sábado, 25 de agosto de 2018

SER TOTAL


Desde luego cuando Adán se hizo consciente por primera vez, se hizo consciente del sexo. Este es el hecho fundamental básico. Pero esto fue mal interpretado por la cristiandad y así surgió todo el galimatías consiguiente. Se dijo que, debido a que Adán se dio cuenta de su sexualidad y se sintió avergonzado, el sexo era malo y que era un pecado, el pecado original. No lo es. Es la luz original. Se sintió avergonzado no porque el sexo fuera malo; se sintió avergonzado porque vio que el sexo es cosa de animales y pensó “Yo no soy un animal”. Por eso el sexo ha de ser combatido, derrotado y desterrado. En alguna forma uno se ha de despojar del sexo.

Esto es una malinterpretación, la interpretación cristiana de la parábola. Debido al “¡Combate al sexo!”, la religión se convirtió en una lucha contra el sexo. Y si la religión se convierte en una lucha contra el sexo entonces la religión es una lucha en contra de la vida.

En verdad, la religión no es una lucha en contra del sexo. Más bien es un esfuerzo por trascenderlo, no por combatirlo. Si estás en su contra estás en el mismo nivel que el sexo. Entonces nunca podrás trascenderlo.

Por eso los místicos y los santos cristianos luchan hasta su muerte en contra del sexo. Luego surge la tentación y a cada instante son tentados. No hay nadie que los tiente. Su propia represión es la creadora de su tentación. Viven en un mundo mental interior torturado en el que están continuamente en lucha con ellos mismos.

La religión es para trascender, no para luchar. Y si quieres trascender, has de trascender el sexo. Usa la energía sexual para trascenderlo. Has de ir a la par con ella, no luchar con ella. Has de saber más de ella. Es imposible mantenerse en la ignorancia. Has de conocerla mejor. El conocer es libertad. Si la conoces más y más y más llega un momento en el que eres totalmente consciente, y entonces el sexo desaparece. En esa consciencia total, la energía es trasformada, mutada. Ahora conoces una nueva dimensión de esa misma energía.

El sexo es horizontal. Cuando te vuelves totalmente consciente, el sexo se vuelve vertical. Y el movimiento en vertical del sexo es kundalini. Si el sexo se mueve horizontalmente, te dedicas a reproducir y a reproducir. Si la energía comienza a ascender, a subir en vertical, simplemente te deslizas fuera, sales de la rueda de la Existencia; como dicen los budistas: “Fuera de la rueda de la vida”. Este es un nuevo nacer, no en un nuevo cuerpo sino en una nueva dimensión de la Existencia. A esto los budistas lo han denominado Nirvana. Puedes llamarlo Moksha, Liberación, o llámalo como quieras. Los nombres no tienen mucha importancia.

Hay pues dos formas. Adán se volvió consciente de su sexualidad y luego pudo reprimirla, pudo moverse horizontalmente, luchando con ella en una angustia incesante, sabiendo siempre del animal que aguarda dentro y simulando siempre que no está allí. Esta es la angustia y uno puede desplazarse horizontalmente durante vidas sin llegar a ninguna parte porque es un círculo repetitivo. Por eso lo llamamos rueda: un círculo que se repite. Pero puedes salirte de la rueda.

Este salto no se logra mediante la represión; se logra con más conocimiento. Por esto te digo que si has comido del fruto del árbol prohibido, cómete ahora el árbol entero. Es la única forma. ¡Cómete ahora todo el árbol” ¡No dejes ni una hoja! ¡Haz que desaparezca el árbol! ¡Cómetelo todo! Solamente entonces te liberarás del conocimiento, nunca antes.

Y cuando te digo que te comas el árbol entero, quiero decir ahora mismo; cuando te hayas vuelto consciente, sé totalmente consciente. La consciencia parcial es el problema.

Sé o bien totalmente ignorante o totalmente consciente. Ser total es la dicha. Sé totalmente ignorante: entonces estarás en la dicha. No te darás cuenta de ella, pero estarás en la dicha, tal y como cuando estás sumido en un profundo suelo, sin soñar, simplemente dormido sin oscilaciones de la mente, estás en la dicha, pero sin darte cuenta. Por la mañana dices que el sueño de esa noche fue verdaderamente dichoso, pero mientras dormías no te dabas cuenta de ello. Solamente te diste cuenta cuando despertaste, cuando intervino el conocimiento, cuando intervino la consciencia. Entonces puedes decir que la noche fue muy dichosa.

Sé o bien totalmente ignorante, cosa que es imposible, o bien totalmente consciente, cosa que sí es posible. Con la condición de ser total llega la dicha. La totalidad es la dicha. Cómete pues el árbol, con raíces y todo, y sé consciente. Esto es lo que quiere decir con Uno-Que-Ha-Despertado, un Buda, un Iluminado: se ha comido todo el árbol. No queda nada de lo que ser consciente, sino que existe simplemente la consciencia.

Esta simple consciencia es un volver a entrar en el Edén. No puedes hallar de nuevo el antiguo camino; se ha perdido para siempre. Pero puedes descubrir un nuevo camino, puedes entrar de nuevo. Y realmente, fuera lo que fuera lo que el Diablo le prometió a Adán, será cumplido: serás como los dioses. Tenía razón en cierta forma. Si comes del fruto del conocimiento serás como los dioses.

No podemos imaginarnos esto en nuestro actual estado mental porque estamos sumergidos en un infierno. Por causa de esta tentación diabólica estamos sumidos en un infierno. Estamos entre dos aguas, siempre divididos, en agonía, angustiados. Parece que el Diablo engañó a Adán y nos engañó a nosotros. Esto no es todo; la historia está incompleta. Tú puedes completarla y únicamente entonces podrás juzgar si lo que afirmó el Diablo era cierto o no. Cómete todo el árbol y serás como los dioses.

Una persona que se ha vuelto totalmente consciente es Divina. No es humana. La humanidad es una especie de enfermedad, o sea, una especie de inquietud, una continua inquietud. O bien sé como los animales y entonces estarás sano o sé como los dioses y estarás también sano; sano porque estarás inmerso en la Totalidad, en el Todo.

¡Sé total! Y sólo hay dos maneras de ser un todo: una es según el modo animal; la otra es según el modo de los dioses.

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