sábado, 1 de diciembre de 2012

EL ANSIA DE GANAR

Si tu mente está llena de sueños, no puedes discernir correctamente. Si tu corazón está lleno de deseos, no puedes sentir correctamente. Deseos, sueños y esperanzas. El futuro te altera y te divide. Pero todo lo que es, es en el presente. El deseo te conduce al futuro y la vida es aquí y ahora. La realidad es aquí.

Y ahora y el deseo te conduce al futuro. Por tanto, ya no estás aquí. Ves, pero aun así no ves; oyes, pero todavía no lo entiendes; sientes, pero el sentimiento es débil, no puede profundizar, no puede penetrar. Así es como la verdad se esfuma.

La gente sigue preguntando: ¿Dónde está lo divino, dónde está la verdad? No es cuestión de hallar lo divino o de encontrar la verdad. Siempre está aquí, nunca ha estado en otra parte, no puede estar. Está aquí donde tu estás, pero tú no estás aquí, tu mente está en algún otro lugar. Tus ojos están llenos de sueños, tu corazón está lleno de deseos. Te desplazas al futuro y ¿qué es el futuro sino una ilusión? O retrocedes al pasado, y el pasado ya está muerto. El pasado no existe más y el futuro tiene todavía que ser. Entre estos dos se halla el momento presente. Este momento es muy breve, es atómico, no puedes dividirlo, es indivisible. Este instante pasa en un abrir y cerrar de ojos. Si un deseo entra, te lo pierdes; si un sueño está ahí, te lo estás perdiendo.

Todo el arte de la religión consiste en no conducirte a ninguna parte sino traerte al aquí y ahora, devolviéndote al todo, de regreso a donde has pertenecido siempre. Pero la cabeza se ha ido lejos, muy lejos. Esta cabeza tiene que ser devuelta a su sitio. Por eso Dios no tiene que ser buscado en parte alguna. Porque lo buscas en todas partes, no lo encuentras. Ha estado aquí todo el tiempo esperándote.

Borracho de deseos, tambaleándote, llamas a tu propia puerta y preguntas dónde está tu casa. En realidad, preguntas quién eres. Esta es la casa y nunca la has dejado, es imposible dejarla. No es algo exterior de lo que te puedas alejar y abandonar; es tu interior, tu mismo ser.

Preguntar dónde está Dios es una estupidez, porque no puedes extraviar a Dios. Es tu interior, tu ser interno, tu mismísimo centro. Es tu existencia: respiras en él, vives en él y no puede ser de otra forma. Lo que ha ocurrido es que te has emborrachado tanto que eres incapaz de reconocer tu propia cara. Y a menos que regreses y te serenes seguirás buscando y buscando y seguirás errando.

¿Por qué estás tan borracho? ¿Qué es lo que te hace estar tan borracho? ¿Por qué están tus ojos tan soñolientos? ¿Por qué no estás alerta? ¿Cuál es la verdadera causa de todo ello? La raíz misma es que deseas.

Intenta comprender la naturaleza del deseo.

El desear es alcohólico, el deseo es la droga más fuerte que existe. El deseo es lo más perfecto en drogas.

¿Cuál es la naturaleza del deseo? Cuando deseas, ¿qué sucede? Al desear creas una ilusión en la mente; cuando deseas le has alejado del aquí. Ya no estás aquí, estás ausente, porque la muerte está creando un sueño. Esta ausencia es tu borrachera. ¡Está presente!

En este mismo momento las puertas del cielo están abiertas. No hay necesidad de llamar porque no hay un cielo exterior, tú estás ya dentro. Está tan sólo alerta y mira a tu alrededor sin que los ojos estén llenos de deseo y te brotará una risa auténtica. Te reirás de toda la broma, de lo que ha estado pasando.

Tú creas un espacio, y desear es la forma de crear el espacio. A mayor deseo, más espacio se crea. Un deseo puede ser satisfecho en un año, tienes pues un espacio de un año.

Puedes moverte en él y encontrarás muchos reptiles, muchos dragones. A este espacio creado por el deseo le llamas tiempo. Si no existe el deseo no hay necesidad de tiempo.

Un único momento es el que existe. Ni incluso dos momentos, porque el segundo es requerido solamente por el deseo, no es necesario para tu existencia. La existencia es colmada totalmente en un sólo instante.

Si crees que el tiempo es algo exterior a ti estás equivocado. El tiempo no es algo exterior a ti.

Si el hombre desaparece de la faz de la Tierra, ¿dónde estará el tiempo? Los árboles crecerán, los ríos fluirán, las nubes seguirán flotando en el cielo, pero yo te pregunto, ¿existirá el tiempo? No existirá. Existirán momentos, o mejor, existirá un momento y cuando un momento desaparece otro entra en existencia, y así sucesivamente. Pero no hay tiempo como tal. Sólo el momento atómico existe.

Los árboles no desean nada. No desean florecer, las flores brotan automáticamente. Es parte de la naturaleza del árbol el que lleguen las flores, pero el árbol no está soñando, el árbol no se está moviendo, no está pensando, no está deseando.

No habrá tiempo, sólo momentos eternos, si el hombre no está allí. Creas el tiempo al desear. Cuanto mayor es el deseo, tanto más tiempo se necesita.

No hay comentarios:

Buscar este blog