sábado, 11 de mayo de 2013

COMO SE FORMA UN BUSCADOR I PARTE

Para un buscador, el primer paso es el cuerpo, pero nunca se le presta atención ni se toma en consideración. Se ha descuidado el cuerpo no sólo en algunas ocasiones, sino desde hace miles de años. Este descuido es de dos tipos. En primer lugar, están las personas indulgentes que descuidan el cuerpo. No tienen otra experiencia de la vida más que comer, beber y vestirse. Descuidan el cuerpo, hacen mal uso de él, lo desperdician tontamente, estropean su instrumento.

Han torturado su cuerpo, lo han reprimido y han sido hostiles con él. Ninguno ha comprendido la importancia del cuerpo, ni las personas que han descuidado su cuerpo ni los ascetas que lo han torturado. Por tanto, hay dos formas de descuidar y torturar el cuerpo: una es la indulgencia y otra es el ascetismo. Los dos maltratan el cuerpo.

En Occidente se ha maltratado el cuerpo de una forma y en Oriente de otra, pero participamos de igual modo a la hora de maltratarlo. Las personas que van a los burdeles o a los pubs maltratan el cuerpo de una forma, y las personas que están desnudas bajo el sol se aventuran en los bosques lo maltratan de otra.

El primer paso es el cuerpo y la atención adecuada hacia el cuerpo por parte del meditador. En este primer encuentro quiero hablaros sobre este tema.

Hay que entender algunas cosas.

Lo primero: el alma se conecta con el cuerpo en unos centros determinados; nuestra energía vital procede de esas conexiones. El alma está íntimamente relacionada con esos centros; la energía vital fluye hacia el cuerpo desde esos centros.

El buscador que no es consciente de esos centros nunca será capaz de percibir el alma. Si os pregunto cuál es el centro más importante, cuál es el sitio más importante de vuestro cuerpo, probablemente señalaréis la cabeza.

La educación del hombre está muy equivocada, y ha hecho que la cabeza sea la parte más importante del cuerpo humano. La cabeza o el cerebro no es el centro más importante de energía vital del hombre. Es como preguntarle a una planta cuál es su parte más importante y vital. Como las flores están en el extremo más visible de la planta, la planta y todo el mundo dirán que la parte más importante son las flores. Aunque las flores aparenten ser lo más importante, no lo son; lo más importante son las raíces, aunque no sean visibles.

En la “planta” del hombre, la mente es la flor y no la raíz. Las raíces van primero, las flores son lo último. Si ignoramos las raíces, las flores se marchitarán porque no tienen vida propia. Si cuidamos las raíces, automáticamente estaremos cuidando las flores; no necesitas hacer ningún esfuerzo especial para cuidarlas. Cuando observas una planta parece que las flores son la parte más importante; del mismo modo, parece que la mente es la parte más importante del hombre. Pero la mente es lo último que se desarrolla en el cuerpo del hombre, no la raíz.

Si le preguntamos a cualquier persona cuál es la parte más importante del cuerpo humano, inconscientemente su mano señalará la cabeza y dirá que la cabeza es la parte más importante. Si es una mujer, entonces quizá señale el corazón y diga que el corazón es la parte más importante.

Ni la cabeza ni el corazón son las partes más importantes. Los hombres han hecho énfasis en la cabeza y las mujeres han hecho énfasis en el corazón, y la sociedad que está basada en esta combinación se va aniquilando día a día, porque ninguna de estas partes es la más importante del cuerpo humano; ambas son desarrollos recientes. Las raíces del hombre no están ahí.

¿Qué quiero decir con las raíces del hombre? Del mismo modo que las plantas tienen raíces en la tierra de donde extraen su energía vital, los fluidos vitales, y viven a través de ellas, de un modo similar, en algún lugar del cuerpo humano hay raíces que extraen la energía vital del alma. Gracias a esto, el cuerpo se mantiene vivo. El día que esas raíces se debiliten, el cuerpo empezará a morirse.

Las raíces de las plantas están en la tierra, las raíces del cuerpo humano están en el alma. Pero el hombre no está conectado con su energía vital ni a través de la cabeza ni a través del corazón; si no sabemos nada de estas raíces, nunca podremos formar parte del mundo de la meditación.

Entonces, ¿dónde están las raíces del hombre? Quizá no seas consciente de este lugar. Si desde hace miles de años ni siquiera se le presta atención a las cosas sencillas y corrientes, éstas se olvidan. Un niño nace en el vientre de una madre y crece ahí. ¿A través de qué parte se conecta el niño con su madre? ¿A través de la cabeza o del corazón? No, se conecta a través del ombligo. El niño puede disponer de la energía vital de la madre a través del ombligo; el corazón y el cerebro se desarrollan más tarde. El niño está conectado con el cuerpo de su madre a través del ombligo. Desde ese punto se extienden las raíces hacia el cuerpo de su madre e igualmente en la dirección contraria, hacia su propio cuerpo.

El punto más importante del cuerpo humano es el ombligo; después se desarrolla el corazón y después la mente. Son ramas que se desarrollan más tarde. Sobre estas ramas brotan las flores. Las flores de la sabiduría florecen en la mente, las flores del amor florecen en el corazón. Estas flores son las que nos fascinan, por eso creemos que son todo lo que hay. Pero las raíces del cuerpo humano y su energía vital se encuentran en el ombligo. Ahí no brota ninguna flor. Las raíces son absolutamente invisibles ni siquiera se pueden ver. Pero la degeneración que ha tenido lugar en la vida del ser humano en los últimos cinco mil años se debe a que hemos puesto el énfasis o bien en la mente o bien en el corazón. Incluso en el corazón hemos puesto muy poco énfasis; el mayor énfasis se ha puesto en la mente.

Desde la más tierna infancia la educación es una educación de la mente, en ninguna parte del mundo hay una educación del ombligo. Toda la educación es mental; por eso la mente, se va desarrollando cada vez más, mientras que nuestras raíces se van quedando cada vez más pequeñas. Cuidamos la mente porque las flores brotan ahí, de modo que va creciendo la mente mientras nuestras raíces van desapareciendo. La energía vital se va debilitando y nuestro contacto con el alma se debilita.

Poco a poco, hemos llegado hasta el punto en el que el hombre se pregunta: «¿Dónde está el alma? ¿Quién ha dicho que existe el alma? ¿Quién ha dicho que existe Dios? No hemos encontrado nada». No encontraremos nada. No podrás encontrar nada. Si alguien busca por todo el cuerpo del árbol y pregunta: «¿Dónde están las raíces? No las encuentro», tendrá razón en lo que dice. En el árbol no podrás encontrar las raíces, y no tenemos acceso al lugar donde se encuentran las raíces; no tenemos consciencia de ese lugar. Desde la más tierna infancia, sólo se educa y se forma la mente; de modo que nuestra atención se entrampa y acaba enfocándose en la mente. Después, el resto de nuestras vidas se desarrolla alrededor de la mente. Nuestra percepción nunca llega más abajo. El viaje del meditador es hacia abajo, hacia las raíces. Hay que descender de la cabeza al corazón y del corazón hasta el ombligo. Sólo podemos entrar en el alma a través del ombligo; nunca lo conseguiremos si no llegamos ahí.

Normalmente, nuestra vida se desplaza desde el ombligo hacia la cabeza. Pero para el meditador es exactamente lo contrario: tiene que descender desde la cabeza hasta el ombligo.

1 comentario:

Ana Márquez dijo...

Curioso, no lo sabía :-) Cuidaré más mi ombliguito a partir de ahora :-) Gracias por compartir tan interesantes temas. Un abrazo de luz, amigo.

http://frasesdedios.blogspot.com.es/

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