sábado, 6 de agosto de 2011

SER AUTÉNTICO CONSIGO MISMO

“SI tus actos son públicos, a plena luz del día,

serás castigado por los hombres.

Si son realizados en privado y en secreto, serás

castigado por el espíritu.”

No te manifiestes. Si te manifiestas en público, a plena luz del día serás castigado por el hombre. Tienes que entenderlo: cuando te conviertes en alguien que se manifiesta, en un exhibicionista, en un actor, entonces tu vida se convierte en un circo, en una exhibición, y la gente te apreciará porque estás convirtiéndote en una víctima de sus antojos, de sus expectativas. Te aplaudirán, pero eso no durará mucho. Más tarde o más temprano empezarán a notar tus mentiras, porque, ¿durante cuánto tiempo puedes aguantar una mentira? Acaba sabiéndose, y cuando los demás empiecen a notar tus mentiras te castigarán.

Fijaos en los Presidentes de la naciones: Primero les aplauden. Luego se convierten en víctimas. Por conseguir su aplauso deberás mentir cada vez más. Empezarás a colmar sus expectativas y cada vez serás menos real. Es un círculo vicioso. Y cuanto más irreal seas, más se darán cuenta de que mientes. Y a continuación empezarán a castigarte.

Cuando te aprecien los demás, ten cuidado, porque estarás recorriendo un sendero peligroso. Pero tarde o temprano acabarán castigándote. Cuando la gente empiece a hablar de tu éxito, ten cuidado, porque eso significa que el fracaso se aproxima. Cuando te coloquen en un trono, escapa, porque tarde o temprano te echarán de ahí. Pero eres tan tonto y estúpido que nunca te percatas que antes que tú hubo otro que ocupó el trono. Le colocaron allí, y ahora lo han destronado para ponerte a ti. Ahora te ponen guirnaldas y te ofrecen la bienvenida, pero tarde o temprano encontrarán a otro actor al que entronizar y entonces te echarán a ti. Eso le sucede a todo aquel que vive de la opinión pública. No busques el éxito en el mundo externo y no fracasarás. No pidas a las personas que te respeten y no te insultarán.

Chuang Tzu dice: Sé el último y así nadie podrá empujarte más atrás. No te pongas el primero de la cola porque el mundo se convertirá en tu enemigo y acabarán castigándote. Todo conlleva su opuesto: si te aprecian, te castigarán, y, si te respetan, acabarán insultándote.

¿Cuál es el mecanismo que lo regula? Cuando alguien te respeta, se siente insultado en lo profundo de su ser, porque se convierte en tu inferior. ¿Cómo va a poder perdonarte? No puede. Algún día habrá que ajustar cuentas. Cuando se postró y te tocó los pies se abrió una profunda herida en su interior: era inferior a ti. Ahora tiene que probar que no lo es. Algún día demostrará que es superior a ti.

Trata de comprender el mecanismo interior: hay que ajustar cuentas, no se puede ir por ahí con un desequilibrio. Siempre que aprecias a alguien, en ese mismo instante, si estás atento, podrás darte cuenta de que en tu interior también te gustaría insultarlo. Solo existe una pequeña diferencia entre una cosa y otra. Tarde o temprano acabará apareciendo. Un hombre sabio nunca pide tu aprecio. Cuando llegas con una guirnalda ante él, dice: “Detente aquí y ahora, porque más tarde lo acabaré pagando”.

Puede que no lleves a cabo tus representaciones en público, sino en privado. Las personas se han hecho tan falsas que incluso mienten cuando están a solas. Ni siquiera en el baño son reales o auténticas. Las mentiras se han convertido en algo tan cotidiano que no se pueden dejar de lado fácilmente, te siguen.

Si realizas tus actos en privado, entonces la que te castigará será la propia naturaleza. La teatralidad es castigada. Eso es lo que Chuang Tzu quiere decir cuando habla de espíritus: quiere decir que serás castigado por la naturaleza misma.

Si no quieres que te castiguen, entonces no seas un exhibicionista. Permanece natural, digan lo que digan los demás. No van a cambiarte porque digan esto y lo otro. Aunque digan que eres rebelde, malo, dañino…déjalos que piensen. Deja que te claven en la cruz, pero permanece auténtico. Cuando crucificaron a Jesús, podría haber escapado. Poncio Pilato estaba dispuesto a perdonarlo, pero Jesús tenía que pedírselo. No lo pidió porque se mostró auténtico respecto a su propia naturaleza.

Cuando Atenas castigó a Sócrates, aquella puso una condición. Dijeron: “Si prometes al tribunal que no seguirás hablando por la ciudad, y que no discutirás de cosas y filosofías, que permanecerás en silencio, entonces te perdonaremos”.

Pero Sócrates se rió y dijo: “Eso es imposible porque no puedo ser infiel a mi auténtica naturaleza. Así es como soy, y continuaré hablando. Podéis matarme; eso lo habréis de decidir vosotros”. Aceptó el veneno pero no aceptó el silencio; no aceptó tener que callarse.

Sé auténtico contigo mismo y no te preocupes por lo que dicen los demás. Ese es el único camino para alcanzar lo divino, porque es la única manera de ser natural.

Lo natural es acertado; lo fácil y sencillo es acertado; ser tú mismo es acertado. Ser tú mismo es todo lo que realmente puedes ser. Cualquier otra cosa es extraviarse.

No hay comentarios:

Buscar este blog