sábado, 29 de junio de 2024

TU SER, EL VERDADERO VALOR

 

Jesús dice: "El reino del padre es como un hombre, un mercader, quien poseía mercancías y encontró una perla, el mercader fue prudente, vendió las mercancías y compró la perla para sí mismo".

La historia es esta: Un hombre fue a un país muy lejano para hacer dinero. Ganó mucho, acumuló muchas mercancías, pero en el último momento encontró una perla. La canjeó, vendió todas sus mercancías y compró la perla.

Cuando estaba viniendo de regreso, hubo un accidente y el barco se hundió. Pero, él pudo nadar hasta la orilla con la perla; llegó a su casa con todos sus tesoros.

Esta es la historia a la que Jesús se refiere: ese hombre compró lo uno en lugar de lo mucho, así que aun cuando el barco se hundió, nada se perdió. Lo uno puede ser salvado, no lo mucho.

Cuando la muerte venga y tu barco se hunda, si tienes una perla puedes llevarla hasta la otra orilla, pero si tienes muchas cosas no podrán ser llevadas. Una perla puede ser llevada, ¿pero cómo podrías llevar muchas mercancías?

“….el mercader fue prudente...".

El fue sabio, porque ésta es la tontería: vender lo uno y comprar lo mucho. Esto es sabiduría: vender lo mucho para comprar lo uno. La perla es simbólica de lo uno, de lo interno.

"El mercader fue prudente. Vendió las mercancías y compró la perla para sí mismo".

"También tú, busca aquel tesoro que no fracasa, aquél que perdura, donde la polilla no se acerca a devorarlo y donde ningún gusano lo destruye".

Entonces sé como ese mercader, prudente, sabio. Cualquier cosa que puedas conseguir en este mundo te será arranchada. ¿Has observado el hecho de que en realidad no puedes poseer nada en el mundo? Simplemente sientes que posees, pero la cosa estuvo aquí cuando tú no estabas, alguna otra persona lo poseía. Pronto tú ya no estarás aquí y la cosa estará ahí, y alguna otra persona la poseerá. Tu posesión es tal cual un sueño: a veces está ahí y a veces se ha ido.

Sucedió que había un rey, Ebrahim. Una noche escuchó un ruido en el techo, alguien estaba caminando, así que preguntó: "¿Quién está ahí?".

El hombre dijo: "No te perturbes, mi camello se ha perdido y lo estoy buscando". ¡En el techo del palacio... el camello se ha perdido!

Ebrahim se rió y dijo: "¡Tú loco! ¡Bájate de ahí! Los camellos nunca se pierden en el techo de un palacio. ¡Vete a casa!".

Pero entonces él no pudo dormir porque era un hombre de contemplación. Pensó: "Tal vez el hombre no estaba loco, tal vez él haya estado diciendo simbólicamente; tal vez sea un gran místico, porque su voz era tal cuando dijo: 'No te preocupes, no te perturbes', había tanto consuelo y silencio, la voz era tan musical y armoniosa, no puede ser de un loco.

Y cuando dijo eso: 'Mi camello se ha perdido y estoy buscando mi camello', la voz era tan penetrante, parecía indicar algo... ¡Ese hombre tiene que ser encontrado mañana en la mañana! Debo ver quién es ese hombre, si es que es loco o un loco de Dios; si es que estaba en el techo simplemente por su locura o si es que fue mandado hacia mí particularmente a darme un mensaje".

El rey no pudo dormir toda la noche. En la mañana le dijo a sus cortesanos: "Vayan y encuentren a ese hombre... con este tipo de voz". Pero se buscó por toda la capital y el hombre no pudo ser hallado, porque sólo por el tono de voz ¿cómo puedes encontrar a un hombre? ¡Difícil!

Justo a mediodía hubo mucho bullicio en la puerta. Un faquir, un mendigo, había aparecido y le estaba diciendo al portero: "Déjame entrar porque quiero estar aquí, pasar unos cuantos días en esta posada, en este hotel". El portero estaba diciendo: "Esto no es una posada, no es un hotel, éste es el propio palacio de un rey ¡su propia residencia!".

Pero el faquir dijo: "¡No! Sé muy bien que esto es una posada: los viajeros vienen, se quedan por un tiempo y se van. Nadie es un residente aquí, así que déjame, permíteme, le hablaré al rey quien parece ser un tonto".

Esto fue escuchado y se le llamó. El rey estaba muy molesto; dijo: "¿Qué estás diciendo?".

El faquir dijo: "¡Escucha! Yo vine antes pero en este trono había otra persona sentada. Y él era el mismo tipo de tonto que tú, porque pensaba que ésta era su residencia. ¡Ahora tú estás pensando que ésta es tu residencia!".

El rey dijo: "¡No seas estúpido! Y no te comportes en esta forma tan incivilizada, él fue mi padre y ahora ha muerto".

El faquir dijo: "Te digo que regresaré otra vez y no te encontraré aquí. Otra persona estará aquí. Será tu hijo y dirá: '¡Esta es mi residencia!' ¿Qué tipo de residencia es ésta? La gente viene y va, yo la llamo una posada de viajeros".

¡La voz pudo ser reconocida! El rey dijo: "¡Entonces tú eres el loco que estaba buscando al camello en el techo!".

El loco dijo: "Sí, yo soy el loco, y tú también lo eres. Si te estás buscando a ti mismo en la riqueza, ¡estás buscando un camello en el techo!".

El rey bajó del trono y le dijo al faquir: "Quédate en esta posada, pero yo me voy, porque me estaba quedando sólo porque creía que ésta era una residencia, que éste era un hogar. Si éste no es un hogar, entonces debo ir y buscar el hogar ¡antes de que sea demasiado tarde!".

Ebrahim se volvió místico por derecho propio. Y cuando llegó a ser conocido, cuando llegó a ser un hombre realizado, solía vivir en las afueras de la ciudad, de su propia capital. Una vez había sido su posesión, ahora era simplemente una posada. Solía vivir afuera y la gente venía y le preguntaba: "¿Dónde está la basti?, basti quiere decir "la ciudad". Pero la palabra es muy bella, la palabra significa "donde la gente reside". Y Ebrahim les mostraba el cementerio; él les decía: "Anda hacia la derecha, llegarás al basti, donde la gente reside".

Entonces la gente iba y luego regresaba muy molesta y decía: "¿Qué tipo de hombre eres? Te preguntamos por la basti, la ciudad, donde la gente reside ¡y nos mandas al cementerio!".

Y Ebrahim se reía y decía: "¡Entonces parece que usamos los términos en modos distintos! porque ahí en el cementerio, una vez que entras eres un residente para siempre. Esa es una basti real, la residencia permanente, donde la dirección nunca cambia, donde estás ahí por siempre y por siempre y por siempre. Así que entonces, no estás preguntando por la basti real, entonces estás preguntando por esta ciudad que es un cementerio, porque la gente está en fila tan solo esperando morir".

"El tiempo de uno se acaba hoy día, el de alguien se acabará mañana, el de otro pasado mañana, pero todo el mundo está esperando ¡solamente morir! ¿Y tú llamas a esto basti? ¿Y llamas a esto el sitio donde la gente reside? Yo lo llamo cementerio, marghat, la gente simplemente está esperando morir, donde no existe nada excepto la muerte".

Y si existe la vida, no es nada sino una espera hacia la muerte, ¿y cómo la vida puede ser una espera hacia la muerte? ¿Cómo la vida puede ser momentánea? ¿Cómo la vida puede ser tan solo como un sueño? Está ahí, y desaparece, ¡y ya no está ahí! La vida debe ser algo eterno. Pero si estás buscando lo eterno, entonces sé como un mercader prudente: ¡vende todo lo que tienes! Véndelo y compra lo uno, la única perla de tu ser interno, la que no puede hundirse, la que no puede ser arranchada, porque esa perla eres tú. Puedes poseerte sólo a ti mismo, ninguna otra cosa puede poseerse realmente. Puedes vivir en una ilusión, eso es otra cosa.

Puedes vivir bajo la ilusión de que posees esta casa, esta esposa, este esposo o estos hijos, pero esto es una ilusión, tarde o temprano el sueño desaparecerá. Puedes poseerte sólo a ti mismo, porque eso nunca se irá. El ser es permanente, eterno. Es tuyo por el tiempo sin fin. No se te puede quitar.

sábado, 22 de junio de 2024

UN TESORO TENEMOS ADENTRO

 

Por qué seguimos acumulando cosas en la vida?. Siendo la verdad tan clara, que nada nos llevamos cuando morimos, aún así continuamos. Nadie escucha a Jesús o a Buda. Aun si lo escuchas, aun si sientes que lo entiendes, nunca lo sigues en forma consciente. Debe haber alguna razón muy profunda para que ignores a Buda y a Jesús y tú sigas en tu camino. A veces surge una duda, pero eso es todo; de nuevo te acomodas y sigues tu propio camino. Debe haber algo profundamente enraizado que ni siquiera un Buda o un Jesús pueden despegar, pueden desenraizar ¿Qué es eso que está profundamente enraizado en nuestras vidas?

Existimos en los ojos de los demás: nuestra identidad consiste en la opinión de los demás; los ojos de los demás son los espejos, miramos nuestros rostros en los ojos de los demás. Este es el problema, porque los demás no pueden ver tu ser interno. Tu ser interno no puede reflejarse en ningún espejo en absoluto. Sólo tu exterior puede ser reflejado, los reflejos son sólo de lo externo, de lo físico. Aun si te pones de pie frente a un espejo, al mejor espejo, sólo tu parte física será reflejada. Ningún ojo puede reflejar tu parte interna.

Así que los ojos de los demás reflejan tus riquezas, tus logros en el mundo, tu ropa; pero no pueden reflejarte a ti. Y cuando ves que otros piensan que eres pobre, eso significa que no tienes buena ropa, una buena casa, un buen carro, entonces comienzas a dirigirte hacia eso.

Sólo para ver en los ojos de los demás que eres rico, acumulas cosas. Los ojos de los demás comienzan a reflejar que te estás volviendo rico, y más y más rico, estás ganando poder y prestigio. Tu identidad consiste en tu reflejo, y los demás pueden reflejar sólo cosas, no pueden reflejarte a ti. De ahí que la meditación sea muy, muy necesaria.

Meditación significa cerrar tus ojos, no mirar los reflejos, sino mirar a tu propio ser. De otro modo todo el día estás ocupado con los demás.

En la noche también, cuando duermes, estás inconsciente cuando duermes profundamente o cuando sueñas estás involucrado con los demás. Continuamente, el vivir con los demás, es el problema: naces en una sociedad, vives en una sociedad, mueres en una sociedad, toda tu existencia consiste en lo social. Y sociedad quiere decir ojos por todas partes.

Y cualquier cosa que reflejen, te impresiona. Si todo el mundo dice que eres un buen hombre, comienzas a sentirte bien. Si todo el mundo piensa que eres un hombre malo, comienzas a sentirte mal. Si todo el mundo dice que estás enfermo, comienzas a sentirte enfermo. Tu identidad depende de los demás, es una hipnosis a través de los demás. Entra en la soledad, vive con los demás, pero no te extenúes con los demás.

Por lo menos una hora al día simplemente cierra tus ojos. Cerrar los ojos quiere decir estar cerrado a la sociedad, la sociedad no existe, sólo tú, de tal manera que puedas confrontarte a ti mismo directamente.

Ve una vez al año, por unos cuantos días, a las montañas, al desierto, donde no haya nadie, sólo tú y mírate a ti mismo tal como eres. De otro modo, el vivir continuamente con los demás creará una hipnosis en ti. Esa hipnosis es la causa por la que continúas influenciando a los demás, impresionándolos. Lo real para ti no es cómo vivir una vida rica, lo real es cómo impresionar a los demás de que eres rico, pero estas son cosas totalmente diferentes.

Los demás se impresionan con cualquier cosa que tengas, ellos no se impresionan contigo. Si encuentras a Alejandro Magno en ropa de mendigo, no lo reconocerás. Si encuentras al mendigo que siempre ha estado mendigando, sentado en un trono como Alejandro, caerás a sus pies, ¡lo reconocerás!

Sucedió una vez: Un gran poeta Urdu, Ghalib, fue invitado a cenar por el emperador. Muchas otras personas fueron invitadas, casi quinientas. Ghalib era un hombre pobre, es muy difícil que un poeta sea rico, rico ante los ojos de los demás.

Sus amigos sugirieron: "Ghalib, te podemos prestar ropa, zapatos, un buen paraguas, porque tu paraguas está tan podrido, tu abrigo está casi deshecho, desteñido. Y esta ropa y estos zapatos que tienen tantos huecos ¡no se verán bien!".

Pero Ghalib dijo: "Si me presto algo me sentiré muy incómodo internamente, porque nunca he estado prestándome de nadie, he vivido con mis propios medios, he vivido a mi manera. Sólo por una cena romper mi costumbre de toda la vida, no es bueno".

Así que fue a la corte del emperador con su propia ropa. Cuando mostró su tarjeta de invitación al portero, éste lo miró, se rió y dijo: "¿De dónde has robado esto? ¡Lárgate de acá inmediatamente, de otro modo ¡te apresaré!".

Ghalib no podía creerlo. Dijo: "¡He sido invitado! ¡Anda y pregúntale al emperador!".

El portero dijo: "Todos los mendigos piensan que ¡han sido invitados! Y no eres el primero, muchos han tocado la puerta antes. ¡Lárgate de aquí! ¡No estés aquí porque los invitados estarán llegando pronto!".

Así que Ghalib se fue. Sus amigos sabían que esto iba a suceder, así que habían preparado un abrigo, zapatos, paraguas y otras cosas prestadas. Entonces se puso las cosas prestadas y regresó. El portero le hizo una venia y dijo: "Adelante".

Ghalib era un poeta muy conocido y el rey amaba su poesía, así que se le permitió sentarse justo al lado del rey. Cuando la fiesta comenzó Ghalib hizo algo muy extraño; el rey pensó que parecía un poco loco, comenzó a dar de comer a su abrigo diciendo: "Querido abrigo ¡tú come! Porque realmente tú eres el que has entrado, no yo".

El rey dijo: ¿Qué estás haciendo Ghalib? ¿Te has vuelto loco?

Ghalib dijo: "No, vine antes pero me negaron la entrada. Ahora este abrigo ha venido, sólo estoy con él porque el abrigo no podía venir solo, de otro modo no hubiera venido".

Pero esto le está sucediendo a todo el mundo: no eres tú, sino tu abrigo el que es reconocido por los demás: Así que vas bordando tu abrigo, vistiéndote bien.

La meditación es necesaria para romper con los demás, con los ojos de los demás, con los espejos de los demás. ¡Olvídalos! Por unos cuantos minutos simplemente mira hacia adentro, entonces sentirás el dolor, el sufrimiento interno, porque estás vacío adentro. Entonces comienza la transformación: entonces comienzas a buscar la riqueza interior, el tesoro que existe dentro de ti, no los tesoros que están dispersos en todas partes.

Muchas son las riquezas afuera, sólo uno es el tesoro de adentro. Muchas son las dimensiones y direcciones afuera; uno, sólo un punto es la meta interior.

sábado, 15 de junio de 2024

POSEERSE A SI MISMO

 

¿Quién es un hombre sabio? Aquél que está listo a perder lo mucho por lo uno. ¿Y quién es el tonto? Aquél que se ha perdido a sí mismo y ha comprado muchas cosas ordinarias, aquél que ha vendido a su Maestro y ha llenado su casa de cosas inútiles.

Escuché una historia: Un amigo de Mulla Nasruddin se volvió muy, muy rico. Y cuando alguien se vuelve rico le gusta ir a ver a sus antiguos amigos, a los antiguos vecinos, a su antiguo pueblo, para mostrar lo que ha logrado. Así que fue desde la capital a su pequeño pueblo. Justo en la estación del ferrocarril se encontró con Mulla Nasruddin; le dijo: "Nasruddin, ¿sabes? ¡lo he logrado! Me he vuelto muy, muy rico ¡no lo puedes imaginar! Tengo un palacio con quinientas habitaciones, ¡es un castillo!".

Mulla Nasruddin dijo: "Conozco unas cuantas personas que tienen casas de quinientas habitaciones".

El amigo dijo: "¡Tengo dos campos de golf de dieciocho huecos cada uno, tres piscinas, hectáreas y hectáreas de jardines".

Nasruddin dijo: "Conozco un hombre en la otra ciudad que tiene dos campos de golf y tres piscinas".

El hombre rico dijo: "¿En la casa?".

Nasruddin dijo: "Escucha, puedes haber hecho mucho dinero, pero a mí tampoco me ha ido tan mal: tengo burros, caballos, cerdos, búfalos, vacas, gallinas".

El otro hombre se comenzó a reír y le dijo: "Nasruddin, muchísima gente tiene burros, caballos, vacas, gallinas..." Nasruddin lo interrumpió a medio hablar y dijo: "¿En la casa?".

Pero cualquier cosa que tengas, sean estos campos de golf de dieciocho huecos, tres piscinas o quinientas habitaciones, o burros, caballos y vacas, cualquier cosa que puedas tener afuera no te hará rico, porque realmente la casa permanece vacía, tú permaneces vacío. Nada entra en la casa, todo eso permanece afuera porque pertenece a afuera, no hay ninguna forma de ponerlos adentro. Y la pobreza está adentro. Si hubiera estado afuera, entonces no habría habido problema.

Si sintieras el vacío afuera, en la periferia, entonces podrías haberlo llenado con casas, carros, caballos, con cualquier cosa. Pero el vacío se siente adentro, te sientes internamente sin significado. No es que el hecho de que tengas una gran casa te esté creando el problema, es que dentro de ti te sientes totalmente sin significado: ¿Para qué existes? ¿Por qué todo este gran problema de estar en la existencia? ¿Para qué estar vivo? ¿Dónde te está llevando?

Todos los días en la mañana te despiertas de nuevo para salir ¡y no hay dónde ir! Todos los días en la mañana te vistes, y por la noche sabes que nada se ha logrado, ninguna meta se ha alcanzado. De nuevo te quedas dormido, de nuevo en la mañana comienza la jornada, ¡todo el mismo quehacer carente de significado! Adentro continúas sintiéndote vacío, no hay nada. Así que con cosas externas a lo más puedes engañar a otros, no a ti mismo ¿Cómo puedes engañarte a ti mismo?

Cuanto más cosas acumules, más vida ha sido desperdiciada, porque ellas tienen que ser compradas al costo de la vida. Estás menos vivo, la muerte se ha acercado, las cosas se siguen acumulando más y más, su volumen continúa haciéndose más y más grande y adentro tú continúas encogiéndote. Entonces el temor: "¿Qué estoy logrando? ¿Dónde estoy llegando? ¿Qué le he hecho a toda mi vida?".

Y no puedes retroceder, el tiempo que has desperdiciado no se te puede devolver, no hay modo. No lo puedes recuperar, no puedes decir: "Lo siento, voy a comenzar de nuevo...". Eso no es posible. Entonces para cuando te vuelvas viejo, te volverás más y más triste. Esa tristeza no es por la edad física, esa tristeza es porque ahora te das cuenta de lo que te has hecho a ti mismo: te has hecho una casa, por supuesto; has tenido éxito, eres rico, has logrado prestigio ante los ojos de los demás pero ante tus propios ojos, ¿qué?

Ahora sientes el dolor, el sufrimiento de una vida desperdiciada, de un tiempo perdido; la muerte acercándose más y pronto te disolverás, y tus manos vacías. Este vacío es interno, no lo puedes llenar con nada que puedas conseguir en el mundo, a menos que te alcances a ti mismo. De ahí la insistencia de Jesús: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un hombre rico entre en el reino de los cielos". ¿Por qué? ¿Qué hay de malo con el hombre rico?

No hay nada erróneo con el hombre rico. El énfasis es en que uno ha desperdiciado su vida acumulando cosas del mundo, eso es lo que quiere decir hombre rico. El no puede entrar en el reino de Dios, porque ahí sólo puede entrar uno que haya logrado lo interno. No puede engañar en la entrada al cielo. No puede entrar porque está demasiado desgastado, podrido, hecho una ruina. No podrá danzar en la puerta, no podrá cantar, no podrá entrar con esa sensación de que lo ha logrado en su vida. Ha sido sacado de raíz: poseía mucho, pero nunca se poseyó a sí mismo, esa es la pobreza. Si te posees a ti mismo eres rico, realmente rico. Si no te posees a ti mismo, aunque seas un emperador, serás pobre.

sábado, 8 de junio de 2024

MIRAR ADENTRO

 

Jesús dijo:

"El reino del padre es como un hombre, un mercader, quien poseía mercancías y encontró una perla".

"El mercader fue prudente. Vendió las mercancías y compró la perla para sí mismo".

"También tú busca aquel tesoro que no fracasa, aquél que perdura, donde la polilla no se acerca a devorarlo y donde ningún gusano lo destruye".

Si miras hacia afuera, el mundo de lo mucho existe; si miras hacia adentro, entonces existe el mundo de lo uno. Si vas hacia afuera puedes lograr lo mucho, pero perderás lo uno. Y ese uno es el mismo centro y si lo pierdes, lo has perdido todo. Puedes lograr mucho, pero ese mucho no valdrá mucho al final, porque a menos que uno se logre a sí mismo, no se ha logrado nada.

Si eres un extraño para ti mismo, aun todo el mundo no te dará satisfacción. Si no has llegado a tu propio ser, entonces todas las riquezas te harán aun más pobre. Esto sucede: cuanto más riquezas tienes más pobreza sientes, porque ahora puedes comparar con las riquezas exteriores, entonces lo interno en comparación se ve más pobre y más pobre, y más pobre. De ahí la paradoja del hombre rico: cuanto más rico se vuelve, más pobre se siente; cuanto más tiene, más siente que está vacío, porque el vacío interno no se puede llenar con cosas externas. Las cosas externas no pueden entrar en tu ser.

El vacío interno sólo puede ser llenado cuando te encuentras contigo mismo, cuando logras tu ser. Haz una distinción clara: el mundo externo es el mundo de lo mucho, pero el mundo de lo uno está ausente ahí, y ese mundo de lo uno es la meta. Ese uno está dentro de ti, así que si lo estás buscando afuera, lo perderás. Nada será de mucha ayuda; en cualquier cosa que hagas serás un fracaso.

La mente continuará diciendo: "¡Logra eso! entonces estarás satisfecho". Cuando lo logres, la mente dirá de nuevo: "¡Logra alguna otra cosa!, entonces estarás satisfecho". La mente dirá: "Si no lo estás logrando, quiere decir que no estás poniendo suficiente esfuerzo. Si no lo estás alcanzando, no estás corriendo suficientemente rápido". Y si escuchas a la lógica de la mente -que parece lógica pero no lo es- entonces continuarás corriendo y corriendo y corriendo, y al final... nada excepto la muerte.

Lo mucho es el reino de la muerte, lo uno es el reino de lo inmortal. Al buscador se le debe buscar, no en los objetos externos sino en tu subjetividad; tienes que voltear hacia adentro.

Es necesario una conversión, una vuelta, un giro absoluto de ciento ochenta grados es necesario, de tal forma que los ojos que ven hacia afuera comiencen a ver hacia adentro. Pero ¿cómo sucederá esto?

A menos que estés totalmente frustrado con el mundo, esto no puede suceder; si aún permanece una pequeña esperanza, continuarás el movimiento. El fracaso es grandioso y con el fracaso en lo mucho comienza una nueva jornada. Cuanto antes fracases en el mundo externo mejor; cuanto más pronto te frustres totalmente, mejor, porque el fracaso en lo externo se vuelve el primer paso hacia lo interno.

sábado, 1 de junio de 2024

VUÉLVETE INDIVIDUO

 

"El dejó atrás a las noventa y nueve ovejas, buscó a aquella que se perdió hasta que la encontró".

Y recuerda que no necesitas ir a buscar a Dios, él vendrá a ti. Tú simplemente vuélvete valioso, el te encontrará, él tiene que hacer un camino hacia ti. En el momento en que alguien se cristaliza en alguna parte, toda la energía divina fluye hacia él. El puede llegar a ti en la forma de un iluminado, él puede llegar a ti como un Maestro, como un Gurú, él puede alcanzarte... En millones de formas puede alcanzarte. El asunto no es de cómo llega a ti, eso es preocupación de él, no es tu preocupación. Primero logra el ego, estate listo, vuélvete un individuo y entonces lo universal puede sucederte.

"Habiéndose extenuado, le dijo a la oveja "Te amo a ti más que a las noventa y nueve".

A uno que se ha vuelto rebelde, Dios lo ama más. Los sacerdotes dirán: "¡Qué tontería! A uno que se ha salido del camino ¿Dios lo ama más?". Los sacerdotes no pueden creer eso, pero así sucede. Jesús es la oveja perdida, Buda es la oveja perdida, Mahavira es la oveja perdida. La muchedumbre va moviéndose en su mediocridad; un Mahavira, un Buda, un Jesús es buscado. Dios se apresura hacia ellos.

Esto sucedió bajo el árbol bodhi donde Buda se sentaba, perfectamente individual, habiendo roto todas las cadenas con la sociedad, con la cultura, con la religión, todas las cadenas rotas, perfectamente solo. Entonces Dios se apresuró hacia él, desde todas partes, desde todas las direcciones, porque él está en todas las direcciones y Buda se volvió un Dios. Y él había negado que hubiera Dios, porque esa era una de las formas de salirse del camino. El había dicho: "No hay sociedad, no hay religión". El había negado los Vedas, él había negado el sistema de castas, brahmins, shudras. Había negado toda la estructura del pensamiento hindú. Había dicho: "No soy un hindú y no pertenezco a ninguna sociedad, y no creo en ninguna teoría. A menos que sepa la verdad, ¡no voy a creer en nada!".

Continuó negándolo. Llegó un momento cuando quedó solo y ya no había ningún vínculo con nada, estaban absolutamente rotos. Se volvió una isla, absolutamente solo. Bajo ese árbol bodhi, hace veinticinco siglos, Dios se apresuró hacia este hombre desde todas partes, hacia esta oveja que se había descarriado, y le dijo a Buda...Habiéndose extenuado, le dijo a la oveja "Te amo a ti más que a las noventinueve". Esto se lo dijo a Jesús, esto siempre ha sido así, ésta es la ley fundamental. Dios busca al hombre, no el hombre... El hombre simplemente tiene que estar listo.

¿Y cómo estar listo? ¡Volviéndote un individuo, siendo un revolucionario, yendo más allá de la sociedad, siendo osado, rompiendo todas las cadenas, todas las relaciones! ¡Estando solo y existiendo como si fueras el centro del mundo! Entonces Dios corre hacia ti, y en su avalancha tu ego se pierde, la isla desaparece en el océano, repentinamente ya no más eres.

Primero la sociedad tiene que ser abandonada, y ese es el mecanismo interno, porque tu ego puede existir sólo con la sociedad. Si insistes en dejar la sociedad de lado, llegará el momento cuando el ego estará solo, porque la sociedad ha sido abandonada. Pero entonces el ego no puede existir sin la sociedad, porque la sociedad te ayuda a existir como un ego.

Si insistes en dejar la sociedad, poco a poco se deja la base. Cuando no hay un "Tú", el "Yo" no puede existir. En el estado final el "yo" desaparece, porque el "tú" ha sido abandonado. Cuando no hay el "tú", "yo" no soy. El "tú" tiene que ser dejado, entonces el "yo" desaparece. Pero al dejar el "tú" primero, el "yo" se vuelve más claro, cristalizado, centrado, bello, poderoso. Después es consumido, esto es la avalancha de lo divino.

Jesús fue crucificado a causa de estos dichos. El estaba volviendo rebelde a la gente, les estaba enseñando a salirse del camino. Les estaba diciendo que Dios ama a aquél que se ha salido del camino, al pecador, al rebelde, al egoísta. Los judíos no lo pudieron resistir, era demasiado. Este hombre tenía que ser silenciado: "Este hombre tiene que ser detenido, está yendo muy lejos, ¡destruirá toda la sociedad!". Estaba creando tal situación en la cual los sacerdotes no podrían permanecer, la iglesia se disolvería.

El está contra la muchedumbre -es todo lo que hay a tu alrededor- y la muchedumbre entró en pánico. Pensaron: "Este hombre es el enemigo, está cortando las mismas raíces. Sin la muchedumbre, ¿cómo podemos vivir?". Yendo y enseñando a las noventa y nueve ovejas a que se salgan del camino, ellas se juntarán más, irán del brazo. Y si continúas enseñando, se vengarán, te matarán, dirán: "¡Basta ya!".

Vivimos en la muchedumbre, somos parte de la muchedumbre. Solos no podemos existir. No sabemos cómo estar solos, siempre existimos con los otros. Los otros son necesarios, es una obligación. Sin los otros ¿quién eres? se pierde la identidad.

Este es el problema: noventa y nueve ovejas crean todas las religiones, y la religión real le ocurre sólo a aquella oveja que se salió del camino.

¡Atrévete! ¡Anda más allá del claro del bosque, ve hacia lo desconocido! La vida está ahí, y sólo entonces crecerás. Podrá haber sufrimiento porque no hay crecimiento sin dolor. Podrá haber una cruz, crucifixión, porque no hay madurez. Con la crucifixión la sociedad puede vengarse ¡acepta esto! Tiene que ser así, porque cuando aquella oveja regresa, las noventa y nueve dirán: "¡Este es el pecado! ¡Esta oveja se descarrió, ésta no es parte de nosotros, esta oveja no nos pertenece!".

Y esas noventa y nueve ovejas serán absolutamente incapaces de concebir que el pastor esté cargando a esa oveja en sus hombros, porque esta es la oveja perdida que ha sido encontrada.

Jesús dice que el pastor regresará a casa, llamará a sus amigos y hará una fiesta, porque una oveja se ha perdido y una oveja ha sido encontrada. Jesús dice que cada vez que un pecador entra al cielo hay regocijo, ¡porque una oveja se había perdido y una oveja ha sido encontrada!

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