sábado, 29 de octubre de 2016

EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO

En el mundo existe mucha competitividad. Cada lugar está guardado y uno ha de luchar por cada objeto; no es fácil, es algo muy extraño. En este mundo nada es importante y aùn así has de luchar por todo. Nada parece ser importante, pero hay mucha competitividad, mucho conflicto. Todo el mundo se abalanza en su busca; eso crea el problema, no el que contenga algo en sí. No hay nada en ello, pero todo el mundo se dirige apresuradamente en su busca. Todo el mundo suspira por el lugar de otro; por esto el mundo está tan atestado. ¬

En realidad, no está tan atestado como parece. Mira... estamos sentados aquí, todo el mundo está sentado en su sitio. No hay excesiva gente. Pero si una especie de frenesí se apodera de vuestras mentes y todo el mundo empezara a tratar de llegar al sitio de otro, entonces este lugar quedaría atestado. Ahora estáis sentados religiosamente; en la otra situación estaríais corriendo políticamente en pos de los demás. Ahora mismo estáis satisfechos con vuestros lugares y no suspiras por el lugar de nadie. Pero si comenzarais a apelotonaros en el lugar del vecino, los demás se pondrán a la defensiva y comenzaran a empujaros. Se organizará una pelea, una guerra.

¿Por qué hay tantas guerras en el mundo? La razón es que todo el mundo está tratando de obtener el territorio del vecino y el vecino está tratando de hacer lo mismo. Puede que te esté observando.

Aunque no tengas éxito, tus deseos, tus esperanzas están continuamente allí. Esto es lo que hace tanta gente, esperando que suceda algún milagro.... uno espera y espera. Y nunca sucede porque uno desperdicia su vida esperando.

Buscas en algún otro lugar eso que ya está en ti.Y un hombre que ha comprendido la vida, presenta sus respetos a la vida porque ella le ha despertado de su sueño. No está en contra de la vida; simplemente sabe que él no tiene nada que ver con la vida, sabe simplemente que estaba buscando en la dirección equivocada.

La vida siempre ha sentido compasión hacia ti, siempre te ha estado diciendo, una y otra vez, que no encontrarías nada aquí, que regresaras a casa. Pero no escuchas.

Ganas dinero y un día el dinero está ahí; entonces la vida te dice, «¿Qué es lo que has obtenido?» Pero no escuchas. Ahora piensas que has de invertir el dinero en política, que has de llegar a ser el Primer Ministro o el Presidente; entonces todo estará bien. Un día llegas a Primer Ministro y la vida te dice de nuevo, «¿Qué has obtenido?» Y tú no escuchas. Sigues pensando en otras cosas, en más y más cosas. La vida es inmensa, por eso es que tantas vidas son desperdiciadas.

Pero no te enfades con la vida. No es la vida la que está haciendo que te sientas frustrado, eres tú el que no escuchas a la vida. Y a esto yo lo considero el criterio a seguir, la piedra de toque; si ves a un santo que está en contra de la vida, amargado contra la vida, has de tener claro que no la ha comprendido todavía. Si lo hubiera hecho se habría postrado ante ella en profunda reverencia y respeto porque la vida lo ha sacado de sus sueños. La vida te conmociona; ese es el por qué la vida es dolorosa. El dolor surge porque estás deseando algo que no es posible. No surge de la vida, surge de tus expectativas.

La gente dice que el hombre propone y Dios dispone. Nunca ha sido así. Dios nunca ha dispuesto nada. Pero con tu mismo proponer te has pre-dispuesto de alguna manera. Escucha la proposición de Dios y guárdate tus proposiciones para ti. Mantente tranquilo. Atiende a lo que el Todo quiere. No trates de tener tus metas particulares, no trates de tener tus anhelos privados. No pidas nada individualmente; el Todo se está moviendo hacia su destino. Sé simplemente una parte suya. Coopera. No te pongas en conflicto. Entrégate a él. Y la vida siempre te devolverá a tu propia realidad; por eso es que conmociona.

Conmociona porque no satisface tus sueños. Y es bueno que la vida nunca satisfaga tus deseos; siempre hace arreglos, en cierta forma. Te da mil y una oportunidades para que te sientas frustrado de modo que alcances a comprender que las expectativas no son buenas y que los sueños son fútiles y los deseos nunca son satisfechos. Entonces abandonas el desear, abandonas el soñar, abandonas el proponer. De repente estás de vuelta a casa y el tesoro está ahí.

Tu tesoro está en tu propio ser; no lo busques en ninguna otra parte. Todos los palacios y todos los puentes que conducen a palacio no valen para nada; has de crear tu propio puente en tu propio ser. El palacio está ahí; el tesoro está ahí. .

Dios no envía nunca a nadie a este mundo sin un tesoro. El te envía preparado para cualquier contingencia; ¿cómo podría ser de otra forma? Cuando un padre envía a su propio hijo a un largo viaje, dispone todos los preparativos. El padre incluso prevè las situaciones imprevistas. Lo prevè todo.

Llevas contigo todo lo que necesitas. Simplemente sumérgete en el buscador, no busques en el exterior. Busca al buscador; deja que el buscador sea buscado.

Y recuerda, si rezas para pedir algo, eso no es oración. Cuando oras para agradecerle algo, solamente entonces es oración. Orar siempre es dar gracias. Si pides algo entonces la oración es corrompida por el deseo. Entonces no es aún oración; aún està envenenada por el soñar. La auténtica oración surge solamente cuando has alcanzado tu verdadero ser, cuando has conocido lo que Dios te ha dado sin haberlo pedido. Cuando descubres lo que te ha sido dado, las infinitas fuentes que te han sido dadas, surge una oración. Te gustaría decirle a Dios, «Gracias». No existe nada más que un agradecimiento total.

Cuando una plegaria es solamente un agradecimiento entonces es oración. Nunca pidas nunca nada al orar; nunca digas, «Haz esto, haz eso; no hagas eso, no hagas esto». Nunca des consejos a Dios. Esto demuestra tu irreligiosidad, esto demuestra tu falta de confianza. Dale las gracias. Tu vida ya es una bendición; pura dicha. Cada instante es pura alegría, pero tú te la estás perdiendo; lo sé. Por eso la oración no surge; si no fuera así construirías una casa de oración; tu vida entera se convertiría en esa casa de oración, te convertirías tú mismo en ese templo, en Su santuario; su santuario emergería desde tu propio ser. El florecería en ti y Su fragancia se esparciría en todas direcciones.

Eso no sucede porque estás pasando por alto algo. Y te lo estás perdiendo, no por Su culpa, sino por la tuya. Si deseas y crees que el tesoro está en alguna otra parte, te desplazas al futuro. El futuro es necesario porque deseas, el futuro es un subproducto del desear. ¿Cómo, puedes proyectar deseo alguno en el presente? El presente está ya aquí; no puedes proyectar deseo alguno en él, no tolera deseo alguno. Si deseas, el presente se ha esfumado; solamente puedes desear en el futuro, solamente puedes hacerlo en el mañana.

Esto ha de ser entendido. El deseo siempre se sitúa en el futuro, pero el futuro nunca está ahí. El futuro es eso que no es, y el deseo solamente mora en el futuro. Y el deseo surge del pasado, que tampoco existe. El pasado se ha esfumado y el futuro no ha llegado todavía. El deseo surge del pasado porque debes de haber conocido algo de eso que deseas en el pasado. ¿Cómo vas a desear algo que sea completamente nuevo? No puedes desear lo nuevo, solamente puedes pedir que algo se repita. Tuviste algo de dinero; pedirás más, pero al dinero ya lo conoces. Tuviste algo de poder; pedirás más, pero al poder ya lo conoces. El hombre no puede desear aquello que no conoce. El deseo es una mera repetición de lo conocido. Obsérvalo. Lo conociste y no te sentiste satisfecho, por eso pides más otra vez. ¿Crees que te sentirás satisfecho? Y lo más que puedes pedir es mayor cantidad, pero si una rupia no te satisface, ¿cómo te van a satisfacer mil rupias? Si una rupia es insatisfactoria, diez mil rupias más serán diez mil veces más insatisfactorias. Es pura lógica. Si una mujer no te ha satisfecho, entonces diez mil mujeres no te van a satisfacer. Si una mujer ha creado tal infierno, entonces diez mil mujeres...simplemente piensa en ello! Es pura aritmética. Puedes hallar la solución.

Puedes pedir solamente basándote en el pasado y para el futuro, y ambos no existen. Eso que existe es el presente. Este mismo momento es el único momento que existe. En él no hay posibilidad de desear; solamente puedes estar presente. Solamente puedes disfrutarlo.

Y nunca me he encontrado con nadie que pueda ser desgraciado en el presente. Te sorprenderás. Muchas veces la gente viene mí y me cuentan que son muy desgraciados y que eso y lo otro, y yo les digo, «Cierra tus ojos y dime ahora mismo si eres o no eres desgraciado». Ellos cierran los ojos, luego los abren y me dicen, «Ahora mismo no soy desgraciado».

Ahora mismo nadie es desgraciado. No existe esa posibilidad. La naturaleza de las cosas no la permite. ¿Te sientes desgraciado en este mismo instante? ¿En este mismo instante? Puede que hayas sido desgraciado justo un momento antes, vale, de acuerdo. Puede que te sientas desgraciado un momento después; eso también vale. Pero en este mismo instante, entre estos dos momentos que no tienen existencia, ¿eres desgraciado? Nadie lo ha sido nunca.

Este instante es siempre pura bendición, este instante siempre es un momento de alegría, de tremenda dicha, este momento es el momento de Dios. El pasado es tuyo, el futuro es tuyo, el presente es de Dios. Dividimos al tiempo en estos tres tiempos: pasado, presente y futuro, pero no deberíamos dividirlo de esta forma. Esa división es incorrecta. El tiempo puede ser dividido en pasado y futuro, pero el presente no forma parte del tiempo, es parte de la eternidad. Dios no tiene pasado, recuérdalo, no puedes decir que Dios era. Dios no tiene futuro, no puedes decir que Dios será. Dios posee solamente un tiempo, el presente. Dios es. Dios siempre es. De hecho, Dios es otro nombre para la condición de ser de la ¬existencia. Siempre que estés en este momento, siempre que estés en esta condición de ser, eres feliz, dichoso. Surge una oración. Te conviertes en un santuario.

No hay comentarios:

Buscar este blog