capaz de ponértelo y quitártelo. Cuando lo necesites, te lo pones; cuando no lo necesites, te lo quitas. Los seres humanos no serán realmente humanos hasta que no sean educados de manera que no se identifiquen con sus condicionamientos. Mientras no ocurra así serán robots, estarán condicionados, limitados.

Entender esto es llegar a ser consciente de esa parte de la mente, la mayor, a la que se le ha negado la luz. Y percatarse de ello es descubrir que no eres sólo mente consciente. La mente consciente es una parte de todo. "Yo" soy ambas mentes, y la parte mayor no está condicionada. Por supuesto, está siempre allí... a la espera.

Mi definición de "meditación" es que es simplemente un esfuerzo para saltar al inconsciente. No puedes saltar si calculas, ya que todo cálculo es del consciente, y la mente consciente no te dejará hacerlo. Advertirá: "Acabarás loco. No lo hagas".

La mente consciente teme siempre al inconsciente, ya que si éste emerge, todo lo que está claro y en calma en el consciente será barrido. Todo quedará en tinieblas, como en un espeso bosque.

Por ejemplo, has hecho un jardín, un jardín vallado. Limpiaste un pequeño trozo de tierra, plantaste algunas flores y todo parece estar en orden; arreglado, claro. Lo único que ocurre es que el bosque está en los alrededores. Es indomable, incontrolable, y el jardín lo teme constantemente. En cualquier momento el bosque puede avanzar y hacer desaparecer el jardín.

De la misma manera has cultivado una parte de tu mente. Has hecho que todo esté claro. Pero el inconsciente merodeará siempre por allí y la mente consciente temerá siempre su presencia. La mente consciente dice: "No entres en el incon­sciente. No mires ahí; no pienses en ello".

El sendero del inconsciente es oscuro y desconocido. Para la razón, resultará irracional; para la lógica, parecerá lógico. Así, pues, si reflexionas antes de emprender el camino de la meditación, nunca lo emprenderás, puesto que la parte pensante te lo impedirá.

Y he aquí el dilema. No puedes hacer nada sin pensar, y pensando no puedes empezar a meditar. ¿Qué hacer? Incluso si piensas, "No voy a pensar", eso también es pensar. Es la parte pensante de la mente la que te está diciendo: "No voy a permitirte pensar".

No puede empezarse a meditar, pensando en ello. Este es el dilema, el mayor dilema. Toda persona que esté emprendiendo la búsqueda se tropezará con dicho dilema.

En cualquier sitio, en cualquier momento, ahí estará el dilema. Aquellos que saben dicen, "¡Salta! ¡No lo pienses!" Pero no puedes hacer nada sin pensar. Para paliar eso se han creado estratagemas innecesarias. Y digo estratagemas innecesarias porque si saltas sin pensar, no se necesitará de ninguna estratagema. Pero no puedes saltar sin pensarlo, de modo que el ardid es necesario.

Puedes pensar en la estratagema, tu mente pensante es tranquilizada con el ardid, pero no respecto a la meditación. La meditación será un salto a lo desconocido. Puedes trabajar con el ardid y el ardid te empujará automáticamente hacia lo desconocido. Se necesita de la estratagema debido sólo al condicionamiento de la mente; si no, no es necesario.

Una vez que has saltado dirás: "El ardid no era necesario; no lo necesitaba". Pero ésta es una consideración retrospectiva. Sólo después sabrás que el recurso no era necesario. Krishnamurti lo dice: “No se necesita ningún ardid; no es necesario ningún método”. Los maestros zen lo dicen: "No se necesita ningún esfuerzo: se consigue sin esfuerzo'*. Pero esto es absurdo para quien no haya atravesado aún la barrera. Y uno piensa prioritariamente en los que no han atravesado la barrera. Por eso digo que un ardid es algo artificial. Sólo es un truco para que la mente racional esté relajada, de forma que puedas ser lanzado a lo desconocido.

Mi solución consiste en utilizar métodos potentes. Cuanto más potente sea el método, menos se necesitará a tu mente calculadora. Cuanto más vigoroso llegue a ser, más totales serán los resultados, pues la vitalidad no es sólo de la mente; es también del cuerpo, de las emociones. Es de todo tu ser.

Los dervíches sufies han utilizado la danza como una técnica, como un ardid. Si entras en la danza, no puedes mantenerte en un plano intelectual porque la danza es un fenómeno absorbente. Todo tu ser te será necesario aquí. Y llegará un momento en que la danza abandone la mente. Cuanto más vital sea la entrega, cuanto más pongas en ello, cuanto más estés en ello, menos presente estará la razón. La danza fue ideada como una técnica para empujarte, Llegará un momento en el que sientas que no estás bailando, en el que la danza te habrá absorbido, te habrá tomado por completo. Serás arrastrado hacia la fuente desconocida.

Los Maestros zen han utilizado los métodos koans. Los koans son rompecabezas que, en sí mismos, son absurdos; eso es lo que te atrae. No pueden ser resueltos por la razón. No puedes pensar en ellos. A primera vista parece como si uno pudiera pensar sobre los koans, de modo que empiezas a hacerlo. Tu mente racional se siente cómoda, se le ha dado algo para ser resuelto... pero lo que se le ha dado no tiene solución. Su misma naturaleza es tal que no puede ser resuelto, puesto que el koan es, por propia naturaleza, absurdo.

Hay cientos de koans, de rompecabezas. El Maestro dirá: piensa en un sonido sin sonido". Dicho así, de palabra, parece como si uno pudiera pensar en ello. Si lo intentas con ahínco, el "sonido sin sonido" podrá ser encontrado, de alguna manera, en alguna parte. Entonces, en un punto determinado, y ese punto no puede ser previsto, pues en cada uno es distinto, la mente queda paralizada. No está allí; tú estás, pero la rnente, con todos sus condicionamientos, ha desaparecido. Eres simplemente como un niño. Los condicionamientos no existen; eres simplemente consciente. La concentración limitadora no está ahí. Ahora sabes que el ardid no era necesario. Pero esto es un pensamiento posterior: no se puede saber de antemano.

sábado, 24 de diciembre de 2022

LA FINALIDAD DEL YOGA


El propósito de la vida es llegar a ser consciente. No es sólo la finalidad del Yoga. La verdadera evolución de la vida misma es llegar a ser cada vez más consciente. Pero el Yoga significa todavía algo más.

La evolución de la vida es ser cada vez más consciente, pero la consciencia está siempre orientada hacia lo ajeno: eres consciente de algo, de algún objeto. Yoga significa estar evolucionado en la dimensión donde no hay objeto y en donde sólo permanece la consciencia. El Yoga es el método para evolucionar hacia la consciencia pura; no ser consciente de algo, sino ser la consciencia misma.

Cuando eres consciente de algo, no eres consciente de ser consciente. Tu consciencia se ha enfocado sobre algo; tu atención no está en la fuente de la consciencia misma. El esfuerzo en el Yoga es llegar a ser consciente de ambos: del objeto y del origen.

La consciencia tiene dos puntas de lanza. Has de ser consciente del objeto, y simultáneamente del sujeto. La consciencia debe ser un puente con dos vertientes, No ha de perderse el sujeto, no ha de ser olvidado cuando estás focalizado en el objeto.

Este es el primer paso del Yoga. El próximo paso es eliminar sujeto y objeto y simplemente ser consciente. El propósito del Yoga es ese estado de consciencia pura. Incluso sin el Yoga el hombre crece hacia un ser cada vez más consciente, pero el Yoga añade algo, aporta algo a esta evolución de la consciencia. Cambia y transforma muchas cosas. La primera transformación es una consciencia de doble dirección; recordarse a uno mismo en el preciso instante en que hay algo más de lo cual somos conscientes.

Este es el dilema: o eres consciente de algún objeto, o de lo contrario eres inconsciente. Si no hay objetos exteriores, te duermes; necesitas objetos para ser consciente. Cuando estás totalmente desocupado, estás soñoliento; necesitas algún objeto del que ser consciente. Pero cuando tienes demasiados objetos para ser consciente de ellos, puede que sientas cierto estado de ausencia de sueño. Por ello una persona que está demasiado obsesionada con pensamientos no puede dormir. Continúan estando allí los objetos; continúan estando allí los pensamientos. No pueden ser inconscientes; los pensamientos continúan exigiendo su atención. Y así es cómo existimos.

Eres más consciente con nuevos objetos. Por eso existe un desmedido deseo hacia lo nuevo, un ansia por lo nuevo. Lo viejo llega a ser aburrido. En el momento en que ya has vivido con un objeto, te vuelves inconsciente de él. Lo has aceptado; ahora tu atención no es necesaria. Estás aburrido. Por ejemplo, puedes no ser consciente de tu mujer durante años porque la tienes como algo seguro. Ya no ves su cara; no puedes recordar el color de sus ojos. No has estado realmente atento durante años. Sólo serás consciente de nuevo de ella cuando muera. Por eso se aburren maridos y esposas. Cualquier objeto que no esté atrayendo continuamente la atención crea aburrimiento.

Del mismo modo, un mantra, una vibración, sonido repetida, es causa de sueño profundo. Cuando ha sido repetido continuamente un mismo mantra te aburres. No hay nada misterioso en ello. Repetir constantemente una misma palabra aburre; ya no puedes vivir más con ella. Empezarás a sentir sueño; caerás en una especie de letargo; te volverás inconsciente. La esencia del método de la hipnosis, de hecho, depende del aburrimiento. Si tu mente se puede aburrir con algo, entonces te duermes; el sueño puede ser inducido.

Nuestra consciencia depende de nuevos objetos. Por ello existe una gran avidez por lo nuevo, por nuevas sensaciones, por un nuevo vestido, una nueva casa, por cualquier cosa que sea una novedad, aunque no suponga una mejora. Con algo diferente sientes un repentino resurgimiento de la consciencia.

Puesto que la vida es una evolución de la consciencia, todo cambio es bueno por lo que respecta a la vida. Si una sociedad anhela nuevas sensaciones, la vida progresa; pero si en cambio permanece con lo viejo, sin pedir lo nuevo, muere; la consciencia no puede evolucionar.

Necesitas una mente que pueda estar despierta incluso cuando no hay objetos. En realidad necesitas una consciencia que no esté atada a lo nuevo, que esté desligada de los objetos. Si no está ligada al objeto, permanecerá ligada a lo nuevo. Necesitas una consciencia que no esté atada en absoluto al objeto, que esté más allá del objeto. Entonces tendrás libertad; podrás dormir y estar despierto a tu antojo. No necesitarás ningún objeto para ayudarte. Serás libre, estarás verdaderamente liberado del mundo objetivo.

En el momento en que estás más allá del objeto vas más allá del sujeto también, porque ambos existen conjuntamente. En verdad, subjetividad y objetividad son los dos polos de una misma cosa. Cuando hay objeto, tú devienes sujeto, pero si puedes ser consciente sin el objeto, no hay sujeto, no hay yo.

Esto debe ser entendido en profundidad: cuando se pierde el objeto y puedes ser consciente sin objetos ¡simplemente consciente! entonces también se pierde el sujeto. No puede permanecer allí. ¡Es imposible! Ambos desaparecen, y hay simplemente consciencia, consciencia sin límites. Ahora ya no existen límites. Ni el objeto ni el sujeto son los límites.

Buda solía decir que cuando estás meditando no existe un “yo” no hay atman, porque la propia consciencia del propio "yo" te aísla de todo el resto. Si estás todavía allí, los objetos aún permanecen allí. “Yo soy", pero el "yo" no puede existir en total soledad. El "yo" existe en relación con el mundo exterior; el "yo" es una relación. Entonces el "yo", el "yo soy", es solamente algo dentro de ti que existe en relación con algo exterior. Pero si el exterior no está allí, el interior se disuelve. Entonces hay una pura, espontánea, consciencia.

Para eso existe el Yoga; eso es lo que Yoga significa. Yoga es la ciencia de liberarse uno mismo de los límites del sujeto y del objeto, y a menos que hayas roto estos límites caerás en el desequilibrio de Oriente o en el desequilibrio de Occidente.

Si quieres comodidad, paz mental, silencio, sueño, entonces lo más apropiado es permanecer continuamente con los mismo objetos. Durante siglos no habrá cambio visible. Estarás cómodo, podrás dormir mejor... pero eso no es nada espiritual; te pierdes mucho. La urgencia misma por crecer desaparece; la necesidad misma de aventuras, desaparece; la urgencia misma de inquirir y encontrar desaparece. Realmente, empiezas a vegetar, te conviertes en algo estancado.

Si cambias esto, te volverás dinámico, pero también intranquilo; te volverás dinámico, pero tenso; dinámico., pero loco. Empezarás a encontrar lo nuevo, a interesarte por lo nuevo, pero estarás en un torbellino. Empiezas a experimentar lo nuevo, pero estás perdido.

Si pierdes tu objetividad serás demasiado subjetivo y soñador, pero si llegas a estar demasiado obsesionado con los objetos, pierdes la subjetividad. Ambas son situaciones desequilibradas. Oriente ha elegido una; Occidente la otra.

Y ahora Oriente se vuelve hacia Occidente y Occidente hacia Oriente. En Oriente, la atracción por la tecnología occidental, la ciencia occidental. el racíonalismo occidental, Einstein, Aristóteles y Russell, se han apoderado de la mente oriental, mientras que en Occidente está sucediendo lo contrario: Buda, Zen y el Yoga tienen ahora mayor importancia. Este es el milagro. Oriente se vuelve materialista y Occidente empieza a pensar en términos de consciencia expansiva, de meditación, de espiritualidad, de éxtasis. La rueda puede girar y podemos intercambiar nuestras cargas. Durante unos momentos habrá luz, pero luego todo el sin sentido empezará de nuevo.

Oriente ha fracasado de una forma y Occidente de otra, ya que ambos han tratado de negar una parte de la mente. Has de trascender ambas partes y no interesarte en una mientras niegas la otra. La mente es una totalidad. Puedes, o bien trascenderla totalmente, o bien no trascenderla. Si continúas negando una parte, la parte negada se vengará. Y realmente la parte negada por Oriente se está vengando en Oriente, y la parte negada por Occidente se está vengando en Occidente.

sábado, 17 de diciembre de 2022

EL YOGA Y LA RAZÓN

Los mal llamados místicos a quienes la razón molesta, no son verdaderos místicos. A un verdadero místico nunca le incomoda la razón. Juega con ella. Y puede jugar con la razón porque sabe que la razón no puede destruir el misterio de la vida. Los falsos místicos y la gente religiosa a quienes asusta la razón, la lógica, la argumentación, tienen miedo de sí mismos. Cualquier argumento dirigido contra ellos puede crearles dudas interiores; puede ayudar a que emerjan sus dudas internas. Se temen a sí mismos. Tertuliano, místico cristiano, dice: "Creo en Dios porque no puedo probarlo; creo en Dios porque es algo imposible de creer. Así sentirá un místico verdadero: "Es imposible; por eso creo." Si es posible no hay ninguna necesidad de creer. Será solamente un concepto, un concepto ordinario.

Esto es lo que siempre los verdaderos místicos han entendido por "fe", por "creencia". No es algo intelectual; no es un concepto. Es el salto hacia lo imposible. Pero solamente puedes saltar a lo misterioso desde el límite de la razón, nunca antes.

Cómo podrías si no, hacerlo? Puedes saltar sólo cuando has tirado de los extremos lógicos de la razón hasta casi romperla.

Has llegado a un punto donde la razón no puede ir más allá y el “más allá" sigue allí. Sabes que la razón no puede dar un solo paso más y pese a ello el “más allá" te aguarda. Incluso si decides permanecer sujeto a la razón, se creará un límite. Eres consciente de que la Existencia sigue más allá del limite de la razón, de modo que incluso aunque no vayas más allá de este límite, te conviertes en un místico, Aunque no des el salto, eres un místico, porque algo has experimentado, has tropezado con algo que no era en absoluto racional.

Conociste todo lo que la razón es capaz de conocer. De repente te encuentras con algo que la razón no puede conocer. Si das el salto tienes que dejar atrás la razón, no puedes dar el salto con la misma razón. Esto que te impulsa a saltar es la fe. La fe no se opone a la razón; está más allá de ella. No es anti racional; es irracional.

El Yoga es el método que te lleva al límite extremo de la razón, y no es sólo eso, sino también un método para dar el salto.

¿Cómo dar el salto? Einstein, por ejemplo, habría florecido como un Buda sí hubiera sabido algo de los métodos de meditación. Estuvo al borde mismo; en su vida llegó muchas veces al punto óptimo desde el que era posible dar el salto. Pero perdió su oportunidad una y mil veces. Se enredó una y mil veces con la razón. Y al final fracasó a causa de su vida desbordante de razón.

Lo mismo le podría haber ocurrido a Buda. También él era dueño de una mente muy racional, pero había algo que para él era posible, existía un método que podía utilizar. No sólo la razón posee sus métodos; lo irracional también los tiene. La razón tiene sus propios métodos; lo irracional tiene sus propios métodos.

En último término, el Yoga se ocupa más de los métodos irracionales. Solamente pueden usarse métodos racionales al principio. Tienen su razón de ser sólo para persuadirte, impulsarte; para persuadir a tu razón de que se mueva hacia el límite. Y una vez has llegado al límite, tú darás el último salto.

Gurdjieff trabajó con cierto grupo utilizando algunos métodos profundamente irracionales. Estuvo trabajando con un grupo de buscadores y utilizando un método especialmente irracional. Solía llamarlo Ejercicio de Stop. Por ejemplo, podías estar con él y de repente te decía: "¡Stop"' Entonces todos tenían que detenerse, tal como estuvieran. Si estaban los ojos abiertos, tenían que quedarse abiertos; si era la boca la que estaba abierta - podías estar a punto de decir algo - la boca tenía que permanecer tal como estaba. !Sin el menor movimiento!

Este método se inicia en el cuerpo. Si no hay ningún movimiento en el cuerpo, simultáneamente cesa toda actividad en la mente. Cuerpo y mente van íntimamente asociados; no puedes mover tu cuerpo sin que antes el movimiento interior de la mente haya cesado. El cuerpo y la mente no son entes distintos; son una misma energía. La energía es más densa en el cuerpo que en la mente; la densidad difiere, la frecuencia de la longitud de onda también difiere, pero sigue siendo la misma onda, el mismo flujo de energía para los dos.

Los buscadores estuvieron practicando este Ejercicio de Stop constantemente durante un mes. Un día Gurdjieff se hallaba en su tienda y vio a tres de los buscadores del grupo paseando por un viejo canal seco. Era un canal por el que no discurría nada de agua. De repente, desde su tienda, GurdJieff gritó, "iStop!"Todos los que estaban a la orilla del canal se quedaron quietos como estatuas. También lo hicieron los tres que estaban dentro del canal. Estaba seco, así que no había ningún peligro.

Entonces, de repente, surgió una oleada de agua. Alguien había abierto el suministro de agua y ésta se precipitaba cauce abajo por el canal. Cuando el agua hubo llegado a la altura de la nuca de los tres, uno de ellos saltó fuera del canal pensando: "Gurdjieff no sabe lo que está pasando. Está en su tienda e ignora que el agua ha entrado en el canal. Tengo que salir. Es absolutamente irracional quedarse aqui. Y saltó fuera.

Los otros dos permanecieron en el canal mientras el agua seguía subiendo. Finalmente, al llegarles el agua a la altura de la nariz, el segundo hombre pensó: "¡Este es el límite!" No he venido aquí a morir. He venido aquí a conocer la vida eterna, no a perder la mía", y saltó fuera del canal.

El tercero se quedó. Se enfrentaba igualmente con el mismo problema, pero decidió permanecer porque Gurdjieff había dicho que éste era un ejercicio irracional y que si actuaba con la razón se vendría abajo todo cuanto uno se proponía hacer. Pensó: "Muy bien, acepto la muerte... porque no puedo dejar este ejercicio" y se quedó allí.

Ahora el agua cubría casi por entero su cabeza. Gurdjieff salió de su tienda, se arrojó al canal y le sacó fuera. Estuvo al borde de la muerte, pero cuando revivió fue un hombre transformado. No era ya el mismo que momentos antes realizaba el ejercicio; estaba completamente transformado. Había conocido algo; ¡había dado el salto!

¿Dónde está el límite? Si continúas con la razón puedes perdértelo sin llegar a conocerlo jamás. A veces uno ha de dar un repentino paso que le hace trascender. Ese paso se convierte en la transformación; trasciendes todas las divisiones, Tanto si la división es entre consciente e inconsciente, entre razón y sinrazón, entre ciencia y religión, o entre Oriente y Occidente, se ha de trascender la división. Esto es lo que es el Yoga: trascender. Entonces, cuando de nuevo regresas a la razón, vuelves transformado. Podrás razonar si quieres, pero estarás más allá de la razón.

sábado, 10 de diciembre de 2022

EL YOGA CIENCIA O RELIGIÓN

El Yoga equivale a una ciencia total del hombre. No es simplemente una religión. Es la ciencia total del hombre, la trascendencia de todas las partes. Y cuando trasciendes las partes, te vuelves el todo. La totalidad no es únicamente la acumulación de las partes; no es algo mecánico donde todas las partes se alinean y forman un todo. No, es algo más que mecánico; es algo artístico.

Puedes dividir un poema en palabras, pero entonces las palabras aisladas no significan nada. Mas cuando está integrado, el todo resulta más que simples palabras. Tiene su propia identidad. Contiene vacíos, así como palabras. Un poema es poesía sólo cuando dice algo que no ha sido verdaderamente expresado, cuando algo de él trasciende todas sus partes. Si lo divides y analizas, extraes solamente partes, y la flor trascen­dental que era, se habrá perdido.

De igual forma, la consciencia es una totalidad. Negando simplemente una parte pierdes algo, algo que era realmente importante. Y no ganas nada; ganas sólo un extremo. Todo extremo llega a convertirse en una enfermedad; todo extremo llega a convertirse en un mal interior. Entonces te vas sumiendo más y más en la confusión, entonces hay una anarquía interior.

El Yoga es la ciencia de trascender la anarquía, la ciencia de hacer que tu consciencia sea un todo, y eres un todo sólo cuando trasciendes las partes. En consecuencia el Yoga, ni es religión, ni es ciencia. El Yoga es ambas cosas a la vez, trasciende a las dos. Puedes decir que es una religión científica o una ciencia religiosa. Por eso el Yoga puede ser usado por cualquiera, pertenezca a la religión que pertenezca; puede ser usado por cualquiera con independencia de su mentalidad.

En la India, todas las religiones que se han desarrollado tienen entre ellas muy diferentes, algunas incluso antagónicas, filosofías, conceptos, percepciones; tienen poco en común. Entre el hinduismo y el jainismo no hay apenas ninguna afinidad; entre el hinduismo y el budismo no hay nada en común. Solamente hay un denominador común que ninguna de las religiones puede negar: el Yoga.

Buda dice: "No hay cuerpo, no hay alma", pero no puede decir: "No hay Yoga". Mahavira dice: "No hay cuerpo, hay alma", pero no puede decir: "No hay Yoga". El hinduismo dice: "Hay cuerpo, hay alma... y hay Yoga". El Yoga permanece como constante. Incluso el cristianismo no puede negarlo; ni el islamismo tampoco.

De hecho, ni siquiera alguien que sea totalmente ateo tiene porqué negar el Yoga, dado que el Yoga no impone como condición previa el creer en Dios. El Yoga no tiene preconcepciones; es absolutamente experimental. Cuando se menciona el concepto de Dios - y en los más antiguos libros de Yoga no se mencionaba en absoluto - se le menciona significándolo sólo como un método. Dicho concepto puede ser usado como una hipótesis - si sirve de ayuda puede ser empleado -, pero no es una condición absoluta. Por eso Buda puede ser un yogui sin Dios, sin los Vedas, sin ninguna creencia. Sin tener ninguna fe, sin ninguna mal llamada fe, él puede ser un yogui.

El Yoga puede ser un terreno común tanto para aquellos que creen en Dios como para los ateos. Puede ser un puente entre ciencia y religión. Es simultáneamente racional e irracional. Su metodología es totalmente racional, pero a través de la metodología puedes adentrarte profundamente en las entrañas de lo irracional. La totalidad del proceso es tan racional, cada paso es tan racional, tan científico, tan lógico, que solamente tienes que dar un paso y todo lo demás sucederá por sí mismo.

Jung menciona que en el siglo XIX ningún occidental interesado en psicología podía concebir nada más allá de la mente consciente, porque mente significa consciencia. Así pues, ¿cómo puede existir una mente inconsciente? Es absurdo, no es científico. Posteriormente, cuando la ciencia poseía más conocimientos acerca del inconsciente, se desarrolló en el siglo XX una teoría sobre la mente inconsciente. Después, cuando profundizaron más tuvieron que aceptar la idea de un inconsciente colectivo, no sólo individual. Parecía absurdo; mente significaba algo individual, consecuentemente, ¿cómo podía haber una mente colectiva?. Pero lo cierto es que habían aceptado incluso el concepto de la mente colectiva.

Estas son las tres primeras divisiones de la psicología budista, del Yoga budista: mente consciente, mente inconsciente e inconsciente colectivo. Luego Buda continúa fraccionándolas en ciento sesenta divisiones más. Jung dice: "Antes negábamos estas tres mentes. Ahora las aceptamos. Puede suceder que existan otras más. Tenemos que avanzar paso a paso; tenemos que adentrarnos cada vez más lejos". La aproximación de Jung es muy racional. Es una aproximación profundamente arraigada en Occidente.

Con el Yoga tenemos que proceder racionalmente, pero sólo con la finalidad de saltar al plano irracional. El objetivo es con toda certeza irracional. Lo que puedes entender, lo racional, no puede ser la fuente porque es infinito. La fuente debe ser mayor que tú. La fuente de la que has venido, de la que todo ha surgido, de la que proviene la totalidad del universo, y en donde todo desaparece de nuevo, tiene que ser más que esto. Lo que se manifiesta ha de ser menos que su origen. Una mente racional puede sentir y entenderlo manifiesto, pero lo inmanifestado sigue estando detrás.

El Yoga no insiste en que uno deba ser racional. Dice: "Es racional concebir lo irracional. Es racional, también, conocer los límites de lo racional". Una auténtica y verdadera mente conocerá siempre las limitaciones de la razón, sabrá siempre que la razón acaba en alguna parte. Quienquiera que sea auténticamente racional tiene que llegar a un punto límite donde se siente lo irracional. Si procedes con la razón hacia lo esencial, sentirás el límite.

Einstein lo sintió; Wittgenstein lo sintió. El Tractatus de Wittgenstein es uno de los libros más racionales que jamás haya sido escrito; su autor es una de las mentes más racionales. Habla de la Existencia de una forma muy lógica, de una manera muy racional. Sus expresiones, palabras, conceptos, lenguaje, todo en él es racional, pero al final dice: "Hay algunas cosas de las que nada podemos decir; existe un punto más allá del cual nada puede ser dicho y con relación al cual debemos permanecer mudos". Después escribe: "Aquello que no puede ser dicho no debe ser dicho".

Todo el edificio se desploma: ¡todo el edificio! Wittgenstein intentaba ser racional con el fenómeno de la vida y de la existencia, y repentinamente llega a un infranqueable punto y dice: "Ahora no se puede decir nada más allá de este punto." Esto expresa algo, algo muy significativo. Algo hay allí ahora mismo y nada puede decirse acerca de él. Se trata de un punto que no puede definirse, donde simplemente se derrumban todas las definiciones.

Siempre que ha habido una mente lógica y racional llega a este punto infranqueable. Einstein murió como un místico... y más místico que los supuestos místicos occidentales, porque si se es un místico sin haber jamás intentado seguir el camino de la razón, nunca podrá profundizarse en el misticismo. No se habrán conocido realmente los límites.

He visto místicos que continuamente hablan de Dios como un concepto lógico, ¡como un argumento! Ha habido místicos cristianos que han intentado ..comprobar" a Dios, la existencia de Dios. Qué tontería! Aun en el caso de que Dios pueda ser comprobado, no demuestras nada y el origen es lo que queda sin demostrar.

Quien haya tenido alguna experiencia de lo Divino no intentará comprobarlo, porque el mismo deseo de comprobarlo demuestra que uno no ha estado nunca en contacto con la fuente original de la vida, la cual no es comprobable; no se pueden obtener pruebas. La totalidad no puede ser demostrada a través de 1a parte. Por ejemplo, mi mano no puede probar mi existencia. Mi mano no puede significar más que yo; no puede abarcarme. Es una estupidez intentarlo. Pero si la mano puede abarcarse a sí misma por completo, es más que suficiente. En el momento en que la mano se conozca a sí misma sabrá también que está implantada en algo más, que es en todo momento "una" con algo más. Está allí porque ese "algo más" también está allí.

Si muero, mi mano también morirá. Existía únicamente porque yo existía. La totalidad permanece sin ser comprobada; sólo son conocidas las partes. No podemos demostrar la totalidad, pero sí que podemos sentirla. La mano no puede demostrar mi totalidad, pero la mano puede sentirme. Puede entrar profundamente en sí misma y cuando alcanza las profundidades, es "yo".

sábado, 3 de diciembre de 2022

LA MENTE CONSCIENTE E INCONSCIENTE

Educamos a los niños para enfocar su mente, para concentrarla, ya que sin concentración serían incapaces de enfrentarse a la vida. La vida lo exige; la mente debe ser capaz de concentrarse. Pero en el momento en que la mente es capaz de concentrarse se vuelve también menos consciente. Ser consciente significa tener una mente despierta pero no enfocada. La percepción es el conocimiento de todo lo que está sucediendo.

La concentración es una elección. Excluye todo, excepto su propio objetivo de concentración. Es, por tanto, una limitación. Si vas andando por la calle tendrás que enfocar tu consciencia para poder caminar. Ordinariamente no podemos ser conscientes de todo lo que está pasando, ya que si somos conscientes de ello, acabaremos desconcentrados. En consecuencia, la concentración es una necesidad, una necesidad de supervivencia en la existencia diaria. Por ello cada cultura, en sus formas propias, trata de adiestrar la mente del niño.

Los niños, por naturaleza, nunca están enfocados. Su consciencia está abierta hacia todos lados. Todo entra; nada es excluido. El niño está abierto a toda sensación; cada sensación es integrada en su consciencia. ¡Y la está penetrando tanto! Esta es la razón por la cual el niño es tan titubeante, tan inestable. La mente incondicionada del niño es un flujo, un fluir constante de sensaciones; pero sería incapaz de sobrevivir con esta clase de mente. Deberá aprender a focalizar su mente, a concentrarse.

Desde el momento en que enfocas la mente, eres consciente de algo determinado y simultáneamente inconsciente de otras muchas cosas. Cuanto más enfocada está la mente, más éxito obtendrá. Llegarás a ser un especialista, serás un experto; pero el resultado consistirá en conocer cada vez más de una parte y menos del todo.

La focalización es una necesidad existencial, y nadie es responsable de ella; se la requiere desde que la vida existe. Pero no es suficiente. Cuando llegas a ser alguien práctico y tu consciencia queda focalizada, niegas a tu mente mucho de lo que es capaz. No estás utilizándola ampliamente; estás usando sólo una porción muy pequeña de ella, y el resto, la mayor parte, permanece inconsciente.

De hecho, no hay frontera entre consciente e inconsciente. No existen dos mentes. "Mente consciente" significa esa parte de la mente que ha sido usada en el proceso de focalización. "Mente inconsciente" es esa otra parte de la mente que ha sido desatendida, ignorada, encerrada. Esto crea una división, una rotura. La mayor parte de tu mente llega a ser extraña para ti mismo. Estás separado de ti mismo; eres un extraño ante tu propia totalidad.

Sólo una pequeña parte está siendo identificada como “tu y yo". y el resto se pierde. Pero la parte inconsciente restante estará siempre allí como una potencialidad sin usar, corno posibilidades sin realizarse y como aventuras no vividas. Esta mente inconsciente, este potencial, esta mente no utilizada, estará siempre en conflicto con la mente consciente, Por esto siempre habrá una lucha interior.

Los hombres están en conflicto a causa de esta división entre el inconsciente y el consciente. Pero sólo si se permite germinar el potencial, el inconsciente, podrá percibirse la felicidad de la existencia... de otra manera no.

Tu vida será una frustración si la mayor parte de tus potencialidades permanecen ocultas. Por ello, cuanto más práctica es una persona, menos plenitud encuentra, menos feliz es. Cuanto más práctica es la actitud, cuanto más se halla metido uno en la vida de negocios, menos se vive, menos extasiado se está. Ha sido negada aquella parte de la mente que no puede ser de utilidad en el mundo de lo práctico.

La vida práctica es necesaria, pero lo es a un elevado precio: has perdido la dimensión festiva de la vida. Si todas tus potencialidades florecen, entonces la vida es una fiesta, una celebración; la vida es entonces una ceremonia. Por ello digo siempre que la “religión" quiere decir transformar la vida en una celebración. La dimensión de la religión es la dimensión de la fiesta, de lo no práctico.

La mente práctica no debe ser considerada como el todo. El resto, lo mayor, la mente total, no debería ser sacrificado por ella. La mente práctica no debe ser el objetivo. Existirá, sí, pero como un medio. La otra mente, la restante, la mayor, la potencial, debe ser la meta. Eso es lo que quiero decir con la expresión "enfoque religioso".

Con un enfoque no religioso, la mente práctica, la utilitaria, se convierte en la meta. Cuando ésta es el objetivo, el inconsciente no tiene posibilidad de realizar su potencial. El inconsciente será negado. Si lo utilitario es la meta, significa que el sirviente está haciendo el papel de amo.

La inteligencia, la focalización de la mente es un medio hacia la supervivencia, pero no hacia la vida. El sobrevivir no es la vida. Sobrevivir es una necesidad, existir en el mundo material es una necesidad, pero la meta es conseguir llevar a la superficie el potencial oculto, todo lo que se entiende con la palabra “tú". Si estás completamente satisfecho, si nada queda como semilla dentro de ti, si todo se realiza, si eres un constante florecer, entonces y sólo entonces puedes sentir la felicidad, el éxtasis de la vida.

La parte negada de ti, la parte inconsciente, puede ser activa y creadora sólo si le añades una nueva dimensión a tu vida: la dimensión de la fiesta, la dimensión del juego. Así, la meditación no es un trabajo, es un juego. El orar no es un negocio, es un juego. Meditación no es algo a hacer para conseguir un objetivo, paz, felicidad…, sino algo para ser disfrutado como fin en sí mismo.

La dimensión festiva es la que más importa que entendamos...y la hemos perdido totalmente. Con "festivo" quiero decir la capacidad de gozar, momento a momento, de todo cuanto llega a ti.

Estamos tan condicionados y nuestras costumbres son tan mecánicas, que incluso nuestras mentes están ocupadas cuando no tenemos nada que hacer. Cuando no necesitas estar focalizado, sigues focalizado. Incluso cuando estás jugando, no juegas. No disfrutas del juego. Por ejemplo, cuando juegas a cartas, no gozas con ello; juegas para conseguir una victoria, y entonces el juego se convierte en trabajo. Lo que se está haciendo no es importante; en ese caso sólo cuenta el resultado.

En el negocio el resultado es lo importante. En la fiesta, es el acto mismo lo que cuenta. Si puedes hacer que cualquier acto tenga un significado en sí mismo, entonces estarás de fiesta y podrás celebrarlo.

Los límites, los límites que constriñen, se rompen siempre que estás de fiesta. No se necesitan; se desechan. Sales de tu corsé, el corsé de la concentración que limita y oprime la mente. Ahora no estás eligiendo; permites la entrada a todo lo que te llega y en el momento en que aceptas que entre en ti la totalidad de la Existencia, eres uno con ella.

A esta comunión, a esta celebración, a este ser consciente sin elección, a esta actitud sin ánimo de sacar provecho, la llamo meditación. La fiesta misma es ese momento, ese acto, y no es la preocupación por los resultados, por conseguir algo. No hay nada que conseguir, de modo que puedes disfrutar de lo que hay aquí y ahora.

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