domingo, 1 de enero de 2012

LA RESPIRACIÓN









Respiramos continuamente, desde el momento del nacimiento al momento de la muerte. Todo cambia entre estos dos momentos. Todo cambia, nada permanece igual; sólo la respiración es constante entre el nacimiento y la muerte.

El niño se convertirá en joven; el joven se hará viejo. Se pondrá enfermo, su cuerpo se volverá feo, achacoso, todo cambiará. Será feliz, desdichado, sufrirá; todo seguirá cambiando. Pero, pase lo que pase, entre estos dos momentos hay que respirar. Feliz o desdichado, joven o viejo, afortunado o frustrado -no importa cómo estés-, una cosa es segura: entre estos dos momentos del nacimiento y la muerte debes respirar.

La respiración será un flujo continuo; no es posible ninguna pausa. Si te olvidas, aunque sea por un momento, de respirar, ya no serás. Por eso no es necesario que tú respires, porque si no, sería difícil. A alguien podría olvidársele respirar por un solo momento, y entonces no se podría hacer nada. Así que, en realidad, tú no estás respirando, porque tú no eres necesario. Estás profundamente dormido, y la respiración continúa; estás inconsciente, y la respiración continúa; estás en coma, y la respiración continúa. Tú no eres necesario; respirar es algo que continúa independientemente de ti.

Es uno de los factores constantes de tu personalidad; eso es lo primero. Es algo que es fundamental y básico para la vida; eso es lo segundo. No puedes vivir sin la respiración. De modo que respiración y vida se han vuelto sinónimos. Respirar es el mecanismo de la vida, y la vida está profundamente relacionada con respirar.

Tu respiración es un puente entre tú y tu cuerpo. Constantemente, la respiración te enlaza con tu cuerpo, te conecta, te relaciona con tu cuerpo. La respiración no es sólo un puente a tu cuerpo; es también un puente entre tú y el universo. El cuerpo es precisamente el universo que ha venido a ti, que está más cerca de ti.

Tu cuerpo es parte del universo. Todo lo que hay en el cuerpo forma parte del universo: cada partícula, cada célula. Es el acercamiento más próximo al universo. La respiración es el cuerpo. Si se rompe el puente, ya no estás en el cuerpo. Si se rompe el puente, ya no estás en el universo. Entras en alguna dimensión desconocida; entonces no se te puede encontrar en el espacio y el tiempo.

La respiración, por lo tanto, se vuelve muy importante: lo más importante. Si puedes hacer algo con la respiración, de pronto volverás al presente. Si puedes hacer algo con la respiración, llegarás a la fuente de la vida. Si puedes hacer algo con la respiración, puedes transcender el tiempo y el espacio. Si puedes hacer algo con la respiración, estarás en el mundo, y también más allá de él.

La respiración tiene dos momentos. Uno es en el que toca el cuerpo y el universo, y el otro es en el que te toca a ti y a lo que transciende el universo. Sólo conocemos una parte de la respiración. Cuando va al universo, al cuerpo, la conocemos. Pero siempre está yendo del cuerpo al «no-cuerpo»: del «no-cuerpo» al cuerpo. No conocemos el otro momento. Si tomas conciencia del otro momento, de la otra parte del puente, del otro lado del puente, de pronto serás transformado, transplantado a una dimensión diferente.

El yoga trata de sistematizar la respiración. Si sistematizas tu respiración, tu salud mejorará. Si sistematizas tu respiración, si conoces los secretos de la respiración, tu vida se alargará; estarás más sano y vivirás más tiempo. Serás más fuerte, estarás más lleno de energía, serás más vital, más vivo, más joven, más fresco.

Hemos estado respirando y continuaremos respirando - nacemos respirando y moriremos respirando-, pero no somos conscientes de ciertos momentos. Y esto es extraño. El hom¬bre está buscando, explorando a fondo el espacio. El hombre va a la Luna; el hombre está tratando de ir más lejos, de la Tierra al espacio, y el hombre aún no aprendido la parte más próxima de su vida. Hay ciertos momentos en la respiración que nunca has observado, y esos momentos son las puertas: las puertas más próximas a ti por las que puedes entrar en un mundo diferente, en un ser diferente, en una consciencia diferente. Pero son muy sutiles.

Observar una luna no es muy difícil. Incluso llegar a la Luna no es muy difícil; es un burdo viaje. Necesitas mecanización, necesitas tecnología, necesitas información acumulada, y entonces puedes llegar a ella. Respirar es lo más próximo a ti, y cuanto más cerca está una cosa, más difícil es percibirla. Cuanto más cerca está, más difícil; cuanto más obvia es, más difícil. Está tan cerca de ti que, de nuevo, no hay espacio entre tú y tu respiración. O hay un espacio tan pequeño que necesitarás una observación muy minuciosa; sólo entonces tomarás conciencia de ciertos momentos.

No hay comentarios:

Buscar este blog