sábado, 4 de diciembre de 2021

LOS SOLITARIOS Y LOS ELEGIDOS

 



Los niños muy pequeños pueden disfrutar de mismos. Freud tiene un término especial para esto: polimorfos. Un niño pequeño disfruta de mismo, juega con su propio cuerpo, es autoerótico, se chupa el dedo. Si necesita a otra persona es una necesidad sólo de su cuerpo. Lo amamantas, le das la vuelta, le cambias de ropa; necesidades físicas. En realidad, todavía no tiene necesidades psicológicas. No le preocupa lo que pensará la gente de él, si piensan que es guapo o no. Por eso todo niño es bello, porque no le preocupa la opinión de los demás.

No ha nacido nunca un niño feo, pero todos los niños se vuelven feos poco a poco. Es muy difícil encontrar a un anciano guapo; raro. Es muy difícil encontrar a un niño feo; raro. Todos los niños son bellos, todos los ancianos se vuelven feos. ¿Qué es lo que ocurre? ¡Si todos los niños nacen bellos, deberían morir bellos! Pero la vida hace algo...

El niño es autosuficiente, en eso consiste su belleza; existe como una luz para mismo.

En cambio, todos los ancianos son inútiles; se han dado cuenta de que no los necesitan.

Cuanto más mayores se hacen, mayor es el sentimiento de que no los necesitan. La gente que los necesitaba ha desaparecido; los hijos ya han crecido, se han ido a vivir con sus propias familias. La mujer ha muerto, o el marido ha muerto. El mundo ya no los necesita; nadie va a su casa, nadie los respeta.

Aunque salgan de paseo, nadie sabe quiénes son. Puede que hayan sido grandes ejecutivos, jefes de oficina, presidentes de bancos; pero ya no los reconoce nadie.

Ninguna persona los echa de menos. Sin que los necesiten, se sienten fútiles; están esperando la muerte. Y nadie se preocupará...; aunque se mueran, nadie se va a preocupar. Incluso la muerte se convierte en algo feo.

Si piensas que millones de personas llorarán por ti cuando mueras, te sentirás feliz; miles y miles de personas irán a rendirte homenaje cuando te hayas muerto.

Esto es algo que ocurrió una vez. Un hombre en Estados Unidos lo planeó; es el único hombre en la historia que lo ha hecho. Quería saber cómo iba a reaccionar la gente cuando se muriera. Así que antes de morirse, cuando le dijeron los médicos que iba a morir al cabo de doce horas, anunció su muerte a toda la prensa, la radio y la televisión. Era un hombre que poseía muchos circos, agencias de exposiciones y de publicidad, así que sabía como anunciar una circunstancia así. Por la mañana, su agente declaró su muerte. Así que se escribieron artículos, editoriales, empezaron a recibir llamadas de teléfono y hubo una gran conmoción. Él lo leyó todo; ¡disfrutó muchísimo!

La gente siempre se porta bien cuando te mueres; inmediatamente te conviertes en un ángel, ya que nadie piensa que valga la pena criticarte una vez que estás muerto.

Mientras vives, nadie dirá nada a tu favor. Recuerda: cuando estás muerto son felices; al menos has hecho una cosa buena: ¡morirte!

Todo el mundo estaba alabando a este hombre, que esto, que si aquello; y sus fotos salieron en los periódicos; disfrutó mucho. Después se murió, totalmente contento de que las cosas fueran a ir tan bien.

No sólo necesitas a los demás durante tu vida; también en la muerte... Piensa en tu muerte: sólo dos o tres personas, tus criados y un perro siguiéndote para darte el último adiós. Nadie más, ni periodistas, ni fotógrafos, nada; tampoco tus amigos estarán ahí.

Todo el mundo se sentirá muy feliz de que se han librado de un peso. Sólo con pensarlo te entristeces. Incluso en la muerte, persiste esa necesidad de ser necesitado. ¿Qué vida es ésta? ¿Sólo importan las opiniones de los demás, no las tuyas? ¿Tu existencia no tiene ningún sentido?

Cuando dice Jesús: Bienaventurados sean los solitarios, se está refiriendo a las personas que han llegado a ser totalmente felices consigo mismas, las personas que pueden estar solas en la tierra sin que cambie su estado de ánimo, sin que cambie su clima interior. Si desaparece todo el mundo en una tercera guerra mundial —es algo que puede ocurrir cualquier día— y te quedas ¿qué harás? Excepto suicidarte inmediatamente, ¿qué harás? El solitario se puede sentar bajo un árbol y convertirse en un buda sin necesidad del resto del mundo. El solitario estará feliz, cantará, danzará y se moverá; no cambiará su estado de ánimo. No puedes cambiar el estado de ánimo de
un solitario, no puedes cambiar su clima interior.

Jesús dice: Bienaventurados sean los solitarios y elegidos Éstos son los elegidos, porque aquellos que necesitan a la multitud serán arrojados una y otra vez a la multitud; eso es lo que necesitan, eso es lo que piden, ése es su deseo. La existencia cumple cualquier deseo que pidas; aquello que eres no es más que el cumplimiento de tus deseos pasados. No le eches la culpa a nadie más; es lo que has estado pidiendo. Recuérdalo, éste es uno de los peligros del mundo: aquello que desees, te será concedido.

Antes de desear una cosa, piénsalo. Hay muchas posibilidades de que se cumpla, y entonces sufrirás. Esto es lo que le ocurre al rico. Era pobre, deseaba tener riquezas, no dejó de desearlo, y ahora se ha cumplido su deseo. Ahora es infeliz, ahora grita y llora y dice: «¡Me he pasado toda la vida acumulando cosas innecesarias y ahora soy infeliz!». Sin embargo, era lo que deseaba. Si deseas conocimiento, te será concedido. Tu cabeza se convertirá en una gran biblioteca, con muchos escritos. Pero al final llorarás, sollozarás y gritarás. «Nada más que palabras y más palabras, pero nada substancial. He desperdiciado en ello toda mi vida».

Desea con plena conciencia porque cada deseo está destinado a cumplirse más tarde o más temprano. Puede que lleve algo más de tiempo, porque siempre estás esperando en una cola; hay muchos otros que lo desearon antes que tú, así que llevará algo de tiempo. A veces, los deseos que tienes en esta vida se cumplirán en la otra, pero los deseos siempre se cumplen; ésta es una de las leyes peligrosas. De modo que antes de desear, ¡piensa! Antes de pedir, ¡piensa! Ten bien presente que algún día ese deseo te será concedido; entonces sufrirás.

El solitario se convierte en un elegido; es el elegido, el elegido de la existencia. ¿Por qué? Porque el solitario nunca desea nada de este mundo. No lo necesita. Ha aprendido todo lo que había que aprender de este planeta; ha terminado la escuela, la ha superado, la ha trascendido.

Se ha convertido en una alta cumbre que se alza sola en el cielo; se ha convertido en el elegido, el Gourishankar, el Everest. Buda, Jesús, son altas cumbres, solitarias cumbres. Ahí radica su belleza; existen por solos.

El solitario es el elegido. ¿Qué es lo que ha elegido el solitario? Ha elegido sólo su propio ser. Y cuando escoges tu propio ser, escoges el ser de todo el universo; porque tu ser y el ser universal no son dos cosas distintas. Cuando te eliges a ti mismo; eliges a Dios, y cuando eliges a Dios, Dios te elige a ti; te conviertes en un elegido.

El solitario, el sannyasin; eso es lo que significa sannyasin: un ser solitario, un vagabundo, totalmente feliz en su soledad. Si alguien camina a su lado, no pasa nada, está bien. Si alguien lo abandona tampoco pasa nada, está bien. Nunca espera a nadie, ni nunca mira atrás. En su soledad es una totalidad. Este ser, esta totalidad, te convierte en un círculo. El principio y el fin se encuentran, el alpha y el omega se encuentran.

Un solitario no es como una línea recta. eres una línea recta: tu principio y tu fin nunca se encontrarán. Un solitario es como un círculo; su principio y su fin se encuentran. Por eso dice Jesús: “...volveréis a él porque procedéis de él”; seréis uno con el origen, os habéis convertido en un círculo.

Hay otra frase de Jesús: «Cuando el principio y el fin se conviertan en uno, seréis Dios».

Puede que hayáis visto un dibujo —es uno de los más antiguos sellos de las sociedades secretas de Egipto—, una serpiente que se muerde la cola. Eso es lo que quiere decir que se encuentren el principio y el fin, eso es lo que significa volver a nacer, eso es lo que significa volver a ser como niños: moverse en un círculo, volver a la fuente; llegar al lugar de donde procedes.

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