sábado, 17 de mayo de 2025

EL PODER DE LA MENTIRA

 

Jesús dijo: "No soy su Maestro, porque han bebido, se han vuelto ebrios con la fuente burbujeante que he descartado".

Todos ustedes todavía están ebrios, ¡ebrios con la misma locura de la mente!

La mente es la fuente de todas las locuras, pueden haber grados, pero todos los que tienen la mente están un poquito, o un poco más locos. La mente es equivalente a la locura. Puedes no estar demasiado, puedes estar tan solo tibiamente loco, así que no estás hirviendo, no te estás evaporando, nadie está pensando en enviarte al manicomio. Estás tan solo tibiamente loco, trabajablemente loco; puedes trabajar, puedes ir por todas partes y mantener tu locura dentro. Un hombre sale de la locura sólo cuando va más allá de la mente. Por eso es que Jesús les dice que están ebrios.

"...se han vuelto ebrios con la fuente burbujeante que he descartado. Todos ustedes, los tres, están hablando desde la mente. No me han mirado a mí, porque cuando miras no hay mente".

No lleves tu mente donde un Maestro. Es una estupidez, porque si llevas la mente donde un Maestro, no estás yendo más cerca a él. No lograrás el satsang, no estarás en su presencia, estarás lleno de tu mente, estarás ebrio con tu mente. Cuando él esté ahí, estarás pensando, parloteando. Adentro, la mente irá dando vueltas y vueltas y vueltas y creará una pared, y es imposible que Jesús te penetre.

Y llevó a Tomás, porque era el más cercano a lo mejor, se retiró a la soledad: le habló tres palabras.

Entonces cuando Tomás regresó donde sus compañeros, ellos le preguntaron: "¿Qué te dijo Jesús?".

Aún están interesados en lo que Jesús dice, y no en lo que Jesús es. Aún están interesados en el conocimiento, en palabras, no están interesados en el ser.

Tomás les dijo: "Si les digo una de las palabras que me dijo, agarrarán piedras y me las tirarán; y brotará fuego de las piedras y los quemará totalmente".

Esto es muy misterioso. Aquellas tres palabras no han sido registradas, y Tomás nunca les dijo a los otros discípulos cuáles fueron esas tres palabras. Pero da la indicación, porque cuando no estás listo, sólo se pueden dar indicaciones; cuando no estás listo, sólo se pueden dar insinuaciones. Si realmente eres un buscador, por medio de las insinuaciones llegarás al secreto. El último secreto no puede ser dado, tienes que estar listo para eso. Cuanto más listo estés, más se te revela. El da las insinuaciones, así que primero trata de entender las insinuaciones.

"Si les digo una de las palabras que me dijo, agarrarán piedras y me las tirarán; y brotará fuego de las piedras y los quemará totalmente".

Una cosa dice: "Si les digo una sola palabra", él ha dicho tres, pero, "Si digo aún una sola palabra, inmediatamente agarrarán piedras y me las tirarán". ¿Qué quiere decir?

El hombre vive en las mentiras, todo hombre, porque las mentiras son muy convenientes, cómodas. La verdad es dura, inconveniente, incómoda. Mentir es tal como ir cuesta abajo, vas fácilmente, con pies danzantes. La verdad es ir cuesta arriba, es difícil, arduo, sudas, no es cómodo. Las mentiras son convenientes, cómodas porque tú puedes hacerlas, tú puedes inventarlas. Puedes inventar tu propia mentira que encaje contigo, pero no puedes inventar la verdad. Este es el problema, la molestia.

Puedes inventar mentiras: vas donde un sastre y te hace un traje a la medida; puedes fabricar mentiras como trajes a la medida, que se ajusten a ti. Pero la verdad no se va a ajustar a ti, no la puedes inventar, tú tendrás que ajustarte a la verdad, tú tendrás que cortarte a ti mismo. La verdad no se puede cortar como un traje; para ajustarte a la verdad, tú tendrás que cambiar. Las mentiras son hermosas porque no necesitas cambiar, simplemente cambias la mentira y se ajusta a ti. Es muy cómoda, se adapta a ti, nunca te fuerza a cambiar, puedes permanecer estático, estancado.

La mentira siempre está a favor tuyo, nunca en contra tuyo. Y la verdad, a la verdad no le interesa: si quieres ser verdadero, tienes que cambiarte a ti mismo. La verdad no puede ser inventada, tiene que ser descubierta, ya está ahí. Por eso es que el hombre vive en mentiras, porque tú puedes inventar tus propias mentiras.

Todo país tiene sus propias mentiras, toda raza tiene sus propias mentiras, toda religión, iglesia, templo, gurudwara, tiene sus propias mentiras. Y son muy cómodas, se te pegan, te protegen de la verdad. Por eso es que cada vez que se dice la verdad, comenzarás a tirar piedras al hombre que la dice: Porque si él dice la verdad, toda tu vida es falsa. Eso es muy difícil de darse cuenta. Has invertido tanto en eso, has vivido para eso. Tus sueños es todo lo que tienes, tus mentiras es todo lo que tienes, y alguien viene y te tira una verdad... Así que sólo hay dos posibilidades: ya sea que estés listo a derrumbarte completamente, o a tirar piedras a este hombre, porque al tirar piedras a este hombre no permitirás que su verdad destruya tus mentiras, puedes entrar de nuevo en tus mentiras.

Los psicólogos han llegado a entender que el hombre no puede vivir sin mentiras. Y en lo que respecta al noventa y nueve por ciento de la gente, están en lo cierto; y el uno por ciento lo podemos dejar, porque es excepcional. Freud, Jung, Adler, los tres grandes descubridores de la mente del hombre, están absolutamente de acuerdo en una cosa: que en el estado en que está el hombre, no puede vivir sin mentiras, necesita mentiras, una necesidad básica como la comida, aun más básica. Puedes vivir sin comida por tres meses, no puedes vivir sin mentiras ni por tres segundos, es como respirar.

¡Observa en qué tipo de mentiras vives! Y cada vez que alguien apoya tu mentira y la hace aparecer como una verdad, te inclinas ante él. Tienes miedo de la muerte: crees en la inmortalidad del alma. Esa es una mentira para ti, tú no sabes nada, ni el ABC sobre el alma, tú no sabes si el alma existe o no, pero tú crees en la inmortalidad. Y alguien argumenta y demuestra que el alma es inmortal, tú te inclinas ante él, le rindes tributos y dices: "¡He aquí a un hombre que sabe!". ¿Qué ha hecho? Simplemente ha apoyado tu mentira; ahora él ha dado más vida a tu mentira. Tú permaneces igual: no sabes lo que es el alma, nunca te preocupaste en saberlo. Pero la mentira te ayuda a vivir. Entonces no tienes temor a la muerte porque no hay muerte, el alma es inmortal.

De allí que haya ocurrido un fenómeno muy extraño: este país, la India, es el más cobarde de la tierra. De otro modo, ¿cómo es posible hacer esclavo a un país tan vasto por cientos de años? y pequeñas razas como los ingleses, ¡ni siquiera igual a una provincia! Quinientos millones de gente siendo esclavizados por treinta millones parece ilógico. Pero quienquiera que viniera, los hunos, los mongoles, los turcos, los ingleses: quienquiera que viniera, la India siempre estaba lista a ser esclava. ¿Por qué tanta cobardía? Y esta gente es la que "conoce el ser" y dice que tiene el conocimiento raíz y que ¡sabe que el alma es inmortal!

Si el alma es inmortal, ¿cómo puedes ser un cobarde? Si el alma es inmortal entonces nadie puede ser más valiente que tú, porque nada va a morir; aun si alguien te está asesinando, no tendrás miedo, porque nada va a morir. Pero así no es la cosa, justo es lo contrario: el alma es inmortal, pero aun así los hindúes son los más cobardes. Realmente, porque son cobardes esconden su cobardía en la filosofía de la inmortalidad del alma. Esta inmortalidad no es su conocimiento. Buda lo puede haber sabido, Yajnavalk puede haberlo sabido, pero éste no es un conocimiento que pueda ser transferido.

Así que los psicólogos dicen que sin mentiras el hombre no puede vivir, aún un cobarde se desenvuelve en la vida. Y esto sucede casi siempre: que crearás la mentira opuesta de lo que eres, la exagerarás para hacer que otros la crean y para que tú mismo la creas.

sábado, 10 de mayo de 2025

INTERPRETAR A DIOS

 




Tomás le dijo: "Maestro, mi boca no es capaz de decir cómo es que eres".

"Es imposible decirlo. Eres tantas cosas y eres tanto, eres tan rebozante, tan multidimensional, la boca no podrá decirlo. Soy incapaz de decir nada, las palabras no son suficientes. No puedes ser comparado a nada, eres incomparable. Y cualquier cosa que diga estará errada, porque no será suficiente. Las palabras son muy estrechas; ¡tú eres vasto!".

Así dice Tomás: "Maestro, mi boca no es capaz de decir cómo es que eres. ¡No, imposible! No diré nada porque no puede ser dicho. No puede ser atrapado en palabras, ¡eres inexpresable!".

Tomás es el que llega más cerca, pero aún el más cercano está muy distante, hay una brecha.

Una historia similar existe con Bodhidharma. El vivió en la China por nueve años. Enseñó a la gente, muchos meditaban, muchos se acercaron más y más, y cuando se estaba yendo le preguntó a sus cuatro discípulos que digan algo sobre el dharma, que digan algo sobre la verdad. Los tres primeros son justo como estos tres: Simón Pedro, un hombre de moralidad, el más superficial; luego Mateo, el hombre en busca de conocimientos, un poquito más profundo que Simón pero aún muy lejos; luego Tomás le dijo: "No puedo decir nada".

Pero Bodhidharma fue más afortunado que Jesús, porque hubo un cuarto que realmente permaneció en silencio. Ni siquiera dijo: "No puedo decirlo". Porque cuando dices: "No puedo decirlo", ¡ya lo has dicho! Esto tiene que entenderse: el cuarto permaneció absolutamente en silencio. Simplemente miró a los ojos de Bodhidharma, se inclinó a sus pies, y Bodhidharma dijo: "Uno tiene mis huesos, otro tiene mi carne, otro tiene mi sangre ¡y tú eres mi propia médula!". Este cuarto discípulo ni siquiera dijo tanto como Tomás. Llegó lo más cerca, se convirtió en la médula.

Jesús no fue tan afortunado. Hay motivos: el ambiente no era bueno, la situación era absolutamente diferente. La China había conocido a Lao Tse; los judíos nunca habían conocido un hombre como Lao Tse. Lao Tse creó el terreno en el cual la semilla de Buda pudo germinar bellamente. Cuando Bodhidharma fue a la China, el terreno estaba listo, fue preparado por Lao Tse, Chuang Tse, ¡raros fenómenos! Y luego la semilla de Buda fue llevada por Bodhidharma. Floreció bellamente. Jesús no fue tan afortunado, el terreno no estaba listo. Habían habido profetas en la cultura judía, pero no sabios como Lao Tse y Chuang Tse, no. Habían habido santos, así que Simón Pedro estaba disponible. Habían habido moralistas, porque en la propia base de la cultura judía Moisés había puesto la moralidad: los diez mandamientos, ellos son la base.

Hubieron hombres como Simón Pedro porque nada existe sin una causa, nada existe sin una larga tradición. Un Simón Pedro no es tan solo un accidente, es necesaria una larga historia detrás de él. Moisés es la causa más profunda, la raíz desde la cual Simón Pedro ha venido: los diez mandamientos, la actitud moral hacia el mundo, hacia la vida. Pero no hubo ningún hombre como Lao Tse que dijera: "Todas las distinciones son falsas; en el momento en que digas 'esto es bueno y eso es malo', has dividido la vida y la has matado", quien estaba por el todo no por la división. Bodhidharma fue afortunado, y esa es la razón por la que tuvo cuatro discípulos, no tres.

En una cultura judía, a lo más pudo ser posible un Tomás. Mira el fenómeno de Tomás, lo que está diciendo, y éste es uno de los problemas básicos. Hay gente que dice: "Nada puede ser dicho sobre Dios", pero lo has dicho. Aun si dices: "Nada puede ser dicho sobre Dios", has dicho algo. Si estás correcto, nada puede ser dicho, entonces esto tampoco debería ser dicho, deberías permanecer completamente en silencio. Has creado un dilema: por un lado dices nada puede ser dicho; si esto puede ser dicho ¿entonces por qué no un poco más? ¿Cuál es el problema? Si eso puede ser afirmado, entonces ¿por qué no más? Si una afirmación es posible, entonces más afirmación se hace posible.

Por eso es que Buda permanecía absolutamente en silencio, ni siquiera dirá: "Nada puede ser dicho sobre Dios". Ni siquiera dirá tanto como eso. Preguntas sobre Dios y él hablará algo diferente. Preguntas sobre Dios y él no escuchará, como si no hubieses preguntado sobre Dios, simplemente no se referirá al asunto, hablará sobre otra cosa. No dirá ni siquiera que nada puede ser dicho, porque esto es absurdo. Entonces ¿por qué lo estás diciendo? Aun con la negación lo indicamos. No sólo una afirmación positiva es una afirmación, una afirmación negativa también es una afirmación.

sábado, 3 de mayo de 2025

CONOCES A DIOS ?

 

Dices: "Dios no tiene forma". ¿Qué quieres decir? ¿Lo has conocido? ¿Y lo has conocido tan totalmente que puedes decir: "El no tiene forma"? Si lo has conocido totalmente, entonces él tiene forma. Por ejemplo, dices que este océano no puede ser medido; es tan profundo que no puede ser medido. Entonces hay sólo dos posibilidades: ya sea que lo has medido, sólo entonces puedes decir que es tan profundo que no puede ser medido; y si no lo has medido ¿cómo puedes decir que es tan profundo que no puede ser medido? A una profundidad es medible, tiene que ser, no puede ser inmedible; no importa cuán profundo, pero es medible, se puede medir.

Cuando dices: "Dios no tiene forma", ¿has llegado a sus límites y has visto que no hay forma? Si has llegado a sus límites, él tiene forma. Y si no has llegado a sus límites, entonces no digas que no tiene forma, porque puede tener forma. Cuando llegues a los límites, sólo entonces puedes saber. Así que aquellos que realmente se han tropezado con Dios, es un tropiezo, quienes han caído en él, no dirán nada, ni siquiera esto, porque esto es contradictorio.

Uno de los lógicos más agudos de este siglo, Wittgenstein, ha escrito una hermosa frase en su libro Tratado Lógico Filosófico, tiene muchas frases bellas. Esta es la mejor: "Nada debe ser dicho sobre aquello que no se puede decir. Si nada se puede decir sobre algo, uno debería permanecer en silencio".

Tomás es el que más se acerca, pero aún permanece distante. El ha tratado de decir, ha tratado de expresar lo inexpresable.

Tomás le dijo: "Maestro, mi boca no es capaz de decir cómo es que eres".

Jesús dijo: "No soy su Maestro... porque nadie me entiende, así que ¿cómo puedo ser su Maestro?".

Si entiendes, sólo entonces puedes ser un discípulo. Si entiendes, sólo entonces puedes entrar en el templo. Si entiendes, sólo entonces puedes entrar en el ser del Maestro.

Jesús dijo: "No soy su Maestro...".

A los tres les dijo: "No soy su Maestro". Tomás es el que más cerca ha llegado pero aún así erró. Él es el mejor, pero aun así no perfecto, sólo aproximadamente el mejor; llega más cerca pero queda una barrera; aún cree en las palabras, porque trata de expresar aquello que no puede ser expresado.

"No soy su Maestro, porque han bebido, se han vuelto ebrios con la fuente burbujeante que he descartado".

Aquí él está diciendo una verdad muy profunda. Está diciendo: "Ustedes tres están hablando desde la mente, la fuente burbujeante que he descartado, que he trascendido, 'descartado'. Todavía están hablando desde la mente: uno está hablando desde la mente moralista, otro está hablando desde la mente teológica, el tercero está hablando desde la mente mística pero todavía todos son parte de la mente. Y si hablan desde la mente Yo no soy su Maestro, porque todo el énfasis está en ¡dejar la mente!".

Eso es en lo que un Maestro va insistiendo: ¡deja la mente! Y tú haces juegos: comienzas a hablar sobre el Maestro desde la misma mente que él ha estado insistiendo en que dejes. Por eso es que digo que Bodhidharma fue más afortunado: él tuvo un discípulo que permaneció realmente en silencio, no va a contestar.

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