sábado, 24 de febrero de 2024

ACÉPTATE A TÍ MISMO

Jesús dice:

"...y tomen la ropa y la pongan bajo sus pies como los pequeños niños y la pisen -entonces podrán tomar al hijo del ser viviente, y no temerán".

Primero, deberías aceptar tu desnudez tal como eres ante Dios, tal como un pequeño niño ante su padre y su madre, sin vergüenza. Deberías estar ante lo divino sin vergüenza, entonces tú serás real. Si hay vergüenza, entonces las máscaras serán usadas, tendrán que ser usadas. Y lo segundo, si el sentimiento de estar avergonzado desaparece, no tendrás miedo. Ambos van juntos, si sientes vergüenza, tendrás miedo; si no sientes vergüenza, no tendrás miedo en absoluto. El miedo desaparece junto con la vergüenza. Y cuando el miedo y la vergüenza desaparecen, tus ojos están abiertos, y entonces verás al hijo de Dios, o "al hijo del ser viviente"; entonces Jesús te será revelado, entonces podrás conocer a Buda.

La gente viene y me pregunta: "¿Cómo podemos reconocer si un Maestro es iluminado o no?". Tú no puedes reconocerlo tal como estás. Es como un ciego preguntando cómo puede reconocer si la luz está encendida o apagada ¿Cómo puede reconocer un ciego? Para reconocer necesitas ojos, y los ojos del ciego están cerrados. Tú no puedes reconocer si un hombre se ha realizado o no, si es iluminado o no, si realmente es un Cristo o no, tú no puedes reconocerlo. De otro modo, ¿cómo es que Jesús fue crucificado si la gente podía reconocerlo?

Lo trataron muy mal, lo hicieron parecer tonto, lo forzaron a parecer tonto. El día que estaba llevando su cruz al Gólgota, los soldados, los palomillas, la masa, la muchedumbre a su alrededor tirando piedras, cosas sucias, divirtiéndose de que éste es el "rey de Israel", de que éste es el "hijo de Dios", el hijo del carpintero ¡se ha vuelto loco! Mofándose, le pusieron una corona de espinas en su cabeza y dijeron: "¡Mira! Aquí está el 'rey de Israel', ¡aquí está el 'hijo de Dios'!".

Y cuando ya había sido crucificado, la mofa final fue que pusieron a dos ladrones en ambos lados. El fue crucificado como un criminal con dos ladrones. Y no sólo la muchedumbre, sino también esos ladrones se mofaron de Jesús. Uno de los ladrones le dijo: "Ahora todos nosotros vamos a ser crucificados, recuérdanos, no nos olvides en tu 'reino de Dios'. Nosotros también estamos siendo crucificados contigo, así que recuérdanos porque ¡tú eres 'el hijo'! Así que, cuando alcancemos el reino de Dios, haz algo por nosotros. Y tú lo puedes hacer ¡tú puedes hacer cualquier cosa!". Ellos también estaban mofándose, a Jesús se le hizo aparecer como a un tonto.

¿Cómo fallamos en reconocerlo? Tenemos los ojos cerrados. Y los ojos están cerrados por tu ropa, no sólo por tu ropa, sino por muchos tipos de ropa, vergüenza, miedo, odio a sí mismo, condena, culpa, capas sobre capas de ropa.

Jesús dice: "A menos que se quiten la ropa sin estar avergonzados, y tomen la ropa y la pongan bajo sus pies como los pequeños niños...".

Cuando al principio a un niño se le fuerza a ponerse ropa por primera vez, él se rebela. Está en contra, porque limita su libertad y le da una falsedad. Su resistencia es natural, pero tú lo puedes forzar, lo puedes persuadir. Le dices: "Cuando salgamos tienes que ponerte estas ropas, cuando regresemos no las necesitas; porque en la sociedad la ropa es necesaria, de otro modo no podrás venir con nosotros". Y él quiere ir, tiene que ponerse las ropas. Pero en el momento que regresa esto es lo que hará: se sacará la ropa; no sólo la pondrá a un lado, saltará encima de ella. La ropa es la enemiga, lo hace falso. El no es más él mismo cuando la ropa está allí. Ahora él está libre otra vez. Celebrará su desnudez tirando las ropas y poniéndolas bajo sus pies, pisoteándolas y celebrando la desnudez. Si tú lo haces como los niños "...entonces podrán tomar al hijo del ser viviente, y no temerán".

En tu desnudez no hay miedo, porque el miedo es algo que se te ha agregado, el miedo es creado por medio de la vergüenza. Muchas religiones han estado creando culpa, que eres culpable: siéntete avergonzado y entonces llegas a tener miedo. Entonces nace una neurosis; entonces vas donde las mismas personas que han estado creando culpa y miedo en ti, vas donde las mismas personas a aprender cómo trascenderlos. Ellos no te pueden ayudar, ellos son los creadores del miedo. Ellos dirán: "Ruégale a Dios y ten temor de Dios". Ellos no pueden conducirte más allá del miedo. Jesús puede conducirte más allá del miedo, pero entonces todo el asunto tiene que ser demolido desde su misma base. Esta es la base: no te aceptes a ti mismo y siempre tendrás miedo.

Acéptate a ti mismo y no habrá miedo, no pienses en términos de "debería" y "no debería", y nunca tendrás miedo. Sé real y confía en la realidad, no luches contra la realidad. Si la cólera está presente, está ahí; acéptala. No trates de crear lo opuesto: "Estoy con cólera, esto no es bueno; no debo estar con cólera, debo perdonar. No crees el extremo opuesto, porque si creas el extremo opuesto estás tratando de crear máscaras. La cólera permanecerá, tu perdón será sólo una cara falsa y en tu cara habrá una máscara. Esto no va a ayudar.

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