sábado, 10 de junio de 2017

LA OBSERVACIÒN Y LA NO MENTE

La meditación abarca un gran peregrinaje. Cuando yo digo “meditación es observación”, es el principio de la meditación. Y cuando digo “meditación es no-mente”, es la conclusión del peregrinaje. La observación es el principio, la no-mente es la culminación. La observación es el método para alcanzar la no-mente. Naturalmente sentirás que la observación es más fácil; está más cerca de ti.

Pero la observación es sólo la semilla, luego viene un largo período de espera. No sólo de espera, también de confianza, en que la semilla va a germinar, se va a convertir en un arbusto; un día llegará la primavera y el arbusto florecerá. No-mente es la última etapa del florecimiento.

Sembrar la semilla por supuesto que es muy fácil; está en tu mano. Pero traer las flores está más allá de ti. Puedes abandonar la tierra, pero las flores vendrán por sí solas; no puedes hacer nada para forzarlas a venir. La primavera está más allá de tu alcance; pero si la preparación es perfecta, la primavera llega; eso está totalmente garantizado.

La observación es el camino y tú estás empezando de vez en cuando a sentir momentos sin pensamientos. Esos son instantes de no-mente; pero solamente duran un momento.

Recuerda una ley fundamental: lo que puede existir por un solo momento también se puede volver eterno. No se te dan dos momentos juntos, es siempre sólo un momento. Y si puedes transformar un momento en un estado sin pensamientos, estás aprendiendo el secreto. Entonces no hay obstáculos, no hay razón por la que no puedas cambiar el siguiente momento, el cual también vendrá sólo, con el mismo potencial, con la misma capacidad.

Si conoces el secreto, tienes la llave maestra que puede abrir cada momento a un vislumbre de no-mente. No-mente es la etapa final, donde la mente desaparece para siempre y ese espacio sin pensamientos se convierte en tu realidad intrínseca. Si estos espacios llegan, te muestran que estás en el camino correcto y usando el método adecuado.

Pero no seas impaciente. La existencia necesita de una inmensa paciencia. Los supremos misterios se abren sólo para aquellos que tienen una inmensa paciencia.

Esto me recuerda…

En el antiguo Tíbet era costumbre, respetable, que cada familia contribuyera al gran experimento de la expansión de la consciencia. Así que el primogénito de cada familia era entregado al monasterio para ser formado en meditación. Quizá ningún otro país haya hecho tan extenso experimento en la consciencia.

La destrucción del Tíbet a manos de la China comunista es una de las mayores calamidades que le ha podido ocurrir a la humanidad. No es tan sólo cuestión de un pequeño país, es una cuestión de un gran experimento que estuvo en proceso durante siglos en el Tíbet.

Al niño se le entregaba a los monasterios cuando aún era muy pequeño, a los cinco o seis años de edad como mucho. En el Tíbet se sabía que los niños podían aprender a observar mejor que los adultos: el adulto ya está totalmente maleado; el niño es inocente, la pizarra de su mente está vacía, así que enseñarles el vacío es mucho más fácil.

Pero la admisión de un niño en el monasterio era muy difícil, particularmente para un niño pequeño. Esto me recuerda un caso… voy a contar sólo uno; habrá habido cientos de casos como este. Tiene que ser así.

Un niño pequeño, de seis años de edad, se marchaba. Su madre lloraba, porque la vida de un niño pequeño en un monasterio iba a ser muy dura. El padre le dijo al niño: “No mires atrás”. El honor de nuestra familia está en juego. Jamás en toda la historia de nuestra familia ni un solo niño ha vuelto la vista atrás. Cualquiera que sea la prueba de admisión al monasterio, incluso si tu vida está en peligro, no mires atrás. No pienses en mí o en tu madre y sus lágrimas.

“Te estamos mandando al mayor experimento de la consciencia humana con gran alegría, aunque la separación sea dolorosa. Pero sabemos que superarás todas las pruebas; llevas nuestra sangre, y por supuesto mantendrás el honor de nuestra familia”.

El pequeño iba a caballo con un sirviente. Un tremendo deseo surgió en su interior al llegar al recodo del camino, una última mirada a su casa, a su jardín. El padre estaría todavía allí, la madre seguiría llorando… pero él recordaba lo que el padre le había dicho: “No mires atrás”.

Y no miró atrás. Con lágrimas en los ojos, él giró con el camino. Ahora ya no podría ver su casa, y nunca se sabe cuándo la volvería a ver; quizá pasarían años y años hasta que pudiera volver a ver de nuevo a su padre, a su madre y a su familia.

Llegó al monasterio. En la puerta del monasterio se encontró con el abad que le recibió amablemente, como si de un adulto se tratara, inclinándose ante él como se inclinaría ante un abad, y le dijo: “Tu primera prueba consiste en estar sentado a la puerta con los ojos cerrados hasta que seas llamado”.

El pequeño se sentó a la puerta, allí fuera, con los ojos cerrados. Pasaron las horas… y no podía ni moverse. Las moscas se posaban sobre su nariz, pero no podía ni espantarlas. Debía estar a la altura de la dignidad que el abad le había mostrado. Ya no pensaba como un niño; era tan respetado…, tenía que satisfacer las aspiraciones de su familia y las expectaciones del abad.

Pasó todo el día, e incluso otros monjes del monasterio empezaron a sentir pena por el niño. Hambriento, sediento… simplemente esperando. Empezaron a sentir que a pesar de ser pequeño este niño tenía un gran coraje.

Finalmente, al ponerse el sol, habiendo ya pasado todo el día, el abad hizo pasar al niño y le dijo: “Has pasado la primera prueba, pero habrá muchas más en adelante. Respeto tu paciencia, siendo un niño tan pequeño has permanecido inmóvil, no has abierto los ojos. No perdiste el coraje, confiaste en que a su debido tiempo serías llamado”.

Y entonces pasó diez años formándose en el arte de observar. Al niño no se le permitía ver a sus padres hasta quizá diez o veinte años después. Pero el criterio era que hasta que no hubiera experimentado el estado de no-mente, no se le permitiría ver a sus padres y su familia de nuevo. Una vez que alcanzara ese estado, podría volver al mundo. Entonces no habría ningún problema.

Una vez que un hombre está en el estado de no-mente, nada le contradice de su ser. No se le puede hacer daño. No surge nada en él: ni ataduras, ni avaricia, ni envidia, ni ira. No hay mayor poder que el poder de la no-mente; la no-mente es un cielo absolutamente abierto, sin una nube.

Hay una ley intrínseca: los pensamientos no tienen vida propia. Son parásitos; viven de tu identificación con ellos. Cuando dices: “Estoy furioso”, estás vertiendo energía vital en la ira, porque te estás identificando con ella.

Pero cuando dices: “Estoy observando la ira aparecer en la pantalla de mi mente, dentro de mí”, ya no le estás dando vida o energía alguna a la ira. Te será posible verlo porque no estarás identificado; la ira es absolutamente impotente, no causa ningún impacto en ti, no te cambia, no te afecta. Está absolutamente vacía y muerta; pasará y dejará el cielo limpio y la pantalla de tu mente vacía.

Poco a poco empiezas a salirte de tus pensamientos. Ese es todo el proceso de atestiguar y observar. En otras palabras (George Gurdjieff solía llamarlo desidentificación), ya no te identificas con tus pensamientos; si estás simplemente distante y lejano, indiferente, como si se tratara de los pensamientos de cualquier otro. Has roto tu conexión con ellos. Sólo entonces puedes observarlos.

La observación necesita una cierta distancia. Si te identificas no hay distancia, están demasiado cerca. Es como si estuvieras poniendo el espejo demasiado cerca de tus ojos: no puedes ver tu cara. Se necesita una cierta distancia; sólo entonces puedes verla en el espejo.

Si los pensamientos están demasiado cerca de ti, no puedes observar. Te quedas impresionado y teñido por ellos: la ira te pone furioso, la avaricia te hace avaro, la lujuria te hace lujurioso, porque no hay distancia en absoluto. Están tan cerca que no tienes más remedio que pensar que tú y tus pensamientos sois uno.

La observación destruye esta unidad y crea una separación. Cuanto más observas, mayor es la distancia. Cuanto mayor es la distancia, menor es la energía que tus pensamientos reciben de ti. Y ellos no tienen ninguna otra fuente de energía. Pronto empezarán a morir, a desaparecer. En los momentos en que desaparezcan, tendrás los primeros destellos de no-mente.

Y una vez que vayas por el camino correcto, tu felicidad, tus preciosas experiencias se harán más y más profundas, se expandirán más y más, tendrán nuevos matices, nuevas flores, nuevas fragancias.

La gente no conoce ni una pequeña pausa. Sus pensamientos siempre van a cien por hora, pensamientos tras pensamientos, el tráfico continúa, estés despierto o dormido. Lo que llamas sueños no son otra cosa que pensamientos en forma de imágenes… porque la mente inconsciente no conoce el lenguaje alfabético. No hay escuela, ni instituto que enseñe el lenguaje inconsciente.

El inconsciente es muy primitivo, es como un niño pequeño. ¿Te has fijado en los libros para niños? Si quieres enseñar a un niño, primero tienes que hacer un dibujo grande. Así que en los libros para niños verás dibujos, dibujos con colores y un texto muy corto. El niño tiene más interés en los dibujos: es primitivo, entiende el lenguaje de las imágenes.

Poco a poco va asociando las imágenes con el lenguaje; siempre que ve una manzana él sabe que es “una manzana”. Y empieza a aprender que bajo la imagen de la manzana hay una palabra que la describe. Él está interesado en la manzana, pero la palabra “manzana” se le va asociando lentamente. Cuando el niño crece, las imágenes se vuelven más pequeñas y el texto aumenta. Para cuando entre en la universidad, las imágenes habrán desaparecido por completo del libro; sólo quedará texto.

Esto me recuerda deciros que la televisión ha hecho retroceder a la humanidad a un estadio primitivo, la gente vuelve otra vez a mirar las imágenes. Hay un peligro en el futuro; es obvio que la gente ya ha dejado de leer la gran literatura. ¿Quién se molesta en leer, cuando puedes ver una película en TV? Este es un fenómeno peligroso, porque hay cosas que no pueden ser reproducidas en imágenes. El peligro radica en que la gente empezará a olvidar el lenguaje, su belleza y su magia, y se volverán primitivos de nuevo, mirando la televisión. Ahora el americano medio ve siete horas y media de televisión al día. Esto va a destruir algo que hemos conseguido con gran esfuerzo. Ahora bien, no puedes esperar que este hombre que ve siete horas y media de televisión al día, lea a Shakespeare, Kalidas, Rabrindanath Tagore, Hermann Hesse o Martin Buber o Jean-Paul Sastre. Cuando mejor es la literatura, menos posibilidades hay de ponerla en imágenes.

Las imágenes están llenas de color, son excitantes, te atraen, pero no tienen comparación con el lenguaje. El futuro debe ser protegido de muchas cosas. Las computadoras pueden destruir el sistema de memoria de la gente, porque no será necesario. Podrás llevar en el bolsillo una computadora del tamaño de un paquete de cigarrillos que contenga todo lo que tú necesites saber en todo momento. Entonces no habrá necesidad de tener tu propia memoria; con tan sólo pulsar un botón la computadora te dará cualquier información que precises.

Las computadoras pueden destruir todo el sistema de memoria de la humanidad, el cual ha sido desarrollado durante siglos con gran esfuerzo. La televisión puede hacer desaparecer toda la gran literatura y la posibilidad de que personas como Shelley o Byron vuelvan a nacer en el mundo. Son grandes inventos pero nadie ha profundizado en sus implicaciones. Reducirán a toda la humanidad a un retraso mental.

Lo que estás sintiendo es una gran señal de que estás en el camino correcto. Para el buscador es siempre una cuestión fundamental si está o no en el camino correcto. No hay seguridad, ni certeza, ni garantía. Todas las dimensiones están abiertas; ¿cómo vas a elegir la correcta?

Estas son las vías y criterios de cómo uno puede elegir. Si vas por cualquier camino, con cualquier metodología, y te trae alegría, más sensibilidad, más atención y un sentimiento de inmenso bienestar; significa que estás en el camino correcto. Si te vuelve más miserable, más furioso, más ególatra, más egoísta, más lujurioso; esos son indicios de que vas por un camino erróneo.

En el camino correcto tu felicidad crecerá más y más cada día y tus experiencias de hermosos sentimientos… se volverán tremendamente psicodélicos, más coloridos; con colores que nunca has visto en el mundo, fragancias que nunca antes has experimentado. Entonces puedes andar por el camino sin ningún miedo a equivocarte.

Estas experiencias internas te mantendrán siempre en el camino correcto. Recuerda, si van creciendo, significa que te estás moviendo. Ahora tan sólo tienes unos pocos momentos sin pensamientos. No es algo fácil de lograr; es un gran logro, porque la gente en toda su vida no conoce ni siquiera un momento en el que no haya pensamientos.

Estos pequeños momentos crecerán.

A medida de que te vayas centrando y te vayas haciendo más y más atento, esos momentos irán creciendo. Y no está lejos el día (si sigues adelante sin mirar atrás, sin desviarte) en el que sentirás por primera vez que los espacios se han hecho tan grandes que han pasado horas sin que surja ni un solo pensamiento. Entonces tendrás mayores experiencias de no-mente.

El último logro es estar rodeado de no-mente las veinticuatro horas del día.

Eso no quiere decir que no puedas usar la mente; eso es una falacia que han propagado aquellos que no saben nada acerca de la no-mente. No-mente no quiere decir que no puedas usar la mente; simplemente quiere decir que la mente no te puede usar a ti.

No-mente no significa que se destruye la mente. No-mente simplemente significa que la mente se pone a un lado. Puedes ponerla en acción en cualquier momento que necesites comunicarte con el mundo. Será tu sirvienta. Ahora mismo es tu ama. Aún cuando estás solo continúa: bla-bla-bla, bla-bla-bla; y no puedes hacer nada, estás totalmente desvalido.

No-mente simplemente significa que se ha puesto a la mente en su sitio. Como sirvienta, es un gran instrumento; como ama, es un desastre. Es peligrosa; destruirá toda tu vida.

La mente es sólo un medio para cuanto te quieras comunicar con los demás. Pero cuando estás solo, no la necesitas. Así que cuando quieras usarla, puedes usarla. Y recuerda una cosa más; cuando la mente permanece en silencio durante horas, se refresca, se rejuvenece, se vuelve más creativa, más sensible, a través del descanso.

Las mentes de las personas corrientes empiezan alrededor de los tres o cuatro años de edad, continuando durante setenta u ochenta años sin descanso. Naturalmente no pueden ser muy creativas. Están profundamente cansadas; y cansadas de tanta basura. Millones de personas en el mundo viven sin ninguna creatividad; la creatividad es una de las experiencias más maravillosas. Pero sus mentes están tan agotadas… no están en un estado de energía desbordante.

El hombre de no-mente mantiene la mente en reposo, llena de energía, inmensamente sensible, lista para pasar a la acción en el momento que le sea ordenado. No es por casualidad que las palabras de las personas que han experimentado la no-mente tienen cierta magia en sí mismas. Cuando usan sus mentes, tienen un carisma, tienen una fuerza magnética. Tienen la tremenda espontaneidad y frescura de las gotas de rocío por la mañana temprano antes de que salga el sol. La mente es el medio de expresión y creatividad más desarrollado de la naturaleza.

Así que en el hombre de meditación (o en otras palabras, en el hombre de no-mente) hasta la prosa se transforma en poesía. Sin esfuerzo alguno, sus palabras se llenan de tal autoridad que no necesitan argumentos; se vuelven sus mismos argumentos. La fuerza que llevan se convierte en una verdad evidente por sí misma. No necesitan ningún apoyo de la lógica o de las escrituras. Las palabras del hombre de no-mente tienen una certeza intrínseca en sí mismas. Si eres capaz de recibir y escuchar, sentirás en tu corazón esa verdad evidente en sí misma.

Mira a través de los siglos. Gautama Buda nunca ha sido contradicho por ninguno de sus discípulos; tampoco Mahavira o Jesús. Había algo en sus palabras, en su sola presencia, que te convencía. Sin esfuerzo alguno por convertirte, te convertían. Ninguno de los grandes maestros ha sido misionero; nunca han tratado de convertir a nadie, pero han convertido a millones.

Es un milagro; pero el milagro consiste en una mente en reposo, en una mente que está siempre llena de energía y que se usa sólo de vez en cuando.

Cuando os hablo, tengo que usar la mente. El resto del día, cuando estoy sentado en mi habitación, me olvido absolutamente de la mente. Soy tan sólo un puro silencio… y mientras, la mente descansa. Los únicos momentos en los que uso la mente es cuando os hablo. Cuando estoy solo, estoy absolutamente solo, y no hay necesidad de usar la mente.

La meditación conduce con toda seguridad a la no-mente, igual que todos los ríos van hacia el océano sin ningún mapa, sin guía alguna. Todos los ríos son excepción al final llegan al océano. Toda meditación, sin excepción, al final llega al estado de no-mente.

Pero naturalmente, cuando el Ganges vaga por los Himalayas entre montañas y valles, no tiene idea de lo que es el océano, no puede concebir la existencia del océano; pero va hacia el océano, porque el agua posee la capacidad intrínseca de encontrar siempre el nivel más bajo. Y el océano es el nivel más bajo… así que los ríos nacen en los picos de los Himalayas e inmediatamente buscan los niveles más bajos, y al final no tienen más remedio que encontrar el océano.

El proceso de meditación es justo lo opuesto: se mueven hacia los picos más altos, y el pico más elevado es la no-mente. No-mente es una palabra sencilla, pero exactamente quiere decir iluminación, liberación, libertad de todas las limitaciones, experiencia de lo eterno y de la inmortalidad.

Estas son palabras mayores y no quiero que te asustes, así que uso una palabra simple, no-mente. Tú conoces la mente… puedes concebir un estado en el que la mente no esté funcionando.

Una vez que la mente no está funcionando, te vuelves parte de la mente del cosmos, de la mente universal. Cuando eres parte de la mente universal tu mente individual funciona como un maravilloso sirviente. Ha reconocido al maestro, y les trae noticias de la mente universal a aquellos que aún están encadenados a la mente individual.

Cuando os hablo, de hecho, es el Universo usándome. Mis palabras no son mis palabras; pertenecen a la verdad universal. Ese es su poder, ese es su carisma, esa es su magia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Magnifico 😍👏👏

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