sábado, 3 de julio de 2010

LAS PSICOLOGÍAS

Todas las psicologías occidentales se basan en la patología y es necesaria una auténtica psicología que se base en la persona sana. La perfecta psicología ha de basarse en gentes del tipo Buda, no sólo en gente sana.

Lo segundo que hay que recordar, respecto a todos los pensa­dores occidentales que han resultado ser influyentes, es que han estado trabajando con gente enferma, con sus pacientes. No se han encontrado con gente sana, de modo que sean cuales sean sus descubrimientos, esos descubrimientos se basan en patologías. Una persona sana es absolutamente distinta de una persona pato­lógica. Freud nunca se cruzó con un hombre sano. Esto está fuera de toda duda porque el hombre sano nunca acude al doctor o al médico. ¿Por qué debería ir? A menos que estés mentalmente en­fermo, ¿por qué tendrías que ir al loquero? No tienes por qué. Vas sólo porque estás enfermo, de modo que únicamente los hombres enfermos acuden a esa gente, a Freud, a Jung, a Adler, a Janov. Ellos basan sus filosofías en esos enfermos.

Y esto implica que esas personas estarán desequilibradas; y no sólo des­equilibradas, sino que también serán muy peligrosas porque estos especimenes humanos enfermos no son los verdaderos represen­tantes del ser humano. Están enfermos. Es como si tú, siendo oculista, solamente conocieras a ciegos, de modo que sólo los ciegos acudieran a ti y entonces tú pensaras que el hombre es ciego por naturaleza. La gente enferma acude a ti y entonces pien­sas que el hombre es un ser mentalmente enfermo. Esto es falso, porque a menos que exista gente sana, ¿es posible la enfermedad?

Así pues, hay tres clases de psicologías. Una es patológica; todas las psicologías occidentales son patológicas. Solamente muy recientemente algunas tendencias holísticas (El holismo considera que el Sistema completo se comporta de un modo distinto que la suma de sus partes, resalta la importancia del Todo como algo que trasciendo a la suma de las partes) que consideran a la persona sana están adquiriendo importancia, pero están sólo en los comienzos. Ni siquiera han dado los primeros pasos. Hay psi­cologías de la segunda clase que consideran la persona sana, ba­sadas en la mente sana; ésas son las psicologías orientales. El budismo posee una psicología muy, muy penetrante. Patanjali tiene su propia psicología. Se basan en gente sana, en ayudar a una persona sana a volverse más sana, en ayudar a una persona sana a que adquiera más salud. Las psicologías patológicas ayudan a los enfermos a que sanen.

Y luego hay una tercera clase. Ésa - a la que Gurdjieff solía denominar "psicología suprema" – que está todavía sin desarrollar. Esa clase depende de los Budas. Aún no ha sido desarrollada porque, ¿a dónde ir para estudiar a un Buda? ¿Y cómo hacer para estudiar a un Buda? Y con sólo un Buda no valdría; has de estudiar a muchos. Solamente entonces puedes obtener algunas conclusio­nes. Pero algún día esa psicología surgirá; es una certeza. Ha de aparecer porque solamente ésa puede proporcionarte la percep­ción plena de la consciencia humana.

Freud, Jung, Janov..., todos son enfermos. Nunca han trabajado sobre sí mismos. Tanteando en la oscuridad, dando tumbos a os­curas, han dado con algunos fragmentos y entonces han formado sistemas completos. Siempre que un fragmento es proclamado como un sistema completo, se convierte en una mentira, porque un frag­mento es un fragmento.

Las psicologías basadas en patologías están bien; ayudan a los enfermos. Pero nunca pueden convertirse en la meta. Están bien, pero sólo para que sanes, para que te vuelvas normal. No es mucho. Ser normal no es mucho porque todos somos normales. No está bien estar enfermo porque sufres, pero tampoco está ex­cesivamente bien ser normal porque la gente normal sufre en mi­llones de formas.

En realidad, ser normal significa solamente adaptarse a la sociedad. Puede que la sociedad en sí sea anormal, puede que la sociedad al completo esté enferma. Ajustarse a ella solamente significa que tú eres normalmente anormal; eso es todo.

No es una gran ganancia. Has de trascender la normalidad so­cial. Has de trascender la locura social. Solamente entonces, por primera vez, sanarás.

Las psicologías orientales - el Yoga, el Zen, el Sufismo - ayu­dan a que la gente sana se vuelva más sana y santa. Se necesita­ - es urgentemente necesaria - la tercera clase de psicología porque sin ella no divisarás la meta, no percibirás el final. Ha de ser desa­rrollada. Gurdjieff hizo lo imposible, pero no tuvo éxito. La época no estaba preparada. Es difí­cil tener éxito, pero la posibilidad existe y uno ha de seguir intentándolo. Aunque solamente se arroje un poco de luz sobre esa perfecta, última, suprema psicología del hombre, incluso eso es bueno; es de gran ayuda.

Para establecer una ter­cera psicología antes han de completarse las dos primeras. Si quie­res construir una casa de tres pisos, tendrás que acabar los dos primeros antes de poder edificar el tercero. En el pasado, nunca existió una psicología del hombre patológico, nunca existió la primera clase de psicología. Nadie se preocupó por adentrarse en los dominios de la enfermedad mental, especialmente en Oriente. A nadie le preocupó porque la enfermedad podía ser eliminada sin adentrarse en ella. No había necesidad de analizar, no había necesidad de adentrarse en la mente patológica, no había necesi­dad de hacer nada al respecto. Existían unas determinadas técni­cas y esas técnicas aún existen. Simplemente podías eliminar la enfermedad.

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