sábado, 12 de diciembre de 2015

EL AUTO CONOCIMIENTO

Autoconocimiento significa que has llegado a comprender una cosa: que tienes que conocerte a ti mismo inmediata, directamente, no a través de los demás, no pasando por los demás. No hay necesidad de preguntar a nadie; es muy estúpido preguntar a alguien: ¿Quién soy? ¿Cómo podría alguien responder? Entra en tu interior. Entra en tu propia energía; está ahí. Simplemente, saboréala, fúndete con ella.

Una vez que has comprendido que tienes que buscar tu identidad dentro de ti, en total soledad, te estás liberando de las masas, de la multitud. Ha nacido la individualidad, te estás haciendo un individuo, único. Y recuerda: cuando digo “individuo” no quiero decir egoísta. Un egoísta siempre es parte de las masas. El ego e la suma de todas las opiniones de los demás sobre ti que has ido recogiendo; de ahí que el ego sea tan contradictorio. A veces dice que no eres bello, que eres muy feo; a veces dice que eres muy bello, muy encantador; a veces dice que eres un tonto; a veces dice que eres un sabio, porque en tantas situaciones se han dicho tantas cosas sobre ti, y tú las has recogido todas.

El ego siempre está en dificultades. Es una entidad falsa. Parece que existe, pero no existe.

Cuando te haces individuo... La palabra es buena: significa indivisible. Individuo significa lo que no puede ser dividido, lo que no puede sufrir ninguna escisión, lo que no puede ser dos, dual o múltiple, lo que es absolutamente uno, sin que exista ninguna división; entonces eres un individuo. No tiene nada que ver con el ego. El ego es una barrera para ello, porque el ego siempre está dividido, tanto que muchas veces hay personas que vienen a mí y les pregunto: ¿Eres feliz?, y se encogen de hombros. Yo les pregunto: ¿Eres desgraciado?, y de nuevo se encogen de hombros. No están seguros sobre el estado de ánimo en que se encuentran, porque hay muchos estados de ánimo juntos en su interior.

Les gustaría decir tanto sí como no a cada pregunta.

Me han contado de un líder político que sufría de desdoblamiento de la personalidad, el comienzo de la esquizofrenia. Fue hospitalizado. También en las cosas muy corrientes se había vuelto muy indeciso. No podía tomar decisiones corrientes: si ir al baño o no, comer esto o no, ponerse esa ropa o no, pequeñeces, trivialidades. Y cualquier cosa que tenía que decidir le producía temblores. Le trataron seis meses en el hospital, y cuando los médicos decidieron que estaba perfectamente bien, le dijeron:

-Ahora puede irse. Ya está normal; el problema ha desaparecido. ¿Qué dice usted?

Él dijo:

-Sí y no.

El ego es múltiple, nunca es uno. No puede ser uno porque ha sido recogido de muchísima gente diferente. Tú eres uno, el ego es múltiple. Y si piensas que eres el ego, vas camino de la locura.

Una vez viajé por todo el país con un amigo. Él estaba continuamente con su cámara. En el Himalaya no estaba interesado en el Himalaya, estaba interesado en sacar fotos. Una noche de luna llena estábamos mirando el Taj Mahal, y lo que le interesaba era sacar fotos. Después de estar unos momentos juntos, le pregunté:

-¿Qué estás haciendo? El Taj Mahal está aquí; no te veo mirar el Taj Mahal. Estás ocupado continuamente por tus fotos, si saldrán o no, si la luz es adecuada o no.

Él dijo:

-¿Por qué preocuparse por el Taj Mahal? Después voy a hacer un bello álbum de todo el viaje. Entonces podré sentarme y ver cosas.

Interésate más por la realidad. Y cuando la mente trate de separarte de la realidad, en imágenes, ficciones, sueños, estate alerta, vuelve. Vuelve al momento presente.

Un médico solía venir aquí; ahora lo han trasladado fuera de Puna. Él estaba tomando notas constantemente; mientras yo hablaba, él tomaba notas. Yo le dije:

-Cuando estoy hablado, trata de comprender lo que digo.

Él dijo:

-Pero tomar notas está bien, porque después, en casa, tranquilamente, puedo repasarlas y comprender.

Pero este hombre nunca podrá comprender lo que digo, porque no es cuestión de tomar notas; es una transmisión de una cierta visión. Él nunca me miró porque estaba mirando su papel. Y no creo que pudiera escribir notas tampoco, porque para cuando escribía, ya se había dicho otra cosa y él se la perdía. Sus notas serán fragmentarias. Y luego él las convertiría en un todo; ese todo sería suyo, no mío.

Tienes que estar aquí conmigo en realidad, totalmente aquí conmigo. Entonces... Entonces surge un nuevo entendimiento. Y tal debería volverse tu modo de vida, el estilo mismo. Estar constantemente involucrado en la realidad, participando en la realidad. No seas un espectador, y no te intereses demasiado en imágenes; de otra forma, poco a poco perderás la capacidad de ser consciente de la realidad. Pero la mente tiene hábitos viejos, profundos, y al principio va a ser una lucha constante. La mente es como un vendedor.

La mente sigue acumulando cosas, catalogando todas las experiencias, categorizando, clasificando, archivando, para poder usarlas en el futuro, cuando llegue el momento. Pero la vida está tan viva que nunca pregunta las mismas preguntas otra vez. Y si estás demasiado en la mente, lo que respondes nunca es apropiado, nunca puede serlo. La vida sigue cambiando a cada momento.

Así que intenta estar más alerta en vez de tener más conocimientos. Si almacenas demasiados conocimientos, estarás coleccionando imágenes, memorias; irás tomando notas; irás comparando con tus notas. Llegarás ante una bella rosa y la compararás con otras rosas que has visto en el pasado; o puede que la compares con otras rosas que esperas ver en el futuro, pero nunca mirarás esa rosa. ¡Y sólo esa rosa es real! Las rosas que hay acumuladas en tu memoria no son reales, y la rosas con las que sueñas tampoco son reales. Sólo esa rosa es real. Recuerda esto, aquí y ahora.

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