sábado, 30 de mayo de 2020

EL SEXO Y LA MUERTE


El sexo guarda una relación más estrecha con el nacimiento que con la muerte. El nacer surge del sexo. El nacer es un fenómeno sexual. Por supuesto que el sexo también está relacionado con la muerte, pero como subproducto. Debido a que el nacer proviene del sexo, la muerte también provendrá del sexo. De ahí que en Oriente haya surgido la absurda idea de que si permaneces como brahmachari, si trasciendes el sexo, nunca morirás. Te convertirás en inmortal. Eso es una tontería porque la muerte no es algo que vaya a suceder en el futuro, sino que está sucediendo ya al nacer. No puedes evitarlo. Puedes excederte en el sexo o puedes excederte en el celibato; esto no constituirá diferencia alguna.

La muerte ya había sucedido en el momento en que te encarnaste en el cuerpo. En el instante en que entraste en el vientre, la muerte ya había sucedido. Tu reloj, el reloj de tu vida solamente puede marcar setenta, ochenta años, depende de cientos de factores. Pero tu reloj solamente puede llegar hasta ahí. No importa cómo vivas tu vida. La muerte llegará. La muerte no puede evitarse.

El nacimiento y la muerte están ambos relacionados con el sexo, pero con sólo ser célibe no vas a trascenderlos. La muerte ya ha sucedido cuando naces, no hay forma de trascenderla. Es una certeza porque de hecho ya ha sucedido. Solamente es cuestión de que el tiempo corra. Estás corriendo hacia ella a cada momento.

Por eso, no trates de ser célibe solamente para evitar la muerte porque eso es, de nuevo, miedo. La gente que trata de ser célibe tiene miedo a la muerte y uno que tiene miedo a la muerte nunca podrá conocer lo que es la muerte, nunca podrá conocer aquello que no muere. No temas pues.

Y cuál es el significado del celibato espontáneo?

El celibato solamente puede ser espontáneo. No hay otra clase de celibato. Si no es espontáneo, no es celibato Puedes forzarlo, puedes controlar tu sexualidad, pero eso no te va a ayudar. No serás célibe, tan sólo serás más y más sexual. El sexo se esparcirá por todo tu ser. Se convertirá en parte de tu inconsciente. Aparecerá en tus sueños, se convertirá en el motivo de tus sueños, se convertirá en pura fantasía. De hecho te volverás más sexual que antes. Pensarás más en ello y tendrás que reprimirlo una y otra vez. Y todo aquello que se reprime ha de reprimirse continuamente porque la victoria nunca será completa. No hay forma de destruir el sexo por la fuerza, mediante la violencia. No hay forma de controlarlo y someterlo. La gente que lo ha intentado ha convertido al mundo en pornográfico. Tus mal llamados santos tienen una mente pornográfica. Si se pudiera abrir una ventana o un agujero en sus cabezas, podrías ver únicamente sexo, pornografía. Ha de ser así. Es natural.

Nunca fuerces el celibato en ti. Trata de entender lo que es la sexualidad, profundiza en ella. Tiene una tremenda belleza que le es propia. Es uno de los misterios más profundos de la vida. La vida surge de ella; ha de ser un gran misterio. El sexo no es pecado; el reprimir es pecado. El sexo es algo muy natural, muy espontáneo. No has de hacer nada para que venga, es innato, es parte de tu ser. No lo condenes, no lo juzgues, no le temas, no luches con él. Simplemente sumérgete en él cada vez más, más meditativamente. Déjalo que surja en un silencio tal, en tan profunda aceptación que puedas conocer su mismísimo centro. En el instante en que penetres el corazón mismo del orgasmo sexual descubrirás que el sexo va perdiendo su atractivo para ti, que tu energía va ascendiendo a un plano más elevado, que te vas volviendo más tierno y menos sexual. Y eso sucede espontáneamente.

No te estoy diciendo que te vuelvas más tierno. Te estoy diciendo que si te sumerges en las profundidades del misterio del sexo, el amor brotará espontáneamente. Te volverás más amoroso y la sexualidad irá desapareciendo poco a poco. Y un día solamente habrá una pura llama de amor; todo el humo del sexo habrá desaparecido. La cruda energía sexual se habrá transformado en un perfume más sutil: el perfume del amor.

Sumérgete entonces en el amor. Si te sumerges en el amor, llegarás de nuevo a su centro y en ese instante surgirá la oración. Eso también sucede de forma espontánea. En el sexo te ocupas más del cuerpo; en el amor estás implicado con la psique; en la oración, repentinamente, te ocupas del alma. Esas son las tres posibilidades ocultas en la semilla del sexo. Y cuando el sexo ha desaparecido dentro del amor, y cuando el amor ha desaparecido en la oración, surge el celibato espontáneo.

La palabra india que lo define es muy bella. Es brahmacharya. Literalmente significa «Vivir como un Dios», Brahmacharya significa vivir como un Dios. Toda la energía es pura oración, toda la energía es pura gracia, gratitud, dicha. Uno se vuelve absolutamente divino.

Pero no te estoy diciendo que el sexo no sea divino. Es la semilla. El amor es el árbol; la oración es la flor. La oración surge de la energía sexual. Has de sentirte muy agradecido hacia ella, has de respetarla. Se debería respetar el sexo porque todo sucede a través de él. La vida ha surgido a su través, la muerte vendrá por él, la oración y Dios surgirán de él. El sexo lleva la impronta de tu destino.

Por eso, si desde el comienzo adoptas una actitud contraria, estarás perdiéndote todo el viaje que es la vida y te verás envuelto en una lucha que no conduce a ninguna parte; te verás envuelto en una lucha en la cual tu derrota es segura. No puedes derrotar tu energía sexual porque en la energía sexual está Dios escondido, en la energía sexual la oración y el amor están escondidos. ¿Cómo puedes derrotarla? Eres muy pequeño y la energía sexual es universal La Existencia entera está plena de energía sexual.

Pero la palabra «sexo» ha sido muy condenada. Ha de ser recuperada del fango. Ha de ser limpiada. Se ha de construir un templo a su alrededor. Y recuerda el celibato solamente puede ser espontáneo, no hay otra clase de celibato, no es controlar, no es una disciplina; es una tremenda comprensión de tus energías y de tus posibilidades.

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