sábado, 8 de marzo de 2025

VIVIMOS ENGAÑADOS

 

Jesús decía: "Yo soy el rey", y la gente pensaba que él iba a destronar al rey aquí. El dijo: "Aquellos que son humildes heredarán la tierra", él estaba hablando sobre otra cosa, y la gente pensó que estaba prometiendo a sus discípulos: "Ustedes heredarán la tierra". Entonces los políticos se llenaron de miedo, porque "reino", "rey", "heredarán la tierra", todos los términos son políticos. Los sacerdotes se llenaron de miedo porque todo lo que él decía parecía estar más allá de la ley.

El amor está siempre más allá de la ley. El amor no puede seguir ninguna ley porque es una ley superior, la más alta. Cuando amas, todo está bien porque el amor no puede hacer nada mal. No hay ni normas ni reglas para eso; las normas y las reglas existen porque no puedes amar, porque eres incapaz de amar. Por eso es que hay tantas reglas, para que no puedas hacer daño a los demás, para que seas impedido de hacer daño a los demás. Pero cuando amas, ¿por qué harías daño a los demás? ¡Las reglas desaparecen!

Y Jesús habló sobre la última ley, el amor. Entonces los sacerdotes se llenaron de miedo, entonces los jueces, los magistrados, el sistema legal, tuvo miedo de que él hiciera un caos, que creara una anarquía. Y fue crucificado porque se volvió un agitador.

Esto no es necesario que suceda. Ha sucedido en el pasado, no tiene que suceder ahora, porque ahora, después de miles de años de experimentar Budas, Mahaviras, Zoroastros, Jesuses, Mahomas, ¡deberíamos habernos vuelto más alertas!

¡Pero no! Este es aún el caso, como si el hombre nunca aprendiera. Su estupidez parece ser extrema, final, y continúa racionalizando su estupidez. Fortifica su estupidez, su ignorancia, y quienquiera que venga a quitársela le parece como si fuera su enemigo. Los amigos parecen enemigos, los enemigos parecen amigos. Aquellos que verdaderamente pueden guiarte, te parece que te están guiando por el camino errado; aquellos que son ciegos, son tus líderes.

Entiende primero tu necesidad de ser guiado. Es hermoso, porque muestra una búsqueda, pero no te apresures en seguir a cualquiera. ¿Cómo decidir? ¿Cuál es el criterio? Para el buscador ésta es una de las cosas más enigmáticas: ¿cómo decidir quién es Jesús y quién es un ciego? Tener absoluta certeza parece ser imposible, pero destellos de certeza son posibles. No puedes tener la absoluta certeza al comienzo, porque la propia naturaleza de la situación es tal: ¿cómo un ciego puede decidir que otro tiene ojos? La única decisión, la única certeza es posible cuando comience a ver. Entonces será capaz ¡pero entonces ya no habrá necesidad! Cuando te vuelves un Buda ya no hay necesidad de reconocer a un Buda; cuando eres como Jesús, no hay la necesidad de conocer a Jesús o de seguirlo. Esta es la paradoja.

Estás ciego y tienes que escoger, ¿cómo decidir? ¿Por las palabras? Entonces serás engañado, porque los escolásticos, los eruditos, los sacerdotes, ellos son muy hábiles con las palabras. Nadie los puede vencer, porque han estado en el negocio, han estado en el negocio desde mucho antes. Jesús parecería pobre de palabras, los altos sacerdotes de los judíos lo habrían vencido fácilmente. Eso no habría sido ningún problema. Kabir o Buda pueden ser vencidos fácilmente con argumentos, con lógica. No puedes juzgar por las palabras, serás engañado, no uses ese criterio.

Un Jesús puede ser juzgado sólo por su ser: acércate a él, no trates de escuchar lo que está diciendo, trata de escuchar lo que él es. Esta es la clave: ¡simplemente estate cerca a él! Los hindúes lo han llamado satsang, estar simplemente cerca a la verdad. Sólo estate cerca, no escuches lo que esté diciendo, no te involucres intelectualmente, sólo escucha lo que él es.

El ser vibra, el ser florece, el ser tiene una fragancia. Si puedes estar en silencio cerca a un Jesús comenzarás a escuchar su silencio. Y ese silencio te hará tan bienaventurado, y ese silencio te dará tanta plenitud, tan desbordante de amor y compasión, ese es el criterio. Si haces eso con un erudito, con un hombre de conocimientos, entonces te llenarás tan solo de desgracia, porque él es tan desgraciado como tú. Si escuchas sus palabras, parecerá muy grande. Si escuchas a su ser, a sus vibraciones, a su pulsación de vida, él es tan desgraciado como tú, tal vez más. Por eso es que se ha vuelto un hombre de palabras: para esconder su desgracia. Por eso es que él habla de teorías, de filosofías, de sistemas; por eso es que argumenta, porque no sabe.

Un hombre que sabe realmente no argumenta, simplemente afirma, simplemente lo dice... Mira estos versículos de Jesús, él no está argumentando, no está dando ninguna razón, simplemente está haciendo afirmaciones, simples afirmaciones.

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