sábado, 4 de octubre de 2014

SER DIFERENTE SER INDIVIDUO

Ese es mi delito por el que me persiguen: yo creo una duda en ti respecto a tu mentalidad. Quiero que entiendas que no es tuya, y tú búsqueda debe ir orientada a encontrar tu propia mentalidad. Estar bajo el impacto de otros implica seguir siendo un esclavo psicológico. Y la vida no está hecha para ser esclavos, sino para saborear la libertad.

La verdad existe, pero con esta mentalidad nunca puedes saberlo, porque la mente está llena de mentiras repetidas siglo tras siglo. Puedes encontrar la verdad cuando dejas esta mentalidad completamente de lado y miras a la existencia con ojos nuevos, como un niño recién nacido; entonces cualquier cosa que experimentes es la verdad. Y si permaneces constantemente alerta para no dejar que nadie impida tu crecimiento interno, llega un momento en el que te sintonizas tanto con la existencia, estás tan unificado con la existencia... Sólo esa experiencia es una experiencia religiosa.

Esta vida es la que yo llamo espiritual.

Quiero que todo el mundo sea religioso, pero no quiero que nadie sea cristiano, hindú, musulmán, porque esas son las barreras que nunca te permitirán ser religioso. Y puedes verlo con claridad: Gautama Buda no es budista, nunca oyó la palabra budismo; Jesucristo no es cristiano, nunca oyó la palabra cristiano y ciertamente no es judío; si no los judíos no le habrían crucificado.

Si los judíos decidieron crucificar a Jesús, eso significa que había abandonado la mentalidad que debía haber tenido durante toda su vida, que estaba diciendo cosas que no eran propias de la mentalidad recibida. Y Jesús lo recuerda constantemente. Dice: «Ha sido dicho por los antiguos profetas» -¿quiénes eran esos antiguos profetas? Todos judíos- “ha sido dicho que la ley es ojo por ojo y diente por diente." Pero yo os digo que si alguien os golpea en una mejilla, poned también la otra.»

Esto no formaba parte de la mentalidad judía. El Dios judío declara: Soy un Dios iracundo, soy muy celoso. Y Jesús dice: «Dios es amor.»

Estoy intentando mostraros que Jesús abandonó la mentalidad judía, y la recompensa que consiguió es la crucifixión. La crucifixión fue la recompensa por abandonar la mentalidad judía. Era peligroso en el sentido de que crearía la duda en la mente de los demás: «Nuestro Dios dice que está enfadado, celoso, que destruirá a los que estén contra él, y Jesús dice que Dios es amor. Está yendo en contra de nuestros intereses creados.»

Fue asesinado, no era judío; tampoco era cristiano porque la palabra «cristiano» no existe en la lengua hebrea, la palabra «Cristo» no existe en hebreo. Le llamaban el mesías, esa es la palabra que equivale a «Cristo». «Cristo» es una palabra griega. Trescientos años después las palabras de Jesús fueron traducidas al griego; el mesías se convirtió en Cristo, y sus seguidores fueron los cristianos.

Lo que os estoy tratando de decir es que Gautama Buda no era hindú. Nació en una familia hindú, pero renunció a ella; renunció a ella el mismo día que comenzó su búsqueda de la verdad. Observa lo simple que es la cuestión: el hindú no tiene que buscar la verdad; ya le viene dada. Le viene dada por la tradición, por la religión, por las escrituras; no tiene que salir a buscarla.

El día que Gautama Buda salió a buscar la verdad dejó atrás la mentalidad hindú. Y por supuesto que no era budista; ese es el nombre que los hindúes dieron más tarde a sus seguidores, para hacer la distinción. Él tenía su propia mentalidad. En este mundo, tener una mentalidad propia es la mayor riqueza posible. Pero ninguna sociedad lo permite; todas las sociedades te mantienen en la pobreza. En tu nombre, cada sociedad, y especialmente los que tienen el poder -económico, político, religioso, científico o cualquier otro- los que tienen el poder, no quieren que la gente tenga su propia mentalidad. Es peligroso para sus intereses. No quieren hombres sino ovejas, no quieren individuos sino multitudes que siempre necesitan ser guiadas, que siempre necesitan que se les diga lo que tienen que hacer y lo que no tienen que hacer, que no tienen mentalidad propia, sus propias comprensiones, su propia consciencia. Siempre son dependientes.

El miedo a que seas diferente, a que seas un extraño, a que seas un marginal, siempre es el mismo, por la simple razón de que la sociedad no tendrá el coraje de aceptarte. Esa sociedad no ha forjado tu mentalidad y no puede confiar en que siempre le obedecerás, en que no pondrás pegas a nada, en que no crearás dudas ni te mostrarás escéptico res¬pecto a nada.

Por ejemplo, en India a la vaca se le rinde culto como madre. Cualquiera que no haya sido educado en la religión hindú será escéptico: «¡Esto no tiene sentido!» Y eso no es todo, algunos hindúes hacen cosas inconcebibles; beben la orina de vaca porque es sagrada, comen excrementos de vaca porque son sagrados.

Y no son sólo los pueblerinos o los que no tienen educación. En el ashram de Mahatma Gandhi había un hombre, un profesor universitario, que vivió durante seis meses únicamente de orina y de excrementos de vaca; no comía nada más, no bebía nada más. Y Mahatma Gandhi le ensalzaba, decía que era un santo.

Los hindúes están enfadados conmigo porque yo no puedo aceptar estas estupideces. ¡Que eso pueda convertir a alguien en santo!.

Simplemente prueba que aquel hombre era idiota! Pero Mahatma Gandhi era un político; tampoco era un santo. Si hubiera sido un santo; habría dicho: «Esto es una tontería. No puedes hacerte santo comiendo excrementos de vaca.» Pero él era el político par excellence, disfrazado de santo.

Diciendo que ese hombre es un santo satisfacía a toda la comunidad hindú; era el único líder de la comunidad hindú. Cualquiera que no haya sido educado en el hinduismo no podrá aceptarlo.

Por eso cualquier desviación de la norma, en cualquier sociedad... Hay mucha gente a la que llamas loca, pero no están locos. Simplemente no están de acuerdo con tu locura; tienen su propia locura privada. Tú tienes una locura colectiva.

Todos los grandes maestros, a lo largo de los siglos, sólo han dicho una única cosa: «Ten tu propia mentalidad y tu propia individualidad. No seas parte de la muchedumbre; no seas una rueda del mecanismo social. Se un individuo, se por ti mismo. Vive la vida con tus propios ojos; escucha la música con tus propios oídos.»

Pero no estamos haciendo nada con nuestros propios oídos, con nuestros propios ojos, con nuestras propias mentes; se nos enseña todo y nosotros lo seguimos.

No hay comentarios:

Buscar este blog