domingo, 18 de octubre de 2009

TODO DESEO CONDUCE AL INFIERNO

Los deseos siempre te van haciendo promesas. Siempre prometen más. Dicen: “haz esto y aquello, ¿Por qué no disfrutar este momento?” Nunca haz disfrutado, porque un hombre sin comprensión interior nunca puede disfrutar. Simplemente sufre, todo se convierte para el en un sufrimiento. Incluso el amor, algo como el amor, le hace sufrir. La más hermosa posibilidad para un hombre que está dormido, que está inconsciente es el amor, pero él sufre inclusive a través de esto. Cuando estás dormido no hay otra posibilidad. El amor es la mejor posibilidad, pero tú incluso sufres con ella. De tal manera que suceda lo que suceda, sufrirás. El estar dormido convierte todo sueño en pesadilla. Empieza de forma bella, pero siempre algo se tuerce en alguna parte. Al final llegarás al infierno.

Al comienzo todo deseo te proporciona muchas esperanzas, sueños; ese es el truco. Así es como eres atrapado. Si el deseo, desde el mismo comienzo te dijera. “Mantente alerta, te estoy llevando al infierno”, no lo seguirías. El deseo te promete el cielo, y te promete que con solo unos pasos llegarás. Te dice: “Simplemente ven conmigo”, esto te deslumbra, te hipnotiza y te promete muchas cosas, y tú, al estar sufriendo piensas: “¿Qué hay de malo en intentarlo? Déjame probar un poquito también de este deseo” .

Esto te conducirá al infierno, porque los deseos en sí, son un camino al infierno. Por eso Buda dice: “A menos que dejes de desear, no podrás ser dichoso”. Y el deseo existe solamente cuando estás dormido, porque cuando estás despierto y alerta, los deseos no pueden engañarte, entonces ves a través de ellos. Entonces todo está tan claro que no puedes ser engañado. ¿Cómo va a poder engañarte el deseo del dinero, cuando te diga: “Serás muy, muy feliz cuando me tengas”?

Observa a los ricos: también están en el infierno puede que sea un infierno rico, pero eso no lo hace diferente, un infierno rico es peor que un infierno pobre. Ahora han alcanzado ya el dinero y están simplemente en un estado de constante nerviosismo.

Un hombre pobre está asustado de algo en particular, un hombre rico, está simplemente asustado. Si temes algo determinado, puedes hacer algo. Un hombre rico siempre está nervioso. ¿Por qué está nervioso? ¿Por qué está asustado? Porque cada deseo va siendo satisfecho y aún, la frustración permanece. Ahora no puede ni siquiera soñar, porque el ha atravesado todos los sueños y ha visto que no conducen a nada. No puede soñar y tampoco puede acumular suficiente valor para abrir los ojos, porque existen intereses. En su sueño ha prometido muchas cosas.

Para un hombre dormido, la causa es más poderosa que el efecto, la semilla es más poderosa que la flor. Para un hombre que ha despertado el efecto es más poderoso que la causa, la flor es más poderosa que la semilla. Es el futuro el que produce el pasado, no el pasado que produce el futuro. Pero para una mente dormida, preocupada solamente del mundo exterior, el pasado, lo que está muerto, lo que se ha ido, es más poderoso que lo que no es.

El ser está ya ahí. Todo, tal como es, es ya perfecto, absoluto, no puede añadírsele nada, no hay forma de mejorarlo. ¿Qué es necesario entonces? Solo hay una cosa: que te vuelvas consciente y lo veas.

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