sábado, 12 de enero de 2013

VIVIR EN COMPAÑIA

Vivimos juntos y nunca sabemos nada de lo que es estar juntos. Puedes vivir con alguien durante años sin saber lo que significa estar con alguien. Observa el mundo, la mayoría de gente vive en compañía, casi nadie vive solo: esposos con esposas, esposas con esposos, niños con padres, padres con amigos, amigos con amigos; todo el mundo vive en compañía. La vida existe como relación, pero ¿sabes lo que es vivir en relación?

Vives con una esposa durante cuarenta años y puede que no hayas vivido con ella ni un solo instante.

La gente sigue viviendo en compañía sin amor porque, por lo general, tú amas sólo cuando hay un beneficio a obtener. Y, ¿cómo puedes amar si amas sólo cuando hay provecho? El amor se convierte entonces en un artículo de mercado, no existe una relación, no es una fraternidad, no es un estar juntos. No eres feliz estando con el otro, a lo sumo lo toleras.

A lo sumo, toleramos. Y siempre que piensas en términos de tolerar, sufres, tu relación sufre. Por eso Jean Paul Sartre dice, "El otro es el infierno"... porque con el otro simplemente sufres, el otro se convierte en un impedimento, el otro se vuelve el dominador. El otro comienza a crear problemas y pierdes tu libertad, pierdes tu felicidad. Se vuelve una rutina, un tolerar. Si estás tolerando al otro ¿cómo puedes conocer la belleza del estar juntos? En verdad, nunca se ha dado.

El matrimonio casi nunca sucede, porque el matrimonio significa la celebración del estar juntos. No es una licencia. Ninguna oficina registral te puede dar el matrimonio, ningún cura puede concedértelo como regalo.

Es una tremenda revolución en el ser, es un gran transformación en tu modo de vida, y puede darse sólo cuando celebras el estar juntos, cuando el otro no es sentido ya más como el otro, cuando tú no te sientes ya más como yo. Cuando los dos no son realmente dos, se ha formado un puente, se han vuelto uno en cierto modo. Físicamente permanecen como dos, pero en lo que concierne al ser íntimo, se han vuelto uno, pueden ser los dos polos de una existencia pero no son dos. Existe un puente. Ese puente te da destellos de lo que es el estar juntos.

Es una de las cosas más extrañas encontrarse con un verdadero matrimonio. La gente vive en compañía porque no puede vivir, sola. Recuérdalo, debido a que no pueden vivir solos es por lo que viven juntos. Vivir solo es incómodo, antieconómico, difícil, por eso es por lo que viven juntos. Las razones son negativas.

Un hombre se iba a casar y alguien le preguntó, "Siempre te has declarado en contra del matrimonio, ¿Por qué has cambiado de opinión tan repentinamente?".

El dijo, "Se acerca el invierno y se dice que será muy frío. La calefacción central se excede de mis posibilidades y una esposa es más económica".

Esa es la lógica. Vives con alguien porque es cómodo, conveniente, económico, más barato. Vivir solo es realmente difícil: una esposa supone tantas cosas, el ama de casa, cocinera, la criada, la enfermera; tantas cosas. Es el trabajador más barato del mundo, hace tantas cosas sin ser pagada por ello. Es una explotación.

El matrimonio existe como una institución de la explotación, no es compañerismo. Por eso es que la felicidad no brota como florecimiento. No puede. ¿Cómo puede nacer el éxtasis de las raíces de la explotación?

Y los mal llamados santos siguen aseverando que eres desgraciado porque vives en una familia, porque vives en el mundo. Dicen, "Renuncia, déjalo todo". Y su lógica parece correcta, no porque lo sea, sino porque no conoces lo que es el estar juntos. De otro modo todos esos santos aparecerían como totalmente equivocados. Uno que ha conocido el estar juntos ha conocido lo divino; uno que está en verdad casado ha conocido lo divino, porque el amor es la puerta más grande.

Pero el estar juntos no existe ahí y tú vives sin saber lo que significa, vives así durante setenta, ochenta años sin saber lo que es la vida. Deambulas sin raíces en la vida. Vas de un instante a otro sin probar lo que la vida te ofrece. Y no se te da al nacer. El conocer lo que es la vida no se hereda.

La vida se obtiene a través del nacimiento, pero la sabiduría, la experiencia, el éxtasis, ha de ser aprendido. De ahí la importancia de la meditación. Tienes que merecértela, tienes que ir en pos de ella, tienes que alcanzar cierta madurez; sólo entonces podrás conocerla.

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