sábado, 3 de agosto de 2019

LA TRANSMISIÒN EXOTÈRICA


En tiempos de Buda existieron siete maestros del mismo rango que Buda. Quizá nunca oíste sus nombres. Sólo uno se conoce: Mahavir. Los otros seis son desconocidos; ellos también tenían claves, conocimiento, tantos como Buda o Mahavir; pero no dejaron que se formara a su derredor ningún grupo exotérico. Sólo el círculo interno continúa de algún modo, en alguna parte.

Hubo un hombre, Prabuddha Katyayan; otro fue Ajit Keshkambal, que tenían el mismo nivel, el mismo rango, la misma realización que Buda y Mahavir; pero nadie conoce ni siquiera los nombres. Si hoy puedo yo mencionarlos es porque en alguna parte Buda los citó, eso es todo. Ninguna escritura de ellos se encuentra, ni seguidores, ni templos, ni iglesia, pero existen de manera muy sutil y escondida. Nadie puede afirmar que no han ayudado a muchos: lo han hecho. No son conocidos, pero han llevado a cabo su labor como cualquier Buda.

El nombre de Buda sí es conocido. El mundo entero sabe de él. Pero cuanto más sabemos de él, menos de él podemos valernos. También tiene círculos internos funcionando y sólo ellos tienen significado; pero como siempre, se hallan en conflicto con la Orden religiosa externa, siempre una fuerza, pues las masas están con ella.

Buda creó un círculo muy escogido, con una persona de nombre Mahakashyap. Su nombre poco se menciona, sólo una vez Sariputra y Modgalayan, fueron los discípulos principales de la Orden exotérica; conocidos en todo el mundo, pero la real y auténtica llave fue dada a Mahakashyap, no a Sariputra, no a Madgalayan, el discípulo que tan pocas veces figura en toda la escritura budística. Narraré el incidente: Buda vino una vez con una flor en la mano: iba a dar un sermón; pero se limitó a sentarse y a contemplarla silenciosamente. Todos se preguntaban qué hacía. Se pusieron nerviosos. Así continuó por diez, veinte, treinta minutos. Nadie imaginaba lo que estaba haciendo. Se habían reunido al menos diez mil personas para oírlo hablar y él permanecía sentado, mirando la flor. En este incidente se menciona el nombre de Mahakashyap. Alguien se rió, Buda lo miró y le dijo: "Mahakashyap, ven a mí". Èl era la persona que había reído. Sólo esto se menciona. Dio la flor a Mahakashyap y dijo: "Todo lo que puede decirse lo he dicho a todos, y todo lo que no podría decirse se lo he dado a Mahakashyap". He ahí todo el incidente. Nunca antes o después se sabe de él, ni siquiera quién era o dónde había nacido.

¿Por qué todas las escrituras permanecen tan calladas acerca de la persona a quien Buda dice "Yo di a Mahakashyap todo lo que no puede ser dicho"? Por supuesto, que lo esencial es lo que no puede ser dicho. La más importante transferencia de conocimiento es posible tan sólo en silencio. Pero nunca otra vez se cita su nombre. Entonces, por siglos, nadie sabe lo qué aconteció a Mahakashyap, y luego después de mil cien años, otra persona declara en China: "Yo estoy en contacto directo, en cadena directa con Mahakashyap".

Después de mil cien años alguien dice en China que pertenece a Mahakashyap, que es su discípulo: era Bodhidharma. Ninguna escritura hindú menciona a Bodhidharma. Nació en la India y allí vivió tres cuartas partes de su vida. Nadie sabe nada acerca de él, o dónde estaba. ¿Qué hacía? De repente aparece en China y afirma: "Yo pertenezco a Mahakashyap, el hombre a quien Buda dio la flor, y yo tengo la flor, aún lozana". Por supuesto él habla de algo que no puede estar sino en lozanía. Alguien le pregunta: "¿Dónde está esa flor?". Bodhidbarma responde: "Ante ti, yo soy esa flor; Buda la transmitió a Mahakashyap, y yo he venido a buscar a la persona indicada, pues ahora voy a morir. Esta es mi última encarnación; he viajado de la India a la China con cierta información de que alguien a quien la flor debe entregarse, está aquí; he venido, pues, en su busca. Pero la misma fuente de información me advierte que yo no debo ir a él: él vendrá a mí; esperaré".

¿Qué quiere decir con eso de "fuente de información"? Grupos esotéricos van informando a la persona que necesita ser informada. Bodhidbarma manifestó que la misma fuente le había advertido que no lo buscara, pues algunas veces la búsqueda directa se vuelve interferencia. Es distinto el que yo vaya a tu casa, o tú vengas a la mía. Si yo voy tú estarás cerrado para mí, en cambio si tú vienes estarás abierto.

Y Bodhidharma nos revela: "La misma fuente de información me ha dicho que debo esperar, y me ha dado una indicación particular de cómo debo conocer a la persona digna de recibir la flor". Y esperó sentado por nueve años sin mirar a nadie, de cara a la pared. Muchos hasta él llegaron, incluso el emperador de China, Wu, fue pero él no volvió el rostro. Un cortesano trató de persuadirlo de que ante la llegada del emperador no era correcto, sino muy descortés; permanecer sentado de cara a la pared. Bodbidharma respondió: "Yo no voy hacia el emperador, es él quien viene; puede aceptar al descortés Bodhidbarma o no venir; es libre; yo no lo busco".

Cuando el emperador oyó lo que el mendigo decía, quiso llegar hasta él. Tenía que hacerlo; se le hizo obsesionante. No había comprobado Bodhidharma si él valía o no la pena de ser recibido; y se le acercó.

Bodhidbarma se mantenía sentado frente a la pared. Wu le preguntó: "¿Por qué estás mirando la pared? ¿Por qué no me miras? ¿Por qué no miras a otros?" Bodhidharma dijo: "Durante toda mi vida te he mirado a ti y a los demás, pero en sus ojos nunca vi sino una pared muerta, así es que mejor decidí mirar la pared: es más cómodo, puesto que ya sé que es una pared. Pero es difícil cuando miras a otro y sientes que no es nada más que una pared. Te puedo hablar más fácilmente porque estás detrás, y no te veo".

Por nueve años tuvo esta actitud, hasta que llegó la persona de quien tenía cierta información. Era Hui-Neg; se cortó una mano, y se la dio a Bodhidharma diciéndole: "Vuélvete o me cortaré la cabeza" y Bodhidharma dio la vuelta completa, se encaró con Hui-Neg y le dijo: "Te entrego la flor. Estaba esperándote. Una, cierta fuente de conocimiento me dio como señas que el esperado se cortaría la mano y me la pondría enfrente, y que si tardaba un segundo; se cortaría la cabeza. No te precipites. Estoy listo para darte aquello por lo cual he viajado de la India a la China".

Ese culto secreto ha florecido en el culto exotérico del Zen. El Zen Budismo es justamente un culto exotérico alrededor de esta tradición secreta de Bodhidharma. Ahora, cualquier cosa que Suzuki hable, u otros, viene del conocimiento exotérico, no del esotérico, que se ha ocultado, desaparecido otra vez. Pero la corriente existe, continúa. Por eso hay círculos esotéricos; por muchas razones existen.

Si tú puedes estar en contacto con un grupo esotérico, puedes estarlo con todos. Te guste o no, una vez que conoces la onda, cómo entrar en contacto, puedes comunicarte, y cuantas veces te cruzas con una escuela secreta, si pierdes la oportunidad, pierdes el rastro.

Lo que digo es en muchas formas, esotérico. Por eso te parecerá a menudo confuso, en tanto que cualquier enseñanza exotérica nunca lo es; es clara. Es como dos y dos son cuatro, algo lógico, simple. Pero lo esotérico, lo interno, lo secreto, es difícil de entender, porque tu entendimiento se perturba con un nuevo conocimiento que tiene que absorberse. Lo que sabes, puedes absorberlo fácilmente; hacerlo parte tuya, digerirlo. Pero lo nuevo tiene que ser digerido, y ningún conocimiento esotérico puede transmitirse en términos matemáticos: ha de entregarse místicamente, poéticamente. Entonces, se vuelve vivo, y significa muchas cosas simultáneamente.

Yo he estado en contacto con muchos grupos esotéricos. He conocido a muchas personas todavía vivas, que pertenecen a algún grupo. Conozco muchas llaves entregadas por auténticos maestros. Pero no basta la llave de la antigua tradición; y estoy inventando nuevas llaves. Por esta razón no estoy directamente ligado a ningún grupo esotérico existente, puesto que cada uno está interesado en conservar una llave particular, y yo no estoy interesado en llave particular alguna. Estoy concentrado en la creación de nuevos métodos, nuevas técnicas, nuevas llaves, porque todas las antiguas se han vuelto, en muchas formas, inaplicables.

Algo debe entenderse: todas esas llaves se diseñaron para un mundo local, siempre local, y por primera vez estamos en un mundo absolutamente no local, sino universal. En realidad, por primera vez estamos en un mundo. En otro tiempo estábamos confinados a una cierta parte de él, y así toda llave correspondió a determinadas condiciones y culturas. Por primera vez -insisto-, el mundo es, en cierta forma, una maraña: no hay una cultura particular, no hay condiciones particulares; todo está mezclado, y pronto, todavía lo estará más: el hombre será un ciudadano del mundo sin ningún antecedente local, sólo universal.

Antes de que este siglo termine, nuestra necesidad será, ya lo es, de llaves que sirvan universalmente. Por ejemplo, la llave de Jesús era para un cierto grupo judío: realmente una ironía de la historia, que Jesús inventara una llave para la mentalidad judía y que ahora los judíos estén en su contra. Pues aquellos que lo siguen están en contra de los judíos. Pero la llave particularmente correspondía a la condicionada mente judía. Mi punto de vista es que Cristo más fácilmente se relaciona con un judío que con un cristiano, ya que el cristianismo es un producto posterior: Jesús nunca conoció a ningún cristiano; Èl no era cristiano, era judío. Pero he ahí la ironía de nuestra historia.

Buda creó una llave para cierta mentalidad. Ahora sólo en la India perdura esa mentalidad, pero la llave no está allí. Nacido Buda hindú lo fue hasta su muerte. El nunca conoció el budismo, y alrededor de esa llave se desarrolló una secta que va contra el hinduismo: la llave carece, pues, de sentido, no le sirve a nadie excepto a la particular mente hindú. He ahí de nuevo la ironía de la historia.

Es por esto que estoy luchando y creando llaves que sean en cierto modo, universales, no para una cultura localizada, sino para la mente humana como tal; pronto vamos a necesitarlas, pues no funcionan las locales, como tampoco ninguna amalgama de todas ellas, verdadera insensatez. Se está abriendo una cerradura con muchas llaves: algo del Corán, de la Biblia, de Buda, de Mahavir: mucha gente con excelentes deseos, pero haciendo mucho daño. Hablan de la unión de todas las religiones, que es como hablar de la unión de todas las llaves para abrir una cerradura. ¡Al menos si una pudiera abrir, todas juntas no lo harán!

Todas ellas eran llaves locales diseñadas para un mundo dividido; no había una mentalidad universal; nunca la ha habido de acuerdo con nuestro pretendido conocimiento de la historia. Algunas veces se ha vislumbrado este fenómeno de mentalidad universal, pero está más allá de nuestra civilización, más allá de nuestra memoria. Algunas veces en el fenómeno se produjo una mente universal, pero se ha olvidado completamente.

Por ejemplo, recordaré una o dos cosas. En Inglaterra cambian la fecha a la medianoche: esto no tiene realmente sentido, parece absurdo. Nadie va a despertarse de su sueño para cambiarla, es ilógico e impráctico. La fecha debe alterarse en la mañana es lo lógico, ¿por qué en la noche? Se cambia siempre el calendario en la mañana. ¿Por qué se ha determinado así? He ahí el secreto.

En la India, cuando son las 5:30 horas, en Inglaterra es medianoche. Hubo un tiempo, antes de esta civilización, en que el concepto hindú regía todo el mundo, al igual que cuando el Imperio Británico tenía la preeminencia, la hora de Greenwich era la referencia, la hora real. Ahora, con la decadencia de ese Imperio, la hora de Greenwich se olvida, y dentro de diez o quince mil años nadie lo sabrá.

Había un mundo anterior al Mahabarata (la guerra pre-histórica india) cuando la mentalidad hindú regía al mundo entero. Siempre que llegaba la mañana a la India, era el momento de cambiar la fecha: medianoche en Inglaterra, y entonces ellos también cambiaban la fecha del calendario.

Te sorprenderá saber que, el Parlamento inglés haya llevado a cabo un acto especial hace trescientos años, para empezar el año el primero de enero. Antes de estos trescientos años, el año finalizaba el 25 de marzo. ¿Qué es lo que esto significa? No hay significado, era la fecha en que terminaba el año hindú. El año indio termina el 25 de marzo, y eso regía en todo el mundo. Se necesitó acto especial para la adaptación. Puede sorprenderte que la palabra diciembre signifique el décimo mes, no el duodécimo. Diciembre significa "dush" (diez) en sánscrito. ¿Por qué es el duodécimo mes? Es el décimo en el año indio. La vieja tradición continuó de algún modo. La última semana del mes de diciembre se conoce en todo el mundo como "Xmas". Te sorprenderá saber que "X" es el diez romano, y "mas" en sánscrito significa mes. "Xmas" significa el décimo mes, diciembre. Diciembre no debía ser ya el décimo mes, lo fue en el calendario indio, pero esto fue en tiempo del Mahabarata, hace cerca de cinco mil años.

En el Mahabarata (también una escritura india prehistórica) tenemos la historia de Arjuna que se casó con una muchacha mexicana. La palabra sánscrita "Maxica" se relaciona con el nombre México, cuya antigua civilización tiene tantos símbolos hindúes que patentizan su origen hindú. La entera civilización mexicana arranca de la India: templos hindúes, dioses hindúes. Incluso la deidad Ganesh de allí procede. Pero eso es realmente como si nunca hubiera sido.

Nosotros hemos llegado otra vez a un mundo universal en el cual Arjuna podría otra vez casarse con una muchacha mexicana. Pronto no habrá culturas locales, y para la vaga cultura que se anuncia tenemos que crear nuevas, más amplias, más efectivas llaves, menos sólidas, que sirvan para todas las cerraduras.

He conocido muchos grupos esotéricos, en esta vida y antes. He estado en contacto con muchos de estos grupos, pero no puedo hablarte de sus pormenores, porque no está permitido; y además no es de ninguna utilidad. Pero puedo asegurarte que ellos aún existen, y que tratan de ayudar.

Algunos grupos están muy vivos, como el de Ashoka. Si Ashoka hizo algo tan significativo como ningún otro emperador en el mundo, ha sido gracias a ese grupo esotérico de nueve hombres.

El grupo ha persistido por dos mil años. Aún está vivo con la llave todavía funcionando. El entero movimiento teosófico lo inició este grupo. Por eso, en la Teosofía, Buda se constituyó en la suprema personalidad. Y todo el movimiento, en cierto sentido, era budista o hindú. Por eso, en los países occidentales se creyó que era un esfuerzo oriental para convertir a Occidente, pues, en verdad, era hinduista con nueva vestidura. En cierta forma es cierto, ya que el grupo iniciador era budista.

Tú también puedes entrar en contacto con algún grupo esotérico: hay técnicas y métodos, pero si quieres tienes que trabajar mucho, ya que como eres, no puedes establecer el contacto. Quizá pases cerca de un círculo esotérico, pero ni lo notarás; has de cambiar, armonizarte con una nueva dimensión; sentir nuevas vibraciones; ser sensible.

Grupos esotéricos siempre los ha habido, sólo que tú estás cerrado. Cerrado en pensamiento, encerrado en ti, sin abertura, sin ventana, sin puerta. El cielo está aquí, basta que abras tu ventana y lo verás tachonado de estrellas. No importa cuan lejos estén, simplemente con abrir tu ventana, que tienes cerca, puedes entrar en contacto con las distantes estrellas. En cierto modo, es ilógico. Abriendo tu ventana, tan cerca, ¿cómo entrarás en contacto con las lejanas estrellas? Si te digo: "Ábrela y sentirás la presencia de todo el universo". Me responderás: "Esto es absurdo, ¿cómo entrar en contacto con lo que está tan lejos?". Pero es así. Abre la ventana de tu mente, has una ventana meditativa, y entrarás en contacto con muchas luces lejanas, con muchos hechos que están siempre alrededor. A la vuelta de la esquina, junto a ti, todo está sucediendo. Pero estás ciego o dormido, o simplemente distraído. Yo estoy aquí, y tú no puedes concebir lo que aquí está sucediendo. ¡No puedes concebirlo!

Esa nueva existencia es la tuya propia; es un secreto esotérico, interno. Esa existencia interior lo tiene todo.


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