sábado, 14 de noviembre de 2015

MIEDO A CONOCERNOS

La gente tiene miedo de ser ella misma. La gente tiene miedo de ser ella misma porque si intentas ser tú mismo estarás solo. Todo el mundo es único y estás solo. Si intentas ser tú mismo, sentirás soledad. Por eso la gente sigue a los demás, a la multitud; se unen a la multitud. Ahí no se sienten solos... Rodeados, hay tanta gente ahí. Si meditas, estarás solo, y si te vuelves loco tratando de conseguir dinero nunca estarás solo, el mundo entero va en esa dirección. Si buscas a Dios, estarás solo; pero si buscas la política, el poder, entonces el mundo entero estará ahí, nunca te dejarán solo.

Walter Kaufmann ha inventado una nueva palabra para designar cierto miedo que siempre ha existido, pero para el que no existía una palabra. Él lo llama “decidofobia”. La gente tiene miedo de decidir algo por sí misma: “decidofobia”. Dejan que otros decidan por ellos, así no tienen que tomar la responsabilidad.

Naciste accidentalmente en una familia hindú, o una familia cristiana; y permitiste a tus padres que decidieran tu religión. ¿Cómo pueden tus padres decidir tu religión? ¿Quiénes son ellos para decidir tu religión?, y ¿cómo puede quedar esto decidido por nacimiento? El nacimiento no tiene nada que ver con la religión. ¿Cómo puede decidir el nacimiento? Tus padres deciden tu religión y así sucesivamente; tú decidirás la religión de tus hijos.

Tomada prestada, debe de haber algún miedo profundo a tomar una decisión propia. El miedo es que si decides por ti mismo, ¿quién sabe?, puede ser una decisión equivocada. Es mejor dejar que decidan otros; ellos saben más, tiene más experiencia. Deja que decida la tradición, deja que decida la sociedad, deja que decidan los políticos, deja que decidan los sacerdotes... Una cosa es cierta: otros tienen que decidir para que tú quedes libre de la responsabilidad de tomar una decisión. Por eso la gente continúa siguiendo a otros, y todo el mundo va perdiendo su propia individualidad.

Hay dos maneras de evitar la decisión: Una es: dejar que decidan otros. Otra es: no decidir nunca, simplemente dejarse llevar. Ambas son lo mismo, porque lo básico es no tomar la responsabilidad de decidir. Las nuevas generaciones han elegido la otra alternativa: dejarse llevar. Las generaciones viejas han elegido la primera alternativa: dejar que decidan otros. Puede que no permitas que decida tu padre, pero eso no significa que tú vas a decidir por ti mismo, puede que simplemente te dejes llevar. Puedes hacer cosas, pase lo que pase... puedes volverte un tronco flotando a la deriva.

De ambas formas, la búsqueda se hace imposible. La búsqueda significa determinación. La búsqueda significa tomar riesgos. Así que recuerda esta palabra, “decidofobia”. No tengas miedo, abandona ese miedo. ¿Quién puede decidir por ti? Nadie puede decidir nada por ti. Sí, otros pueden ayudarte, otros pueden mostrarte el camino, pero la decisión tiene que ser tuya, porque a través de tu decisión nacerá tu alma.

Cuanto más tomas la responsabilidad del compromiso... Por supuesto, es muy peligroso, pero la vida es peligrosa. Ya sé que hay muchas posibilidades de extraviarse, pero hay que tomar ese riesgo. Hay posibilidades de que yerres, pero errando se aprende. La vida es un experimento, un tanteo.

He oído que:

En el siglo XVIII, Francia tenía una aristocracia decadente y privilegiada, y un pobre profesor fue contratado para enseñar geometría al vástago de uno de los duques de la nación.

Esmeradamente, el profesor planteó uno de los primeros teoremas de Euclides al joven noble, pero, a cada pausa, el joven sonreía amablemente y decía:

-Mi buen hombre, no le sigo.

Suspirando, el profesor simplificó el asunto, fue más despacio, usó palabras más básicas, pero el joven noble aún decía:

-Mi buen hombre, no le sigo.

Desesperado, el profesor gimió finalmente:

-Oh, monseigneur, le doy mi palabra que lo que le digo es así.

Después de lo cual, el noble se puso en pie, se inclinó educadamente y respondió:

-Pero entonces, ¿por qué no me lo dijo inmediatamente, para así poder pasar al teorema siguiente? Si es una cuestión de su palabra, no me atrevería de ninguna forma a dudar de ella.

Pero la vida no es una cuestión de la palabra de alguien. No es un teorema, no es una teoría. No puedes aceptar lo que fuere sólo porque otra persona te lo dice con autoridad. La autoridad es un truco. Detrás de ella se esconde tu miedo.

Tienes que decidir. Las decisiones pueden ser fatales, pero no hay nada malo en ello. Errando, aprenderás algo, te harás más rico. Puedes volver y te sentirás feliz de haber errado, porque hay muchas cosas que sólo se pueden aprender errando. Hay millones de cosas que sólo se pueden aprender si tienes el suficiente valor como para cometer errores. Recuerda sólo una cosa: no repitas el mismo error una y otra vez.

Si la religión la han decidido otros, entonces no hay necesidad de buscar. Tu padre dice: Dios existe. Tu madre cree en el cielo y en el infierno, y así tú también crees. La autoridad, el cura, el político, dicen algo y tú lo crees. Estás evitando algo; por miedo de la creencia estás evitando la confianza. La creencia es el enemigo de la confianza. ¡Confía en la vida! No creas en las creencias, ¡evítalas! Evita las creencias, el hinduismo, el islam, el cristianismo. Busca solo. Puede que llegues a encontrar la misma verdad. La encontrarás, porque la verdad es una. Cuando la encuentres, podrás decir: Sí, la Biblia es verdad, pero no digas antes. Cuando la encuentres, podrás decir: Sí, los Vedas son verdad, pero no antes. A no ser que lo hayas experimentado, a no ser que hayas sido un testigo personal, todos los Vedas y todas las biblias son inútiles. Te lastrarán, no te harán más libre.

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