sábado, 20 de noviembre de 2010

EL AMOR Y LA FELICIDAD

No estoy en contra del amor, estoy completamente a favor de él, pero para dirigirse a una relación amorosa uno debería tener cierta madurez, cierta integración. Cuando eso ocurre el amor puede ser realmente maravilloso y te ayudará a crecer, de lo contrario se volverá algo castrante y te destruirá completamente.

El amor, tal como en nuestros días se lo lleva, está destruyendo a millones de personas. Se destruyen más personas en nombre del amor que en nombre de la guerra. Nunca somos conscientes de ello, porque en los periódicos nunca se habla de eso, pero en nombre del amor hay mucha fealdad, muchos celos, mucha ira y lucha continua.

Pero es inevitable que sea así, porque las personas que se dirigen al amor todavía no se lo merecen. Antes de entra al santuario del amor tienes que merecerlo. Solo serás merecedor suyo si tu llama está estabilizada y se ha vuelto silenciosa.

Lo que quiero decir con esto es que una vez que eres capaz de estar completamente solo y no tienes necesidad de dirigirte al amor, el amor es maravilloso. Cuando no hay necesidad, no hay obsesión, entonces no hay dependencia, por lo tanto, cuando te dirijas al amor, será un compartir. Quieres compartir porque tienes mucho y quieres compartirlo con alguien con quien te sientas en sintonía.

Pero si te diriges al amor para buscar felicidad, te equivocas, en ese caso lo único que te dará es infelicidad. Si te diriges al amor para compartir la felicidad, el amor será realmente maravilloso, será la mejor experiencia que exista. ¿Puedes ver realmente la diferencia? Si vas a buscar felicidad, solo encontrarás infelicidad, porque ya eres infeliz. El hombre infeliz que busca el amor se dirigirá se dirigirá a una infelicidad mayor, y la otra persona se encuentra también en la misma situación. La otra persona también está buscando a alguien, porque está buscando la felicidad. Ambos son infelices y al buscar la felicidad se encuentran. ¡Qué absurdo! La infelicidad no solo que se duplicará sino que se multiplicará.

Así que primero se feliz y dichoso y después dirígete a buscar el amor. El amor depende de la dicha, ya que ella no es consecuencia del amor, al contrario, el amor es una consecuencia de la dicha. Eso es lo que quería decir Jesús cuando dijo que Dios es amor. Puedes darle la vuelta y decir que el amor es Dios.

El amor es Dios, pero ese amor tiene una característica diferente de lo que denominamos normalmente amor.

Así que primero prepárate, merécelo, y llénate de dicha; después dirígete en busca del amor.

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