sábado, 16 de junio de 2018

CIENCIA Y RELIGIÒN


La ciencia cree que los problemas son objetivos, que provienen de alguna parte en el exterior, que pueden ser cambiados sin que tú cambies. La religión cree que los problemas están en el interior, en mí, o mejor, que yo soy el problema. A menos que yo cambie, nada será distinto. Las apariencias cambiarán, los hombres serán diferentes, pero la substancia seguirá siendo la misma. Crearé otro mundo de problemas. Seguiré proyectando nuevos problemas.

El hombre, inconsciente de su propio ser, inconsciente de sí mismo, es el creador de los problemas. Sin saber quién es, qué es, con un desconocimiento absoluto de sí mismo, sigue generando problemas porque, a no ser que te conozcas a ti mismo, no puedes saber para qué estás viviendo y existiendo.

No puedes saber adónde has de ir, no puedes saber cuál es tu destino, y nunca podrás percibir cuál es el sentido. Seguirás haciendo muchas cosas, pero todo te conducirá, en último término, a la frustración. Porque si haces algo sin saber por qué existes, sin saber qué es lo que eres, eso no te va a proporcionar satisfacción alguna. Carecerá de sentido. Has errado el objetivo, tu esfuerzo será desperdiciado y al final todo el mundo se sentirá frustrado. Los que alcanzan el éxito se sienten más frustrados que los que no lo alcanzan porque los que no lo alcanzan pueden seguir albergando esperanzas. Pero aquellos que tienen éxito no poseen ni esperanzas. Su caso no tiene solución. Por eso digo que no hay fracaso tan grande como el éxito.

La religión piensa en términos subjetivos, en términos objetivos: “Cambia la situación no al hombre”. La religión dice: Cambia al hombre; la situación es irrelevante”. Sea cual sea la situación, una mente distinta, un ser transformado se sitúa más allá de los problemas. Por eso Buda puede estar en absoluta paz viviendo como un mendigo y un Midas no puede vivir tranquilo ni poseyendo el milagro alquímico: toque lo que toque se transforma en oro. La situación con Midas se ha vuelto dorada; todo lo que toca se convierte en oro. Pero esto no cambia nada, al contrario, Midas se encuentra en una situación más complicada.

Nuestro mundo ha creado, mediante la ciencia, una situación como la de Midas. Todo lo que tocamos se convierte en oro. Un Buda, viviendo como un mendigo, se encuentra en una paz y en un silencio tan absoluto que los emperadores se sienten celosos de él. ¿Cuál es el secreto? El énfasis en el hombre, en el interior del hombre, es lo importante, no la situación. Debes, pues, cambiar el interior del hombre. Y solamente hay un cambio posible. Si creces en consciencia, cambias, mutas. Si disminuyes tu consciencia, también cambias, mutas. Pero si tu consciencia es disminuida, retrocedes hacia el mundo animal. Si tu consciencia es incrementada, asciendes hacia el mundo de los dioses.

Este es el único problema para la religión: cómo incrementar la consciencia. Por eso las religiones han estado en contra de las drogas desde siempre. La razón no es moral ni ética, ¡no! Y los llamados puritanos moralistas le han dado un tinte equivocado a todo el asunto. Para la religión no es una cuestión de moralidad el que alguien ingiera drogas. No es una cuestión concerniente a la moralidad, porque la moralidad sólo aparece en escena cuando yo entro en contacto con alguien más. Si bebo alcohol y caigo inconsciente, no es asunto de nadie más. Estoy haciendo algo conmigo mismo. La violencia concierne a la moralidad, no al alcohol. Si prometo encontrarme contigo a una hora determinada y no acudo, es inmoral, porque hay alguien más implicado. El alcohol concierne a la moral solamente si implica a alguien más; sino, no es una cuestión moral en absoluto. Es algo que haces contigo mismo. Para las religiones éste no es un tema de moralidad. Para las religiones existe un tema más profundo: la cuestión de incrementar o disminuir la consciencia.

Una vez que adquieres el hábito de sumergirte en la inconsciencia, será más y más difícil incrementar tu consciencia. Será más y más difícil, porque tu cuerpo será incapaz de sostenerte en un estado de consciencia incrementada. Te ayudará a mantenerte inconsciente. No te ayudará a ser consciente. Y cualquier cosa que se convierta en una barrera en la adquisición de consciencia es un problema religioso, no un problema moral.

Por eso, a veces sucede que puedes encontrar que un alcohólico sea una persona de mayor moralidad que un no-alcohólico, pero nunca será una persona más religiosa. Un alcohólico puede ser más compasivo que un no-alcohólico, puede ser más tierno que un no-alcohólico, puede que sea más honesto, pero nunca más religioso. Y cuando digo “no será nunca más religioso”, quiero decir que “no será nunca una persona más consciente y despierta”. Este crecimiento en consciencia provoca angustia.






No hay comentarios:

Buscar este blog