sábado, 23 de enero de 2016

LA CONSCIENCIA Y LA DISCIPLINA

La consciencia y la disciplina son lo más fundamental para un buscador. Si te disciplinas sin consciencia, te volverás un hipócrita. Si te disciplinas sin conciencia, te volverás un zombi, un robot. Puede que no hagas daño a nadie, puede que se te conozca como un buen hombre o incluso un santo, pero no podrás vivir tu vida auténtica, no podrás celebrarla. No habrá ninguna dicha en ella. Te volverás demasiado serio; la alegría se habrá ido para siempre. Y la seriedad es una enfermedad.

Si la disciplina no va acompañada de consciencia, la impondrás y será algo violento, una violación de tu propio ser. No te dará libertad; creará más y mayores prisiones. La disciplina buena se vuelve completamente mala, se vuelve venenosa, cuando no se hace con consciencia, sino con una mente ciega, creyente.

Así que lo primero es el látigo, la consciencia. Y lo segundo es la cuerda, la disciplina. ¿Para qué se necesita la disciplina? Si eres consciente, esa consciencia será suficiente... Con el tiempo será suficiente, pero no al principio, porque la mente tiene patrones de conducta muy profundos, y la energía tiende a salir por los viejos hábitos y los viejos patrones. Hay que crear nuevos canales.

Puede que te hayas vuelto consciente, pero eso en sí mismo no será suficiente al principio, porque la mente, en cuanto encuentra una oportunidad para entrar en cualquier patrón viejo, inmediatamente se va, en una fracción de segundo. No cuesta nada de tiempo enfadarse. Para cuando te das cuenta, ya ha saltado la ira. Más adelante, cuando tu consciencia se haya hecho total, cuando tu consciencia se haya hecho algo absoluto en ti, antes de que suceda nada, la consciencia está siempre ahí, como un a priori; si llega la ira, antes que la ira ya está ahí la consciencia; si la sexualidad te posee, antes que ella ya está ahí la consciencia; cuando la consciencia se ha vuelto algo natural, espontáneo, como respirar, que incluso continúa cuando estás dormido, entonces se puede desechar la disciplina. Pero al principio, no. Al principio, cuando la consciencia está asentándose, la disciplina será beneficiosa.

La disciplina es simplemente un esfuerzo para crear nuevos caminos por los que pueda moverse la energía, para que no necesite ir por el viejo camino.

Durante muchas vidas has estado enfadado continuamente; esa base ha quedado grabada. En cuanto tienes energía, automáticamente se va hacia la ira. Por eso muchas religiones prescriben los ayunos. Si estás ayunando –es decir, si te estás matando de hambre-, no tienes suficiente energía. La comida crea energía. Si no tienes suficiente energía, no te puedes enfadar. Pero la debilidad no es una transformación; de nuevo es un engaño.

Muchas religiones predican el ayuno para poder superar el sexo. Por supuesto, si ayunas demasiado y tu cuerpo está pasando hambre, no tendrás suficiente energía para entrar en la sexualidad. Para entrar en la sexualidad necesitas una energía desbordante, porque el sexo es un lujo. Sólo sucede cuando tienes demasiada energía. Cuando no tienes demasiada, desaparece por sí mismo, pero eso no es el verdadero brahmacharya. Te estás engañando a ti mismo. La energía debería fluir, pero debería entrar en una dimensión diferente, la dimensión del amor. Pero para eso tendrás que crear una disciplina, para que cuando surja la energía vaya al amor, no al sexo, vaya a la compasión, no a la pasión, vaya a compartir, no a la avaricia.

La disciplina es necesaria para crear nuevos caminos. Por tanto, la consciencia y la disciplina deberían ir juntas. Hay gente que insiste en que la consciencia es suficiente por sí misma. En cierta manera tienen razón; pero alcanzar ese nivel de consciencia en que ésta resulta suficiente, en que ésta es su propia disciplina, es muy difícil. Raramente sucede.

Krishnamurti dice que la consciencia es suficiente por sí sola, que no es necesaria la disciplina. ¡Y lógicamente tiene razón! Pero no sucede así. La vida es muy ilógica; no escucha a la lógica. De forma que la gente ha estado escuchando a Krishnamurti durante cuarenta años y no ha sucedido nada, porque piensan que la consciencia es suficiente por sí sola. Pero para llegar a esa consciencia se necesita un esfuerzo tremendo, y eso no lo pueden dar. De hecho, Krishnamurti se ha convertido en un escape para esa gente, para así poder evitar la disciplina y poder seguir pensando que la consciencia es suficiente. Y continúan viviendo en su oscuridad, la cima nunca sucede.

Luego hay otros que van diciendo que la disciplina es suficiente, sin necesidad de conciencia. También ellos hablan del otro extremo. La disciplina no puede ser suficiente por sí sola. El hombre que continuamente se fuerza una disciplina va convirtiéndose poco a poco en un robot mecánico.

He oído una historia de un santo que murió, pero lo forzaron a ir al infierno. No podía creerlo. Dijo que le gustaría ver a Dios y preguntarle que qué mal había hecho, porque durante toda su vida había sido el más puro de los hombres. Y Dios le dijo:

-Nunca has hecho nada malo, eso es cierto, pero tampoco has hecho nada bueno, porque, para empezar, nunca exististe realmente. Fuiste simplemente como un robot.

Un mecanismo sigue haciendo algo; no es bueno ni malo. El mecanismo no tiene espíritu, no tiene alma. Simplemente sigue repitiendo. La repetición está muerta. La repetición no te ayudará. Puedes rezar tu oración todos los días, pero sólo el mecanismo de la mente estará repitiéndolo. Tú no estarás en ello.

Puedes seguir sirviendo a la gente, ayudando a la gente –a los pobres y a los enfermos-, pero si estás actuando como un robot, si la disciplina lo es todo y no hay consciencia en ello, entonces eres como un ordenador. Puede que tu destreza sea grande, pero tú no estás ahí.

Muchas religiones han estado enseñando sólo disciplina, moralidad, buenas acciones y buenas obras; eso no ha ayudado al mundo. La gente no se ha vuelto alerta o vital con ello. Ambos opuestos son sólo una mitad. El zen dice que la consciencia y la disciplina hay que seguirlas juntas. Hay que crear un ritmo entre estos dos opuestos.

El entrenamiento es necesario, pero no es el objetivo. El entrenamiento es sólo un medio. Al final, hay que abandonar el entrenamiento, hay que olvidarse de toda disciplina. Si tienes que continuar en tu disciplina, eso muestra sencillamente que la disciplina todavía no es natural.

Al principio permaneces alerta, creas nuevos caminos para tu energía mental. Poco a poco, no hay necesidad, poco a poco, ni siquiera permanecer alerta es necesario. Uno simplemente está alerta; no es que uno intente estar alerta. Sólo entonces sucede el florecimiento, cuando estar alerta es algo natural, cuando la meditación no se hace sino que simplemente sigue sucediendo. Se ha convertido en tu propia atmósfera; vives en ella. Eres ella.

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