sábado, 8 de junio de 2024

MIRAR ADENTRO

 

Jesús dijo:

"El reino del padre es como un hombre, un mercader, quien poseía mercancías y encontró una perla".

"El mercader fue prudente. Vendió las mercancías y compró la perla para sí mismo".

"También tú busca aquel tesoro que no fracasa, aquél que perdura, donde la polilla no se acerca a devorarlo y donde ningún gusano lo destruye".

Si miras hacia afuera, el mundo de lo mucho existe; si miras hacia adentro, entonces existe el mundo de lo uno. Si vas hacia afuera puedes lograr lo mucho, pero perderás lo uno. Y ese uno es el mismo centro y si lo pierdes, lo has perdido todo. Puedes lograr mucho, pero ese mucho no valdrá mucho al final, porque a menos que uno se logre a sí mismo, no se ha logrado nada.

Si eres un extraño para ti mismo, aun todo el mundo no te dará satisfacción. Si no has llegado a tu propio ser, entonces todas las riquezas te harán aun más pobre. Esto sucede: cuanto más riquezas tienes más pobreza sientes, porque ahora puedes comparar con las riquezas exteriores, entonces lo interno en comparación se ve más pobre y más pobre, y más pobre. De ahí la paradoja del hombre rico: cuanto más rico se vuelve, más pobre se siente; cuanto más tiene, más siente que está vacío, porque el vacío interno no se puede llenar con cosas externas. Las cosas externas no pueden entrar en tu ser.

El vacío interno sólo puede ser llenado cuando te encuentras contigo mismo, cuando logras tu ser. Haz una distinción clara: el mundo externo es el mundo de lo mucho, pero el mundo de lo uno está ausente ahí, y ese mundo de lo uno es la meta. Ese uno está dentro de ti, así que si lo estás buscando afuera, lo perderás. Nada será de mucha ayuda; en cualquier cosa que hagas serás un fracaso.

La mente continuará diciendo: "¡Logra eso! entonces estarás satisfecho". Cuando lo logres, la mente dirá de nuevo: "¡Logra alguna otra cosa!, entonces estarás satisfecho". La mente dirá: "Si no lo estás logrando, quiere decir que no estás poniendo suficiente esfuerzo. Si no lo estás alcanzando, no estás corriendo suficientemente rápido". Y si escuchas a la lógica de la mente -que parece lógica pero no lo es- entonces continuarás corriendo y corriendo y corriendo, y al final... nada excepto la muerte.

Lo mucho es el reino de la muerte, lo uno es el reino de lo inmortal. Al buscador se le debe buscar, no en los objetos externos sino en tu subjetividad; tienes que voltear hacia adentro.

Es necesario una conversión, una vuelta, un giro absoluto de ciento ochenta grados es necesario, de tal forma que los ojos que ven hacia afuera comiencen a ver hacia adentro. Pero ¿cómo sucederá esto?

A menos que estés totalmente frustrado con el mundo, esto no puede suceder; si aún permanece una pequeña esperanza, continuarás el movimiento. El fracaso es grandioso y con el fracaso en lo mucho comienza una nueva jornada. Cuanto antes fracases en el mundo externo mejor; cuanto más pronto te frustres totalmente, mejor, porque el fracaso en lo externo se vuelve el primer paso hacia lo interno.

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