sábado, 13 de agosto de 2022

EL GOZO DE LA MEDITACIÓN

El gozo es la meta de la vida; la meditación, el medio, el camino hacia é1. El gozo es el fin; la meditación es el puente, la barca que te lleva a la otra orilla. Sin meditación nadie ha sabido jamás que es el gozo.

No es placer. El placer es fisiológico, químico; no tiene profundidad y es muy momentáneo. 

Ese placer es la causa de que uno esté dispuesto a hacer cualquier clase de estupideces. Pero no es más que un fenómeno químico; no puede ser profundo, porque psicológicamente no es profundo.

El gozo ni siquiera es felicidad. Lo que nosotros llamamos felicidad es psicológico. Siempre que encuentras un momento de euforia, tu ego se siente satisfecho, tú te sientes feliz. Has llegado a ser presidente de un país, te sientes feliz; pero solo durante un tiempo, porque tu ego está satisfecho. Has vencido a todos los demás competidores, has llegado; donde otros han fracasado, tú has triunfado... o tienes mucho dinero, poder, prestigio, fama. Pero uno se cansa pronto de todo eso.

Solo los triunfadores saben lo agotador que resulta el éxito. Solo las personas ricas saben lo profundamente desilusionadas que están; pero ni siquiera pueden decirlo, porque decirlo parece incluso más estúpido; la gente se reiría. Han gastado toda su vida acumulando riqueza y ahora dicen que eso es estúpido.

Mahavira y Buda, quienes renunciaron a sus reinos, deben haber sido personas verdaderamente valientes. Se necesita valor para renunciar. Hace falta coraje para declarar: “Todo esto es estúpido y nosotros hemos estado viviendo una vida estúpida hasta ahora”. El ego no quiere hacer eso; el ego quiere seguir manteniendo la ilusión. Así que en la superficie tú vas sonriendo, pero en lo profundo, solo hay lágrimas y nada más; en lo profundo hay angustia.

Siempre que el ego está satisfecho, te sientes feliz; el gozo no es la felicidad, sino un fenómeno completamente diferente. No es placer porque no es fisiológico. No es felicidad porque no es satisfacción para el ego. Por el contrario, es la disolución del ego, es disolver tu entidad separada en el todo. Eso es exactamente la meditación, disolverse, fundirse en el todo, olvidar por completo que estás separado, recordar tu unidad con el todo. Por eso, Gurdjieff solía llamar a su proceso de meditación “auto recordar”; realmente, se trata de un recordar. Buda solía llamar a su meditación “recordar correcto”.

Somos uno con el todo, aunque pensemos que estamos separados. Somos inseparables. No podemos separamos tan solo por pensar que estamos separados. Lo único que hace falta es recordar; lo único que hace falta es abandonar esta falsa noción de que estamos separados. Y en esos raros momentos en los que puedes poner a un lado tu ego, tu personalidad, tu complejo cuerpo-mente, y solo eres un observador, un testigo, una consciencia, por primera vez, pruebas la meditación. Y con ello, inmediatamente llega una gran dicha, viene rauda hacia ti desde todas las direcciones, desde todas las dimensiones. Todo tu vacío interior se llena inmediatamente. Se convierte en un lago de gozo. Ese es el fin, y el método, el medio, es la meditación. No existe otro método, no hay otro camino.

Por eso, uno tiene que aprender a embeber el espíritu de la meditación. No importa cuánto tiempo requiera; cualquiera que sea el precio que uno tenga que pagar por ello, uno tiene que estar dispuesto. Una vez que estás dispuesto a tenerlo a cualquier precio, entonces no es difícil. Esa misma disposición te hace merecedor de ello, y las cosas se vuelven muy sencillas.

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