sábado, 18 de noviembre de 2017

EL ESPÌRITU SANTO


“Yo os bautizo con agua para moveros al arrepentimiento;
màs el que viene tras de mí es más grande que yo,
y no soy digno de llevar sus sandalias:
él os bautizará con Espíritu Santo y con fuego.”

El Espíritu Santo es sólo un símbolo del equilibrio. En el Cristianismo, el concepto de la tríada corresponde a la Trinidad. Dios, el padre; Cristo, el hijo, pero éstos son dos polos, padre e hijo. Algo tiene que equilibrar a los dos: el Espíritu Santo. Ni es hijo ni es padre, sólo puro espíritu entre los dos, es el equilibrio. Entre el fuego y el agua, ocurre el Espíritu Santo.

Estos son términos simbólicos; el Espíritu Santo no es un ser que se halle en algún sitio. El Espíritu Santo es la música, la armonía, entre los dos. El Espíritu Santo es el río entre dos orillas, Si lo buscas, no le encontrarás. El Espíritu Santo aparece cuando una dualidad desaparece en tu interior. La dualidad amor/ odio se extingue en tu interior, un equilibrio repentino. No puedes decir si es amor, no puedes decir si es odio, no es ninguno de los dos. Es algo totalmente desconocido, nunca lo has conocido antes ... el Espíritu Santo ha sucedido.

“Y en aquellos días llegó Jesús de Galilea al Jordán en busca de Juan, para ser por él bautizado.”

Este debió ser uno de los momentos más excepcionales en la historia de la consciencia humana, el Maestro iba a ser iniciado por el discípulo.

“Màs Juan se resistió a ello, diciendo: Yo debo ser por ti bautizado, ¿y tú vienes a mí?”

Unas pocas cosas antes de que podamos entender esto.

Hasta el momento, Jesús había vivido una vida muy corriente. Èl era sólo el hijo de José el carpintero, ayudaba a su padre en el taller, hacía las cosas corrientes que fuera necesario hacer. Nadie sabía nada de él, ni siquiera su familia se daba cuenta de lo que él era. Un velo le cubría, una nube que debía ser disipada.

Estaba esperando el momento adecuado. Cuando el trabajo de Juan estuvo listo, cuando el terreno estuvo preparado, pudo acercarse a él. Entonces rompería el velo, y la nube desaparecería. Necesitaba entablar una relación con Juan, porque ésta era la única manera de conectarse con los discípulos de Juan; de otra manera., no habría vínculo.

De inmediato, Juan se dio cuenta de la situación: "Este es el hombre que he estado esperando, éste es el hombre para quien he estado trabajando. Èl ha llegado".

“¿Y tú has venido a ser bautizado por mi", parece absurdo. Jesús está en un plano más elevado, el plano del fuego; Juan está en un plano inferior, el plano del agua. Juan aún no es un alma totalmente realizada. Ha obtenido su primer satori, de otra manera, no hubiera sido capaz de trabajar para Jesús; ha tenido su primer vislumbre, de otra manera, no le hubiera sido posible reconocer a Jesús, pero no ha obtenido la iluminación total, aún no es un Cristo.

Yo debo ser por ti bautizado, ¿ y tú vienes a mí? No, se resistió; no me pidas esto.

A lo cual respondió Jesús, diciendo: “Déjame hacer ahora, pues es así como conviene que nosotros cumplamos toda justicia. Entonces, Juan condescendió con él.”

Jesús dijo : "Deja que sea así, porque está escrito en las escrituras que sea de esta forma". Jesús vivió como judío y murió como judío, nunca fue un cristiano, y se esforzó mucho por integrarse al medio judío. Lo intentó de varias maneras:

En las viejas escrituras estaba escrito que el Mesías que viniera sería bautizado por un hombre llamado Juan, quien estaría bautizando a la gente cerca del Río Jordán. Esta profecía había sido sostenida durante mucho tiempo. Jesús dijo: "Deja que sea así, tal como está escrito en las escrituras". Se esforzó mucho por volverse parte de la tradición, de modo que la revolución interior que intentaban impulsar no se perdiera en el desierto de la política.

Sin embargo, a pesar de eso sucedió así; aún así se perdió en el desierto de la política, porque impulsar esa revolución interior casi equivale a pedirle lo imposible a la mente humana. La mente humana se aferra a lo viejo. Por eso es por lo que Jesús está diciendo: "Deja que sea así. Por favor bautízame, y así no pareceré un extraño y un intruso; así llegaré a formar parte de la tradición, y desde adentro podré trabajar hacia afuera, desde adentro podré crear una gran revolución. Me gustaría trabajar desde adentro".

Pero no es así como se iban a dar las cosas. Jesús lo intentó, pero fue imposible; Buda lo intentó, y fue imposible. Buda siguió siendo un Hindú toda su vida, sólo quería crear una revolución en la mente Hindú, desde adentro, pero apenas comenzó a decir cosas, la mente tradicional se puso alerta.

He oído una historia. Había una iglesia muy vieja, muy antigua, muy bella, venerada por la tradición, pero casi en ruinas. Existía el peligro de que se desmoronara en cualquier instante. Los fieles habían dejado de entrar, en cualquier momento podía caerse. Ni siquiera los fiduciarios de la iglesia se reunían en ella: se reunían en algún otro sitio para decidir las cosas de la iglesia.

Pero no querían destruirla. Consultaron a grandes arquitectos, pero todos sugirieron que el edificio era demasiado peligroso, que estaba más allá de toda reparación. Tenía que ser destruida, y debía construirse una nueva iglesia. Estaban muy reacios, no querían que se destruyera; era muy antigua, tenía una larga tradición, había llegado a ser parte de su ser; destruir la iglesia parecía una auto, destrucción, a regañadientes propusieron un encuentro de los fiduciarios, y llegaron a tres resoluciones. Son hermosas.

La primera resolución, que la iglesia, la vieja iglesia, debía ser destruida, y que debía construirse una nueva iglesia, fue aprobada unánimemente. La segunda resolución, que continuarían orando en la vieja iglesia hasta que la nueva fuera construida, fue aprobada unánimemente. Y la tercera resolución, que la nueva iglesia debía ser construida exactamente en el mismo punto donde estuvo la vieja ... ¡y con las piedras de la vieja iglesia!, fue aprobada unánimemente.

Así es como funciona la mente tradicional. Se aferra y se aferra, aunque resulte contradictorio, se sigue aferràndose. Rehuye ver la contradicción. Trata de no ver a la muerte, que ya ha hecho su aparición, evita ver que el cuerpo ya no está vivo, es un cadáver: apesta, se está deteriorando.

Jesús trató de relacionarse con la vieja mente. Le dice a Juan: "Bautízame. Deja que sea así. “Déjame hacer ahora, pues es así como conviene que nosotros cumplamos toda justicia" Entonces, Juan condescendió con él.”

Juan entendió su punto de vista; de otra manera, Jesús hubiera sido un extraño desde el principio y las cosas hubiesen sido casi imposibles.

Aún así, todo fue un imposible, pero nadie puede decir que Jesús no lo intentó; nadie puede decir que Buda no lo intentó. Hicieron todo lo que pudieron para convertirse en una continuación de lo antiguo, de lo viejo, de lo tradicional. No deseaban una revolución en contra de la tradición, sino en ella. Pero eso nunca sucedió; la vieja mente es, realmente, muy, muy obstinada, testaruda.

1 comentario:

Gorri dijo...

Muchas gracias por el artículo.❤️

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