sábado, 15 de noviembre de 2014

DAR O RECIBIR AMOR

Todo el mundo quiere ser amado; ese es un mal comienzo.

Se empieza así porque el niño, el niño pequeño, no puede amar, no puede decir nada, no puede hacer nada, no puede dar nada; sólo puede tomar. La experiencia del amor que tiene el niño pequeño es la de tomar: toma del padre, de la madre, de los hermanos, de las hermanas, de los invitados, de los extraños; pero siempre tomar. Por eso la primera experiencia que se asienta en lo profundo del inconsciente es que tiene que conseguir amor. El problema surge porque todo el mundo ha sido niño y todo el mundo tiene el mismo impulso de conseguir amor; nadie nace de otra manera. Por eso todo el mundo pide: «Dame amor», y no hay nadie que lo pueda dar porque los demás han sido educados de la misma manera.

Uno debe ser consciente y estar alerta para que un simple incidente natal no se convierta en su estado mental constante y prevaleciente. En lugar de pedir: «Dame amor», comienza a darlo tú. Olvídate de conseguirlo, simplemente da; y te garantizo que recibirás mucho. Pero no tienes que pensar en conseguirlo. No tienes que comprobar que lo estás recibiendo ni siquiera indirectamente, lateralmente. Eso bastaría para alterarte. Simplemente da, porque dar amor es muy hermoso y recibirlo no lo es tanto. Éste es uno de los secretos.

Dar amor es realmente una experiencia muy hermosa porque entonces eres un emperador. Recibir amor es una experiencia muy pequeña, es la experiencia del mendigo. No seas un mendigo. Al menos, en lo tocante al amor, se un emperador, porque es una cualidad inextinguible en ti. Puedes dar todo lo que quieras. No te preocupes de que se pueda acabar, de que un día de repente descubras: «¡Dios mío! Ya no tengo ningún amor que dar.»

El amor no es una cantidad; es una cualidad, y una cualidad de cierta categoría, que crece cuando la das y muere si la retienes. Si eres mísero con él, se muere. Por eso, se generoso. No te preocupes de con quién, esta misma idea es propia de una mente avarienta: daré mi amor a ciertas personas que tengan ciertas cualidades.

No entiendes que tienes tanto...; eres una nube de lluvia. A la nube de lluvia no le preocupa dónde tiene que descargar -sobre las rocas, en los jardines, en el mar-, no importa. Quiere descargar. Y esa descarga es un alivio tremendo.

Por tanto, el primer secreto es: no lo pidas y no estés esperando y pensando que lo darás cuando alguien lo pida. ¡Dalo!

La fundadora del movimiento teosófico, la señora Blavatsky, tuvo un extraño hábito durante toda su vida. Y vivió mucho tiempo, viajó por todo el mundo y creó un movimiento mundial... De hecho no ha habido otra mujer tan poderosa en toda la historia humana, ni con tanta influencia a nivel mundial. Solía llevar con ella muchas bolsas llenas de semillas de flores. Todo su equipaje no era otra cosa que semillas de flores. ¡Mientras iba sentada en el tren, junto a una ventana, derramaba las semillas por la ventana, y la gente le preguntaba: «¿Qué estás haciendo?» Llevas mucho equipaje innecesario y después vas tirando semillas por la ventana, durante miles de kilómetros.»

Ella dijo:: «Éstas son semillas de flores, flores preciosas. Cuando acabe el verano y vengan las lluvias, las semillas se harán plantas. Pronto habrá millones de flores. Nunca volveré a pasar por esta ruta y no podré verlas, pero miles de personas las verán y disfrutarán de su fragancia.»

En realidad llenó de flores casi todas las vías de ferrocarril de India, y la gente decía: «Si no vas a volver a verlas, ¿a qué viene tu alegría?»

Ella dijo: «Mi alegría es que muchas personas se sentirán alegres. No soy avara. Haré todo lo que pueda para hacer feliz a la gente; es parte de mi amor.» Verdaderamente amaba a la humanidad e hizo todo lo que sentía que era correcto.

Da tu amor a cualquiera, al extraño. No se trata de dar algo valioso, basta con echar una mano.

Aprende a dar y descubrirás que mucha gente que ni te miraba se muestra amorosa contigo.

El problema es que tienes un corazón lleno de amor pero has sido avaro; el amor, se ha convertido en una carga para tu corazón. En lugar de hacer florecer tu corazón, has estado acaparándolo, por eso, de vez en cuando; cuando sientes un momento de amor, sientes que algún dolor desaparece. ¿Pero por qué ha de ser sólo un momento? ¿Por qué no a cada momento? Ni siquiera ha de tratarse de un ser vivo. Puedes tocar esta silla con una mano amorosa. Es algo que depende de ti, no del objeto.

Entonces descubrirás una gran relajación y una gran desaparición de tu yo -que es una carga-, y la fusión con el todo.

Quizá tengas más amor que los demás, quizás seas más afortunado y estás haciendo de tu fortuna una gran miseria.

Comparte tu amor, sin preocuparte de a quién se lo estás dando. Simplemente da, y encontrarás una paz y un silencio tremendos. Esto se convertirá en tu meditación. Uno puede llegar a la meditación por diversas vías; quizá ésta sea la tuya.

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