sábado, 29 de abril de 2017

LA RELAJACIÒN Y LA TENSIÒN

La relajación total es lo más elevado. Ese es el momento en que uno se convierte en Buda. Ese es el momento de realización, de iluminación, de consciencia crítica. Hoy dìa tú no puedes estar relajado. En el núcleo más profundo persiste una tensión.

Pero relájate. Empieza desde la superficie; ahí es donde estamos, y sólo podemos empezar desde donde estamos. Relaja la superficie de tu ser: relaja tu cuerpo, relaja tu comportamiento, relaja tus actos. Ralentiza todos los procesos; no tengas prisa, no te apresures. Muévete como si tota la eternidad estuviera a tu disposición; de hecho, lo está. Estamos aquí desde el principio y vamos a estar aquí hasta el mismísimo fin… si hay un principio y un fin. De hecho, no hay principio ni fin; siempre hemos estado aquí y siempre estaremos. Las formas van cambiando, pero la sustancia no; los ropajes van cambiando, pero el alma no.

La tensión significa prisa, miedo, duda. Significa también un constante esfuerzo para protegerte, para estar seguro, para estar a salvo. La tensión significa prepararse ahora para el mañana, o para la posvida, por miedo a que mañana no seas capaz de afrontar la realidad; así que prepárate. La tensión es el pasado que no has vivido realmente sino tan sólo pasado de largo; queda pendiente, es como una resaca que te rodea.

Recuerda una cosa muy básica acerca de la vida: cualquier experiencia que no hayas vivido quedará colgando a tu alrededor, persistirá: “¡Acábame!”; “¡Víveme!”; “¡Complétame!”. Hay una cualidad intrínseca en cada experiencia que quiere ser acabada, completada, y tiende a ello. Una vez completa, se evapora; incompleta, persiste, te tortura, te acecha, atrae tu atención. Dice: “¿Qué vas a hacer conmigo? Estoy todavía incompleta, acábame”.

Todo tu pasado merodea a tu alrededor sin nada acabado, porque nada ha sido vivido realmente, todo ha sido de alguna manera pasado de largo, vivido parcialmente, sólo a medias, tibiamente. No ha habido intensidad ni pasión. Te has movido como un sonámbulo. Así que ese pasado queda pendiente, y el futuro produce miedo que es tu única realidad.

Tienes que relajarte desde la superficie. El primer paso es relajar el cuerpo. Recuerda tantas veces te sea posible observar el cuerpo; si tienes alguna tensión en alguna parte del cuerpo: en el cuello, en la cabeza, en las piernas. Relájalo conscientemente. Simplemente dirígete a esa parte del cuerpo, y persuádela, dile cariñosamente: “Relájate”.

Y te sorprenderá que si te diriges a cualquier parte de tu cuerpo, ¡te escucha, te sigue: es tu cuerpo! Cierra los ojos, entra en el cuerpo desde los dedos de los pies a la cabeza buscando algún lugar donde haya una tensión. Y luego habla a esa parte como se le habla a un amigo; deja que haya un diálogo entre tú y tu cuerpo. Dile que se relaje, y dile: “No hay nada que temer. No tengas miedo. Yo estoy aquí para cuidarte; puedes relajarte”. Entonces el cuerpo se relaja. Poco a poco, le cogerás el punto.

Luego, otro paso un poco más profundo; dile a la mente que se relaje. Y si el cuerpo ha escuchado, la mente también escuchará; pero no puedes empezar por la mente, tienes que empezar desde el principio. No puedes empezar desde el medio. Mucha gente empieza por la mente y fracasa; fracasa porque empieza desde un lugar erróneo. Todas las cosas deben hacerse en el orden correcto.


Si llegas a ser capaz de relajar el cuerpo voluntariamente, podrás ayudar a tu mente a relajarse voluntariamente. La mente es un fenómeno más complejo. Cuando tengas la seguridad de que el cuerpo te escucha, tendrás una nueva confianza en ti mismo; entonces hasta la mente puede escucharte. Te llevará un poco más de tiempo con la mente, pero sucederá.

Una vez que la mente esté relajada, empieza a relajar tu corazón, el mundo de tus sentimientos, de tus emociones; el cual es aún más complejo, más sutil. Pero ahora te moverás con confianza, con una gran confianza en ti mismo; ahora sabrás que es posible. Si ha sido posible con el cuerpo y la mente, también lo será con el corazón. Y sólo cuando hayas atravesado estos tres pasos, podrás dar el cuarto. Entonces podrás ir al núcleo más interno de tu ser, el cual está más allá del cuerpo, de la mente, del corazón; al mismísimo centro de tu existencia. Y también podrás relajarlo.

Y esa relajación realmente trae la mayor alegría posible, lo máximo en éxtasis: aceptación. Estarás lleno de felicidad y regocijo. Tu vida tendrá la cualidad de la danza.

Toda la existencia, excepto el hombre, danza. Toda la existencia se mueve relajadamente; hay movimiento, es cierto, pero es completamente relajado. Los árboles crecen, los pájaros cantan, los ríos fluyen y las estrellas se van moviendo; todo se mueve de una forma muy relajada. Sin prisa, sin precipitación, sin preocupación. Excepto el hombre; el hombre ha caído víctima de su mente.

El hombre puede elevarse más alto que los dioses y descender más bajo que los animales. El hombre posee un gran espectro, desde lo más bajo a lo más alto; el hombre es una escalera.

Comienza desde el cuerpo, y luego poco a poco ve profundizando más. Y no empieces con nada más hasta que no hayas resuelto lo primario. Si tu cuerpo está tenso, no empieces con la mente; espera. Trabaja en el cuerpo.

Y las pequeñas cosas son de una ayuda inmensa. Caminas a cierto paso; que se ha vuelto habitual, automático. Ahora trata de caminar despacio. Buda solía decir a sus discípulos: “Caminad muy despacio, y dad cada paso muy conscientemente”. Si das cada paso muy conscientemente, tienes necesariamente que caminar despacio. Si corres, si te apresuras, olvidarás recordar. Por eso Buda camina muy despacio.

Prueba a caminar lentamente, y te sorprenderás; surge en tu cuerpo una nueva cualidad de consciencia. Come despacio y te sorprenderás; produce una gran relajación. Haz todas las cosas despacio; cambia los viejos patrones, sal de los viejos hábitos.

Primero el cuerpo tiene que estar completamente relajado, como un niño pequeño, sólo entonces empieza con la mente. Muévete científicamente: primero lo más simple, luego lo más complejo. Y sólo entonces podrás relajarte en el núcleo fundamental.


No hay comentarios:

Buscar este blog