sábado, 8 de febrero de 2014

EL TERRORISMO (PRIMERA PARTE)

Todo está profundamente relacionado con todo lo demás que ocurre. Los casos de terrorismo están ciertamente relacionados con lo que ocurre en la sociedad. La sociedad se cae a trozos. El viejo orden, la disciplina, la moralidad, la religión, todo tiene una base equivocada según se ha descubierto. Ha perdido su influencia sobre la consciencia de la gente.

El terrorismo sencillamente indica que la destrucción de seres humanos no importa, que no hay nada en los seres humanos que sea indestructible, que todo es materia: y no se puede matar la materia, sólo cambia de forma. Una vez que se considera que el hombre sólo es una combinación de materia y no se concede lugar dentro de él al ser espiritual, matar se convierte en un simple juego.

Las separaciones nacionales son irrelevantes debido al armamento nuclear. Si todo el mundo en su conjunto puede ser destruido en unos pocos minutos, la alternativa sólo puede ser que todo el mundo esté unido. Ahora ya no puede estar dividido; la división es peligrosa porque se puede convertir en guerra en cualquier momento. La división no puede tolerarse. Una sola guerra es suficiente para destruirlo todo, y al hombre no le queda mucho tiempo para entender que debemos crear un mundo donde no exista ninguna posibilidad de entrar en guerra.

El terrorismo tiene muchas corrientes ocultas. Una de ellas es que tras la aparición de las armas nucleares, las naciones están poniendo su energía en ellas porque piensan que las armas convencionales están pasadas de moda. Están pasadas de moda, pero los individuos pueden empezar a utilizarlas. Y no puedes utilizar armas nucleares contra los individuos, sería estúpido. Un terrorista individual lanza una bomba; eso no justifica el envío de un misil nuclear.

Lo que quiero resaltar es que el arma nuclear ha dado a las personas individuales una cierta libertad para usar las viejas armas convencionales, una libertad que no era posible anteriormente cuando los Gobiernos también usaban esas mismas armas.

Ahora los Gobiernos están centrados en destruir las armas convencionales, en tirarlas al mar, en venderlas a países pobres que no pueden permitirse tener armas nucleares.

Todos los terroristas vienen de esos países pobres y usan las armas que se han vendido a sus países. Y disponen de una extraña protección: no puedes usar las armas nucleares contra ellos, no puedes tirarles bombas atómicas.

Pueden lanzar bombas contra ti y tú te ves repentinamente impotente. Tienes una gran cantidad de armas atómicas, de Bombas nucleares en tu mano; pero a veces donde un alfiler es útil, la espada no sirve para nada. Puede que tengas la espada, pero eso no significa que estés en una posición mejor que el hombre que tiene el alfiler, porque para ciertos propósitos sólo sirve el alfiler; la espada no tendrá ninguna utilidad.

Aquellas viejas armas del pasado se fueron almacenando y los gran¬des poderes tuvieron que darles curso: o hundirlas en el mar... Y eso significaba perder tanto dinero, tanto trabajo humano, tanta energía que económicamente era desastroso. Pero seguir almacenándolas también era económicamente imposible. ¿Cuántas armas puedes reunir? Existe un límite. Y cuando encuentras una nueva forma de matar a la gente más eficazmente, tienes que librarte de la anterior.

Se pensó que sería mejor venderlas a los países pobres. Los países pobres no pueden fabricar armas nucleares; cuestan demasiado. Y estas armas se ofrecían a buen precio, era una ayuda; los países pobres las aceptaron, pero son armas que no pueden utilizarse en una guerra. En una guerra, este tipo de armas ya no son inútiles. Pero nadie había previsto la posibilidad de que fueran usadas individualmente, y de esta posibilidad puede surgir un nuevo fenómeno: el terrorismo.

Ahora bien, el terrorista tiene un extraño poder, incluso sobre los más poderosos. Puede lanzar bombas sobre la Casa Blanca sin miedo, porque lo que ella tiene es demasiado grande y no puede utilizarlo contra él. ¡Y él usa las armas que a él le vendieron! Pero no se había pensado en este fenómeno porque no se comprende la psicología humana.

Lo que yo entiendo es que, tal como vive el hombre necesita una guerra cada diez o doce años. Acumula tanta ira, tanta rabia, tanta violencia, que nada mejor que una guerra puede liberarle. Así, entre guerra y guerra sólo hay una separación de diez a quince años. Esa separación es una especie de relajación. Pero empiezas a acumular los mismos celos, la misma violencia de nuevo, porque tu psicología no ha cambiado.

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