sábado, 27 de septiembre de 2025

VIVIR EN CONSCIENCIA

 

Vieron a un samaritano cargando una oveja camino a Judea. Le preguntó a sus discípulos: "¿Para qué carga este hombre la oveja?".

Ellos respondieron: "Para matarla y comérsela".

El les dijo: "Mientras esté viva no se la comerá, sólo si la ha matado y se ha vuelto un cadáver".

Ellos dijeron: Por supuesto. "De otro modo no podrá comérsela".

Él les dijo: "Ustedes mismos, busquen un lugar en reposo no sea que se conviertan en cadáveres y se los coman".

Tu cuerpo se va a volver comida para los gusanos, para los pájaros. Tu cuerpo es comida, nada más, no puede ser nada más, tu cuerpo viene de la comida. Por eso es que si no comes, el cuerpo comenzará a desaparecer. Si haces un ayuno, dos libras del cuerpo desaparecerán cada día. ¿A dónde está yendo ese cuerpo? Cada día tienes que llenarlo de comida, es un producto de la comida. Así que cuando mueres, ¿qué le va a suceder a tu cuerpo? El mundo lo utilizará como comida: los gusanos de la tierra te comerán, o los pájaros del cielo te comerán. Da cierto miedo, te pones aprensivo porque: "Voy a ser comido". A causa de esto, en todo el mundo se ha creado formas para no ser comido. ¡Pero son tontos!

Los hindúes queman sólo para evitar una cosa: que seas comido. Los mahometanos ponen el cuerpo muerto dentro de un ataúd, lo ponen en un nicho para protegerlo. Los cristianos hacen lo mismo. Sólo los Zoroastrianos no han hecho eso; dejan el cuerpo para que se vuelva comida. Ellos son los más naturales sobre eso, y los más científicos también, porque no deberías destruir la comida. Has estado comiendo aves, animales, frutas, durante toda tu vida, y ahora has acumulado un cuerpo de doscientas libras de peso y lo destruyes, lo quemas. Esto no es bueno, no eres agradecido con el mundo. Deberías devolverlo al mundo de la comida ¡es comida!

¿Y por qué crees que quemarlo es mejor, que arrojarlo al fuego es mejor a que sea comido por un gusano o por un pájaro o por un animal? ¿Por qué? Porque ahí también el fuego está ardiendo, en el estómago del pájaro, en el estómago del león, y ese fuego lo disolverá, pero ese es un fuego natural y por lo menos saciará algún hambre en alguna parte.

Sólo los parsis han permanecido naturales sobre eso, pero aún ellos han comenzado a titubear ahora porque todo el mundo dice: "Esto está mal, dejar a tu padre, a tu madre. ¿Qué clase de gente eres? ¡Eres muy cruel!". ¿Pero arrojarlo al fuego, no es cruel? ¿O enterrarlo bajo la tierra, no es cruel? Son más ecológicos, completan el círculo. Los hindúes, los mahometanos y los cristianos son menos ecológicos, están rompiendo el círculo y esto no es bueno.

Jesús dice: "Si no realizas lo interno, al ser viviente, al consciente, entonces simplemente vas a ser comido, eso es todo". Toda tu vida ha sido inútil: comiendo durante toda la vida, trabajando para comer, para luego ser comido, ésta es toda la historia. "Una historia contada por un idiota, llena de furia y ruido, sin ningún significado". Toda la vida es una lucha para comer, para luego ser comido ¿cuál es el significado de esto?

Jesús dice: "Antes que mueras, antes que seas comido, date cuenta de aquello que no es comida en ti, que no es creado por la comida en ti". Entonces tendrás que entender algo más.

Todas las religiones han tratado el ayuno. ¿Por qué? Porque cuando ayunas la consciencia se hace más intensa, porque no es parte de la comida. Realmente, la comida destruye la consciencia, y cuando no comes te vuelves más consciente, porque la comida te da un tipo de sueño. Es intoxicante. Así que si comes demasiado, inmediatamente te sientes con sueño, es alcohólico; cada vez que comes tienes que ir a dormir. Si alguna vez has ayunado, encontrarás que es difícil dormir por la noche. ¿Crees que es por el hambre? No, es porque sin comida hay más consciencia.

Y si haces un largo ayuno, después del tercer, cuarto o quinto día, el hambre desaparece, porque el cuerpo insiste por tres, cuatro o cinco días, el cuerpo no tiene una memoria muy grande, insiste en el antiguo hábito por unos cuantos días, y entonces si no lo escuchas, el cuerpo hace sus propios arreglos en una forma distinta. El cuerpo tiene un doble arreglo, es necesario como una medida de seguridad. Todos los días tienes que comer para darle al cuerpo su cuota diaria. Si no se la das por cinco o siete días, entonces el cuerpo toma una medida de emergencia: la carne acumulada en el cuerpo, la grasa acumulada la acumula...

Toda persona común y saludable acumula por lo menos para tres meses; eso es un reservorio. Cuando el cuerpo piensa que no le vas a dar comida, el cuerpo comienza a comer su propio reservorio. Cuando el cuerpo comienza a comer su propio reservorio, entonces la consciencia no está involucrada con él en absoluto. No tienes que ir y ganar y trabajar, y cansarte y luego darle comida. Y cuando le das comida, para absorber la comida, para digerirla, toda tu energía es necesaria. Por eso es que inmediatamente después de que comes, tu cabeza se siente con sueño: porque la energía que estaba trabajando como consciencia es requerida en el estómago para trabajar como una fuerza digestiva; inmediatamente va.

Así que la gente que come demasiado, no puede meditar bien, ¡imposible! Pueden dormir bien, pero no pueden estar conscientes, no pueden estar muy conscientes. Son comida y nada más, y serán comidos; todas sus vidas son un círculo de comida. Todas las religiones se hicieron conscientes de que si ayunas, aumenta la consciencia, porque la energía es liberada, nada para digerir, nada para introducir y nada para botar, todo el trabajo se detiene. El trabajo en la fábrica del cuerpo no está presente, la fábrica está cerrada. Entonces toda la energía que tienes se convierte en consciencia. Por eso es que es difícil dormir cuando estás en ayuno.

 si has estado en ayuno por lo menos por veinte, treinta o cuarenta días, tendrás un nuevo tipo de sueño: tu cuerpo dormirá y tú permanecerás alerta. Esto es lo que Krishna le ha dicho a Arjuna: "Cuando todos duermen, un yoghi permanece despierto". Eso es lo que Buda ha dicho: "Aun cuando duermo, no estoy durmiendo, sólo el cuerpo duerme".

Si llegas a ser consciente, entonces te harás consciente de una dimensión diferente dentro de ti. Lo visible pertenece a la muerte, lo invisible pertenece a lo inmortal.

sábado, 20 de septiembre de 2025

BUSCAR EN LO INTERNO

 


Jesús dijo: "Busquen al ser viviente mientras vivan, no sea que mueran y traten de verlo y no puedan verlo".

Estas son técnicas: "Busquen al ser viviente...". En ti hay uno que es el viviente y otro que ya está muerto. En ti se unen dos mundos, el mundo de la materia y el mundo del espíritu, tú existes en el límite. En ti se unen dos reinos, el reino de la muerte y el reino de la vida, tú existes en el medio. Si prestas demasiada atención a aquello que pertenece a la muerte, siempre permanecerás con miedo, sufriendo, temeroso. Si prestas atención a tu centro, el cual pertenece a la vida, a la vida eterna, a la inmortalidad, desaparecerá el miedo.

Jesús dice: "Busquen al ser viviente mientras vivan...". No te lo pierdas, porque en el momento de la muerte será muy, muy difícil buscar al ser viviente.

Si por toda tu vida has estado dando tu atención al reino de la muerte, al reino de las cosas, al reino de la materia y del mundo, si has estado dando tu atención solamente al reino de la muerte, será difícil, casi imposible, mirar al reino de la vida cuando estés muerto o cuando estés muriendo. ¿Cómo podrás repentinamente dar media vuelta? ¿cómo podrás repentinamente voltear la cabeza? Será imposible, estarás paralizado. Durante toda tu vida has estado mirando hacia afuera, tu cuello está paralizado, no puedes voltear hacia atrás. Es necesario un movimiento continuo hacia el mundo de lo inmortal.

Mientras vivas, "Busquen al ser viviente mientras vivan...".

Cada vez que tengas un momento de silencio, cierra tus ojos y mira hacia adentro para que el cuello permanezca flexible, de otro modo en el momento de la muerte, estarás paralizado. Querrás ver la vida eterna, pero no podrás, porque no puedes voltear hacia atrás.

"... no sea que mueran y traten de verlo y no puedan verlo".

Y él está ahí dentro de ti, pero te aferras, te obsesionas. La obsesión con lo externo tiene que ser rota. No hay necesidad de escapar al bosque, eso no ayudará, pero en veinticuatro horas tienes suficientes momentos para mirar hacia adentro. ¡No los pierdas! Cada vez que tengas tiempo, tan solo cierra tus ojos, aunque sea por un sólo momento, y mira adentro, hacia el ser viviente. Está allí, sólo es necesario un poco de práctica para ver y armonizar con la oscuridad interna. Porque está oscuro ahora, porque estás acostumbrado a la luz externa.

Cuando sintonices con la luz interna, es una luz difusa, no oscura; una luz muy silenciosa, de mucho consuelo, de mucho alivio, pero no una luz intensa, es como el alba, como cuando el sol todavía no ha salido, y la noche ya casi se ha ido.

Hay una penumbra, un momento cuando no hay luz y no hay oscuridad. A esto lo llaman Brahma Muhurta, el momento de lo divino. Sintonízate, observa, espera, mira. Pronto tus ojos se acostumbrarán y serás capaz de ver.

No hay una luz intensa, tan solo una luz difusa, porque no es generada por un sol. Es tan solo tu luz natural, no es generada por ninguna otra cosa. Es tu propia luz, tu propia aura interna, está ahí. Cada vez que encuentres un tiempo, no lo desperdicies. Y entonces encontrarás suficientes momentos: al ir a dormir, mira hacia adentro; el día ha pasado, el mundo de la muerte ya no está, te vas a retirar, mira adentro. En la mañana, cuando recién te das cuenta que el sueño se ha ido, no hay necesidad de saltar de la cama al mundo. Espera un poco, cierra tus ojos, mira hacia adentro: es silencio. Todo el descanso de la noche ayuda, no estás tan tenso, será más fácil ir hacia adentro.

Por eso es que todas las religiones insisten en que ores cuando vas a dormir, y ores cuando regresas del mundo del sueño, estos momentos son muy buenos. En la noche estás cansado del mundo, estás hastiado del mundo, estás listo para mirar alguna otra cosa. En la mañana has descansado y el descanso ayuda, puedes mirar hacia lo interno.

sábado, 13 de septiembre de 2025

SER CONSCIENTE DEL SUFRIMIENTO

 


Jesús dijo:

­"Bienaventurado es el hombre que ha sufrido, él ha encontrado la vida".

Jesús en la cruz es tan sólo un símbolo del sufrimiento último, del sufrimiento absoluto, del máximo sufrimiento. Cuando Jesús estuvo en la cruz, en el último momento titubeó un poco. El sufrimiento era demasiado. No era un sufrimiento común, ni un dolor corporal común, era angustia, no sólo física, profunda angustia psicológica. Y la angustia era ésta: que de pronto comenzó a sentir: "¿Si soy abandonado por Dios...? ¿Por qué tiene que sucederme esto? No he hecho nada errado. ¿Por qué tengo que ser crucificado? ¿Por qué este dolor? ¿Por qué esta crucifixión? ¿Por qué este suplicio para mí?". Y él preguntó a Dios: "¿Por qué?". El cuestionó.

Debe haber sido un momento de profundo dolor, cuando todos los cimientos son sacudidos y aún tu fe es sacudida. El dolor era demasiado ¡la humillación de toda la situación! La misma gente por quien el había vivido, por quien había trabajado, a quien había servido, a quien había sanado, ellos lo estaban asesinando, y sin ningún motivo. El le preguntó a Dios: "¿Por qué? ¿Por qué me está sucediendo esto?". Entonces repentinamente se dio cuenta del por qué, porque llegó a estar muy consciente; en el momento de la crucifixión llegó a la consciencia perfecta.

Siempre digo que antes de ese momento era Jesús, y después de ese momento se volvió Cristo. En ese momento ocurrió la transformación total. Antes de eso fue acercándose más y más y más, pero el último salto sucedió en ese momento: Jesús desapareció y surgió Cristo, repentinamente una transmutación.

Qué sucedió cuando dijo: "¿Por qué este sufrimiento para mí? ¿Me has abandonado? ¿He sido abandonado?". E inmediatamente después de este dolor dijo: "¡No! Tu voluntad sea hecha". El aceptó. El por qué fue un rechazo, porque todo cuestionamiento significa duda. Inmediatamente entendió y dijo: "Lo acepto, y lo entiendo". Entonces se relajó, entonces se entregó, la rendición última. En ese momento de muerte, también aceptó la muerte. En esa aceptación, él se volvió la vida eterna, la clave fue hallada. Por eso es que dice: "Bienaventurado es el hombre que ha sufrido, él ha encontrado la vida".

Cada vez que sufras, la próxima vez no te quejes, no hagas una angustia de eso. Mas bien, obsérvalo, siéntelo, velo, míralo desde todos los ángulos posibles. Conviértelo en una meditación y ve lo que sucede: la energía que estaba alimentando a la enfermedad, la energía que estaba creando el sufrimiento, es transformada, la cualidad cambia. La misma energía se vuelve tu consciencia porque no existen dos energías en ti, la energía es una. Puedes convertirla, puedes transformarla y hacer amor de ella, puedes transformarla aún más alto y convertirla en oración, puedes transformarla aún más alto y hacerla consciencia, la energía es la misma.

Sufres, estás disipando energía. En tu angustia estás disipando energía, la energía está fugando. Cada vez que haya sufrimiento sacúdete de él. Cierra tus ojos y observa el sufrimiento. Cualquier cosa que sea, mental, físico, existencial, lo que fuera, obsérvalo, conviértelo en una meditación. Obsérvalo como si fuera un objeto.

Cuando miras a tu sufrimiento como a un objeto, estás separado, ya no estás más identificado, el puente está roto. Y entonces la energía que iba a alimentar el sufrimiento ya no fluirá, porque el puente ya no está más ahí. El puente es la identificación: tú sientes que eres el cuerpo, entonces la energía fluye al cuerpo. Tú sientes, dondequiera que haya identificación, ahí fluye tu energía...

Cuando una madre amamanta a su niño, no sólo le está dando leche como siempre se había pensado. Ahora los biólogos han tropezado con un hecho más profundo, y dicen que lo está alimentando con energía, la leche es tan sólo la parte física. Y han hecho muchos experimentos: un niño es criado, se le da comida, tan perfecta como sea posible, con todo lo que la ciencia médica ha encontrado. Le es dado todo, pero el niño no es amado, no se le hace cariño; la madre no lo toca. La leche se le da por medio de artefactos mecánicos, se le aplica inyecciones, se le da vitaminas, todo es perfecto. Pero el niño ya no crece, comienza a encogerse, como si la vida se estuviese alejando de él. ¿Qué está sucediendo? Porque todo lo que la madre le estaba dando, se le está dando.

Sucedió en un hospital de Alemania durante la guerra: muchos bebés huérfanos fueron llevados al hospital. En pocas semanas estaban casi muriendo. La mitad de ellos murió, y se les daba todo tipo de cuidados. Científicamente estaban absolutamente bien atendidos, se estaba haciendo todo lo que era necesario. ¿Pero por qué estos niños estaban muriendo? Entonces un psicólogo observó que necesitaban cariño, alguien quien los abrazara, alguien que los hiciera sentirse queridos. La comida no es suficiente comida. Jesús dice: "No sólo de pan vive el hombre". Alguna comida interna, alguna comida invisible es necesaria. Así que se hizo una regla que quien sea que pase por el cuarto, una enfermera, un doctor, un ayudante, debería quedarse en el cuarto con los niños por lo menos cinco minutos para abrazarlos y jugar. Y de pronto dejaron de morir, comenzaron a crecer. Y desde entonces se han hecho muchos experimentos...

Cuando una madre abraza a un niño, la energía está fluyendo. Esa energía es invisible, la hemos llamado amor, cariño. Algo salta de la madre al niño, y no sólo de la madre al niño, sino también del niño a la madre. Por eso es que una mujer nunca es tan bella como cuando llega a ser madre. Antes de eso, le falta algo, no está completa, el círculo está roto. Cada vez que una mujer llega a ser madre, el círculo está completo. Desciende una gracia sobre ella como si fuera de una fuente desconocida. Así que no es sólo que ella esté alimentando al niño, sino también que el niño está alimentando a la madre. Están felices el uno en el otro.

Y no existe ninguna otra relación que sea tan cercana, porque el niño viene de la madre, de su sangre, de su carne y huesos, el niño es una extensión de su ser. Nunca otra vez sucederá esto, porque nadie puede estar tan cerca. El corazón de la madre ha estado latiendo, y ese era el latido del niño, no tenía otro corazón; la sangre de la madre circulaba en él, no tenía independencia, era simplemente parte de ella. Por nueve meses permaneció como parte de la madre, orgánicamente unido, uno. La vida de la madre fue su vida, la muerte de la madre habría sido su muerte. Aún después continúa; existe una transferencia de energía, una comunicación de energía.

Cada vez que hay sufrimiento, hazte consciente; el puente se rompe, entonces no hay transferencia de energía al sufrimiento. Y poco a poco el sufrimiento se encoge, porque el sufrimiento es tu niño. Tú le has dado nacimiento, tú eres la causa, y después lo alimentas, le das agua, y entonces crece y sufres más. Entonces te quejas, entonces eres desgraciado, entonces toda tu atención llega a identificarse con el sufrimiento.

sábado, 6 de septiembre de 2025

SUFRIR, LA CLAVE DE LA VIDA

 

Escuché que sucedió una vez en el mercado: Dos ancianas se encontraron. Una le preguntó a la otra cómo se estaba sintiendo, porque siempre había estado sintiéndose mal. Hay mujeres que siempre se sienten enfermas. Algo ha ido mal, no es enfermedad, es algo más profundo, una neurosis, porque no se pueden sentir tranquilas si no están enfermas; la enfermedad se ha vuelto parte de sus egos. La otra preguntó: "¿Cómo te sientes?".

La mujer que siempre estaba enferma o hablando de enfermedades, comenzó. Dijo: "Muy mal, nunca he estado tan mal. La artritis está actuando, tengo un severo dolor de cabeza, y el dolor de estómago es terrible, y me duelen las piernas...", y así continuó.

Entonces la otra dijo: "Entonces anda a ver un doctor".

La primera mujer dijo: "Sí, iré cuando me sienta un poco mejor".

Pero esto te está ocurriendo a ti: irás al doctor cuando te sientas un poco mejor. Pero nadie va cuando uno se siente un poco mejor no hay necesidad. Anda al doctor cuando estés sufriendo, ora cuando estés sufriendo, medita cuando estés sufriendo. No digas: "Meditaré cuando me sienta un poco mejor". Eso no ayudará, no meditarás, perdiste un momento de bienaventuranza, un momento de sufrimiento. Medita, vuélvete alerta y consciente. No pierdas la oportunidad, ¡es una bendición!

Usa todo tu sufrimiento para la meditación y pronto llegarás a saber que el sufrimiento desaparece, porque la energía comienza a fluir hacia adentro. No fluye a la periferia, al sufrimiento, no estás alimentando a tu sufrimiento. Parece ilógico, pero ésta es la conclusión de todos los místicos del mundo: que te nutres de tu sufrimiento y lo disfrutas en un modo sutil, no quieres estar bien, debe haber alguna inversión en eso.

Budas, Jesuses, Zoroastros han estado hablando en vano, no los escuchas. Dicen que hay una posibilidad de bienaventuranza suprema. Los escuchas y dices: "Bien, veremos en algún momento, cuando me sienta mejor". Pero cada vez que estás feliz ¿cuál es la necesidad? Por eso es que Buda va insistiendo en que: "Toda tu vida es sufrimiento, ¡y no esperes! No va a haber felicidad en la vida que estás viviendo. Despierta, observa. Es la misma angustia a la que llamas tu vida". ¡La gente piensa que debe haber sido un pesimista! No lo fue, pero tan sólo para enfatizar... Y tú te has vuelto demasiado apegado a tu sufrimiento, no lo sabes.

¿Cuál es tu inversión? Desde el mismo comienzo, desde la misma niñez, algo va siempre mal, y eso es que cada vez que un niño se enferma se le da más atención. Esto crea una asociación errada: la madre lo ama más, el padre le da más cuidados, toda la familia lo pone en el centro, él se vuelve la persona más importante. Siendo un niño de quien nadie se ocupa si es que está bien, lo tratan como si no existiera. Cuando está enfermo, se vuelve un dictador, dicta sus términos. Una vez que aprendes el truco, que cada vez que estás enfermo te vuelves especial, en algún modo todos tienen que prestarte atención, porque si no te prestan atención los puedes hacer sentir culpables... Y nadie puede decirte nada, porque nadie puede decir que tú eres responsable por tu enfermedad.

Si el niño está haciendo algo errado, puedes decir: "Tú eres responsable". Pero si está enfermo no lo puedes decir, porque la enfermedad no tiene nada que ver con él, ¿qué puede hacer? Pero tú no conoces los hechos: el noventa por ciento de las enfermedades las crea uno mismo, generadas por uno mismo para atraer la atención, el afecto, para darse valía. Y un niño aprende el truco muy fácilmente, porque el problema básico para el niño es que está desamparado. El problema básico que continuamente siente es que no tiene poder y que todos los demás son poderosos. Pero cuando está enfermo se vuelve poderoso y todos los demás están sin poder. El llega a comprenderlo así.

Un niño es muy sensitivo para conocer las cosas. Llega a saber que: "Aún el padre no es nada, la madre no es nada, nadie es nada ante mí cuando estoy enfermo".

Entonces la enfermedad es adquirir algo muy significativo, es una inversión. Cada vez que se sienta ignorado en la vida, cada vez que se sienta: "Estoy desamparado", se enfermará, creará la enfermedad. Y éste es el problema, el problema profundo: porque ¿qué hacer? Cuando un niño está enfermo todos tienen que prestarle atención.

Pero ahora los psicólogos sugieren que cada vez que un niño esté enfermo, lo cuides, pero no le prestes mucha atención. Debería dársele cuidados médicos, pero no psicológicos. No crees ninguna asociación en su mente que la enfermedad rinde, de otro modo toda su vida, cada vez que sienta que algo va mal, se enfermará. Entonces la esposa no podrá decir nada, entonces nadie podrá culparlo, porque él está enfermo. Y todos tienen que sentir lástima y darle afecto.

El noventa por ciento del sufrimiento existe porque has asociado algo con el sufrimiento, el cual parece bueno para ti. ¡Abandona tal asociación! Nadie más puede hacerlo por ti. Abandona esa asociación completamente, ¡corta esa asociación completamente! El sufrimiento simplemente es un desperdicio de tu energía. No te involucres con él, no creas que te va a rendir. Sólo hay una forma en la cual el sufrimiento te puede rendir, y esa es haciéndote consciente, volviéndote consciente.

Recuerda cómo abandonar esa asociación. Primero: nunca hables sobre tu sufrimiento. Súfrelo pero no hables sobre él. ¿Por qué hablas sobre él? ¿Por qué la gente va hablando y aburriendo a los otros con sus sufrimientos? ¿A quién le interesa? Pero tan solo para no ofenderte, si comienzas a hablar sobre tus enfermedades y angustias, los demás tienen que tolerarlo, pero ellos comienzan a escapar, comienzan en alguna forma... cómo deshacerse de ti. Nadie lo quiere, porque todos tienen demasiado con su propio sufrimiento. ¿A quién le preocupa tu sufrimiento? No hables, porque el hablar crea la asociación.

No te quejes, porque entonces estás pidiendo afecto, lástima, compasión, amor. No pidas, no vendas tu sufrimiento, retira tu inversión. Sufre en privado, no lo hagas público, se vuelve una disciplina, una de las mejores.

Sufre en privado, sufre tan en privado que nadie se dé cuenta de que estás sufriendo. Y entonces medita sobre eso: no lo tires afuera, acumúlalo adentro y después cierra los ojos y medita sobre eso. Entonces el puente será roto.

Esto es lo que Jesús quiere decir cuando dice: "Bienaventurado es el hombre que ha sufrido", pero ésta es la técnica para sufrir: usa el sufrimiento como un método, "porque él ha encontrado la vida".

El sufrimiento pertenece al reino de la muerte, la consciencia pertenece al reino de la vida. Rompe el puente y sabrás que algo en ti, en torno a ti, va a morir, pertenece a la muerte; y algo en ti, tu consciencia, no va a morir, es inmortal, pertenece a la vida. Por eso es que el sufrimiento puede darte la clave de la vida.

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