sábado, 27 de agosto de 2011

LA FIDELIDAD (SEGUNDA PARTE)

La vida y la civilización habrían sido completamente distintas, si hubiéramos entrenado a la gente a tener más inteligencia. No se produjeran tantas guerras si el hombre se preguntará ¿por qué? ¿por qué vamos a matar personas inocentes? Pero tú eres leal a un país y ellos también son leales a su país y los políticos de los dos países luchan y sacrifican a sus pueblos. Si a los políticos les gusta tanto luchar, podrían librar una lucha entre ellos y el pueblo lo disfrutaría como un partido de fútbol.

Pero ni los reyes, ni políticos, ni presidentes van a las guerras, la gente de a pie, la que no tiene nada que ver con matar a otras personas, esa es la que va a las guerras a matar y que los maten. Los recompensan por su fidelidad: una cruz de tal y cual por ser inhumanos, por no usar su inteligencia, por ser como robots.

A los reyes, generales y presidentes les viene my bien que los ejércitos sean fieles hasta el extremo de que funcionen como máquinas, no como personas. A los padres les resulta cómodo que sus hijos sean fieles, porque un niño rebelde es un problema. Los padres pueden equivocarse y el niño tener razón, pero el niño tiene que obedecer a los padres: forma parte del adiestramiento que ha existido hasta ahora.

La fidelidad, en nuestras sociedades, no es sino la combinación de tres enfermedades: las creencias, el deber y la respetabilidad, es decir, todo lo que alimenta al ego. Todo ello va en contra de tu desarrollo espiritual, pero a favor de los intereses creados. Los sacerdotes no quieren que nunca preguntes nada sobre su sistema de creencias, porque saben que no pueden ofrecer respuestas. Todos los sistemas de creencias son tan falsos que si se los pone en tela de juicio, se desmoronan

Desde los primeros días de nuestras vidas se nos enseña a ser fieles al sistema de creencias en que nacemos. A la mayoría de sacerdotes les conviene explotarte, tanto como a los políticos. A los maridos les conviene explotar a sus esposas, los padres a sus hijos, los profesores a sus alumnos. Para cada interés personal, la fidelidad es sencillamente una necesidad, pero reduce a toda la humanidad a retardados mentales. No permite cuestionar, dudar, no permite a las personas ser inteligentes. Y una persona incapaz de cuestionar o de dudar, de decir NO cuando piensa que algo está mal, cae por debajo del nivel humano, se convierte en un animal sub humano.

Si el amor se pide, se convierte en fidelidad. Si el amor se da, sin que lo hayan pedido es un regalo y eleva tu consciencia. Si la confianza se pide, esclaviza, pero si la confianza surge en tu interior, en tu corazón, surge algo sobre humano. Se trata de un diferencia muy pequeña pero de enorme importancia: cuando el amor y la confianza se piden o se ordenan se hacen falsos. Cuando surgen por si mismos poseen un inmenso valor intrínseco. No hacen de ti un esclavo, sino dueño de ti mismo, porque es tu amor, tu confianza. Sigues los dictados de tu propio corazón, no los de otra persona. Nadie te obliga a seguirlos. De tu libertad nace el amor, de tu dignidad la confianza, y ambos harán de ti un ser humano mucho más rico.

Así concibo la nueva humanidad, las personas amarán pero no aceptarán que se les ordene amar. Confiaran, pero por si mismos, no según las escrituras o estructuras sociales, ni según los sacerdotes o los políticos

Vive tu vida según los dictados de tu corazón, siguiendo sus latidos, adentrándose en lo desconocido como el águila volando al sol en completa libertad, sin límites…eso no se puede ordenar. Es su propio júbilo, el ejercicio de la propia espiritualidad.

2 comentarios:

Videos Musicales dijo...

el amor se da, sin que lo hayan pedido es un regalo y eleva tu consciencia.


que lindas palabras..

Me gusta tu blog

Unknown dijo...

No comprender esto es la causa de tantos divorcios y familias disfuncionales. Gracias.

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