sábado, 10 de febrero de 2018

RECONOCER A JESÙS


He oído un proverbio árabe que dice: "Muéstrale a un hombre demasiados huesos de camello, o bien muéstraselos con demasiada frecuencia, y no será capaz de reconocer a un camello cuando se cruce con uno vivo".

"Muéstrale a un hombre huesos de camello demasiadas veces, o bien con demasiada frecuencia, y" dice el proverbio árabe "ese hombre no será capaz de reconocer a un camello cuando se cruce con uno vivo". Esto sucede cuando un Jesús viene al mundo. Has visto a tantos falsos sacerdotes, has visto a tantos predicadores estilo "abracadabra", has visto a tantos eruditos que no saben nada pero crean mucho jaleo, que cuando un Jesús llega, no puedes reconocerle. Cuando un Jesús o un Buda llega, resulta casi imposible reconocerle. Para la mayoría, es casi imposible. Sólo unos seres especiales que tienen algún potencial o que están un poco alertas, sólo ellos pueden tener algunos vislumbres.

Reconocer a un Jesús es un gran logro, porque eso quiere decir que tienes una cierta consciencia que puede relacionarse con Jesús. Tienes cierta cualidad que puede relacionarse con Jesús: tú ya estás en vías de transformarte en un Jesús. Sólo puedes reconocer lo que ya tienes dentro de ti, abierto, floreciente. Puede que sólo sea un capullo, pero puedes reconocer, al menos vagamente; tus ojos no están completamente cerrados.

Hay sacerdotes que son unos hipócritas. Para ellos, la religión es un oficio. Es un medio de subsistencia, no su vida. Para Jesús, la religión es la vida; para los rabinos, los sacerdotes, es un medio de subsistencia. También están los eruditos, que hablan y hablan de nada y es tanto lo que pueden hablar, hablan en forma tan clara, que nunca te será posible darte cuenta de que, en el fondo, están vacíos.

Cuando llega un Jesús, ya estás repleto de conocimientos. Has leído los libros, has escuchado a los eruditos, has escuchado a los sacerdotes. Estás demasiado lleno de ideas; y cuando Jesús o un hombre como Jesús viene, simplemente no puedes reconocerle. El animal vivo está ahí, pero te has aficionado demasiado a los huesos muertos. Reconocer a Jesús implica tener que tirar a un lado todo lo que ya sabes.

Jesús no fue asesinado por gente mala, no fue asesinado por criminales: fue asesinado por rabinos muy respetables. En realidad, la gente religiosa le mató. La gente irreligiosa nunca pone en peligro a la religión, porque ellos no están interesados. La religión siempre peligra debido a la mal llamada gente religiosa, porque su vida entera está en peligro. Si Jesús tiene la razón, significa que todos los rabinos están equivocados. Si Jesús está en lo correcto, toda la tradición está equivocada. Si Jesús está en lo correcto, la Iglesia entera está equivocada.

Todo el mundo se opone a Jesús. Jesús está siempre solo, muy solo. No puedes comprender su soledad. Todo lo que tú sabes acerca de la soledad sólo se refiere a la soledad física. A veces no hay nadie en la casa, la casa está oscura y estás solo. También la electricidad se ha descompuesto, y no puedes prender la luz, no puedes prender la radio o la TV. De improviso has sido arrojado a la soledad. Pero ésta es una sensación física de soledad; no sabes lo que Jesús siente.

Èl está espiritualmente solo, entre extraños donde es tan difícil encontrar a un amigo que te reconozca. El mira a todos y cada uno de los que encuentra en el camino, mirando profundamente, penetrando los ojos del otro. Nadie le reconoce, nadie le entiende. Más bien, la gente le malinterpreta. Están listos para saltar hacia la mal interpretación, pero nadie está dispuesto en forma alguna a comprenderle.

Siempre que hay un ser religioso, la llamada gente religiosa se vuelve en masa en su contra. Les gustaría matarle de inmediato, para así evitar el peligro y poner nuevamente a salvo su propia seguridad.

Recuerda: ¡él fue asesinado por muy buena gente!

Un día presencié una hermosa escena. Un hombre estaba hablando con Mullá Nasrudín. El hombre dijo: "¿Por qué eres tan miserable y tan tacaño con tu mujer?".

El Mullá respondió: "Debes haber oído algo equivocado acerca de mí, porque hasta donde yo sé, normalmente soy un hombre muy generoso".

El hombre se puso furioso, porque siempre que desafías la opinión de los demás, se ponen furiosos. Se puso furioso y dijo: "Deja de defenderte. Todo el mundo en la ciudad sabe que eres demasiado duro con tu esposa. Hasta para los gastos del día tiene que rogarte como un mendigo. Y deja de defenderte. ¡Todo el mundo lo sabe! ".

Nasrudín respondió: "De acuerdo; si te enojas tanto, no me defenderé. Pero, ¿puedo decir una cosa, sólo una cosa? ".

El hombre dijo en voz muy alta: "¡¿Qué?!".

Nasrudín dijo: "Que no estoy casado".

Desde ese día, ese hombre está en contra de Nasrudín. Una vez me encontré con él y le dije que, puesto que Mullá Nasrudín no está casado, todo el asunto es absurdo. "Todo su argumento no tiene base. ¿Por qué está furioso?".

El respondió: "No hace diferencia; es sólo cuestión de tiempo. Espere, tarde o temprano se casará y entonces, ¡yo tendré razón! Aún estoy diciendo la verdad. Es sólo cuestión de tiempo. Espere, mi opinión no puede estar errada".

La gente se aferra a sus opiniones. No tienen base, pero aún así se aferran a ellas. Cuànto menos base tenga su opinión, más apego le tienen. Si se basa en fundamentos reales, no es necesario aferrarse: es verdad en sí misma. Es cuando no tiene fundamento que necesitas aferrarte a ella, porque sólo tu aferrarte puede convertirse en la base. Recuerda siempre: nunca te enojas si alguien contradice algo que tú sabes que es verdad. Te pones furioso en la misma proporción en que sabes que no es verdad. La ira demuestra que tienes sólo una mera opinión, no el saber.

La gente estaba muy en contra de Jesús, porque él estaba arruinando todos sus edificios. Creían que sus casas estaban construidas sobre rocas, y la mera presencia de Jesús les mostró que estaban construidas sobre arena, que ya se estaban cayendo. Saltaron sobre él, le mataron. No fue asesinado por el poder político; fue asesinado por los poderes seudo religiosos, por los sacerdotes.

Así es como yo lo entiendo: si la religión se halla desaparecida en el mundo hoy en día, no es debido a la ciencia, no. No es debido a los ateos, no. No es a causa de los racionalistas, tampoco. Es debido a la seudo religiòn. Hay demasiada seudo religiòn, y es tan artificial, tan falsa, que sólo la gente falsa puede estar interesada en la religión. La gente que tiene un ápice de realidad irá en contra de ella: se rebelarán.

La gente auténtica siempre ha sido rebelde, porque la realidad quiere defender su ser, expresar su libertad. La gente auténtica no se transforma en esclava.

1 comentario:

Gorri dijo...

Muchas gracias por el artículo.❤️

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