sábado, 29 de julio de 2023

EL PRANA (SEGUNDA PARTE)

Luego existe el cuarto cuerpo, el cuerpo mental: pensamientos que entran y pensamientos que salen. Pero esta entrada y salida de pensamientos tiene también su paralelismo. Cuando un pensamiento viene a ti al inspirar, solamente en esos momentos nace un pensamiento original. Cuando exhalas, esos son momentos de impotencia; ningún pensamiento original puede nacer de esos momentos. En los momentos en que algún pensamiento original aparece, la respiración incluso se para. Cuando algún pensamiento original nace, entonces la respiración se detiene. Es simplemente un fenómeno de correspondencia.

Con los pensamientos que se van, no nace nada. Simplemente están muertos. Pero si tú te haces consciente de tus pensamientos entrantes y salientes, entonces puedes conocer el quinto cuerpo.

Hasta el cuarto cuerpo las cosas no son difíciles de entender, porque tenemos alguna experiencia sobre la que basamos para comprenderlas. Más allá del cuarto las cosas se vuelven muy extrañas, pero aún así, algo puede ser comprendido. Y cuando tú trasciendes el cuarto cuerpo lo comprendes más.

En el quinto cuerpo... ¿cómo decirlo? La atmósfera del quinto cuerpo es la vida, del mismo modo que el pensamiento, el aliento, la fuerza magnética, el amor y odio, son las atmósferas de los cuerpos inferiores.

Para el quinto cuerpo, la vida misma es la atmósfera. Así que en el quinto, la entrada es un momento de vida, y la salida es un momento de muerte. Con el quinto, te vuelves consciente de que la vida no es algo que esté en ti. Entra en ti y se va de ti. La vida misma no está en ti, Simplemente entra y sale como la respiración.

Por eso es que "respiración" y "prana" se han convertido en sinónimos; debido al quinto cuerpo. En el quinto cuerpo, la palabra prana es muy importante. Es la vida la que está entrando y la vida la que está saliendo. Y de ahí el miedo a la muerte que constantemente nos persigue. Eres consciente siempre de que la muerte está cerca, esperando en la esquina. Siempre está ahí, esperando. Este sentimiento de que la muerte siempre que está esperando, este sentimiento de inseguridad, de muerte, de oscuridad, se relaciona con el quinto cuerpo. Es un sentimiento muy oscuro, muy vago, porque no eres completamente consciente de él.

Cuando llegas al quinto cuerpo y te vuelves consciente de él, entonces sabes que la vida y la muerte son, ambos, la respiración del quinto cuerpo; entrando y saliendo. Y cuando te das cuenta de esto, entonces sabes que no puedes morir, porque la muerte no es un fenómeno inherente, corno tampoco lo es la vida. Ambos, vida y muerte, son fenómenos exteriores que te ocurren a ti. Tú nunca has estado vivo, nunca has estado muerto; tú eres algo que trasciende por completo a ambos. Pero este sentimiento de trascendencia solamente puede llegar cuando te vuelves consciente de la fuerza vital y de la fuerza mortal en el quinto cuerpo.

Freud ha dicho en alguna parte que él tuvo, en cierta medida, un vislumbre de esto. El no era un adepto al Yoga, sino, lo habría comprendido. El lo llamó "la voluntad de morir", y dijo que cada hombre, a veces ansia la vida y a veces ansía la muerte. Hay dos voluntades opuestas en los hombres. Una voluntad de vivir y una voluntad de morir. Para la mente occidental esto resultaba completamente absurdo, ¿cómo podían esas voluntades contradictorias existir en una persona? Pero Freud dijo que, debido a que es posible el suicidio, debe de existir una voluntad de morir.

Ningún animal se suicida, porque ningún animal puede llegar a darse cuenta de] quinto cuerpo. Los animales no pueden suicidarse porque no pueden volverse conscientes, no pueden saber que están vivos. Para cometer suicidio, es necesaria una cosa: ser conscientes de la vida; y ellos no son conscientes de la vida. Pero también hay otra cosa que es necesaria: para cometer suicidio debes también ser inconsciente de la muerte.

Los animales no pueden suicidarse porque los animales no son conscientes de la vida, pero nosotros podemos suicidarnos porque nosotros somos conscientes de la vida, pero no somos conscientes de la muerte. Si uno se vuelve consciente de la muerte, entonces uno no puede suicidarse. Un Buda no puede suicidarse porque eso es algo innecesario, es una estupidez. El sabe que no puedes realmente matarte a ti mismo; sólo puedes simular que lo haces. El suicidio es simplemente una pose, porque en realidad ni estás vivo ni muerto.

La muerte pertenece al quinto plano, al quinto cuerpo. Es la salida de una determinada energía y la entrada de una determinada energía. Tú eres aquél en el que esto sucede. Si te identificas con lo primero, puedes hacer lo segundo. Si te identificas con el vivir y la vida se vuelve algo imposible, puedes decir, "me suicidaré". Esto es el otro aspecto de tu quinto cuerpo afirmándose a sí mismo. La mayoría de seres humanos han pensado alguna vez en suicidarse... porque la muerte es la otra cara de la vida. Esta otra cara puede convertirse en suicidio o asesinato; puede ser cualquiera de los dos.

Si estás obsesionado con la vida, si estás tan aferrado a ella que suspiras por negar la muerte por completo, entonces eres capaz de matar a otro. Al matar a otro satisfaces tu deseo de muerte: "la voluntad de morir". Con este truco, la satisfaces, y piensas que ahora no tendrás que morir porque alguien ya ha muerto.

Los que han cometido grandes asesinatos, como Hitler y Mussolini, sienten mucho temor hacia la muerte. Siempre tienen miedo de la muerte, de forma que proyectan esta muerte sobre los demás. La persona que es capaz de matar a alguien siente también que ella es más poderosa que la muerte. El puede matar a otros. De un modo mágico, con una fórmula mágica, él piensa que, debido a que él puede matar, él trasciende la muerte; que una cosa que él puede hacer a los demás, no puede ocurrirle a él. Esto es una proyección de la muerte, pero puede volver de regreso a ti. Si acabas con tantas personas que al final te suicidas, es la proyección que regresa a ti.

En el quinto cuerpo, con la vida y la muerte llegando a ti, con la vida entrando y saliendo, uno no puede estar apegado a nadie. Si estás apegado, no estás aceptando la polaridad totalmente y enfermarás.

Hasta el cuarto cuerpo no era tan difícil, pero concebir la muerte y aceptarla como otro aspecto de la vida, es la acción más difícil. Sentir la vida y la muerte como paralelos, siendo simplemente lo mismo, dos aspectos de una cosa, es lo más difícil. Pero en el quinto, ésta es la polaridad. Esta es la existencia pránica del quinto.

Con el sexto cuerpo, las cosas se vuelven incluso más difíciles, porque el sexto ya no es la vida. Para el sexto cuerpo... ¿qué decir? Después del quinto, el "yo" desaparece, el ego desaparece. Entonces deja de haber ego; te vuelves uno con el Todo. Ahora no hay ninguna "cosa" tuya que entre y salga, porque no existe el ego. Todo se convierte en cósmico, y debido a que se convierte en cósmico, la polaridad adopta la forma de Creación y Destrucción. Por eso es que se vuelve más difícil con el sexto; la atmósfera es la "fuerza creativa y la fuerza destructiva". En la mitología hindú se denominan esas fuerzas como Brahma y Shiva.

Brahma es la deidad de la Creación, Vishnú es la deidad de la Conservación, y Shiva es la deidad de la Gran Muerte, de la Destrucción o Disolución, donde todo regresa a su fuente original. El sexto cuerpo existe en esta inmensa esfera de creatividad y destrucción; la fuerza de Brahma y la fuerza de Shiva.

A cada instante la creación llega hasta ti y a cada instante todo se sumerge en la disolución. Por esto cuando un yogui dice, “He contemplado la Creación y he contemplado el Pralaya, el Final; he visto la aparición del mundo y he visto el regreso del mundo al vacío", está hablando del sexto cuerpo. El ego no está allí; todo aquello que entra y sale eres tú. Tú te vuelves uno con ello.

Una estrella nace; ése es tu nacimiento. Y la estrella está desapareciendo; ésa es tu muerte. Por eso se dice en la mitología hindú que una Creación es una respiración de Brahma, ¡Solamente una respiración! Es la respiración de la fuerza cósmica. Cuando Brahma inhala, la creación aparece; nace una estrella, las estrellas nacen del caos, todo empieza a existir. Y cuando su aliento es exhalado, todo desaparece, todo se extingue: una estrella muere... La Existencia entra en la no Existencia.

Por eso digo que en el sexto cuerpo es muy difícil. El sexto no es egocéntrico; se convierte en cósmico. Y en el sexto cuerpo se conoce todo sobre la Creación, todo lo que las religiones del mundo nos cuentan. Cuando uno habla de la Creación, está hablando del sexto cuerpo y del conocimiento asociado a él. Y cuando uno habla del gran Diluvio, del final, uno habla del sexto cuerpo.

Con el Diluvio Universal de la mitología judeo-cristiana o babilónica o de la mitología siria, o con el pralaya de los hindúes, aparece la exhalación, ésa del sexto cuerpo. Es una experiencia cósmica, no una individual. Es una experiencia cósmica, ¡Tú no estás allí!

La persona que está en el sexto cuerpo, que ha alcanzado el sexto cuerpo, contemplará todo aquello que está muriendo como si fuera su propia muerte. Un Mahavira no puede matar una hormiga, debido no a algún principio de no-violencia, sino a su propia muerte. Todo aquello que muere es su muerte.

Cuando te vuelves consciente de esto, de la creación y la destrucción, de las cosas entrando en la Existencia a cada instante y de las cosas desapareciendo de la Existencia a cada instante, esa consciencia es el sexto cuerpo. Siempre que algo desaparece de la Existencia, otra cosa está entrando. Un sol está muriendo; otro está naciendo en alguna otra parte. Esta Tierra morirá; otra Tierra vendrá. Nos aferramos incluso en el sexto cuerpo. "La Humanidad no ha de morir", pero todo aquello que ha nacido ha de morir, incluso la Humanidad ha de morir, Las bombas de hidrógeno se crearán para destruirla. Y en el instante en que creemos bombas de hidrógeno, al instante siguiente crearemos un deseo de ir a otro planeta, porque la bomba implica que la Tierra se acerca a su muerte. Antes de que esta Tierra muera, la vida empezará a evolucionar en algún otro lugar.

El sexto cuerpo es el sentimiento de la Creación y la Destrucción cósmicas. Creación-destrucción... el aliento entrante y el aliento saliente. Por eso se utiliza "La respiración de Brahma". Brahma es una personalidad del sexto cuerpo; te conviertes en Brahma en el sexto cuerpo. En realidad te vuelves consciente de ambos, de Brahma y de Shiva, de los dos polos. Y Vishnú está más allá de la polaridad. Ellos forman el trimurti, la Trinidad: Brahma, Vishnú, y Mahesh o Shiva.

Esta Trinidad es la trinidad del "ser testigo". Si te haces consciente de Brahma y de Shiva, del creador y del destructor, si te vuelves consciente de esos dos, entonces conoces el tercero, Vishnú. Vishnú es tu realidad en el sexto cuerpo. Por eso Vishnú se convierte en el más importante de los tres. Brahma es recordado, pero aunque él es el dios de la creación, es adorado solamente en uno o dos templos. Él debería ser adorado, pero no es realmente adorado.

Shiva es más adorado incluso que Vishnú, porque tememos la muerte. Su adoración nace de nuestro miedo a la muerte. Pero muy pocos adoran a Brahma, al dios de la creación, porque no hay nada que temer; tú ya has sido creado, de modo que Brahma no te preocupa. Por eso no hay un solo gran templo que se le haya dedicado. El es el creador, de modo que todos los templos deberían estar dedicados a él, pero no lo están.

Shiva tiene el mayor número de devotos. Está en todas partes porque muchos templos fueron construidos en honor a él. Simplemente una piedra es suficiente para simbolizarlo; si no, hubiera sido imposible crear tantos ídolos de él. De modo que una simple piedra es suficiente... Pones una piedra en cualquier lugar y Shiva está allí. Debido a que la mente teme tanto a la muerte, no puedes escapar de Shiva; ha de ser adorado, y ha sido adorado.

Pero Vishnú es la divinidad más sustancial. Por eso Rama es una encarnación de Vishnú, Krishna es una encarnación de Vishnú, todos los avataras, las encarnaciones divinas, son una encarnación de Vishnú. E incluso Brahma y Shiva reverencian a Vishnú. Brahma puede ser el Creador, pero él crea para Vishnú; Shiva puede ser el Destructor, pero el destruye para Vishnú. Esos son los dos alientos de Vishnú: el que entra y el que sale. Brahma es el aliento entrante y Shiva es el aliento saliente. Y Vishnú es la realidad en el sexto cuerpo.

En el séptimo cuerpo las cosas son incluso más difíciles. Buda llamó al séptimo cuerpo el nirvana kaya, el cuerpo de la Iluminación, porque la Mente, el Absoluto, reside en el séptimo cuerpo. El séptimo cuerpo es el cuerpo supremo, así que allí no hay ni creación ni destrucción, sino, más bien, ser y no ser. En el séptimo, la creación siempre es de algo, no es la tuya. La creación será de algo que no eres tú y la destrucción será de algo que no eres tú, mientras que el ser eres tú y el no ser eres tú. El séptimo cuerpo, ser y no ser, existencia y no existencia, son los dos alientos. Uno no debería identificarse con ninguno.

Todas las religiones han empezado a través de aquellos que han alcanzado el séptimo cuerpo. Y, a lo sumo, el lenguaje puede ser reducido a dos palabras: ser y no ser. Buda habla el lenguaje del no ser, del aliento saliente, de modo que dice, "La nada es la realidad", mientras que Shankara habla el lenguaje del ser y dice que el "Brahman es la Realidad Suprema". Shankara emplea términos positivos porque él elige el aliento entrante y Buda emplea términos negativos porque él elige el aliento saliente. Pero son sólo elecciones en lo que se refiere al lenguaje.

La tercera elección es la realidad, lo que no puede ser expresado. Como máximo podemos decir: el "ser absoluto", o el "no ser absoluto". Es lo más que puede decirse porque el séptimo cuerpo está más allá de esto. El trascenderlo es aún posible. Puedo decir algo sobre esta habitación si salgo afuera. Si trasciendo esta habitación y voy a otra habitación, puedo recordar ésta, puedo decir algo sobre ésta. Pero si yo salgo de esta habitación y caigo en un abismo, entonces no puedo decir nada de esta habitación. Con cada cuerpo, podía expresarse un tercer punto mediante palabras, símbolos, porque el cuerpo que lo trascendía estaba ahí. Podías ir allí y mirar hacia atrás. Pero solamente hasta el séptimo es esto posible. Más allá del séptimo no se puede decir nada, porque el séptimo es el último cuerpo; más allá está la "ausencia de cuerpo".

Con el séptimo uno ha de elegir "ser" o "no ser", o el lenguaje de la negación o el lenguaje de la positividad. Y solamente hay dos elecciones. Una es la elección de Buda; el dice, "Nada queda". Y la otra es la elección de Shankara; él dice, "Todo es".

En las siete dimensiones, en los siete cuerpos, por lo que respecta al hombre y por lo que respecta al mundo, la energía vital se manifiesta en esferas multidimensionales. En todas partes, siempre que haya vida, el proceso entrante y saliente estará allí. Siempre que exista vida, el proceso existirá. La vida no puede existir sin esa polaridad.

De modo que prana es energía, energía cósmica, y nuestro primer encuentro con ella es en el cuerpo físico. Se manifiesta primero como respiración, y luego va manifestándose como otras formas de respiración: influencias, magnetismo, pensamientos, vida, creación, ser. Continúa y si uno se vuelve consciente de ello, uno siempre lo trasciende y llega a un tercer punto. En el momento en que alcanzas este tercer punto, trasciendes ese cuerpo y entras en el siguiente cuerpo. Entras en el siguiente cuerpo desde el primero, y así prosigues.

Si sigues trascendiéndolos todos, hasta el séptimo habrá todavía un cuerpo, pero más allá del séptimo está la "ausencia de cuerpo". Entonces tú te vuelves puro. Entonces no estás dividido; entonces deja de haber polaridades. Entonces se es, no dos. Entonces hay unidad.

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