sábado, 3 de noviembre de 2012

LA MENTE UNIFICADA

Oí de un niño que regresó de la escuela desconcertado. Su madre le preguntó, "¿Por qué pones esa cara de puzzle?".

El niño le dijo, "Estoy atascado. Pienso que mi profesora se ha vuelto loca. Ayer me dijo que uno más cuatro son cinco y hoy me dice que tres más dos son cinco. Debe de haberse vuelto loca porque si uno más cuatro son cinco, ¿cómo pueden ser tres más dos cinco?".

El niño no podía comprender que el cinco puede surgir de muchas combinaciones; no hay sólo una combinación que resulte cinco. Puede que existan millones de combinaciones cuyo conjunto resulte cinco.

Ordenes como ordenes tu vida, el hombre meditativo siempre atenderá al total y el hombre mundano siempre atenderá a las partes. Esta es la diferencia. El mundano considerará lo que tiene cerca, y no verá a lo lejano escondido allí. Lo distante no está en realidad muy lejos, se transformará en lo cercano, sucederá pronto. La tarde está por llegar.

¿Puedes tener una perspectiva desde la cual la totalidad de la vida se pueda considerar? Se cree, y yo también lo creo, que si un hombre se está ahogando, en un segundo recuerda la totalidad de su vida, toda su vida. Te estás muriendo, ahogándote en un río, no te queda tiempo, y de repente en el ojo de tu mente toda tu vida es revelada desde el comienzo al final. Es como si toda la película pasase por la pantalla de tu mente. Pero, ¿de qué te sirve ahora que te estás muriendo?

Un hombre religioso considera el conjunto cada momento. Toda la vida está ahí, y actúa considerando esta perspectiva de la totalidad. Nunca se lamentará como tú haces siempre. Es inevitable que, hagas lo que hagas, te arrepientas.

Un día el rey fue a visitar un manicomio. El director del centro lo acompañó a todas las celdas. El rey estaba muy interesado en el fenómeno de la locura, lo estaba estudiando.

Todo el mundo debería sentirse interesado porque este es el problema de todos. Y no necesitas ir a un manicomio: ve a cualquier sitio y estudia las caras de la gente.

Un hombre estaba llorando y lamentándose, golpeándose la cabeza contra los barrotes. Su angustia era tan profunda, su sufrimiento era tan penetrante, que el rey pidió que le contaran la historia de cómo este hombre se había vuelto loco. El director le di¬jo, "Este hombre amaba una mujer y no pudo tenerla, así que enloqueció".

Pasaron entonces a otra celda. En ella se hallaba un hombre escupiendo el retrato de una mujer. El rey preguntó, "¿Y cuál es la historia de este hombre? Parece que también está relacionada con una mujer".

El director le dijo, "Se trata de la misma mujer. Este hombre se enamoró de ella, y la consiguió, por eso se volvió loco".

Si obtienes lo que deseas te vuelves loco; si no obtienes lo que deseas te vuelves loco. El total permanece el mismo. Hagas lo que hagas, lo lamentarás. Una parte no puede satisfacer nunca. El todo es tan grande y la parte tan pequeña que tú no puedes deducir al to¬do del fragmento. Y si dependes de la parte y dispones tu vida de acuerdo con ella, siempre errarás. Desperdiciarás toda tu vida.

Así qué ¿qué deberíamos hacer? ¿Qué nos dice Chuang Tse que hagamos? El quiere que no seamos fragmentarios, desea que seamos totales. Pero recuerda, sólo puedes ver el total cuando tú eres total, porque sólo lo similar puede ver lo similar. Si eres fragmentario, no puedes conocer el total. ¿Cómo puedes conocer el total si eres fragmentario? Si estás dividido en partes, el todo no se puede reflejar en ti. Cuando hablo de meditación hablo de una mente que no está dividida, en la cual las partes han desaparecido. La mente está sin dividir, es toda, es una.

Esta mente unificada contempla exhaustivamente hasta el ultimo rincón. Considera desde la muerte al nacimiento, desde el nacimiento a la muerte. Ambos polos están ante ella. Y desde esta visión, desde esta penetrante visión, nace la acción. Si me preguntas qué es el pecado, te diré: La acción que proviene de la mente fragmentada es pecado. Si me pides qué es virtud, te diré: la acción nacida de la mente total es virtud. Por eso es que el pecador siempre debe arrepentirse.

Recuerda tu propia vida, obsérvala. Hagas lo que hagas, escojas lo que escojas, esto o eso, todo va mal. Tanto si consigues la mujer como si la pierdes, enloqueces. Elijas lo que elijas, eliges sufrimiento. Por eso Krishnamurti constantemente insiste en el no elegir.

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