sábado, 16 de julio de 2022

LA MEDITACIÓN Y LA SUPERVIVENCIA


Uno tiene que hacer algo en la vida. Unos son carpinteros, otros reyes y otros guerreros. Estas son formas de supervivencia, son maneras de ganarse el pan, el cobijo. No pueden cambiar tu ser interior. Ya seas un guerrero o un hombre de negocios, no hay ninguna diferencia: unos han escogido su forma de ganarse la vida de una manera, y otros han escogido otra.

La meditación es vida, no supervivencia. No tiene nada que ver con lo que haces; tiene todo que ver con lo que eres. Sí, los negocios no deberían entrar en tu ser, eso es verdad. Y si tu ser se ha convertido en un negociante, así es difícil meditar e imposible ser un sannyasin, un buscador... porque si tu ser se ha convertido en un negociante, entonces te has vuelto demasiado calculador. Y una persona calculadora es una persona cobarde: piensa demasiado, no puede decidirse a saltar.

Y la meditación es un salto: desde la cabeza al corazón, y por último desde el corazón al ser. Irás profundizando más y más en el espacio en donde los cálculos tendrán que dejarse atrás, en donde la lógica se vuelve irrelevante. Allí no te puedes llevar tu perspicacia.

De hecho, la perspicacia en realidad tampoco es verdadera inteligencia; la perspicacia es un pobre sustituto de la inteligencia. La gente que no es inteligente aprende a ser lista. La gente inteligente no necesita ser lista; es inocente, no necesita ser astuta. Funciona desde un estado de no saber.


Si eres un hombre de negocios, está bien. Si Jesús se puede convertir en un meditador y finalmente en un cristo, un buda... y él era el hijo de un carpintero, ayudaba a su padre, traía madera, aserraba madera, si el hijo de un carpintero se puede convertir en un buda, por qué no?


Kabir era tejedor. Continuó con su oficio durante toda su vida; incluso después de su iluminación, todavía tejía, le encantaba. Muchas veces sus discípulos le preguntaban, le rogaban con lágrimas en los ojos que: “Ya no necesitas trabajar; nosotros estamos aquí para cuidarte! Con tantos discípulos, por qué seguir hilando, tejiendo en la vejez?”. Y Kabir solÍa contestar: “Pero sabéis para quién estoy tejiendo, para quién estoy hilando? !Para Dios!; porque ahora todo el mundo es dios para mí. Es mi forma de rezar”.


Si Kabir puede convertirse en un buda y todavía seguir tejiendo, por qué no vas a poder?


Pero los negocios no deberían entrar en tu ser. Los negocios solo deberían ser una cosa exterior, tan solo una forma de supervivencia. Cuando cierres tu tienda, olvídate de tu negocio. Cuando llegues a casa, no te lleves el negocio en la cabeza. Cuando estés en casa con tu esposa y tus hijos, no seas un hombre de negocios. Eso es feo: eso significa que tu ser está adquiriendo el color de tus actos. Los actos son cosas superficiales. El ser debería permanecer trascendental respecto a tus actos y siempre deberías ser capaz de poner tus actos a un lado y entrar en el mundo de tu ser. Eso es lo que significa meditación.


Un casamentero estaba intentando arreglar una pareja entre un hombre de negocios y una joven y hermosa muchacha. Pero el hombre de negocios era muy reservado. después de comprar mercancía —dijo el hombre de negocios—, “umm... las muestras, y antes de casarme, también debo tener una muestra”.


“Pero, hombre, por el amor de Dios, no puedes pedirle a una joven respetable una cosa así” respondió el casamentero.


“Lo siento —insistió el otro—; yo soy negociante estricto y o bien se hace a mi manera o no se hace”.


El casamentero, desesperado, fue a hablar con la muchacha. “Te he encontrado un buen hombre —le dijo—, con mucho dinero. Pero es un negociante estricto, y no hace nada a ciegas. “quiere tener una muestra”.


“Escucha —dijo la muchacha—. Yo soy tan lista en los negocios como lo pueda ser él. No le daré muestras; pero le puedo dar referencias por nada”.


Sí, exactamente por nada, porque la meditación te lleva hacia la nada. Pero aquellos que llegan a la nada de la meditación se dan cuenta inmediatamente de que, además, han llegado a la plenitud de Dios. Tu nada es la plenitud de Dios, este es el otro aspecto. Te conviertes en nada y de repente, una gran plenitud desciende sobre ti; estás rebosante de Dios. Al convertirte en nada, te vuelves espacioso, te conviertes en el anfitrión del gran huésped.


Pero si estás calculando constantemente, no puedes convertirte en nada. Cómo vas a abandonarlo todo para ser nada? Siempre estarás calculando: te moverás con cautela.


Entonces, esto no es para ti. Entonces, vete con cualquiera de los viejos, tradicionales seudo maestros. Ellos te consolarán. Ellos te dirán que puedes seguir siendo un hombre de negocios e incluso que puedes abrir una cuenta bancaria en el paraíso.


Se caritativo, da algo de caridad: haz donaciones para los pobres; haz donaciones para el hospital, la escuela; y serás recompensado en la otra vida. Simplemente, haz las cosas virtuosas que te puedas permitir. Si explotas a la gente, siempre les puedes devolver una pequeña parte. Puedes donar un poco a alguna institución caritativa, puedes dar algo de dinero para los pobres. Estos son consuelos. Y se te reservará un lugar en el cielo.


No seas tan tonto; el cielo no es tan barato. De hecho, ese lugar llamado cielo no existe en ninguna parte; es algo que está dentro de ti. Ninguna caridad puede llevarte allí. Pero si llegas allí, toda tu vida se vuelve caridad; ese es un fenómeno completamente diferente. Si llegas allí, toda tu vida se convierte en compasión.


Sigue siendo un hombre de negocios, pero durante algunas horas olvídate de ello por completo. Yo no estoy aquí para decirte que huyas de tu vida ordinaria. Te estoy diciendo la forma y los medios, la alquimia, de transformar lo ordinario en extraordinario. En tu negocio, sé un hombre de negocios, pero en tu casa, deja de serlo. Y algunas veces, durante unas horas, olvídate incluso de tu casa, tu familia, tu esposa, tus hijos. Durante unas horas, estate solo contigo mismo. Sumérgete cada vez más profundamente en tu propio ser. Disfruta de ti mismo, ámate a ti mismo.


Y poco a poco, te irás dando cuenta de que está apareciendo un gran gozo sin que haya una causa en el mundo exterior, no causado por lo exterior. Eso es meditación.

Sentado en silencio, sin hacer nada, llega la primavera y la hierba crece por sí sola. Siéntate en silencio y espera la primavera. Llega, siempre llega, y cuando llega, la hierba crece por sí sola. Verás que surge en ti un gran gozo sin ninguna razón en absoluto. Entonces, compártelo, entonces, dalo a la gente! Entonces, tu caridad será interior. Entonces, no será tan solo un medio para conseguir alguna meta; entonces, tendrá un valor intrínseco.

Y una vez que te has convertido en un meditador vivirás en el mundo ordinario, pero no vivirás de tal manera que seas poseído por él; serás trascendental, permaneciendo en el mundo y a la vez un poco por encima de él.

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