sábado, 22 de noviembre de 2025

SER GENUINOS.

 



Escuché que una vez un hombre se apresuró al consultorio de un psiquiatra y le dijo: "Doctor, ahora usted tiene que ayudarme, ¡ha ido más allá de mis límites! Mi memoria está fallando. Ni siquiera puedo recordar lo que sucedió ayer. Ni siquiera recuerdo lo que dije esta mañana. Ayúdeme, ¡me estoy volviendo loco!".

El psiquiatra preguntó: "¿Cuándo comenzó este problema? ¿Cuándo se hizo consciente de este problema?".

El hombre parecía sorprendido y dijo: "¿Qué problema?", porque se había olvidado.

Ese es el problema: te has olvidado de ti mismo. Ese es el problema.

Y cualquier cosa que hagas creará karma, y karma es el ciclo, una rueda: un karma te lleva a otro, después A a B, B a C, vas de una parte de la rueda a la otra. Y es una rueda, sigue moviéndose, continúa moviéndose. El karma nunca te conduce a la liberación porque tú ya estás liberado. Esto es lo más difícil de comprender: que tú ya estás liberado.

La gente viene hacia mí y tengo que decirle que hagan esto y el otro, porque no comprenderán que ellos ya están liberados. Tengo que decirles que hagan esto y el otro sólo para agotarlos, sólo para que algún día se cansen tanto con el esfuerzo, que vengan y digan: "No quiero hacer nada". Sólo entonces podré decirles que no hay necesidad de hacer nada. Pero necesitabas mucho cuando viniste al principio, necesitabas hacer mucho. Y si te digo que no hay nada que hacer, irás donde algún otro que te pueda decir que hay algo que hacer.

Nada hay que hacer. Absolutamente tal como eres, ya eres divino, esto es Vedanta. No es moralidad, es religión, pura. Y por eso es que no hay muchos vedantistas en el mundo, no puede haber. Por eso es que el Vedanta no puede llegar a ser una religión mundial como el cristianismo o el islamismo. ¡Imposible! Porque tienes una profunda necesidad de hacer algo. Y si alguien te dice: "Nada hay que hacer, tú ya eres eso, eres Brahma, eres divino", no lo escucharás. El está hablando tonteras, porque tú no te aceptas a ti mismo, te rechazas. Tienes que alcanzar una meta.

¿Por qué le ha sucedido esto a la mente del hombre? Le ha sucedido a causa de su niñez, y casi todos pasan por casi la misma niñez. Sólo difieren cosas triviales, en lo demás la niñez tiene un elemento básico, y ese elemento crea todo el problema. El elemento es que ningún niño es aceptado tal como es. Nace un niño... fuiste un niño e inmediatamente la sociedad, tus padres, tu madre, tu padre, tus hermanos, toda la gente a tu alrededor comenzó a cambiarte, a hacerte más hermoso, a hacerte más moral, a hacerte más bueno. Tal como eres, estás mal, algo tiene que hacerse, sólo entonces podrás ser aceptado.

Y el niño comienza a sentir poco a poco que no es aceptado. Si hace algo errado, entonces es rechazado. Si sigue las órdenes, si obedece, él es aceptado; si desobedece nadie lo ama, es odiado, y todos se molestan con él. Una cosa aprende él: que la cosa está en el hacer, no en el ser. Haz lo correcto y todo el mundo te amará, haz algo errado y todo el mundo te rechazará, te odiará, te tendrá cólera y estará contra ti. Tú no eres lo importante. Haz algo correcto y el mundo te da la bienvenida, haz algo errado y todas las puertas se te cierran. Y aun las puertas del padre y la madre se cierran, ¿qué decir del mundo extraño?, aquellos que aman, incluso ellos no pueden ver el ser del niño...

El niño aprende una cosa: que para existir en este mundo es esencial que te comportes, que siempre hagas lo correcto, que nunca cometas errores. Esto crea un profundo rechazo de sí mismo porque aquellas cosas erradas continúan saliendo, tan sólo por decir que algo está errado no desaparece, continúa saliendo. Después el niño comienza a sentirse culpable de sí mismo, se rechaza a sí mismo. Dice: "No soy un niño bueno, soy malo, un niño malo, una niña mala". Y el problema es que las cosas que llamamos malas son naturales, así que el niño no puede deshacerse de ellas, tienen que persistir.

Todo niño, toda niña, comienza a jugar con sus órganos sexuales. Es placentero, da una sensación de alivio, todo el cuerpo se siente bienaventurado. Y en el momento que el niño se toca sus órganos sexuales, inmediatamente todo el mundo lo detiene, todo el mundo se siente avergonzado. El padre, la madre, lo detendrán, incluso pueden atarle las manos para que no se toque. Ahora el niño se siente en una profunda encrucijada. ¿Qué hacer? Le gusta la sensación que proviene al tocarse, disfruta de la sensación, siente que es hermosa, pero si él sigue esa sensación entonces todo el mundo lo rechaza. El es un niño malo y lo castigan. Y son poderosos, así que, ¿qué hacer?

"¡Y esa cosa tan mala me está sucediendo!", piensa el niño. "Pueda ser que yo sea el único que esté cometiendo este error, nadie más lo está haciendo". Y él no puede saber sobre los demás así que se siente culpable: "Todo el mundo es bueno, sólo yo tengo la culpa". Este es un profundo problema.

El niño no tiene ganas de comer porque sabe más de su propio hambre que tú. Pero tú sigues una receta médica porque el doctor ha dicho que el niño debe ser alimentado cada tres horas. Está escrito en los libros, y ustedes han leído los libros y son unos padres iluminados, así que después de tres horas, con el despertador, tienen que alimentarlo. Observen a los niños cuando se les alimenta a la fuerza: rechazan, no abren sus bocas, la leche se chorrea, rechazan todo. Ni siquiera la pasan porque conocen su hambre. No viven de rutinas, del reloj, no saben lo que dice tu ciencia médica. No tienen hambre, eso es todo, y tú le estás forzando la comida. Y cuando tienen hambre y están llorando, no les das porque todavía no es la hora. ¿Quién debe decidir? ¿El niño o tú?

Si tú decides, entonces crearás en el niño un sentimiento de culpabilidad, porque pensará que algo está errado: "Cuando debería tener hambre, no tengo. Cuando no debería tener hambre, lo tengo". San Agustín ha dicho: "Dios perdóname, porque todo lo que es bueno nunca lo hago, y todo lo que está errado siempre lo hago". Pero ésta es la oración de todo niño. Entonces se crea la culpa: el niño no tiene ganas de ir al baño y tú lo fuerzas. El entrenamiento para hacer que un niño haga sus necesidades es algo que crea mucha culpa, no puedes imaginarte lo que estás haciendo.

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