sábado, 17 de junio de 2017

LO CORRECTO Y LO INCORRECTO

Has lo que quieras hacer, haz lo que tus cualidades intrínsecas deseen hacer. No escuches a las escrituras, escucha a tu propio corazón; esa es la única escritura que yo receto. Sí, escucha muy atentamente, muy conscientemente, nunca te equivocarás. Escuchando empezarás a moverte en la dirección correcta, sin ni siquiera pensar en qué es lo correcto y qué es lo erróneo.

Para la nueva humanidad todo el arte consistirá en el secreto de escuchar al corazón conscientemente, alerta, atentamente. Síguelo por cualquier medio y ve donde te lleve. Sí, algunas veces te llevará al peligro; pero entonces recuerda, esos peligros son necesarios para hacerte madurar. Algunas veces hará que te pierdas; pero recuerda de nuevo, esas veces que te pierdes son parte del crecimiento. Caerás muchas veces. Levántate otra vez, porque es así como uno se hace fuerte, cayendo y levantándose de nuevo. Es así como uno se vuelve íntegro.

Pero no sigas reglas impuestas desde fuera. Ninguna regla impuesta puede ser buena, porque las reglas han sido inventadas por la gente que quiere manejarte. Sí, algunas veces también ha habido grandes personas iluminadas en este mundo; un Buda, un Jesús, un Krishna, un Mahoma. Ellos no le han dado reglas al mundo, le han dado su amor. Pero tarde o temprano los discípulos se reúnen y empiezan a crear códigos de conducta. Una vez que el maestro se ha ido, una vez que la luz se ha ido, se quedan en una profunda oscuridad y empiezan a buscar a tientas ciertas reglas a seguir, porque la luz que podían ver ya no está. Ahora tendrán que depender de las reglas.

Lo que Jesús hacía era el susurro de su propio corazón, pero lo que los cristianos están haciendo no es el susurro de su propio corazón. Son imitadores, y en el momento que imitas insultas a tu humanidad, insultas a tu Dios.

Nunca seas un imitador, sé siempre original. No te conviertas en una fotocopia.

Lo que está bien para un Buda puede que no esté bien para ti. Fíjate lo diferente que es Krishna de Buda. Si Krishna hubiera seguido a Buda hubiéramos perdido uno de los hombres más maravillosos de esta Tierra. O si Buda hubiera seguido a Krishna, hubiera sido tan sólo un pobre espécimen. Imagínate a Buda tocando la flauta: hubiera molestado el sueño de mucha gente, él no era un flautista. Imagínate a Buda bailando; ¡parecería tan ridículo, tan absurdo!

Pero lo mismo ocurría en el caso de Krishna. Sentado bajo un árbol sin flauta, sin corona de plumas de pavo real y sin su precioso ropaje, simplemente sentado como un mendigo bajo un árbol con los ojos cerrados, sin nadie bailando a su alrededor, sin danza, sin canciones, Krishna tendría un aspecto muy pobre, estaría muy empobrecido.

Buda es Buda, Krishna es Krishna, y tú eres tú. Y tú no eres de ninguna manera menos que cualquiera. Respétate a ti mismo, respeta tu propia voz interior y síguela. Y recuerda, yo no te garantizo que siempre te lleve hacia lo correcto. Muchas veces te hará equivocar, porque para llegar a la puerta correcta uno tiene que llamar antes a muchas puertas equivocadas. Así es como es. Si de repente te das de narices contra la puerta correcta no te sería posible reconocer que es la correcta…

Así que recuerda, a fin de cuentas no se malgasta ningún esfuerzo, todos los esfuerzos contribuyen al clímax definitivo de tu crecimiento. Así que no lo dudes, no te preocupes demasiado por equivocarte. Ese es uno de los problemas; a la gente se le ha enseñado que no debe equivocarse nunca, y por eso se vuelven tan dubitativos, tan miedosos, tan aterrados a equivocarse, que se quedan atascados. No se pueden mover, algo erróneo podía ocurrir. Así que se vuelven como rocas, pierden todo movimiento.

Lo que yo enseño es: comete cuantos errores te sea posible, recordando sólo una cosa; no cometas el mismo error de nuevo. Y estarás creciendo.

No existe tal cosa como lo correcto y lo incorrecto, porque algunas cosas puede que sean correctas en este momento y no serlo en el siguiente. Algunas cosas pueden ser incorrectas hoy y no serlo mañana.

Lo correcto y lo incorrecto no son dos entidades fijas, no son etiquetas que puedas poner sobre las cosas, “esto es correcto” y “esto es incorrecto”. Pero esto es lo que se ha estado haciendo hasta ahora. La gente ha decidido qué es lo correcto y qué no lo es. Y por haberlo decidido, ha guiado mal a toda la humanidad.

Manu se decidió en una dirección: lo que él pensó que era correcto se convirtió en lo correcto para millones y millones de hindúes durante miles de años. ¡Es tan estúpido, tan increíble! ¿Cómo puede continuar la gente siguiendo a Manu durante cinco mil años? Todo lo demás ha cambiado. Si Manu regresara no podría reconocer al mundo en absoluto; todo ha cambiado. Pero la mente hindú continúa siguiendo las categorías que Manu fijó.

Todavía después de cinco mil años, hay millones de personas en la India que no son tratadas como personas. No sólo no se las trata como a personas; ni siquiera se las trata como al ganado. Hasta las vacas son mucho más importantes que las personas. Las vacas son adoradas, son sagradas, y a los intocables, los Sudras, los rechazados (rechazados por Manu, hace cinco mil años), se les quema.

Y hasta un hombre como Vinoba Bhave está dispuesto a hacer un ayuno si no se para completamente la matanza de vacas en este país, si no se para totalmente. Pero mantiene un silencio absoluto, no dice ni una sola palabra, acerca de los intocables que se están matando, que son quemados vivos, sus mujeres violadas y sus hijos asesinados y descuartizados. Pueblos de intocables, pueblos enteros han sido borrados de la Tierra, y Vinoba Bhave no se le ocurre ayunar. ¿A quién le preocupan los intocables? No son parte de la humanidad, no son seres humanos. Las vacas tienen que ser salvaguardadas, porque Manu adora a la vaca.

Puede que haya sido lo correcto en ese momento, yo no estoy en contra de Manu, estoy en contra de los estúpidos seguidores de Manu. Puede que en esos tiempos fuera lo correcto, porque la vaca era muy, muy importante, era el centro de toda la economía; particularmente de la economía india que estaba basada en la vaca. Era una sociedad agrícola y la vaca era fuente de muchas cosas: los toros, los bueyes, el estiércol, la leche; era inmensamente importante, era perfectamente correcto salvaguardarlas. Pero ahora el mundo vive de una forma muy diferente. Manu vivía en un mundo muy pequeño; ahora tenemos que pensar en toda la Tierra, no es una pequeña secta lo que está en cuestión. Pero una vez que ha sido fijado lo correcto, la gente lo sigue ciegamente; hasta ahora siempre ha sido así.

Por ejemplo, en los diez mandamientos Moisés dice: “No adoraréis a otro Dios que al Dios verdadero. No levantaréis ídolos del Dios verdadero y no adoraréis otros dioses”. Era un mundo totalmente diferente; han pasado tres mil años. De hecho, en esos diez mandamientos no hay ni un solo mandamiento que diga algo acerca de los ateos. Dice: “No adoraréis a ningún otro Dios”. No dice: “No seas incrédulo de Dios”, porque no había incrédulos. El ateísmo no estaba en el ambiente en absoluto.

Ahora lo fundamental sería enseñar a la gente cómo dejar de ser ateos, porque el ateísmo es muy popular. Casi la mitad de la Tierra es atea, y la otra mitad es sólo formalmente creyente. Ahora el mandamiento más fundamental debería ser: “No seas ateo, no seas incrédulo, no seas dubitativo”. Ahora la confianza debería ser la enseñanza más fundamental que ofrecer a la gente.

Cuando cambian los tiempos cambia lo correcto y lo incorrecto. Y puedes verlo en tu propia vida; cada día las cosas son diferentes, y tú sigues aferrado a tus ideas fijas. El hombre que vive con ideas fijas vive una vida muerta. Nunca es espontáneo ni tiene una relación correcta con la situación dada. Nunca es capaz de dar una respuesta; funciona desde sus viejas conclusiones que ya no son relevantes, no ve la situación misma.

Así que en lo que a mí respecta no existe tal cosa como lo correcto y lo incorrecto. ¿Entonces qué enseño yo? Enseño consciencia: no a etiquetar ni a categorizar. Enseño consciencia. Te enseño a estar completamente consciente en cada situación, y a actuar desde tu consciencia. O, en otras palabras puedo decir: cualquier acción que ocurra a través de la consciencia será correcta; cualquier acción que ocurra a través de la inconsciencia será incorrecta.

Pero fíjate en el énfasis. El énfasis no está en la acción en sí misma, el énfasis está en el origen; consciencia o inconsciencia. Si actúas totalmente consciente, hagas lo que hagas será correcto. Si te mueves mecánicamente y haces las cosas inconscientemente como si fueras un sonámbulo, entonces lo que sea que hagas será incorrecto.

La consciencia es lo correcto, la inconsciencia lo incorrecto. Pero si vas a los sacerdotes, te enseñarán qué es lo correcto y qué no lo es. No te darán una visión propia, te darán categorías muertas. No te darán luz, para que tú puedas ver qué hacer o qué no hacer en cada situación; quieren que dependas de ellos. No te darán una visión de las cosas, para que seas siempre dependiente. Te dan muletas pero no hacen que camines sobre tus piernas.

Evita a los sacerdotes. De hecho, cuando vas a cualquier clase de experto, todo su esfuerzo consiste en cómo hacerte dependiente de ellos.

La estrella de una exitosa obra de Broadway estaba visitando unos amigos y la conversación derivó, como de costumbre, hacia la psiquiatría. “Debo decir –dijo la anfitriona- que creo que mi analista es el mejor del mundo; no te puedes imaginar lo que ha hecho por mí. Deberías probarlo”.

“Pero yo no necesito análisis –dijo la estrella-. Yo no podría ser más normal. A mí no me pasa nada”.

“Pero él es maravilloso –insistió su amiga-. Él te encontrará algo”.

Hay gente que vive de encontrarte algo que esté mal. No pueden aceptarte como eres; te darán ideales, ideas, ideologías, y te harán sentirte culpable y harán que te sientas inútil, sucio. Te harán sentirte tan censurable a tus propios ojos, que te olvidarás totalmente de la libertad.

De hecho empezará a darte miedo la libertad, porque pensarás que eres malo, que estás equivocado; y si eres libre, harás algo mal, así que será mejor que sigas a alguien. Los sacerdotes dependen de ello, los políticos dependen de ello. Te dicen qué es correcto y qué no lo es, ideas fijas, entonces seguirás sintiéndote culpable toda la vida.

Yo os digo: no hay nada correcto y nada incorrecto. No quiero que dependáis de mí, no os doy ideas fijas. Simplemente os doy indicaciones, pistas, que tienen que ser desarrolladas por vosotros. Y la pista que os doy es la consciencia. Hazte más consciente, y ese es el milagro…

Si estás enfadado, el sacerdote dirá que la ira es mala, no te enfades. ¿Qué vas a hacer? Puedes reprimir la ira, te puedes sentar sobre ella, puedes tragártela, literalmente, pero entrará en ti, dentro de tu sistema. Trágate la ira y te saldrá una úlcera de estómago. Trágate la ira y antes o después te saldrá un cáncer. Trágate la ira y de ahí te surgirán mil y un problemas, porque la ira es veneno. ¿Pero qué vas a hacer? Si la ira es mala, tendrás que tragártela.

Yo no digo que la ira sea mala, yo digo que la ira es energía, pura energía, energía hermosa. Cuando surja la ira, sé consciente de ella, y si eres consciente te sorprenderás; prepárate para una sorpresa, puede que la más grande de tu vida: que al volverte consciente, la ira desaparece. La ira se transforma, se vuelve pura energía; la ira se convierte en compasión, la ira se convierte en perdón, la ira se convierte en amor. Y no necesitarás reprimir, no te atosigará ningún veneno. Y no estarás furioso, así que no harás daño a nadie. Ambos estaréis a salvo: el otro, el objeto de tu ira, estará a salvo, y tú estarás a salvo. Antes, o sufría el objeto, o sufrías tú.

Lo que os estoy diciendo es que no hay necesidad de que nadie sufra. Simplemente sé consciente, deja que la consciencia esté presente. Si surge la ira, será consumida por la consciencia. No se puede estar furioso con consciencia, no se puede ser egoísta con consciencia y no se puede ser envidioso con consciencia. La consciencia es la llave dorada.

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