sábado, 21 de enero de 2012

LA ESPIRITUALIDAD


Se piensa que la espiritualidad es un logro difícil. No es ninguna de las dos cosas: es decir, no es ni difícil ni un logro. Seas lo que seas, ya eres espiritual. No hay que añadir nada nuevo a tu ser, y no hay que desechar nada de tu ser; eres lo más perfecto posible. No es que vayas a ser perfecto alguna vez en el futuro, no es que tengas que realizar un arduo esfuerzo para ser tú mismo. No es un viaje a algún otro punto en alguna otra parte; no vas a ninguna parte. Ya estás aquí. Lo que hay que lograr ya se ha logrado. Esta idea debe entrar profundamente en ti; sólo así serás capaz de comprender por qué técnicas tan simples pueden ser útiles.

Si la espiritualidad es un logro, entonces por supuesto que va a ser difícil; no sólo difícil, sino realmente imposible. Si aún no eres espiritual, no puedes serlo, nunca podrás, porque ¿cómo va a ser espiritual alguien que no es espiritual? Si aún no eres divino, no hay ninguna posibilidad, no hay manera. Y no importa los esfuerzos que hagas; los esfuerzos hechos por alguien que aún no es divino no pueden crear divinidad. Si no eres divino, tus esfuerzos no pueden crear divinidad. Es imposible.

Pero la situación es totalmente inversa: ya eres lo que quieres lograr. El objetivo del anhelo ya está aquí, presente en ti. Aquí y ahora, en este mismo momento, eres lo que se conoce como divino. Lo supremo está aquí; ya es la realidad. Ésa es la razón por la que técnicas simples pueden ser útiles. No es un logro, sino un descubrimiento. Está oculto, y está oculto en cosas muy, muy pequeñas.

La persona es como la ropa. Tu cuerpo está aquí, oculto en la ropa; de igual manera, tu espiritualidad está aquí, oculta en cierta ropa. Estas ropas son tu personalidad. Puedes estar desnudo aquí y ahora, y de la misma manera puedes estar desnudo también en tu espiritualidad. Pero no sabes lo que son las ropas. No sabes cómo estás escondido en ellas; no sabes cómo estar desnudo. Has estado metido en la ropa durante tanto tiempo -durante vidas y vidas y vidas has estado en la ropa- y has estado tan identificado con las ropas, que ahora no piensas que sean ropas. Piensas que estas ropas son tú. Ésa es la única barrera.

Por ejemplo, tienes algún tesoro, pero lo has olvidado o todavía no te has dado cuenta de que es un tesoro, y sigues mendigando por la calle... Eres un mendigo. Si alguien dice: «Mira en tu casa. No necesitas ser un mendigo; puedes ser un emperador en este mismo momento», el mendigo dirá: «Qué tonterías dices. ¿Cómo voy a ser un emperador en este mismo momento? He estado mendigando durante años y aún soy un mendigo, e incluso si sigo mendigando durante vidas seguidas, no voy a ser un emperador. Así que qué absurdo e ilógico es lo que dices: "Puedes ser un emperador este mismo momento."»

Es imposible. El mendigo no puede creerlo. ¿Por qué? Porque la mente mendicante procede de un hábito prolongado. Pero si el tesoro está oculto en casa, con escarbar un poco, con quitar un poco la tierra, el tesoro aparecerá. E inmediatamente ya no volverá a ser un mendigo; se convertirá en un emperador.

Es lo mismo con la espiritualidad: es un tesoro oculto. No hay que lograr nada en algún momento futuro. Aún no lo has reconocido, pero ya está en ti. Tú eres el tesoro, pero sigues mendigando.

De modo que con simples técnicas será suficiente. Escarbar la tierra, quitarla un poco, no es un gran esfuerzo, y te puedes convertir en un emperador inmediatamente. Tienes que escarbar un poco para retirar la tierra. Y cuando digo retirar la tierra, no lo digo sólo simbólicamente. Literalmente, tu cuerpo forma parte de la tierra, y te has identificado con el cuerpo. Retira un poco esta tierra, crea un agujero en ella, y llegarás a conocer el tesoro.

Ya somos lo que seremos, lo que deberíamos ser, lo que debemos ser. El futuro ya está escondido en el presente; todo el potencial está aquí en semilla.

1 comentario:

Unknown dijo...

Brillante exposición nos brinda, con ésta metáfora de escarbar hacia lo interno del cuerpo que es la vestidura del espíritu; y el hecho de que éste último se puede manifestar aún viviendo encarnado.
Debemos encontrar la gloria del presente que está todo momento en nuestro interior.
Por otro lado parece afirmación sin pruebas sostenibles, y existe la duda de que no las necesite.
El gran misterio de la vida y el motivo de la existencia; si es que lo hubiése, es así. Incógnito.

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