sábado, 19 de marzo de 2011

LA NOCHE OSCURA EN EL SER

Nadie es lo que la existencia había dispuesto para el niño. La sociedad, la cultura, la religión y la educación han estado conspirando contra la inocencia de los niños. Tienen poder para hacerlo, el niño es impotente y dependiente, por tanto pueden hacer con él lo que quieran. No permiten que el niño desarrolle su destino natural. Se esfuerzan en transformar a los seres humanos en algo productivo. Si se deja que el niño crezca por su cuenta, ¿quién sabe si será útil a los intereses creados? La sociedad no está dispuesta a arriesgarse. Se apodera del niño y lo empieza a moldear hasta obtener algo que la sociedad necesita.

En cierto sentido, mata el espíritu del niño y le da una falsa identidad para que no eche de menos su espíritu, su ser. La falsa identidad es un sustituto. Pero ese sustituto sólo sirve cuando estás entre la multitud que te lo ha dado. En cuanto estás solo, lo falso se rompe en pedazos y la verdad reprimida se empieza a expresar. De ahí el miedo a estar solo.

Nadie quiere estar solo. Todo el mundo quiere pertenecer al grupo, no a un solo grupo, sino a muchos. Alguien pertenece a un grupo religioso, a un partido político, a un club social... y hay multitud de grupos pequeños a los que puedes pertenecer. Necesitas que te respalden veinticuatro horas al día, porque lo falso no puede mantenerse sin respaldo. En cuanto estás solo, empiezas a sentir una especie de locura. Durante tantos años has creído que eras alguien, y de repente, en un momento de soledad, empiezas a sentir que no eres eso. Te da miedo, entonces, ¿quién eres?

Años de represión... costará un tiempo hasta que la verdad se exprese. El intervalo entre ambos es lo que los místicos han llamado «la noche oscura del alma», una expresión muy apropiada. Ya no eres lo falso, pero todavía no eres lo verdadero. Estás en el limbo, no sabes quién eres.

El problema se complica aún más, particularmente en Occidente, porque no se ha desarrollado ningún método para descubrir la verdad cuanto antes, para que la noche oscura del alma se acorte. En Occidente no se sabe nada sobre la meditación. Meditación sólo es una forma de decir estar solo, en silencio, esperando a que se imponga la verdad. No es un acto, es una relajación silenciosa, porque cualquier cosa que «hagas» provendrá de tu falsa personalidad... desde hace muchos años, todos tus actos provienen de ahí. Es un viejo hábito.

A los hábitos les cuesta morir. Tantos años viviendo con una personalidad falsa que te han impuesto las personas que te quieren, que te respetan... y no querían hacerte nada malo intencionadamente. Sus intenciones son buenas, pero su conciencia es nula. No eran personas conscientes —tus padres, tus profesores, tus sacerdotes, tus políticos—, no eran personas conscientes sino inconscientes. Incluso la buena intención en manos de una persona inconsciente se vuelve venenosa.

La multitud es esencial para que pueda existir el falso yo. En cuanto te quedas solo, empiezas a entrar en pánico. Aquí es donde deberíais saber algo acerca de la meditación.

Todas las técnicas de meditación son una ayuda para destruir lo falso. No te dan lo verdadero, lo verdadero no puede ser dado. Lo que te pueden dar no es verdadero. Lo verdadero ya lo tienes; sólo tienes que quitar lo falso.

La meditación es el coraje de estar solo y en silencio, Poco a poco, empiezas a notar que tienes una cualidad nueva, una vitalidad nueva, una belleza nueva, una inteligencia nueva, que no te ha prestado nadie, que nace de ti. Tiene sus raíces en tu existencia. Y si no eres un cobarde, fructificará, florecerá.

Cuando naces, llegas al mundo con sensibilidad. Fíjate en un niño, mírale a los ojos, qué frescura. Todo eso ha sido cubierto con una falsa personalidad.

No hay que tener miedo. Sólo puedes perder lo que tienes que perder. Y es mejor perderlo pronto, porque cuanto más tiempo se queda, más fuerte se vuelve.

Y no sabes qué puede pasar mañana….

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