sábado, 11 de febrero de 2023

PROCESO EN LA MEDITACIÓN


Cuando la energía ascendente alcanza el brahma randra, el último centro, el séptimo, el centro de la cabeza, tú te conviertes en un ser plenamente realizado, en ese hombre al que Gurdjieff llama "el hombre número siete".

Eras "el hombre número uno cuando tu energía actuaba sobre el centro sexual. Cuando alcanzaste el centro del corazón fuiste el hombre número dos". Al llegar la energía al intelecto, pasas a ser "el hombre número tres", el hombre intelectual. Todos ellos son hombres corrientes, cargados de neurosis. El primero es corporalmente neurótico. El segundo, emocionalmente neurótico. Y el tercero, intelectualmente neurótico. Por eso se trata de hombres corrientes.

El "hombre número cuatro", es el que se esfuerza en mover sus energías interiores; es el hombre meditativo el que hace lo posible por disipar sus neurosis, eliminar sus divisiones, sanar su esquizofrenia. Este es el "hombre número cuatro". Y tan pronto como sea capaz de movilizar sus energías en sentido descendente y ascendente habrá alumbrado a un ser superior. Ese hombre superior será menos neurótico, menos esquizofrénico, más cuerdo.

Entonces llegará el momento en que tu energía podrá ser liberada desde tu séptimo centro al cosmos. Habrás trascendido tu condición humana, te habrás convertido en un super hombre; dejarás de ser un hombre. Y cuando ese instante llegue, cuando dejes de ser un hombre, entonces dejarás de estar loco.

El hombre está condenado a la locura de una u otra forma debido a su incapacidad por ser realmente un "ser"; más bien es una fachada. No es algo acabado; es más bien un proceso, algo a medio camino entre sus orígenes y su meta. Ha dejado de ser un animal y aún no es aquello que ha de ser. Es algo a medio camino, una etapa entre el Animal y el Dios. Eso le crea la neurosis.

Dejaste de ser animal, pero el animal sigue alojándose en tu interior y tú ya no eres un animal. El animal está ahí, pero tú no eres ya un animal. El animal sigue tirando de ti. No hay nada de malo en ello; el animal no puede hacer otra cosa. Tira de ti hacia abajo, hacia tu centro sexual, y tú lo rondas continuamente. Pero ése es tu primer centro; no es tu posibilidad suprema. Tu suprema posibilidad es el super hombre; trascender la humanidad, trascender el hombre. Esto continúa tirando de ti hacia arriba.

Esas dos fuerzas de atracción opuestas te vuelven esquizofrénico. Tan pronto te sientes atraído hacia lo más elevado y te crees un dios, como te ves bruscamente arrastrado a lo más bajo y te comportas como un animal. Tu mente se encuentra confundida. No puedes aceptar al animal dentro de ti, porque la semilla de lo Superior está allí, arriba, desafiándote con su presencia. De modo que no puedes sentirte bien con el animal, pero tampoco puedes desembarazarte del animal. Está ahí, es tu herencia. Así que te divides a ti mismo en dos. Ocultas en el inconsciente a tu parte animal no aceptada, en tanto que te identificas conscientemente con tu posibilidad superior, con lo que tú no eres.

Conscientemente te identificas con el objetivo, pero inconscientemente vives en el principio. El permanente conflicto entre deseo y realidad abren brecha en tí, escindiéndote en dos. Así, pues, a no ser que trasciendas al hombre, no podrás trascender la locura, El hombre es la locura.

La siguiente cuarta etapa es la del salto. En un momento dado de ella yo te diré: Stop! Y cuando lo diga, tú deberás detenerte de inmediato. Nada hagas, mantente quieto, porque a la menor cosa que hagas podrías distraerte y perderías toda opción. Un simple estornudo perturbaría tu atención, y en un segundo de distracción la corriente ascendente cesaría y la kundalini se detendría bruscamente.

No hagas nada; no por ello te irás a morir. No temas. Aunque reprimas el estornudo que sientes cosquillear, durante diez minutos, no por eso morirás. Si es una irritación de garganta la que te incita a toser y te contienes, tampoco vas a morirte. Permite a tu cuerpo quedarse muerto y la energía se moverá por sí misma en un flujo ascendente.

Paralelamente a ese flujo de energía ascendente, tú te irás quedando más y más silencioso. El silencio es el residuo de la energía ascendente, y la tensión lo es de la energía descendente. En un momento determinado tu cuerpo quedará sumido en un silencio tan profundo que apenas lo sentirás, como si el cuerpo no existiera.

En tu silencio careces de cuerpo. Y cuando permaneces silencioso, incluso la Existencia entera queda en silencio, pues la Existencia no es más que un espejo que te refleja,

Sé sólo testigo de tu silencio, su vigía permanente; no hagas nada; estate sólo contigo. No has de hacer ningún movimiento, no has de tener ningún deseo, ningún pensamiento, nada que sea perturbador; sólo mantenerte ahí, observando en silencio todo cuanto está ocurriendo.

La facultad de permanecer contigo mismo, en el centro de tu bipolaridad dios - animal, es debida solamente a las tres primeras etapas. A menos que las atravieses, no podrás quedarte contigo mismo. Podrás seguir hablando de ello, pensando en ello, soñando en ello, pero no sucederá porque no estarás preparado.

Las tres primeras etapas te prepararán para permanecer en el instante. Te harán consciente. Eso es la meditación y en ella algo pasa que trasciende las palabras. Y si te sucede realmente, no volverás jamás a ser el mismo de antes; es imposible. Se trata de un crecimiento; no es una simple experiencia. Es un crecimiento.

Ahí es donde se distinguen las verdaderas técnicas de las falsas. Con las falsas, puedes tener una experiencia; recuérdalo. pero volverás hacia atrás de nuevo. Fue sólo un vislumbre, no un crecimiento, Es algo parecido a la experiencia con el LSD. Tendrás un vislumbre, tendrás una experiencia, pero volverás a caer porque no será producto de un crecimiento. La experiencia te habrá sobrevenido; tú no habrás sobrevenido a la experiencia. No habrás crecido con ella. Cuando tú creces, no puedes volver atrás.

Si un niño sueña que es ya joven, puede que tenga una visión fugaz de ello. Pero será siempre un sueño y cuando éste se desvanezca, el joven volverá a ser niño. No fue un crecimiento real. En cambio si has crecido y eres ya joven, jamás podrás retroceder y convertirte en niño. En este caso el desarrollo es real. De modo que éste es el criterio para juzgar si un método, una técnica es auténtica o falsa.

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