sábado, 18 de junio de 2022

EL SILENCIO DEL SER


Millones de personas se pierden la meditación porque la meditación ha adquirido una connotación errónea. Parece muy seria, parece sombría, tiene algo de la iglesia, parece como si fuera solo para personas que están muertas, o casi muertas, que son lúgubres, serias, de cara larga, que han perdido el aire festivo, la diversión, el carácter juguetón, la celebración. Estas son las cualidades de la meditación. Una persona realmente meditativa es juguetona: para ella la vida es diversión, la vida es bella, un juego. La disfruta tremendamente. No es serio. Es relajado.


Siéntate en silencio, relajado, suelto, y simplemente permite que tu atención fluya hacia los lapsos, deslízate de los bordes de las palabras a los intervalos. Deja que los intervalos se vuelvan más prominentes y permite que las palabras se desvanezcan. Es como si estás mirando a un pizarrón y yo pongo un puntito blanco en él: puedes ver el punto, entonces el pizarrón se va lejos, o puedes ver el pizarrón, entonces el punto se vuelve secundario, un fenómeno en la sombra. Puedes continuar cambiando la atención entre la figura y el fondo.


Las palabras son figuras; el silencio es el fondo. Las palabras vienen y van; el silencio permanece. Cuando naciste, naciste como un silencio, solo intervalos e intervalos, lapsos y lapsos. Viniste con infinito vacío, trajiste a la vida contigo vacío sin límites; después, empezaste a coleccionar palabras.


Por eso, si retrocedes en la memoria, si tratas de recordar, no puedes ir más atrás de la edad de cuatro años. Porque antes de los cuatro años, estabas casi vacío; las palabras empezaron a reunirse en tu memoria desde la edad de cuatro años. La memoria puede funcionar solo cuando funcionan las palabras, el vacío no deja huella en ti.


Por eso, cuando retrocedes y tratas de recordar, puedes recordar, como mucho, los cuatro años de edad. O, si eras muy inteligente, entonces tu recuerdo puede retroceder a los tres años de edad. Pero llega un punto en el que súbitamente no hay recuerdo. Hasta ese momento eras un vacío: puro, virgen, no corrompido por las palabras. Eras puro cielo. El día que mueras, de nuevo, tus palabras caerán y se esparcirán; te trasladarás a otro mundo o a otra vida de nuevo con tu vacío.


El vacío es tu mismo ser.


He oído decir que Shankara acostumbraba a contar la siguiente historia sobre un pupilo que preguntaba continuamente a su Maestro sobre la naturaleza del ser esencial. Cada vez que surgía la pregunta, el Maestro se hacía el sordo, hasta que finalmente se volvió a su pupilo un día y dijo: “Te lo estoy enseñando, pero no me sigues. El ser es el silencio”.


Mente significa palabras, ser significa silencio. La mente no es nada más que todas las palabras que has acumulado; el silencio es aquello que siempre ha estado contigo, no es una acumulación. Ese es el significado del ser. Es tu cualidad intrínseca. Sobre el fondo del silencio vas acumulando palabras, y las palabras en total se conocen como la mente. El silencio es meditación. Es una cuestión de cambiar el enfoque, de mover la atención desde las palabras hacia el silencio, que está siempre ahí.


Cada palabra es como un precipicio: puedes dar un salto al valle del silencio. Desde cada palabra puedes deslizarte al silencio. . . esa es la utilidad de un mantra. Mantra significa repetir una sola palabra una vez y otra y otra. Cuando repites una sola palabra una vez y otra y otra, te aburres de esa palabra, porque se pierde la novedad. Te hartas de esa palabra, quieres deshacerte de esa palabra. El aburrimiento ayuda. Te ayuda a deshacerte de la palabra; ahora puedes caer más fácilmente en el silencio.


El silencio está siempre ahí en la esquina. Si continúas repitiendo ram, ram, ram... durante cuánto tiempo puedes repetirlo? Más pronto o más tarde te hartas, te aburres. El uso de un mantra puede producir tal aburrimiento que quieres deshacerte de él, porque entonces no hay otra vía que caer en el silencio. Deja atrás la palabra y muévete hacia el intervalo; usa la palabra como trampolín y salta al abismo.


Si las palabras cambian —ordinariamente cambian, por supuesto—, tú nunca te hartas. Una palabra nueva es siempre atractiva; un sueño nuevo, un deseo nuevo, siempre son atractivos. Pero si puedes ver que la mente está sencillamente repitiendo lo mismo una y otra vez, o bien te quedas dormido o saltas al silencio, esas son las dos posibilidades. Y sé que la mayoría de personas que recitan mantras se quedan dormidas. Esa es también una posibilidad que hemos conocido durante siglos. Las madres lo saben bien. Cuando un niño no se queda dormido, dicen un mantra, ellas lo llaman una canción de cuna. Repiten dos o tres palabras en tono monótono y el niño empieza a sentir sueño. Sigue repitiendo y el niño se aburre, y no puede escapar, no puede ir a ninguna parte, así que el único escape es el sueño. Dice: !sigue repitiendo! !Yo me voy a dormir!”, y se queda dormido.


Muchos recitadores de mantras se quedan dormidos; de ahí el uso de la Meditación Trascendental para las personas que padecen de insomnio; de ahí su atractivo en Estados Unidos. El insomnio se ha convertido en algo normal. Cuanto más insomnio haya, mayor será el atractivo de Maharishi Mahesh Yogi, porque la gente necesita tranquilizantes. Un mantra es un tranquilizante perfecto, pero ese no es su uso real. No hay nada malo en ello, si te da un buen dormir, bueno, pero ese no es su uso real. Es como si utilizaras un aeroplano como una carreta de bueyes. Puedes utilizarlo. Puedes poner el aeroplano detrás de los bueyes y utilizarlo como carreta, no hay nada de malo en ello, servirá para un pequeño propósito, pero no es su uso. Podrías volar muy alto con él.


Un mantra tiene que usarse con la consciencia plena de que es para producir aburrimiento y tienes que recordar no quedarte dormido. De lo contrario, te pierdes su sentido. No te duermas. Continúa repitiendo el mantra y no te permitas quedarte dormido. Entonces, es mejor que lo repitas de pie, o repítelo caminando, para que no te quedes dormido.


Uno de los grandes discípulos de Gurdieff, P.D. Ouspensky, se estaba muriendo. Los médicos le dijeron que descansara, pero él no quiso hacerlo; en lugar de ello, continuó caminando toda la noche. Pensaban que se había vuelto loco. Se estaba muriendo, su energía estaba desapareciendo, qué estaba haciendo? Ese era el momento de descansar; moriría más pronto si continuaba caminando. Pero él no se detenía.


Alguien preguntó: Qué está usted haciendo?”.


Él dijo: “Me gustaría morir alerta, despierto. No quiero morir dormido, me perdería la belleza de la muerte”. Y murió caminando. Esa es la forma de hacer un mantra. Camina.


Si vas a Bodhgaya, donde Buda alcanzó la iluminación, cerca del árbol de bodi, encontrarás un pequeño sendero. En ese sendero caminaba Buda continuamente. Meditaba durante una hora bajo el árbol y después caminaba durante una hora.


Cuando sus discípulos preguntaban por qué, él decía:


“Porque si me siento demasiado bajo el árbol, entonces empieza a llegar la somnolencia”.


En el momento en que empieza a llegar la somnolencia, uno tiene que caminar, porque de lo contrario cae en el sueño y todo el mantra se habrá perdido. El mantra es para producir aburrimiento, al mantra es para producir un hastío, de forma que puedas saltar al abismo. Si se cae en el sueño, entonces se pierde uno el abismo.


Todas las meditaciones budistas se alternan. Las haces sentado, pero cuando sientes que la somnolencia se presenta, entonces te levantas y empiezas a hacerlas caminando. Entonces, en el momento en que veas que la somnolencia ha desaparecido, siéntate de nuevo, haz la meditación de nuevo. Si continúas haciendo esto, llega un momento en el que súbitamente sales de las palabras, como una serpiente que sale de su vieja piel. Y ocurre muy naturalmente. No hay esfuerzo en ello.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente toda la explicación . No entendía realmente el significado de la meditación y el silencio del ser. Hasta que encontré iluminación en tus palabras . Muchas gracias Osho por tu sabiduría. Namasté

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