sábado, 6 de diciembre de 2014

LA CIVILIZACION Y LOS DERECHOS HUMANOS

Una vez le preguntaron a un gran filósofo: “¿Qué piensas de la civilización?”.

El filósofo contestó: “Es una buena idea, pero alguien tiene que transformar la idea en realidad. La “Civilización” todavía no ha ocurrido. Es un sueño del futuro”.

La gente que está en el poder –político, religioso, social-, lo está porque la “Civilización” no ha ocurrido. Un mundo civilizado, un hombre maduro, no necesita naciones –todas esas fronteras son falsas. No necesitas religiones, porque todas las teologías son sencillamente ficciones.

Los que han estado durante miles de años en el poder sacerdotes, políticos, super ricos- tienen todo el poder para impedir la evolución humana. Pero el mejor modo de impedirla es convencer al hombre de que “Ya estás civilizado”. Convencerlo de que “Ya eres un ser humano. No necesitas una transformación; es innecesario”.

Y la debilidad del hombre consiste en que sabiendo perfectamente que no existe lo que denominamos “Civilización”, que no existe lo que denominamos sensibilidad humana, aún cree en todas las mentiras que los políticos le han estado contando, que los sacerdotes le han estado predicando, que los educadores le han estado enseñando, porque parece más sencillo simplemente creer; no necesitas hacer nada más.

Reconocer el hecho de que todavía no eres hombre, crea miedo. La tierra desaparece bajo tus pies.

La verdad te desnuda totalmente, te desnuda de todas las mentiras, te desnuda de todas las hipocresías. Por eso nadie la desea, todos creen poseerla ya.

¿Puedes ver la estrategia psicológica? Si no le quieres dar algo a alguien, convéncelo, hipnotízalo, repítele una y otra vez: “Ya lo tienes”. Y cuando miles de personas a tu alrededor –tus padres, tus maestros, tus sacerdotes, tus líderes- creen en ello, es casi imposible para los recién llegados a este mundo –niños pequeños- no dejarse convencer por esta vieja idea milenaria. Millones de personas vivieron y murieron creyendo que la “Civilización” estaba aquí.

Así que lo primero que quiero que entiendas es que todavía somos bárbaros. Sólo los bárbaros pueden hacer cosas como las que hemos estado haciendo durante miles de años. No seres humanos. En tres mil años, cinco mil guerras... ¿Y llamas al hombre civilizado?

Viendo la Segunda Guerra Mundial, uno puede pensar que se necesita muy poca inteligencia para darse cuenta de que debería ser la última- ¿sólo con ver lo que el hombre se ha hecho a sí mismo...! Pero no, nos estamos preparando para la Tercera Guerra Mundial... y la última.

A Albert Einstein le preguntaron: “¿Puede decirnos algo acerca de lo que va a suceder en la Tercera Guerra Mundial?”.

Y Einstein contestó: “Perdone, no puedo decir nada sobre la Tercera, pero sí sobre la Cuarta”. Su interlocutor no lo podía creer; le dijo: “¡No puede decir nada acerca de la Tercera; ¡tan complicado es...! Pero sí puede decir algo sobre la Cuarta, lo cual es aún más complicado!”.

Albert Einstein dijo entonces: “Ud. no me comprende. Sobre la Cuarta puedo decir algo definitivo, categórico. Y es que la Cuarta nunca sucederá, porque la Tercera destruirá toda la vida; no sólo a los seres humanos; también a las rosas. Todo lo que viva desaparecerá de la Tierra”.

¿Y dices que la Humanidad se ha civilizado?

No, te han engañado. Y la Declaración Universal de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos, es la misma hipocresía.

Lo primero... mi primera objeción a la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU, es que los derechos existen únicamente cuando hay deberes. Los deberes son las raíces; los derechos, las flores: No puedes tener derechos sin deberes. Y celebrar un día al año por los Derechos Humanos... Sin embargo, no se celebra un día por los Deberes Humanos, que es lo primero.

¿Por qué no hablan sobre los deberes? Porque no quieren darte tus derechos humanos. Sin deberes, tan sólo puedes hablar de derechos, pero no los tendrás en tus manos.

Y los políticos que han hecho esta declaración no tienen la menor noción sobre deberes. Te daré algunos ejemplos.

Ellos dicen que todos los seres humanos son iguales. Y, por supuesto, esto satisface el ego de cada ser humano; nadie pone objeciones. Es una de las mentiras más peligrosas que se le han contado al hombre. Y yo te digo, la igualdad es un mito. No hay ni siquiera dos seres humanos iguales, de ningún modo, en ninguna dimensión. No digo que sean desiguales; digo que son únicos, incomparables, así que la cuestión de igualdad o desigualdad no aparece. ¿Eres igual a las columnas de este recinto? Las columnas pueden ser hermosas, pero tú no eres igual a ellas. ¿Significa esto que tú eres inferior a las columnas? Significa simplemente que tú no eres una columna; las columnas, son columnas; tú eres tú.

Cada ser humano es una categoría en sí mismo. Y a menos que reconozcamos el “ser único” de cada individuo, no habrá derechos humanos, ni habrá un mundo civilizado, humano, amoroso, gozoso.

En la Declaración, una y otra vez enfatizan el hecho de que debes amar a todos los seres humanos; sois todos hermanos. ¿Pero has visto alguna vez hermanos que se amen? ¿Hermanos que sean amigos? Nadie pelea como pelean los hermanos. Y el hecho de decir: “Sois todos hermanos”, no lo convierte en realidad.

La gente que proclama estos Derechos Humanos, ¿qué autoridad tiene? ¿Quiénes son? Políticos... Ellos son la causa de todas las guerras, ellos son la causa de toda clase de violencia que suceden en el mundo. Son los que mantuvieron a casi la mitad de la Humanidad –la mujer- en estado de esclavitud. Pero leyendo la Declaración, realmente disfruté mucho... Porque no habla de hermanas, sino sólo de hermanos; las hermanas no cuentan, a pesar de ser la mitad de la Humanidad. Ni siquiera son mencionadas.

Estos políticos se expresan muy bien, son inteligentes, astutos... casi todos provienen de profesiones liberales. Dicen que no debería haber discriminación entre el hombre y la mujer, entre negros y blancos, entre razas, religiones, ideologías políticas. ¿Y quién crea esta discriminación? La misma gente que hace la Declaración.

Esclavizan a la mujer durante siglos, y todavía no están dispuestos a darle su libertad, que, según su propia declaración, es un derecho humano básico.

Los negros fueron tratados como animales. Hasta fines del siglo pasado, eran vendidos, subastados en los mercados como mercancías. Y aún hoy, no son respetados como lo son los blancos.

Y son los blancos –todos estos políticos son blancos- quienes han llevado a la Humanidad al estado de esclavitud durante trescientos años. Todos tenían sus imperios. Inglaterra poseía el mayor; se decía que el sol nunca se ponía en este Imperio. En algún lugar del Impero el sol siempre brillaba y siempre era de día.

Pero otros blancos no se quedaban atrás: franceses, portugueses, españoles, tenían grandes imperios, explotando toda la Tierra. Han sido los parásitos. Y es gracioso que todos estos parásitos estén ahora proclamando los derechos humanos.

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