sábado, 17 de agosto de 2013

LA LIBERTAD Y LA RESPONSABILIDAD

Estas son las complejidades de la vida: la libertad y la responsabilidad, van juntas o permanecen juntas. Mientras más ames la libertad, más preparado estarás para aceptar responsabilidades.

Pero en el mundo de afuera, en la sociedad de afuera, no hay ninguna posibilidad de responsabilidad. Y debe ser recordado que todo lo que aprendemos, lo aprendemos siendo responsables.

El pasado ha destruido la belleza de la palabra responsabilidad. La han hecho equivalente a deber; y no es así realmente. Un deber es algo que se hace en forma renuente, como parte de tu esclavitud espiritual. Deber hacia tus mayores, deber hacia tu esposo, deber hacia tus hijos, no son responsabilidades. Comprender el significado de la palabra responsabilidad es muy importante. La tienes que dividir en dos: Responsabilidad.

Puedes actuar de dos maneras: una es reaccionando y la otra es respondiendo.

La reacción viene de tus viejos condicionamientos, es mecánica.

El responder viene de tu presencia, de tu estar alerta, consciente, no es mecánico.

La habilidad de responder es uno de los principios más importantes en tu crecimiento. No estás obedeciendo ninguna orden, ningún mandamiento, estás simplemente siguiendo tu consciencia. Estás funcionando como un espejo, reflejando la situación y respondiendo - no desde tu memoria del pasado en experiencias similares - sin repetir tus reacciones, sino actuando en forma nueva, fresca, respondiendo al momento. Ni la situación es vieja, ni lo es tu respuesta. Ambas son nuevas.

Renunciando al mundo, escapando a los bosques y a las montañas, simplemente estás escapando de una situación de aprendizaje. En una cueva en los Himalayas no tienes ninguna responsabilidad. Pero recuerda, sin responsabilidad no puedes crecer, tu consciencia permanecerá detenida. Para que haya crecimiento se necesita encarar, y confrontar los desafíos de las responsabilidades.

Los escapistas son cobardes, no pueden con la vida. Conocieron su debilidad, su fragilidad y decidieron que era mejor escapar, porque entonces nunca tendrás que enfrentar tu debilidad, tu fragilidad; nunca te encontrarás con un desafío. Pero sin desafío, ¿Cómo vas a crecer?

No, no se puede renunciar al mundo y a la sociedad, pero puede ciertamente renunciar a muchas otras cosas. Puedes renunciar a la mal llamada moralidad impuesta sobre él por la sociedad; puedes renunciar a los valores impuestos por la sociedad, puedes renunciar al conocimiento dado por la sociedad. No renuncias a la sociedad como tal, pero renuncias a todo lo que te ha dado la sociedad. Esta es la verdadera renuncia.

Obedecer a tu propia consciencia, es una tremenda oportunidad para tu crecimiento. Hace que nazca de ti lo mejor; te dignifica. Si encuentras que algo está bien, lo obedeces, pero obedeces a tu propio sentimiento de lo correcto, no a una orden dada por lo demás. Y si te das cuenta de que no está bien, la desobedece, cualquiera sea su costo. Puede aceptar la crucifixión, pero no aceptará ninguna esclavitud espiritual.

De este modo no sólo creces, sino que permites a la sociedad aprender que hay muchas cosas que no están bien, pero que se ha pensado que lo están. Hay muchas cosas que son inmorales, hay muchas cosas que se han considerado sabias, pero que son realmente lo opuesto.

Por ejemplo, todas las sociedades han alabado la virginidad en la mujer. Es un ideal aceptado universalmente que la mujer debe llegar virgen al matrimonio.

Pero la ignorancia fue propuesta en nombre de la virginidad, en nombre de la moralidad. La ignorancia no puede ser apoyada bajo ningún punto de vista. Si en todo el mundo la mayoría de los matrimonios son tan miserables, una de las razones es que no se les permitió conocer a muchas mujeres, o a muchos hombres, antes de su matrimonio, de otro modo hubiesen elegido con mayor comprensión la persona que armoniza con ellos.

Se consultan a los astrólogos, como si las estrellas se preocuparan de con quién te casas, como si las estrellas se interesaran en ti. Se consultan a los quirólogos, como si hubieran líneas en tu mano que fueran a dar indicaciones de cuál es tu compañero apropiado. Se consultan los esquemas celestes de nacimiento... todas estas cosas son absolutamente irrelevantes. Las fechas de nacimiento tuya y de tu mujer no tienen ninguna relación con la vida que vas a vivir.

Pero estas son racionalizaciones. El hombre trata de consolarse pensando que ha tratado en todas las formas de conseguir al compañero apropiado.

Hay sólo un modo de encontrar al compañero apropiado y es permitiendo a los muchachos y a las muchachas que se mezclen con compañeros, para que puedan conocer las diferencias entre las mujeres, las diferencias entre los hombres, y lleguen a conocer con quiénes son polos opuestos, con quiénes hay sólo algo tibio, con quién hay una armonía apasionada. A no ser que esto suceda, no hay modo de encontrar al compañero posiblemente correcto.

Lao Tzu, un auténtico rebelde - más auténtico que Gautam Buddha y que Mahavira, debido a que permaneció en el mundo y peleó en el mundo - vivió de acuerdo a su propia luz, luchando; no escapando. Se transformó en un hombre tan sabio, que el emperador lo invitó a ser su primer ministro. El simplemente rehusó, dijo: “No funcionará, pues es muy improbable que lleguemos a las mismas conclusiones respecto a las cosas. Tú vives de acuerdo a los ideales de tus antepasados, y yo vivo de acuerdo a mi propia consciencia”. Pero el emperador era insistente; no veía el problema.

El primer día en que estaba en la corte, se trajo a un ladrón; lo habían pillado con las manos en la masa, robándole al hombre más rico de la capital, y él confesó que estaba robando. Lao Tzu les dio seis meses de cárcel al rico y al ladrón. El hombre rico dijo: “¿Qué? ¡Me han robado, soy una víctima, y estoy siendo castigado! ¿Estás loco o qué? No hay precedente en la historia en que un hombre al cual se le ha robado sea castigado y no al ladrón”.

Lao Tzu le contestó: “En verdad, a ti se te debe dar más tiempo en la cárcel que al ladrón - estoy siendo demasiado compasivo - porque tú te has apropiado de todo el dinero de la ciudad. ¿Tú crees que el dinero viene del cielo? ¿Quién ha convertido a estas personas en seres tan pobres que tengan que hacerse ladrones? Tú eres responsable”.

“Y este será mi juicio en cada caso de robo. Ambos deben ir a la cárcel. Tu crimen es mucho más profundo. Su crimen no es nada. El es pobre y tú eres el responsable. Y si él estaba robando un poco de dinero de tus arcas, no es un gran crimen. Ese dinero pertenece a muchos de los pobres; de quienes lo has obtenido. Al enriquecerte más y más, mucha gente empobreció más y más”.

El hombre rico pensó. “Este hombre parece loco, totalmente loco”. Le dijo: “Quiero tener la oportunidad de ver al emperador”. Era tan rico que incluso el emperador le pedía dinero prestado. Le dijo al emperador lo que había sucedido. Le sugirió: “Si no sacas a este hombre de la corte, estarás entre rejas al igual que yo – porque; ¿de dónde has sacado todos tus tesoros?, si yo soy un criminal, tú eres un criminal mucho mayor”.

El emperador vio la situación, vio la lógica de la situación. Le dijo a Lao Tzu: “Quizás tuvieras toda la razón, que sería difícil que llegáramos a las mismas conclusiones. Estás eximido de tus servicios”.

Este hombre vivía en la sociedad, trabajaba en la sociedad, luchaba en la sociedad. Una mente lúcida sólo puede pensar lo que él pensó. No estaba reaccionando; sino hubiera habido precedentes y libros de leyes. No estaba mirando en los libros de leyes, ni los precedentes; estaba mirando dentro de sí mismo, observando la situación. ¿Por qué hay tanta gente pobre? ¿Quién es el responsable de esta situación? Ciertamente aquellos que han acumulado demasiada riqueza son los verdaderos criminales.

Debes nutrir al mundo porque él, a su vez te está nutriendo. Ha de ser respetado porque es tu fuente de vida. Toda la savia que fluye a través de ti, todo el regocijo, la celebración que se manifiesta en ti, es un regalo de la existencia misma. Harás mejor en dejar de escapar de él para zambullirte en sus profundidades. Extiende tus raíces hacia fuentes nunca exploradas, de vida, de amor, de risas. ¡Danza y celebra!





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