sábado, 31 de diciembre de 2016

CONOCER LA VERDAD

El que desea conocer la Verdad, la Verdad que está más allá de todas las polaridades: hombre-mujer, oriente-occidente, bueno-malo, cielo-infierno, verano-invierno,... uno que está interesado en saber, en indagar en busca de la Verdad que trasciende todas las dualidades, ha de abandonar todos sus prejuicios. Si carga con su prejuicio, ese prejuicio coloreará su mente. Para conocer la Verdad no necesitas ser un hindú, no necesitas ser un musulmán, no necesitas ser un cristiano, no necesitas ser un judío. Para conocer la Verdad has de desembarazarte de toda esa basura; has de ser simplemente tú mismo. No necesitas ser indio, no necesitas ser americano, no necesitas ser inglés, no necesitas ser japonés, chino. Para conocer la Verdad has de ser inmenso, vasto, has de ser vital, has de estar VIVO, amoroso, inquisidor, meditativo,... pero sin prejuicios, sin libros sagrados, sin conceptos, sin filosofías. Cuando te has desnudado por completo de todo eso que te ha sido enseñado, cuando se han abandonado todos los condicionamientos, entonces, de repente, allí aparece la Verdad superior; y esa Verdad superior es una síntesis en sí misma; tú no necesitas "Sintetizarlo” Es una unidad orgánica. Y desde esa actitud puedes reírte de toda la estupidez creada en nombre de la religión, en nombre de la tolerancia, en nombre del amor, en nombre de las iglesias y templos y mezquitas.

La revolución ha de tener lugar dentro de ti; no ha de ser introducida en el mundo. Porque solamente tú estás vivo; la sociedad está muerta, la sociedad es solamente un nombre. Solamente tú posees algo del alma. La síntesis ha de ocurrir ahí. La síntesis no hade tener lugar en Nueva York o en Constantinopla; la síntesis ha de darse en tu interior, en mi interior. Y cada individuo se ha de convertir en un gran experimento con miras a esa síntesis. Pero recuerda que cuando surja la síntesis, no serás capaz de decir si es una síntesis entre Oriente y Occidente, entre lo musulmán y lo cristiano, entre lo hindú y lo jaino. No. Inmediatamente serás capaz de ver que es un «trascender”. La síntesis, la verdadera síntesis, la síntesis orgánica es un «trascender”; tu actitud ha cambiado, estás en la cumbre más alta. Desde allí observas.

Cualquier cosa que observemos, cualquier cosa que veamos, no es muy importante. Lo verdaderamente importante es el lugar en el que estás. Si te apegas a Oriente, veas lo que veas en Occidente será una interpretación errónea.

Hace solamente unos días estaba leyendo un periódico. Alguien había escrito un artículo en mi contra. El artículo preguntaba que cómo podían los americanos comprender la religión. Son incapaces; por lo tanto, todo mi esfuerzo es en balde. Esta es la mente hindú chauvinista. El hindú cree que nadie es capaz de comprender la religión excepto el hindú. Y eso no solamente ocurre con el hindú; ocurre con todos. Todo el mundo en lo más profundo carga con esa estupidez de que «Nosotros somos los escogidos». Esta idea es muy destructiva. No es cuestión de ser americano o indio; la Verdad no tiene nada que ver con esas etiquetas. La Verdad es accesible para cualquiera que esté dispuesto a desembarazarse de esas etiquetas. Solamente se comprende la Verdad cuando no eres ni americano, ni indio, ni hindú, ni cristiano. La Verdad es comprendida por una consciencia que ha dejado de estar obnubilada por todo condicionamiento, que ha dejado de estar obnubilada por el pasado. De lo contrario continuamos viendo en las cosas solamente aquello que somos capaces de comprender.

Estaba leyendo una hermosa anécdota...

La familia se las arregló para traer al abuelo patriarca desde Hungría y éste llegó para ver a su hija y a su familia.

El anciano estaba fascinado con Nueva York y todo lo que ofrecía.

Un día su nieto, Yunkel,lo llevó al zoo en Central Park. La mayoría de los animales le resultaron conocidos al viejo hombre. Sin embargo, cuando se acercaron a la jaula en la que estaba encerrada la hiena reidora, el anciano sintió curiosidad. «Yunkel, nunca en mi país oí de un animal que riera".

Yunkel, viendo al cuidador en las proximidades, le preguntó, «Mi abuelo lía llegado recientemente de Europa. Dice que no tienen allí hienas reidoras. ¿Podría decirme algo sobre ellas para que yo pueda contárselo?" ,
El cuidador le dijo, «Bien; come una vez al día».

Yunkel se volvió hacia su abuelo y le dijo en yidishi,«Come una vez al día».

El cuidador prosiguió, «Se baña una vez a la semana».

«Se baña una vez a la semana». El anciano escuchó con atención.

El cuidador añadió, «Se aparea una vez al año».

«Se aparea una vez al año».

El anciano movió su cabeza pensativamente. «De acuerdo. Come una vez al día, se baña una vez a la semana, pero si se aparea solamente una vez al año, ¿de qué se ríe?»

Este anciano no es tan viejo. Su mente todavía está apegada, en cierta forma, a sus días de juventud. Su mente es aún sexual. No puede entender porqué la hiena se ríe si solamente se aparea una vez al año.

Hay gente que es incapaz de comprender que la felicidad es posible por medios distintos del sexo. Hay gente que no puede entender que existe el gozo más allá del sexo. Hay gente que no puede entender que exista la felicidad excepto en la comida. Hay gente que no puede comprender que exista la felicidad excepto en !as mansiones, los grandes automóviles, el acumu¬lar dinero, poder y prestigio. Es imposible que comprendas más allá del punto en el que estás; la gente permanece confinada en sus propios puntos de vista. Esta es la auténtica prisión. Si quieres una síntesis deberás abandonar todas las cárceles, tendrás que salir de tus celdas. Son celdas muy sutiles y las has estado decorando durante mucho tiempo; puede incluso que las hayas estado comenzando a apreciar. Puede que hayas olvidado que son prisiones; puedes haber empezado a pensar que son tu hogar. Un hindú cree que el hinduismo es su hogar, nunca cree que sea una barrera. Todos los «ismos» son barreras. El cristiano cree que el cristianismo es el puente; nunca cree que el cristianismo es lo que le está impidiendo llegar a Cristo. La iglesia no es la puerta; es la barrera, es el muro, la Muralla China.

Pero si has estado viviendo demasiado tiempo, durante siglos, con ese muro, si la mente se ha acostumbrado a él, crees que es una salvaguarda, una protección, un refugio. Y entonces observas a los demás; desde tu celda en la prisión observas el exterior. El que tú estés en la celda corrompe tu visión.

Sal afuera bajo el cielo y las estrellas y la síntesis se ocupará de ella misma. No tienes necesidad de sintetizar Oriente y Occidente; simplemente has de ir más allá de esos puntos de vista. Ve a lo trascendental y allí está la síntesis, allì està la verdad.

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