sábado, 2 de febrero de 2013

LO ÚTIL DE LO INÚTIL. PARTE I

Hui Tse dijo a Chuang Tse:
"Toda tu enseñanza se basa en lo que no tiene utilidad".

Esta enseñanza no parece servir de mucho, pero Chuang Tse y su maestro siempre estaban hablando sobre lo inútil, incluso ensalzaban al hombre que era inútil.

Chuang Tse habla de un hombre, un jorobado. Todos los jóvenes de la ciudad eran forzados a cumplir con el servicio militar, a ingresar en el ejército, porque eran útiles. Sólo un hombre, un jorobado, que era inútil, no fue llamado. Chuang Tse dijo, "Sé como el jorobado, tan inútil que no seas sacrificado en la guerra".

Ensalzan continuamente al inútil porque mantienen que el útil se ve envuelto una y otra vez en dificultades. El mundo te utilizará, todo el mundo está dispuesto a utilizarte, a manipularte, a controlarte. Si eres un inútil, nadie te prestará atención, la gente se olvidará de ti, te dejarán en silencio, no se ocuparán más de ti. Simplemente no serán conscientes de que existes.

Soren Kierkegaard, un tesoro danés, ha escrito algo muy penetrante. Ha dicho, "Cuando comencé a rezar, solía ir a la iglesia a hablar con Dios...”. Esto es lo que los cristianos hacen en todo el mundo. Y como si Dios fuese una entidad le indican lo que debe y lo que no debe hacer. O, como si Dios fuese un monarca, le convencen, le sobornan para ver cumplidos los deseos que alimentan.

Pero Kierkegaard decía, "Empezaba a hablar y de repente me di cuenta de que era totalmente inútil. ¿Cómo puedes hablar ante Dios? Uno debe permanecer en silencio. ¿Qué es lo que se puede decir? ¿Y qué puedo decir para que Dios pueda incrementar su conocimiento? El es omnipotente, es omnisciente, lo sabe todo, ¿cuál es pues el propósito de mi conversación?".

Y Kierkegaard sigue diciendo, "Conversé con El durante muchos años, y repentinamente me di cuenta de que era una tontería. Por eso dejé de hablarle, me volví silencioso. Y luego, tras muchos años me di cuenta de que incluso el silencio era inadecuado. Y di el tercer paso, el del escuchar. Primero era yo quien hablaba, luego deje de hablar, y por fin era yo el que escuchaba".

Escuchar es distinto de permanecer en silencio, porque estar en silencio es un acto negativo; el escuchar es algo positivo. Estar silencioso es pasivo, escuchar es una pasividad despierta, esperando algo, sin decir nada, pero esperando con todo tu ser. Tiene una intensidad. Y Kierkegaard dijo, "Cuando sucedió este escuchar, por primera vez sucedió la oración".

Pero parece que el escuchar es algo absolutamente inútil, especialmente el escuchar lo desconocido; no sabes dónde está. El silencio no tiene utilidad alguna, el hablar parece lo útil. Algo se puede hacer mediante el habla; con ella consigues mucho en el mundo. Por eso piensas que si quieres volverte religioso también tienes que hacer algo.

Chuang Tse dice: La religión comienza sólo cuando has comprendido la futilidad de todo hacer y te has desplazado al extremo opuesto del no hacer, de la inactividad, del volverse pasivo, del volverse inútil.

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