sábado, 1 de noviembre de 2014

LAS CRISIS

Los momentos de crisis son al mismo tiempo peligrosos e inmensamente importantes, peligrosos para los que no tienen el valor de explorar las nuevas dimensiones de la vida. Están obligados a desintegrarse en diversos tipos de locura, porque su mentalidad fue creada por la sociedad. Ahora que la sociedad se está desintegrando, la mentalidad no puede permanecer: sus raíces están en la sociedad. La mente se nutre constantemente de la sociedad y ahora ese alimento está desapareciendo.

Como la sociedad se está desintegrando, en los individuos surgirá una gran sospecha, una duda que nunca antes había estado presente. Y si sólo son gente obediente, gente que nunca han traspasado ningún límite impuesto por la sociedad, que siempre han sido ciudadanos honrados y respetables -en otras palabras, mediocres-, inmediatamente se volverán locos.

Empezarán a suicidarse, empezarán a saltar de edificios altos... y aunque sigan con vida, ya no contarán con una mentalidad que les ayude a resolver las situaciones de su vida. Se quedarán retrasados y puede que acaben esquizofrénicos, que se separen en dos personas, o quizá en una multitud.

En momentos de crisis, el peligro se presenta para los que han disfrutado los tiempos en los que la sociedad estaba asentada, cuando no había problemas, todo era fácil, y ellos eran honrados y respetados. Éstas son las personas que han disfrutado de la obediencia mental y ahora serán los sufridores. Se trata de una aritmética simple. Se volverán psicóticos, se volverán neuróticos; y entre estas dos palabras no hay mucha diferencia.

Recuerdo una definición que oí. Le preguntaron a un psicoanalista:

«¿Cuál es la diferencia entre psicosis y neurosis?»

Y el psicoanalista dijo: «La persona psicótica cree que dos y dos son cinco. Y la persona neurótica sabe que dos y dos son cuatro, pero no se siente cómoda con ese hecho.» Por eso la diferencia es muy fina. Ambos tienen problemas.

Pero los tiempos de crisis son tremendamente significativos, para las almas atrevidas a las que nunca les ha preocupado la respetabilidad social ni los honores sociales; para los que nunca se han preocupado por lo que los demás piensen de ellos, y sólo han hecho lo que les parecía justo hacer, los que de alguna forma han sido rebeldes; individualistas. Para estas personas, los tiempos de crisis son tiempos dorados, porque la sociedad se está desintegrando. Ya no puede condenar a nadie, ella misma está siendo condenada, maldecida. No puedo decir que los demás se equivocan. Se está demostrando que ella misma se equivoca; se está demostrando que toda su sabiduría es estúpida, supersticiosa.

El individuo atrevido puede utilizar esta oportunidad para ir más allá de la mente, porque ahora la sociedad no puede impedírselo, no puede ponerle trabas. Ahora es libre.

Es casi como la situación en una cárcel...; se han abierto las puertas y los guardas han desaparecido, el carcelero no está por ninguna parte. La gente que tiene algún sentido, alguna inteligencia, utilizará la situación para liberarse. Pero los que están tan esclavizados que no pueden pensar en la libertad -la prisión se ha convertido en su hogar-, simplemente sentirán pánico: «¿Qué va a ocurrir hoy? ¿No hay guardas? ¿No está el carcelero? ¡Las puertas están abiertas! ¿Quién cuidará de nosotros? ¿Quién nos dará de comer?»

Hay gente a la que la esclavitud le ha penetrado en el alma; esta gente se volverá loca. Pero la gente que siempre ha estado esperando el momento de escapar de la cárcel se sentirá inmensamente feliz. Éste es el momento que han estado esperando y por el que tanto han rezado. Escaparán de la prisión al cielo abierto. Ir más allá de la mente es ir a un cielo abierto, lleno de estrellas, la luna, el sol, la inmensidad de todo ello... Se vuelve tuyo; toda la existencia se vuelve tuya.

La mente es una pequeña jaula.

Por eso los momentos de crisis son ambas cosas..., y esto es lo que está pasando en todo el mundo. Nunca ha habido una búsqueda tan intensa del crecimiento espiritual, de la meditación. Pero nunca ha habido tanta locura tampoco. Ambas cosas están ocurriendo porque el estatus quo ya no es tan poderoso; ha perdido el control.

Cuando Galileo descubrió que la Tierra giraba alrededor del Sol, y no al revés como afirma la Biblia, el Papa le pidió que se presentara ante su tribunal. Aquel día ocurrieron muchas cosas, y una de ellas es muy importante. Galileo preguntó: «¿Qué importa si se prueba que una afirmación de la Biblia está equivocada? Eso no prueba que toda la Biblia esté equivocada. Yo soy un cristiano devoto, soy practicante, y no veo que el hecho de que una de sus afirmaciones esté equivocada marque ninguna diferencia.»

Pero el papa dijo: «No lo entiendes»; y el papa tenía razón. Dijo: «Si se prueba que una afirmación está equivocada, entonces surgirán miles de problemas. El primero es que Dios puede equivocarse. Y si se equivoca en una cosa, ¿qué certeza queda de las demás afirmaciones?» Si retiras un solo ladrillo, todo el palacio podría venirse abajo.

El papa dijo: «No puedo permitir que ninguna afirmación bíblica esté equivocada.»

Su argumento es significativo. Actualmente no es sólo una afirmación de la vieja mente, de la vieja sociedad, la que está equivocada; hay tantas cosas equivocadas que hace falta un idiota absoluto para creérselas. Siendo un poco inteligente es imposible ser parte de la vieja mentalidad. Ha perdido credibilidad, y no en un lugar, sino en todo el mundo. Hay distintos tipos de tradiciones antiguas, pero todas ellas han llegado al punto en el que se ha probado científicamente que muchas cosas están equivocadas.

Es un tiempo precioso. La sujeción social se ha soltado. Sí, los mediocres sufrirán, pero de todos modos no estaban disfrutando, no estaban viviendo verdaderamente; simplemente eran unos hipócritas. Al estar locos por lo menos serán reales, auténticos. No perderán nada, por supuesto que tampoco ganarán mucho...

Pero la gente que vaya más allá de la mente creará al hombre nuevo, la nueva mente. Y lo esencial que debe recordarse sobre la nueva mente es que nunca se convertirá en una tradición, se renovará constantemente. Si se convirtiera en una tradición, le pasaría lo mismo.

La nueva mente tiene que renovarse constantemente, ser nueva cada día, preparada para aceptar experiencias inesperadas, cualquier verdad inesperada...; simplemente estar disponible, vulnerable. Será tremendamente emocionante, un gran éxtasis, un enorme desafío.

Por eso no creo que una crisis sea mala; es buena. Unos pocos perderán sus máscaras, y serán realmente quienes son -neuróticos, psicóticos-, pero al menos serán verdaderos y honestos. Puede que pienses que están locos; no están locos, simplemente están en un estado de una gran sorpresa. Han creído demasiado en la vieja mente y ésta les ha traicionado.

Si la nueva mente prevalece, entonces la vida podrá convertirse en un proceso iluminador. Y la iluminación no será algo raro que le ocurre de vez en cuando a alguien muy especial; será una experiencia humana y muy ordinaria.

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